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¿De qué matriz, de qué materia, debe renacer el hombre?Hermes responde: De la Sophia que piensa en el silencio.Esta matriz, esta materia de la Sophia, esta sustancia primordialexiste lejos del bullicio y de la profanación de la naturaleza de lamuerte. La Sophia está en el silencio, esto es, en el espacio libreoriginal y todas las partículas de esta materia están cargadas conlas grandes fuerzas divinas, con las ideas del Logos. Ésta es lasemilla del único bien.Tan pronto como esta semilla llena de magnificencia, la materia dela Sophia, obtuviese acceso al vehículo mental ya presente perotodavía vacío y, de esta forma, el poder del pensamiento pudieseactuar de nuevo como un verdadero cuerpo, inmediatamente, lavida cuádruple originalmente prevista, se volvería un hecho: laforma llena de magnificencia volvería entonces a respirar de y enla Sophia a través del santuario de la cabeza. De ese pensamientoempezará a vivir, en ese momento, el cuerpo astral; del astral, eletérico; y del etérico, el material. Así comienza entonces la transfi-guración.

Según J. van Rijckenborgh (La Gnosis Egipcia Original tomo IV, capítulo IX)

Lectorium Rosicrucianum

pentag rama

La voz del silencio Sobre la vida y la obra de George MeadEco de la gnosis A propósito de «la voz del silencio»

«Tu Dios - Mi Dios» tratado sobre la unidad y la multiplicidad

MAY /JUN 2010 N Ú M E R O 3

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Redactor JefeA.H. v. d. Brul

Responsable editorialP. Huis

RedacciónPentagramaMaartensdijkseweg 1NL-3723 MC Bilthoven, Holandae-mail:[email protected]

Edición, administración y suscripcionesFundación RosacruzPadre Rico, 8 bajo dcha.46008 Valenciaweb:www.fundacionrosacruz.orge-mail:[email protected]

Precios de suscripciones4,00 € por número21,00 € año**gastos de envío incluidos parael territorio nacional.

© Stichting Rozekruis Pers.Ninguna parte de esta revistapuede ser reproducida sin laautorización escrita del editor.

La revista pentagrama aparece seis vecespor año en holandés, alemán, español,francés e inglés.En brasileño, búlgaro, finés, griego, húngaro,italiano, polaco, ruso, eslovaco, sueco ycheco, sólo aparece cuatro veces por año.

Depósito legal:GI 1005-95

Revista de la Escuela Internacionalde la Rosacruz ÁureaLectorium Rosicrucianum

La revista pentagrama se propone atraer laatención de los lectores sobre la nueva era queha comenzado para el desarrollo de la humanidad.El pentagrama siempre ha sido el símbolodel hombre renacido, del hombre nuevo.Es igualmente el símbolo del universo y de sueterno devenir, por el que tiene lugar lamanifestación del Plan de Dios.No obstante, un símbolo sólo tiene valorcuando se convierte en realidad. El hombreque realiza el pentagrama en su microcosmo,en su propio pequeño mundo, se mantieneen el camino de la Transfiguración.La revista pentagrama llama al lector a realizaresta revolución espiritual en sí mismo.

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Cuántas veces no suspiramos, ocupados como estamosen una vida febril: «¡no vivo, soy vivido!» En el primerartículo, ¡el gnóstico Jan Van Rijckenborgh (1898-1968)nos muestra que somos vividos por eones! Doce concen-traciones de fuerzas que aunque provienen del pasado nohan desaparecido en absoluto y tampoco quieren desapa-recer. Ellos nos tienen continuamente ocupados. Razónpor la que Jan van Ricjkenborgh puso el acento sobre laúnica posibilidad que tenemos: elevarnos al «decimotercereón», un campo magnético particular y puro, a saber,como la Pistis Sophia en el evangelio del mismo nombre.Esto nos conduce al teósofo y gnóstico George Mead(1863-1933) que, entre otras cosas, tradujo el evangeliode la Pistis Sophia. Los tres artículos siguientes son textosdel simposio del 28 de noviembre que tuvo lugar en elCentro de Conferencias de Renova con el título: LasVoces del Silencio, dedicado a George Mead, a Mme.Blavatsky y a su libro -una joya- titulado La Voz del Silencio.Esas alocuciones fueron precedidas por textos de la litera-tura mundial sobre «el silencio», alguno de los cualesencontrará en este Pentagrama.Así que, tras haber experimentado algo sobre la naturale-za del silencio, el último artículo titulado «Tu Dios - miDios», nos conduce a una reflexión, contemplación, en eltemplo de la Rosacruz. «Lo único nunca será reconocido;sólo podemos deducir su existencia de la multiplicidad. Sinembargo, es más verdad que la multiplicidad».La redacción espera que, partiendo de la multiplicidad deesta edición, podrá percibir ese mensaje: «Esfuérzate, ohalma, en adquirir la verdadera comprensión, gracias a laexistencia y aprende a conocer lo esencial de las cosas.Ysabe, oh alma, que no moras en este mundo, que de él túno puedes llevarte nada. Comprende el significado delUno, y abandona la multiplicidad».Deseamos que esta lectura le inspire.

p e n t a g r a m a

índice

el particular poder del decimo tercer eón 2J. van Rijckenborgh

la voz del silencio 16

Renova, simposio 2009

· • Hermes Trismegistos 18

· • una vida al servicio de la palabra 20

sobre la vida y la obra de George Mead

· • eco de la gnosis 26

· • a propósito de «la voz del silencio» 32

«tu dios y mi dios» 36

tratado sobre la unidad y la multiplicidad

32 año nº 3 2010

Cubierta:La rosa, como consecuencia de su delicadaforma, de su perfume y de su sutil belleza, esun símbolo particularmente adecuado de lavida del alma, imposible de formular. En unaleyenda oriental, una rosa blanca es un dondel Altísimo. Su belleza exalta a un ruiseñorque se posa sobre su tallo. Él canta un himnosublime pero las espinas le pinchan en la gar-ganta y la rosa se tiñe de rojo. Finalmente, elSol cura la herida y reviste la rosa con refle-jos de oro irisados, color de la perfecciónabsoluta

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Suponga que formásemos mentalmente unadeterminada imagen y que la conserváramosdurante muchos años, que la inculcáramos en

nuestros hijos y la presentáramos a todos los quequisieran unirse a nosotros. Suponga además quenuestros artistas la dibujasen, la pintasen, laesculpiesen, que nuestros poetas la cantasen... Asípuede imaginarse cómo se forma un eón en laesfera astral. Son proyecciones de corrientes depensamientos y deseos humanos constantementemantenidos, proyecciones vivificadas hasta talpunto que terminan por dominar y gobernar a lahumanidad.Estos eones, cuya fuerza crece sin cesar porqueson continuamente alimentados por los hombres,despojan de su fuerza de luz a todos los sereshumanos orientados gnósticamente que entran enla esfera astral. Este desposeimiento tiene lugarnormalmente cada noche para todos los alumnos apartir del momento en que confían su cuerpo aldescanso y al sueño.De este hecho se derivan consecuencias impor-tantes y el alumno serio sentirá la exigencia desubstraerse a la esfera astral de la naturaleza de lamuerte. Si constatamos que, cuando entramos allídurante la noche, sufrimos en cada ocasión lainfluencia funesta de este campo, surge la pregun-ta: ¿Cómo llegar a liberarse de ello? ¿Cómo prote-gerse de estas influencias?(Véase Pentagrama nº 2 de 2010)En El Evangelio de la Pistis Sophia, Los Librosdel Salvador, se describe cómo Jesús el Señor, trassu resurrección, atraviesa todas las esferas y cam-

pos de nuestro universo, desde abajo hacia arriba,revestido con la gloriosa Luz de los misterios delorigen, y despoja a todos los arcontes y eones –lasconcentraciones y los principios poderosos de estanaturaleza– de un tercio de su fuerza. De elloresulta que, de manera creciente, la influencia delos arcontes y eones sobre el sistema magnéticodisminuirá y, en un momento dado, cesará com-pletamente.

EL PASADO SIEMPRE HABLA EN NOSOTROSDesde nuestra caída en tanto que microcosmos, hapasado un tiempo indecible, tenemos un pasadoterriblemente largo tras nosotros. La historia deese pasado está impresa en el sistema magnéticode nuestro ser aural y todo ese pasado continúahablándole por el sistema magnético del cerebro.Usted está unido a ese pasado de miles de añosque su propio microcosmos le ha ayudado aestructurar y a mantener. Resulta evidente quetodos los arcontes y eones de la naturaleza dialéc-tica hacen que oiga su voz regularmente y muchosde ellos dominan actualmente todo su ser.Su ser biológico intelectual –nuestro estadonatural– depende completamente de ellos.Determinan nuestra cultura e inteligencia, actual-mente en esta vida, en lo que concierne al arte, laciencia y la religión, así como las diferencias enlos planos social, político y económico.Así, dirigen y determinan todo nuestro carácter,instintos y necesidades biológicas, voliciones yconductas personales; así podemos constatar que«nosotros somos de la naturaleza», pero al mismo

el particular poder del decimotercer eón

J. van Rijckenborgh

2 Pentagrama 3/2010

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La esfera astral de la vida ordinaria está llena de fuerzas impías, llamadas eones o, dicho de otramanera, fuerzas naturales. La palabra eón significa literalmente: duración inconmensurable de tiempo. Esta noción nos explica con claridad qué son los eones en relación con la esfera astral.

Los eones son fuerzas astrales, actividades astrales muy poderosas que se hanformado en el curso de larguísimos períodos de tiempo. Son, por ejemplo,proyecciones de deseos y pensamientos del género humano alimentadosdurante tanto tiempo que se vuelven tan vivos en la esfera astral que finalmente dominan a la humanidad y la someten. Los escritos gnósticos de laantigüedad las clasifican en doce grupos.

el particular poder del decimotercer eón 3

Joven con un bálsamo

oloroso y una tela, símbolos

de la purificación y de la

consagración.

Bajorrelieve al estilo de

los reyes de la dinastía

arqueménida, encontrado en

la residencia de Jerjes en

Persépolis (siglo VI a.C.)

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tiempo deberíamos decir más exactamente «quesomos de la naturaleza de los eones» y que, en lasituación actual, son los eones quienes, de hecho,determinan nuestra naturaleza.

NOSOTROS CREAMOS NUESTROS PROPIOSDIOSES Por consiguiente, preguntamos de nuevo:«¿Qué son esos arcontes y eones de los que hablala sabiduría gnóstica?» Son poderosos principios ypoderosas concentraciones, ciertas tensiones yrelaciones electromagnéticas que intervienen eneste mundo. Demos algunos ejemplos: Usted seencuentra en una isla totalmente inhabitada einhabitable; no tiene casa, ni ropa, ni fuego. Ustedes un ser biológico dotado de una concienciabiológica, un ser que es únicamente consciente deque existe. El mundo en el que habita es duro,frío, hostil, infinitamente cruel; por consiguiente,el instinto de conservación, la lucha por la existen-cia, va a jugar un papel preponderante. No lopuede evitar: es la ley fundamental de la natu-raleza.Sobre la base de esta ley fundamental se desarrollaprogresivamente su conciencia intelectual. Estocomienza con la memoria donde se registran lasconsecuencias negativas de la lucha por la vida,con el objetivo de estructurar un pensamiento apartir de las experiencias memorizadas, y de llegara resultados positivos a partir de las consecuenciasnegativas de esta lucha por la vida.Cada cual procura obtener resultados positivos enesta naturaleza y esto –usted lo comprenderáahora– sobre la base de las necesidades biológicas

4 Pentagrama 3/2010

Nacimiento de un eón segúnGoethe

Hace veinticinco años, H.C. Binswanger, en sulibro El Dinero y la Magia (Geld und Magie) ana-lizaba la economía moderna sobre la base deFausto, de J.W.Goethe (1749-1832) que escri-bió su tragedia tomando como fundamento aFausto, alquimista del siglo XVII que vendió sualma al diablo a cambio del poder y del placer.Poeta eminente, de espíritu previsor recono-ció qué desafíos y qué peligros representaba laeconomía que comenzaba a desarrollarse. Supersonaje, Fausto, es en su drama aquel serhumano que busca la felicidad y la realización,pero que no encuentra en ninguna parte loque Mefistófeles le había prometido a cambiode su alma, ni en el amor a Gretchen tan unidoa los deseos y al placer que le proporciona, nien sus viajes a los reinos místicos de los espí-ritus.Al final de su vida, Fausto recibe del empera-dor el derecho de arrebatar al mar una parce-la de tierra que tiene que encauzar y desbro-zar. Pero la transformación del terreno econó-micamente prometedor obliga a sacrificar fría-mente a la anciana pareja amorosa de Silemóny Baucis, expulsándoles de su pequeña casacon jardín. Se dice que «del espanto se queda-ron sin vida».Entonces, en el momento en que Fausto creehaber alcanzado su meta más alta, se vuelveciego. Oye como los trabajadores cavan y creeque obtienen nuevas tierras, pero en realidadestán cavando su propia fosa. Que Mefistófelesno consiga el alma de Fausto corresponde a lavisión optimista del género humano deGoethe, que ve el Mal como cierta fuerza diná-mica susceptible de engendrar el Bien, lo querevelan las siguientes palabras de Mefistófelesen el momento de su primer encuentro cuan-do preguntó a Fausto quién era y Mefistófelesle respondió: «Una parte de aquella fuerza quesiempre quiere el mal y siempre engendra elbien […]», o «Yo soy una parte de aquellaparte que al principio era todo, una parte delas Tinieblas que se dio nacimiento como Luz».Que el alma de Fausto sea salvada finalmentepor potencias superiores, Goethe lo explicahaciéndolas decir: «A quienes siempre anhe-lando se esfuerzan, podemos liberarles».

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del momento. En primer lugar, es una actividaddel cerebro. Mentalmente, el ser humano hace unplan, un plan para conservar, para la auto-conser-vación.Cuando esta concepción mental está acabada y élcontinúa trabajando mentalmente en ella, éstacrece en su campo de respiración y, en determina-do momento se convierte en una obsesión que ledominará. Entonces, es poseído por su plan. Y asíse ha creado un pequeño arconte, un dios natural.Según una fórmula particular, las radiaciones deuna parte del campo electromagnético natural hansido transformadas en un principio electromag-nético particular alojado en un microcosmos. ¡Hanacido un dios natural individual!Cuando cada vez más gente es arrastrada por lapreocupación de su propia conservación, creanjuntos un poderoso dios natural. Entonces apareceun poderoso campo electromagnético cuya fuerzaes más poderosa que la de los arcontes individuales.Con esta nueva e importante fuerza se puederealizar, en parte, el plan de salvaguardia.Entonces ese dios natural, ese arconte, es exaltadoy honrado por su éxito y se estructura un plan detres maneras:- Se establece un culto para el arconte.- Se desarrolla un arte religioso para sostener eseculto.- Y se constituye una ciencia, con el fin de man-tener los primeros resultados no plenamente satis-factorios.Y uno se esfuerza por perfeccionar el plan. Asívemos como el arte, la ciencia y la religión fluyen

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La visión que tiene Binswanger de este dramaes fascinante. Entre otras cosas, comenta laescena del primer acto de Fausto II, en la queFausto, considerado como el héroe titular dela corte del emperador alemán, hace unaexposición sobre la creación y la considera-ción del dinero. Para dar, de nuevo, mediosfinancieros al emperador en plena bancarrota,hace que el diablo Mefistósfeles imprima bille-tes con la firma del emperador. La garantía sonlas materias primas no extraídas todavía de lastierras del imperio. Así una cosa sin valorintrínseco, el papel moneda, es transformadaen medio de pago para estimular la economía.Según Binswanger: «la economía moderna, enla que la impresión de billetes, de papel mone-da, juega un papel central sería una continua-ción de la alquimia con otros medios».La reciente reedición de El dinero y la Magiaquizá sea la señal de que Fausto II es, sobretodo, «de una actualidad que es difícil de com-prender». Goethe, a comienzos del siglo XIX,previó aquello de lo que todos nosotros esta-mos hoy convencidos: el crecimiento de laeconomía es el más importante indicador deldesarrollo exterior de la humanidad. «Justo entiempos de crisis en la concesión de crédito»,explica Binswanger, «la obra maestra deGoethe se revela como un texto clave».

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del instinto de conservación del ser humano.Frente a este descubrimiento existen dos actitudes:uno puede ser un creyente religioso o no. Enrelación con los arcontes, esto no representaninguna diferencia esencial. Cada uno está por suarconte y cada uno sólo cree en el suyo, no en elde cualquier otro.

COMPORTAMIENTO DE LOS ARCONTES Enrazón de la cantidad del tan dinámico alimentomental que reciben, los arcontes crecen de formaincreíble. Existe una ley científica natural: «Cadacosa es atraída por su semejantes, incluso cuandoluchan entre sí». Las concentraciones, las concep-ciones electromagnéticas bosquejadas anterior-mente, se reúnen a un nivel superior si sus vibra-ciones son semejantes. Estos poderosos principiosde poder se reúnen en forma de concentraciones,dicho de otra manera, los arcontes se unen y for-man los eones. Los eones son nubes de arcontesde vibraciones semejantes. Y si consideramos a losarcontes como los dioses naturales, a nivel plane-tario, entonces evidentemente los eones son diosesnaturales de formato universal, son dioses inter-cósmicos.Así, uno puede imaginarse lo siguiente: en el largoperíodo que dura una era, de abajo hacia arriba,los instintos biológicos, las tendencias y lasnecesidades de la humanidad dialéctica pueblan eluniverso con poderosas fuerzas y, por medio deellas, surge una poderosa «contranaturaleza».¿Una contranaturaleza? Si, pues todos esos eonesy arcontes son la expresión de indecibles necesi-

dades de la humanidad, de condición fundamental-mente miserable. Pero, ¿puede la humanidadactuar de otra manera, tiene otra alternativa?¿Acaso cada uno de nosotros no mantiene a esosarcontes y eones?Sólo nos queda ahora examinar si existe una sali-da, una solución a ese problema. Ahora bien, haydos soluciones: una negativa, la otra positiva.En la naturaleza dialéctica existen grupos de radia-ciones electromagnéticos fundamentales en rota-ciones, que ejercen su influencia de acuerdo a unaregularidad determinada. Esos arcontes y eonesperturban esas radiaciones y sus influencias; lasdesvían de su trayectoria, las dispersan.Esas transformaciones electromagnéticas efectuadaspor la humanidad provocan una desarmonía per-petua, como sabe, que agrava las condiciones devida en la naturaleza dialéctica. Esos dioses quelos propios humanos han creado les aportan unaespecie de «ayuda» sospechosa.Usted concibe que, dado que los planes de lahumanidad jamás se han realizado completamente,deba proseguirse el cultivo de los arcontes y de loseones, lo que hace que aumente la desarmonía conrelación al campo magnético fundamental. Y así sellega a un límite, a una crisis.El campo magnético fundamental está unido atodo el universo y como éste es más fuerte que elde la nube de los eones, cuando la crisis sobre-viene, no hay vertimiento de las fuerzas univer-sales por las vías de la transformación en lasfuerzas eónicas, sino que ocurre lo contrario: serealiza una gran limpieza. Y esto es algo que se

6 Pentagrama 3/2010

Pero, ¿puede la humanidad actuar de otra manera?¿Acaso no mantenemos cada uno de nosotros a estosarcontes y eones?

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repite en el universo periódicamente. De estamanera, la fuerza de los eones es debilitada. Son,como dice la Pistis Sophia, privados de la terceraparte de sus fuerzas. Cuando los eones son priva-dos de un tercio de su fuerza, esto significa, entreotras cosas, que el sistema magnético terrestre esseparado de ellos. Desde ese momento, ya nopueden ejercer su fuerza sobre los seres humanos,ni éstos actuar por medio de ellos. Y quizá ustedpiense: «¡Tanto mejor!» ¿Pero usted se ha dadocuenta de que es necesario poner algo diferente ensu lugar? Si el trabajo de los eones es aniquilado,la humanidad regresa al origen del mundo dialéc-tico, a su punto de partida biológico. La armoníade las fuerzas fundamentales se restableceentonces en el universo dialéctico y el ser humanose encuentra, como al principio, sin ninguna cul-tura. La cultura artificial se desprenderá de él. Lacivilización es aniquilada. Sólo mora el hombrebiológico, desnudo.

LA PUERTA DE SALIDA Como usted compren-derá esto es extraordinariamente dramático. Elhombre alcanza un límite y regresa al punto departida. Ha creado muchos dioses y, habiéndoloscreado y rindiéndolos culto, ¡prepara su muerte!Pero si queremos escapar a ese destino, cuyocurso tantas veces hemos seguido en tanto quemicrocosmos, entonces debemos regresar y tomarotro camino, el camino del decimotercer eón. Puesel decimotercer eón, constata la Pistis Sophia, esel único a quien la fuerza no le es arrebatadadurante las crisis y los inevitables cambios de la

historia del mundo. Como consecuencia de locual, el decimotercer eón y los que pertenecen asu sistema continúan su desarrollo.En la Pistis Sophia, con mucha frecuencia, sehabla de esferas. Las esferas de los arcontes y delos eones, a decir verdad, igualmente fuerzas de lanaturaleza que no explican la naturaleza funda-mental del universo dialéctico aunque surgen yactúan con la ayuda de sus leyes. A los arcontes yeones se les puede considerar como transfor-madores electromagnéticos construidos por losseres humanos; transformadores que fuerzan a lascorrientes fundamentales de la naturaleza dialécti-ca a dejarse transformar, canalizar y cambiar porellos. Así tiene lugar, periódicamente, un conflictoelectromagnético en el universo. Desde el momen-

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to en el que el poder de los arcontes y los eonessupera cierto límite, se desencadena una revolu-ción intercósmica con el objetivo de restablecer elequilibrio perturbado, ¡pues este equilibrio estáunido a todas las galaxias!Una de las consecuencias de tal conflicto es «lasupresión de un tercio de las fuerzas de los eonesy de los arcontes», según expresión de la PistisSophia, lo que significa la ruptura de la unión dela humanidad con los arcontes y los eones. Unavibración magnética totalmente extraña a lahumanidad, con una longitud de onda y una fuerzade expansión absolutamente diferentes, rompe loslazos existentes desde hace milenios entre el sis-tema magnético del cerebro y el ser aural, de unaparte, y los dioses naturales, de otra.Como consecuencia de lo cual, la humanidad,separada de sus creaciones mentales, marcha a laderiva. La cultura de la humanidad, obra de loseones, es aniquilada y la humanidad regresa a supunto de partida. Al mismo tiempo, pierde total-mente la memoria, pues se suprime toda la red depuntos magnéticos en el ser aural y en la personali-dad, lo que hace que el ser humano actual regreseal ser humano primitivo del inicio.Esto se prosigue hasta cierto mínimo biológico. Eluniverso, nuestra naturaleza, es purificado total-mente de los arcontes y de los eones. Y, en unmomento dado, comienza un nuevo período cul-tural. La rueda gira de nuevo, alcanza la cima y denuevo desciende. ¿Cuántas veces ha cumplidonuestro microcosmos este periplo?

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«Vuestro oro no es nuestro oro»

Según la leyenda, Fausto era un alquimista.Goethe vio en la economía moderna –en laque la creación del papel moneda juega un rolcentral– una continuación de la alquimia conotros medios. La impresión de la moneda depapel reviste cierto carácter mágico. ParaBinswanger «indicador de la magia es que algose realice fácilmente, sin esfuerzo, de formarápida e ilimitada. Esto es lo que caracteriza ala magia. Piense en el prestidigitador que, en ungiro de su mano, hace salir de su manga unnúmero aparentemente sin fin de pequeñospañuelos. En lugar de hacer oro a partir deplomo, la economía moderna hace dinero delpapel, crea, sin límite, valores sin contrapartidamaterial».Goethe nos muestra cómo Mefistófeles inspi-ra a Fausto la idea de convencer al emperadorpara que imprima dinero de papel que lleve sufirma. Mefistófeles espera «como parte deaquella fuerza que siempre quiere el mal», queesto acabe en inflación y el caos. Pero Faustoutiliza este dinero para explotar nuevas tierrasy así estimular la economía. De esa manerafrustra la expectativa de Mefistófeles que«quiere siempre el mal» y ahora de nuevo, dealguna manera, acaba «siempre por hacer elbien». Quien invierte dinero recientementegenerado puede transformarlo en valores, porconsiguiente, lo transforma en realidad. Ésta esla alternativa de la inflación, y el sueño deFausto puede aparentemente durar. Es tam-bién el espejo perfecto de la existencia dialéc-tica actual.En Fausto, el emperador otorga a los bancos elprivilegio de emitir billetes y de crear, así, dine-ro de papel. Hoy ocurre lo mismo, los bancostienen la licencia para operar con el dinero endepósito. El estado las sostiene en la medidaen que cada uno puede transformar este dine-ro ficticio en medio de pago legal en especies.Goethe hace decir a Fausto: «Adquiero poder,bienes». El dinero escriturario se vuelve unarealidad, una propiedad.El ser humano se ha establecido como señorde la creación. A esta dominación sobre la

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NATURALEZA DEL DECIMOTERCER EÓNCierta parte de la humanidad es responsable de lacreación del decimotercer eón. Para comprenderlo,tomemos el siguiente ejemplo: un ser humanopasa por un gran número de experiencias, doloresy penas, y vierte bastantes lágrimas y experimentabastantes sufrimientos. Descubre que todo elesfuerzo que hecho no ha servido de nada; quetodo lo que ocurre ya ha ocurrido en los siglospasados. Así percibe la verdadera naturaleza delmundo dialéctico.Entonces presupone, con razón, que ello no es elobjetivo de la existencia humana: que debe haberalgún fallo en la base de la manifestación univer-sal. Se pone a establecer un plan que concierne ala idea, a la concepción mental, para liberarse dela naturaleza dialéctica, de la naturaleza de lamuerte que conoce bien. Y para realizarlo, estádispuesto a cualquier cosa, a su ofrenda total, adar su vida.Entonces, ¿qué hace? Crea un arconte, no paraconservar esta naturaleza sino para huir de ella,para escapar. Después encuentra a otras personasque también buscan el sentido de la vida. Desdeentonces, deja participar a esas personas en suplan de salvación. Ellos contribuyen activamenteen ello y los arcontes crecen.En un momento dado, esos arcontes se reúnen,habiéndose desarrollado en cualquier parte delmundo y forman un eón, el decimotercer eón,todavía muy débil y de naturaleza terrestre.¿Qué va a pasar ahora? Entre el nuevo eón y losparticipantes surge una interacción física. Por las

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naturaleza también le pertenece el control delas fuerzas de la naturaleza. Fausto sueña conutilizar la fuerza de la marea como fuente deenergía eterna e ilimitada. Porque, razona, elque controle las fuerzas de la naturaleza podrácrear «valores» sin tener que trabajar, podrásobrevivir eternamente en esta naturaleza.Fausto, en su apuesta inicial con Mefistófeles,incluyó el tiempo. Acepta gustosamente per-der «su tiempo» si alguna vez puede decir enel «momento más supremo: ¡Quédate conmi-go! ¡Eres tan bello!». En ello, Mefisto jamáspodrá contentarlo, jamás llegará el instante enel que pueda hablar así. En el momento queparece posible, porque Fausto ve la posibilidadde poder dominar las fuerzas naturales yentonces dice: «En la premonición de unasuerte tan sublime, yo gozo del momento mássupremo», en ese mismo instante llega su horay cae muerto.El reverso de la medalla, es que el dominio dela naturaleza tiene como resultado la destruc-ción del medio ambiente. En su Fausto, Goetherepresenta esto por la expulsión de Silemón yBaucis, que deben renunciar a su vida idílica alborde del mar, símbolo del límite con lo supe-rior. Nos inclinamos a ver el perjuicio delmedio ambiente sólo como una perturbacióndel equilibrio natural, pero en realidad se tratade la línea divisoria de la naturaleza original delser humano: una naturaleza inmortal, que per-tenece a un mundo diferente, en la que lasfuerzas de la naturaleza se despliegan según laslíneas de fuerza espirituales.

En la alquimia, la piedra de los sabios fue con-siderada como medio para transformar elplomo en oro. En Fausto el «capital» hace lafunción de piedra de los sabios: cada vez haymás dinero «muerto». En cierto sentido, setrata aquí de un aspecto dinámico del sistemacapitalista y, con ello, de nuestra naturaleza.Nuestra economía –al igual que nuestra natu-raleza– no tiene ningún objetivo final, jamás lohabremos concluido, jamás tendremos la posi-

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fuerzas magnéticas transmutadas de ese plannacen ciertas acciones y una cierta cultura; porconsiguiente, dan resultados en el campo natural,pero resultados que todavía no son satisfactorios.¿Por qué razón? Porque las tensiones electromag-néticas transmutadas pertenecen todavía a la natu-raleza común y sólo conducen a resultados en elcampo de la naturaleza común.

LA SALVACIÓN DEPENDE DE LACOMPRENSIÓN PROFUNDA La comunidadreunida alrededor del plan de liberación no pierdesu valor y continúa avanzando. Sin modificar laslíneas de su filosofía, ella aporta correcciones ensus consideraciones. Sobre la base de las experien-cias, profundiza en su filosofía. Después llega elmomento en el que esta comunidad comprendeque debe dejar de emplear las fuerzas electromag-néticas de la naturaleza de la muerte. En conse-cuencia, mientras que ella, con la mirada orientadahacia el universo inconmensurable, concibe eldeseo intenso de otra fuerza de vida fundamental,ésta nace.Así, de la comprensión, nace el primer anhelo desalvación y, como consecuencia de este primeranhelo, se establece el primer contacto directo–contacto todavía elemental– con la Gnosis, lanaturaleza divina verdadera, que no podríaexplicar la naturaleza de la muerte. Entonces eldecimotercer eón no sólo atrae fuerzas de la natu-raleza común, sino también las de la naturalezaoriginal.Se podría decir que el eón de Juan ha nacido.

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bilidad de hacerlo. Nunca alcanzaremos la feli-cidad, porque está determinada por un pro-greso ininterrumpido. Pero esto es pura ilu-sión en el campo material, el verdadero pro-greso sólo se encuentra en el plano del alma,en forma del desarrollo potencial de la con-ciencia. El progreso tecnológico que necesita lautilización ilimitada de materias primas consti-tuye una amenaza y lleva en él su propio fin yel nuestro. Estamos como Fausto que final-mente reconoce que no ha estimado la vidasino que la menosprecia para alcanzar su pro-yecto económico: la eterna felicidad en estanaturaleza. Los banqueros que invierten se venlos dueños del universo, meta que no puedencumplir.Y esto ha conducido a la crisis finan-ciera actual.Pero más todavía, nos parecemos a otra figurade Goethe, al aprendiz de brujo: hemos evoca-do fuerzas que nos es imposible controlar.Como Fausto hemos pensado que podíamosrealizar un crecimiento económico duradero,un crecimiento infinito de bienestar material.Es el hilo rojo de la tragedia humana. Pero «suoro no es nuestro oro», recalcan los verdade-ros alquimistas…

Fuentes Hans –Christoph Binswanger, FAZ 30 de junio de2009, y Geld und Magie, Dinero y Magia, 2009.Pieter Steinz, NRC Handelsblad, 15/10/2009

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Entonces, en el cuerpo de los miembros de estacomunidad se produce un extraordinario cambio.Los sistemas magnéticos del ser aural, del cerebroy del corazón se adaptan a la nueva situación, enla que, corporal, mental, estructural y fundamen-talmente, algunos caminos son enderezados.

Ese desarrollo se prosigue, naturalmente, no sinaltercados y caos. El progreso es notorio, una ale-gría nueva vibra en la comunidad. Pero el egocen-trismo le juega todavía malas pasadas. Se vivenaflicciones y para excluir totalmente al «yo», aúnse deberán realizar numerosas experiencias, por lo

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Hace un plan según el cual es necesario estar dispuestoa cualquier ofrenda, incluso la de su «yo», incluso la desu propia vida

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que es necesaria una nuevaunidad de grupo en la que cadacual pueda superar su egocen-trismo.Sin embargo, por el incesante trabajo de la comu-nidad, el decimotercer eón se afina cada vez más yse armoniza cada vez más con el núcleo magnéti-co divino, perdiendo poco a poco lo que tiene deterrestre. En función de este crecimiento, ejerceuna influencia creciente sobre aquellas personasque son atraídas a su esfera.Por consiguiente, en un momento dado, se vuelveclaro que existe un decimotercer eón, cuya exis-tencia ha tomado consistencia. A él pertenecennumerosos arcontes y también una gran comu-nidad que, aunque todavía en el mundo, tantotiempo como sea necesario, de hecho, ya no es deeste mundo. Ya no existe gran cosa terrestre en sucalidad electromagnética y en su naturaleza.Por lo tanto, es evidente que cuando la crisisdescrita aparece en la naturaleza común y todoslos arcontes y eones son desprovistos de la terceraparte de su fuerza, nada le ocurre al decimotercereón porque no transmite ninguna fuerza dialéctica

común.No aporta a la naturalezacomún ninguna violencia y

queda, por tanto, sin alteraciones.No es afectado por nada, así como todos los quepertenecen a su esfera. Si, en la naturaleza común,el desarrollo cultural declina, la evolución de losque pertenecen al decimotercer eón continúa avan-zando, de fuerza en fuerza y de magnificencia enmagnificencia.Para el resto de los humanos, la rueda giravolviendo a descender hasta el punto de partida.Cuando después comenzar un nuevo día de mani-festación, la humanidad se dirige penosamenteante un nuevo desarrollo cultural, la situaciónen la manifestación cósmica, sin embargo, hacambiado como consecuencia de la presencia, enel día de la manifestación precedente, de un grangrupo del decimotercer eón liberado y «redimido».Pues ese grupo no abandona a la humanidad. Noestá orientado a su propia salvación. ¡La salvaciónya está presente! La autoafirmación no existe. Elgrupo se ocupa de quienes todavía son de la natu-raleza y dependen completamente de esta natu-

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Vaso o copa simbólica encontrada

en Persépolis

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raleza común.Dicho grupo les envía mensajeros, profetas, ilumi-nados, que les llaman. Y si esos llamados se orien-tan entonces, desde la experiencia, hacia el ver-dadero camino, el de Juan, sólo tiene que unir sucomunidad con esta Comunidad Universal comoeslabón de una larga cadena.Así la Comunidad Universal del decimotercer eónse vuelve cada vez más luminosa, más magnífica,más potente y más enérgica, y la elevación de lossantificados cada vez más fácil. Por esto se diceen la Pistis Sophia:«Si invocan los misterios de la magia de quienesse encuentran en el misterio del DecimotercerEón, lo realizarán de forma segura y con certeza,porque yo no he retirado […] ninguna fuerza deese campo».Que pueda concebir ese proceso de salvacióncomo una gran idea, como una razón superior yseguir con nosotros ese camino de alegría �

Fuentes: Jan van Rijckenborgh, La Gnosis Egipcia Original,tomo I, capítulo 17; así como el capítulo 18 de laPistis Sophia (Fundación Rosacruz)

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Ese grupo no abandona a nadie, no está orientadohacia la salvación personal. ¡Y la salvación ya está allí!

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Torres del silencio

Perdidos en las arenas del desierto de la antigua Persia se encuentran, enmuchos lugares, esas torres del silencio.Yacientes en ellas, los adeptos deAhura Mazda descansan desde hace hace milenios, ofreciendo su cuerpo; volviendo a dar para siempre sus elementos corporales a loselementos, y su luz a la Luz.

Así, sin comienzo ni fin, con la fuerza de sus pensamientos,Ahura Mazdaforma la materia prima original, invisible e intangible, la forma ideal detodos los mundos que nacerán: la propia Divinidad. Es el vestido de lapropia Divinidad; y sus criaturas originales serán revestidas con elmismo vestido, inmutable e intangible.

Esta primera materia vive, es vida, pensamiento y sentimiento. De estaprimera materia ha brotado nuestro mundo y esas formas luminosassublimes, nuestra humanidad. ¡El origen del mundo y de la humanidad descansa en el hecho de que algo del Espíritu está presente en la materia!

El comportamiento de los discípulos de Zoroastro estaba fundado entres elementos: el pensamiento justo, la palabra justa y el comporta-miento justo.Así es como los humanos pueden erigir un puente entrenuestro mundo y la materia original.

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La voz del

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silencioRenova, simposio 2009

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En el país de los faraones,con el rostro sonriente,entronizadas, majestuosas, las esfinges,dirigen la mirada hacia la Nada.Imperiosas, las pirámidesse erigen en la arena del desiertohasta las azuladas alturas.Bien puedo preguntar a las esfingessi ven el antiquísimo secreto.

¡Semidioses, reyes, vosotros los Grandes,el poder de Egipto, tanto tiempo ya pasado!Sobre piedras veo grabadovuestros nombres.Helios, Hefaistos,dioses de la antigua casta,Hermes Trismegistos,el que guarda su secreto.

¿Dónde están los miles de libros de Hermes,tesoros de Luz?A la casta de los sacerdoteshan aportado fuerza,pero, ahora olvidados, tendrán que descansar.Como arena del desierto,alzados por el soplo del viento y llevados al río,su fuerza de espíritu parece dispersada,su plegaria de gracia dejó de sonar.

¿Cómo pudiera comprenderle,al divino, semejante a Dios, sin forma?Le veo caminar, meditando,libre de toda norma.Es intangible en mi pensamiento,vive en un espacio lejano,queriendo ofrecerme el ideal,pero a mí me parece sólo un sueño.

¿Era único, o muchoscuyos nombres y fama afluyen en uno solocomo un curso de agua que en su lecho junta,para alcanzar la meta,muchos ríos que en él afluyen?Sintiendo en su Ser poderosas fueras,que alzando las olas,llevan aguas dulces hacia el mardesde las innumerables fuentes.

Al borde del Nilo, lo veo, caminar.Se detiene de vez en cuando,dispensando para los diosesel propio corazón, el santo lugar.Creyendo, sintiendo sus esferas,-suprema invocación, poema de alabanza-que los dioses podían concederleelevarse a su Luz.

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hermes trismegistos

H.W. Longfellow

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En Tebas, la de las cien puertas,en sus grandes y agitadas víasanda el iniciado, absorto en sí mismo.Y entre los ruidos discordantesde la multitudel barullo y el alboroto,oye las voces celestes,siente el sonido olímpico.

¿Quién podría calificara sus sueños de falacessi no ha atravesado en la luz purael inmenso espacio inexploradodel pensamiento?

¿Quién, confiando en sus capacidades,según las vanidades que arden en él,podrá marcar el límiteentre lo humano y lo divino?

¡Trismegistos, el tres veces grande!En las amplitudes resuenatu sublime nombre,que llega a mí llamándomea través de los tiempos.Aunque los escritosde una vida prontoperecen en las confusiones,felices aquellosque no en vanoimpregnaron su vidahacia las alturas.

Sacerdote de Egipto, tu nombreencontré en un campo majestuoso;sus sublimes fuerzas entrarondel valle profundo en mi mundo.¿Qué fue lo que tanto me impresionó,lo que del Pasado sombrío me envolvió?Y sentí el Aliento sagradocomo una brisa que se disipó.

la voz del silencio: hermes trismegistos 19

In the Harbor, 1882

RENOVA-SIMPOSIO 2009

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De alguien que, a los veintinueve años,redactó los ensayos sobre «El alma delmundo» y que, hacia su trigésimo aniver-

sario, publicó un tratado concerniente a Orfeo, unatraducción de los Upanishads y una traducción dela «Pistis Sophia» de Valentín – traducciones aúnreputadas por sus cualidades sensibles y sutiles –se puede decir que tiene un brillante futuro ante él.Y esto es especialmente válido cuando se conside-ra que estas traducciones, por su capacidad decomprensión y su sutileza son elogiadas aún hoydía. El personaje de quien hablamos ya tenía aesta edad algunas importantes etapas tras de síporque, como en un remolino, la providencia lehabía colocado en el medio espiritual más avanza-do del siglo. Ciertamente debió preguntarse amenudo cómo había llegado allí.

Nacido en 1862 en el sur de Inglaterra, GeorgeRobert Stowe Mead era un joven investigadormuy penetrante, agudo, de formación clásica, unjoven sabio que descollaba en latín y en griego, yque estudiaba también, entre otras lenguas, elsánscrito. Digamos que, desde su juventud, esta-ba inspirado por la Gnosis con un sentido parti-cular de la pureza.Con la energía del fuego de Aries –su signonatal– gracias a la lectura de un libro recién apa-recido (1833) que se refiere al budismo esotéri-co, entró en contacto con la Teosofía y, un añomás tarde, con H.P.B., tal como se designaba a laseñora Blavatsky en Londres. Tenía entonces 22años y era maestro de escuela, pero pasaba cadasemana de vacaciones y cada verano cerca de

ella. Algunos años más tarde interrumpió sucarrera y se convirtió en su secretario personal.En esos primeros años de la Teosofía, esta graniniciada que era la señora Blavatsky, conocidatambién con el apelativo de «la esfinge», confióa este hombre de 27 años no sólo la responsabili-dad de toda su correspondencia y las llaves de sucofre, sino además la redacción del periódico«Lucifer», órgano de la joven SociedadTeosófica. También, de vez en cuando, debíaliarle sus cigarrillos.

A los miembros más antiguos y más aguerridosde la dirección, a los que todo esto inquietaba, laseñora Blavatsky respondía: «Mind you; GeorgeMead is the only true theosophist!» (¡Atención,George Mead es el único teósofo verdadero!).Con lo que les calló…¿Qué es un teósofo? La mayoría de nosotros res-ponderíamos que es un miembro de la SociedadTeosófica. Ahora bien, la palabra «Teosofía» sig-nifica: la sabiduría, sea «concerniente a Dios»,sea «que viene de Dios». Bajo esta denomina-ción se encuentran reunidos quienes aspiran ybuscan la inspiración y la sabiduría divinas. Losverdaderos miembros de la Sociedad Teosóficaeran amantes de esta «sabiduría concerniente aDios». Se reunían bajo la divisa de la fraternidaduniversal y su adagio: «tat tvam asi» («Tu eresEso») representa la unidad con lo divino, al igualque con todos los seres vivos. Se consagran alestudio de los Vedas así como a cualquier otrasabiduría divina que, según Blavatsky, está com-puesta de seis sistemas orientales y de uno solo

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una vida al serviciode la palabraLos simposios de otoño que tuvieron lugar en Renova tenían por tema «Las Voces del Silencio».Al mismo tiempo, se dirigió la atención hacia la persona de George R.S. Mead quien, hacía 100años, abrió las fuentes gnósticas que databan del principio de nuestra era. Para los buscadores dehoy, la fuerza expresiva de esos escritos gnósticos es siempre muy clarificadora.También tenemosel placer de presentar en este número de Pentagrama las conferencias de este simposio.

RENOVA-SIMPOSIO 2009

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occidental: La Gnosis.Sin embargo, antes de esta búsqueda teñida deorientalismo de la Sociedad Teosófica, ya habíahabido, desde el siglo de las luces -de hechodesde el principio del siglo XVIII en los territo-rios de Alemania y de Europa central- un ampliomovimiento conocido con el denominadorcomún de Teosofía. Por ejemplo, del autorJohann Gichtel, célebre por haber sido el editorde J. Böhme, había publicado en 1710«Theosophia Practica». Personas como Fichte,en Berlín, Lopoukhine, en Moscú y Karl vonEckartshausen, en Münich, eran pensadores yfilósofos conocidos que escribían sobre estaTeosofía iluminada. Más tarde volveremos aellos.

Ahora bien, para la ciencia del siglo XIX, orien-tada hacia la materia, esta vía de la Luz, estaexperiencia directa de lo Divino, estaba comple-tamente superada. Se oponían a ello como eladolescente rechaza a sus padres porque le pare-cen anticuados. Tachada, sin más, de obsoleta yde risible, se la negaba con un furor fanático y,algunas veces, se la reprimía con un fanatismoirritante. Mientras que, en las religiones e igle-sias anglicana, reformada o católica, este enfo-que era considerado como inaudito y escandalo-so: sólo el sacerdote, el pastor o el presbíteroeran considerados como conocedores de lasintenciones de Dios.Otro es el caso de George Mead: él siguió lashuellas mucho más pretéritas, al comienzo de laera cristiana, justo en la época en que segúnconstata «diferentes fraternidades teosóficas esta-ban activas: las fraternidades de la Gnosis». Esascomunidades, antes, durante y después deJesucristo, deseaban, buscaban o confesaban laviva religión de la Luz salvadora. Ellas profesa-ban la fe de la «Teosofía», avanzaban, con elcorazón y el alma, hacia la sabiduría de Dios. «Ytoda esta gente», escribió en su libro El Misteriodel Mundo, «ha experimentado, sin excepción, elAlma del Mundo, la ha alabado y ha intentadounirse a ella. ¿Porque, compréndalo bien, de quéotra cosa habrían hablado? Glorificaron lo que esreal y tangible, y no las más toscas y fugacesmanifestaciones».

Estos seres humanos tenían en común lo quetambién es importante para nosotros: su conductay su amor a la Luz, por los que realizaron laexperiencia de probar y dejar actuar al propioDios, a Dios en lo más profundo de sí mismos.Entonces esta acción, esta obra directa de lo divi-no en el ser humano que se ha preparado paraello, es calificada de actividad del Espíritu Santo.Así, comprendemos ahora, de forma más amplia,más universal, la noción de teosofía, exactamen-te como la veían, en su tiempo, los fundadoresde la sociedad que lleva este nombre. De esemodo, es teósofo, en el sentido verdadero de estapalabra, cualquiera que adopta el pensamiento dela fraternidad universal y se dedica al estudio de lacorrelación entre lo humano y lo divino supremo.

No era sólo por su ágil mente por lo que HelenaPetrovna Blavatsky trató a George Mead como el«único verdadero teósofo» pues, a diferencia delos demás miembros de la Sociedad Teosófica dela época, él no se interesaba únicamente por lasabiduría oriental. En efecto, él consideraba queera su misión desellar y hacer que se volviese adescubrir la séptima corriente de la sabiduría, lade la Gnosis. Mead era un trabajador encarneci-do, pero si Blavatsky le dio el calificativo de ver-dadero teósofo, fue a causa de su comportamien-to. Ella escribió en Claves de la Teosofía: «En laGran Obra, para liberar el alma en el ser huma-no, no hay lugar para las personalidades, losseres dotados de un fuerte «ego», sino sólo paraaquellas personas que son capaces de mostrarseserviciales y sumisos». George Mead daba mues-tras de una espiritualidad elevada en su compor-tamiento de vida.Especializado en la literatura proto-cristiana, sevuelve, inspirado por Blavatsky, un experto enmateria de enseñanza hermética y de gnosis anti-gua. Sus obras comprenden estudios sobre laGnosis cristiana y religiones del mundo greco-rromano. Toda su energía se consagró al estudiodel gnosticismo, del helenismo, del judaísmo ydel cristianismo. Además, estaba completamentefamiliarizado con las filosofías budistas. Publicóuna traducción del sánscrito del Bhagavad Gîta;bajo la influencia de Blavatsky, editó en inglésuna edición del evangelio de la Pistis Sophia, del

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que un ejemplar estaba depositado, desde 1785,en el Museo Británico. Es en 1890 cuando estatraducción aparece por episodios en «Lucifer», elórgano de los teósofos (cuyo nombre fue elegidopor Blavatsky con el fin de horrorizar a la bur-guesía cristiana). Por otro lado, «Lucifer» eracompuesto por Mead, su principal redactor.C.G. Jung se desplazó a Londres con el fin deagradecer a Mead su traducción de la «PistisSophia». Mead aún publicará una serie de obrasmaestras que van a ser determinantes para eldesarrollo espiritual y místico del occidente con-temporáneo. La primera apareció en 1900:«Fragmentos de una Fe olvidada»; la segunda, en1906, es «Hermes, el Tres veces Grande».Estas dos obras pertenecen a lo mejor que sepuede encontrar en esta materia. Sus conoci-mientos son, hasta donde sabemos, rigurosos yestán escritos con mucho compromiso y habili-dad, comparables con las publicaciones másrecientes. Son estudios fervientes y preciosos,sobre la Gnosis y la Sabiduría de Hermes. Meadprueba la existencia de la séptima corriente de laSabiduría demostrando que, al lado de las nume-rosas fuentes orientales disponibles en aquellaépoca, existen, evidentemente, también unasfuentes occidentales de la misma calidad.Gracias a él se dispone de textos originales, suti-les y profundos del comienzo de nuestra era.Cincuenta años más tarde, Jan van Rijckenborghpudo fundar, sobre la Gnosis Original de Hermesy sobre la Pistis Sophia, sus explicaciones delcamino que las almas deben seguir.

Pero, en un momento dado, George Mead,honesto hombre, amante de la verdad y de unaética superior, no llega ya a poner de acuerdo supropia moral interior y desaprobó el comporta-miento de vida de algunos miembros de la direc-ción de la Sociedad Teosófica. Tampoco le gusta-ban el trato con maestros ni los fenómenos ocul-tos. Consideraba todo esto como obstáculos en labúsqueda espiritual. Por esta razón, Mead decli-na la oferta de presidir la sociedad, prefiriendodedicarse a sus propias búsquedas, entre las cua-les los escritos gnósticos de los primeros siglosson prioritarios. Un último incidente pone en evi-dencia que él ya no puede asociarse con la osten-tación, la complaciente suficiencia, las ilusionesastrales y las manifestaciones espiritistas quepretenden imponer desde el exterior. En 1908,abandona la Sociedad Teosófica.Fue un acto de gran valor, desde ese momento,explica, «al día siguiente ya no tenía trabajo, niingresos, ni círculo de amigos, ni salidas, ni lec-tores». Con él, abandonaron 700 miembros laSociedad Teosófica. Un año más tarde, en 1909,con 150 amigos, George Mead fundó «The QuestSociety», una organización que se consagró alestudio comparativo de las religiones basándoseen fundamentos objetivos y científicos; es, antetodo, una asociación de buscadores según elalma y el espíritu.Sin duda alguna, George Mead se mantuvo asíen el impulso de liberación que, durante los añossiguientes a la muerte de Blavatsky, se habíahecho muy urgente. El mismo impulso obliga aMax Heindel a abandonar también la Sociedad

Pues, al día siguiente, ya no tenía trabajo, ni ingresos,ni círculo de amigos, ni salidas, ni lectores

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Teosófica en 1906, y a fundar la «RosicrucianFellowship». Rudolf Steiner hará lo mismo en1912, para continuar de manera autónoma con la«Asociación Antroposófica». Y la iniciativa inde-pendiente que tomó Krishnamurti a partir de1929 se explica por esa misma llamada a la libe-ración.

Cuando en 1908, George Mead abandona laSociedad Teosófica, ya ha publicado la mayoríade sus importantes obras sobre la espiritualidadgreco-egipcia.En el vestíbulo de entrada (en Renova) se expu-sieron, con motivo de este simposio, algunosejemplares del periódico «The Quest» editado apartir de 1910 por George y su esposa LauraMead, que permaneció en un segundo plano. Enel seno de su asociación del mismo nombre, sereunían cada semana: una vez entre miembros,otra vez para lecturas dirigidas a los interesados.Quest significa búsqueda. Excepto estas reunio-nes, su actividad principal era la publicación deltrimestral The Quest.Mead dice sobre esto: «No había dinero perohabía algo mucho mejor, numerosos artículosexcelentes y contribuciones de primer orden; y elconjunto representaba un trabajo lleno de amor.No podemos permitirnos remunerar a nuestroscolaboradores con un solo penique. Éste es elverdadero mérito de The Quest, y, como redactor,me siento orgulloso con razón, muy orgullosopor otra parte cuando reveo la lista de mis aso-ciados más estimados. Una lista que a cualquierperiódico le costaría superar, obligado a trabajarcon los medios que disponíamos». En efecto, enla revista The Quest se encuentran contribucio-nes de autores importantes que comprenden que,bajo el manto del secreto y de los misterios, seencuentra en realidad «la sabiduría eterna» deldesarrollo espiritual del ser humano. Entre loscolaboradores del periódico se encuentranMartin Buber (1878-1965), Gustav Meyrink(1868-1932), A.E. Waite, W.B. Yeats (1865-1939), Gerhard Scholem (1897-1982) y muchosotros. Tras la muerte de Blavatsky, durante die-ciocho años, George Mead ha considerado quepara él, mantener encendida la llama de ungrupo que trabaja espiritualmente, ha sido no

sólo un privilegio sino también una misión.

En la vitrina están expuestos 11 hermosos volúme-nes: publicó desde 1906 hasta 1908 Ecos de laGnosis. El Himno de Jesús, La Crucifixión gnósti-ca, Los Himnos de Hermes, Los Misterios deMitra y los Oráculos caldeos que, entre otros títu-los, figuran en ella, constituyen una imagen de lascorrientes de sabiduría, de alguna manera uneslabón cartográfico de lo que se desarrolló alre-dedor del Mar Mediterráneo durante los primerossiglos de nuestra era.

La vida de Mead y de sus colaboradores com-prende un período que se distingue por las bús-quedas de los espíritus más notables sobre lo queconstituye el trasfondo espiritual del ser humano.Ésta fue una época de una búsqueda febril de losposibles desarrollos psicológicos y del alma. Esteperíodo se extiende desde el mundo del pensa-miento de Blavatsky al de un pensador comoC.G. Jung y de un músico como Jaap vanZweden, quien relató recientemente (en unaentrevista) cómo había sido influido por susantecedentes teosóficos.Como pionero particularmente intuitivo en loconcerniente a la Gnosis – lo que Quispel llamala «receptividad a la Gnosis» y que losRosacruces modernos expresan con la imagen de«la rosa del corazón abierta» – G.R.S. Mead, entanto que pionero, como hubo sólo muy pocos,puso su vida al servicio de la liberación de aque-llo que engrandece al Hombre interior: elHombre-Espíritu original. El «conocimiento dela Gnosis» confirmó su corazón de honesto bus-cador y su incontestable convicción de la Verdad.Su máxima personal da testimonio de ello:«Conoce pues la Luz y hazte amigo de Ella».�

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Pero, ahora, no hemos llegado aún a tal contemplación.Aún no somos capaces de abrir los ojos de nuestro Ánimoy elevarnos a la contemplación de la belleza imperecederae inimaginable del bien. Sólo la verás cuando te hayas olvidadode hablar de ella, porque la Gnosis del bien estanto silencio divino como silenciamiento de todos los sentidos.

Quien una vez la ha encontrado, no puede tener interésen nada más. Quien una vez la ha contemplado, no puede tenerojos para ninguna otra cosa, ni escuchar otra cosae incluso su cuerpo participa en esta quietud.Como todas las percepciones corpóreas y estímuloshan desaparecido de su conciencia, permanece en calma.

Hermes Trismegistos, Corpus Hermeticum, Libro 12, versículos 13 y 14.

Este silenciamiento de todos los sentidos significa, a la vez, formar partedel silencio insondable de la naturaleza fundamental. Entonces, en elcorazón y la cabeza se despierta el ánimo, como llama Hermes a la interre-lación del corazón y la cabeza, y este sistema experimenta una intensacalma interior. Entonces, sensorialmente, se experimenta el silencio inson-dable de la naturaleza fundamental. En ese silencio es encendido tenue-mente el fuego del cuerpo astral.

Toda la violencia del ardor astral, con todas sus consecuencias, desaparece.Y desde este nuevo estado, el cuerpo astral irradia sobre el cuerpo etéricoy lo apacigua. Los cuatro éteres santos se liberan como cuatro alimentossantos, que alimentan todo el cuerpo físico, con todos sus órganos incluidala sangre, con el recién nacido silencio, la paz interior. Sólo así es preparadotodo el ser para percibir la voz del silencio.

J. van Rijckenborgh, La Gnosis Egipcia Original, tomo III.

Los retratos del Fayum están en la cumbre de la antigüedad clásica.

Dan testimonio de un refinamiento artístico particular a pesar de

representar a personas poco conocidas. Podemos considerar este

arte como la expresión última de la conciencia más elevada de una

época: poco tiempo después parece que se haya perdido toda esta

adquisición y que se anuncie, también en Egipto, el arte primitivo del

inicio de la Edad Media. Las momias y sarcófagos egipcios de los

alrededores del Fayum estaban decorados, en tiempos del Egipto

romano, con una representación del fallecido. Éste, durante su vida,

había sido retratado. El artista pintaba «al cuchillo», técnica conocida

con el nombre de «encaústica», procedimiento donde se emplean

pigmentos naturales disueltos en cera fundida.

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Una tradición milenaria nos dice que existeuna analogía fascinante entre el macrocos-mos y el microcosmos. ¿Acaso los inicia-

dos de todos los tiempos no han atraído siemprela atención hacia el hecho de que cada átomo denuestro cuerpo ha sido ‘tomado prestado’ del uni-verso y regresará de nuevo a él? Quien quierecomprenderlo, quien quiere penetrar en ello, ponetodas sus opiniones preconcebidas a un lado ypone una atenta mirada infantil, que no sabe nadasalvo que debe estar muy atento y silencioso siquiere aprender algo.¿Y qué dice un científico moderno como AndrewKnoll, un astrónomo de la universidad deHarvard? «No estamos separados del universo; y,estudiando el universo, nos orientamos de hechoal espejo en nosotros mismos. La ciencia nodescribe un universo objetivo que estaría en algu-na parte, allí, en el exterior, mientras que nosotrosestamos aquí en tanto que entidades separadas.Nosotros formamos parte de este universo, esta-mos formados de los mismos elementos, elemen-tos que se comportan según leyes válidas en todoel universo. «Somos polvo y en polvo nos conver-tiremos; polvo de estrellas somos y en polvo deestrellas nos convertiremos»1.

¿Qué necesitamos para comprender y percibiresto? El científico dice: «Es difícil conocer la ver-dad; si alguien encuentra algo que se parezca a loque esperaba encontrar, deberá redoblar el esfuer-zo para controlar su método de trabajo. La razónpor la que un científico debe estudiar duranteaños, pasar exámenes, obtener diplomas, un

máster, presentar una tesis doctoral, es porque fun-damentalmente debe aprender a conocerse a símismo, a examinar sus métodos, sus esperanzas ysus ambiciones».Y qué dijo el sabio Ibn Tufayl (1105-1185) origi-nario de Cádiz, España, hace casi 900 años:«Para encontrar la verdad se necesita mucho tiem-po. Es preciso no ocuparse de ninguna otra cosa,consagrarse a ella con toda su atención. La verdadde la que finalmente nos hemos convencido, lahemos encontrado siguiendo escrupulosamente lasindicaciones de la enseñanza universal. Lo hemoshecho hasta encontrar una imagen clara de la ver-dad, primero con búsquedas y consideracionesteóricas, y en un estadio ulterior, experimentandouna contemplación beatífica… Si está verdadera-mente determinado a hacer esto y decidido a uti-lizar en esta tarea cuerpo y alma, al amaneceralabará su viaje a través de la noche viendo susesfuerzos recompensados. El Señor le gratificará yle dará satisfacción. Él os hará esta sugerencia:«Yo soy tu compañero de viaje que estoy a tu dis-posición si quieres recorrer el camino menos acci-dentado, el menos peligroso y el más corto paraalcanzar el objetivo»2.

George Mead estaría profundamente de acuerdo.Él escribió en el primer tomo de Ecos de laGnosis: «He pasado mucho tiempo en un mundo de pen-samientos elevados y de sentimientos puros, naci-dos de mi consagración a las ideas de una de lasfraternidades teosóficas de la antigüedad. Esaspersonas se consideraban discípulos de Hermes, el

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tres veces grande, y a veces hablaban de su creen-cia como de la religión del Nous. Ellas vivían enEgipto antes y al comienzo de la aparición delcristianismo de los primeros siglos.He reunido y traducido lo que ha quedado de suaspiración y de sus escritos para transmitir suspensamientos. Los ecos de la Gnosis de Hermes,el tres veces grande, han atravesado así los siglosy se han vuelto perceptibles a los oídos actuales,más completos que antes y espero que tambiénmás claros.

Esta Gnosis de Hermes, el diez mil veces grandecomo se le califica a veces por exaltación, no essimplemente una doctrina: su fundamento es elAmor divino. Ella tiene por base la filosofía ver-dadera y la ciencia pura del ser humano y de lanaturaleza. Es una de las más bellas evocacionesde la Gnosis. Esta religión del Nous, desbordasabiduría y adoración. Para comenzar, es una ver-dadera religión, verdadera devoción, es piedad yamor, fundada en la justa actividad y pasividad delpensamiento; su objetivo es la Gnosis de la exis-tencia verdadera, el camino del Bien que conduceal ser humano hacia Dios».Y Mead prosigue:«¿Acaso hablo demasiado de la Gnosis deHermes, el tres veces grande?Sólo repito lo que él enseña, o más bien sus dis-cípulos.Contemplo la Gnosis, y no las formas de expre-sión de los discípulos y oyentes. Todas esas for-mas de expresión, las numerosas enseñanzas o dis-cursos sagrados de quienes siguen este camino,

sólo son medios para guiar a los hombres haciaeste conocimiento de la Gnosis. No son la propiaGnosis. Todo esto es como un manto que contieneen sí la realidad y la gloria de la Verdad.Lo importante para nosotros es lo que todos losteósofos de la tradición hermética declaran convoz unánime, todos plenamente convencidos inte-riormente: existe una Gnosis, una certeza absolutae inagotable. Y ello a pesar de la oposición de lasilusiones que la razón escéptica, los prejuicios y lafalsa espiritualidad conjuran a su alrededor».Mead explica que la causa de la espiritualidadaparente y de la duda es que nosotros hemos olvi-dado nuestra doble naturaleza y dejamos la direc-ción de nuestra existencia a nuestra forma mortal.Él explica: «Es el pequeño espíritu del ser humano,el curso de su destino, quien crea la dualidadexterior. El Espíritu superior sabe que el interior yel exterior son dos en uno, que se completan eluno en el otro y al mismo tiempo el uno fuera delotro. En esta religión del Nous, no existe oposiciónentre el corazón y la cabeza. No se trata única-mente de un culto a Dios racional o sentimental.Sino que se trata del camino de la consagración yel de la Gnosis, los dos son indisociablementeunidos. Incluye las verdaderas nupcias sagradasdel alma y del Espíritu, de la vida y de la Luz, lainefable unificación del Dios-Madre y del Dios-Padre, en el ser humano divino. Es el sólo y elúnico nacido del misterio de los Misterios: elLogos».Y prosigue:«Como he asimilado mucho de esta religión del

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Nous, quisiera resaltar algunos pensamientos,expresar algunas impresiones de las enseñanzasespléndidas que ese espíritu genial (Hermes) hagrabado en mi memoria:El cuerpo humano debe ser considerado como untemplo, un santuario de lo divino, el edificio deDios más sorprendente que podamos imaginarnos,más bello que el más bello templo construido pormanos de hombres. Pues ese templo natural que ladivinidad ha creado, es una copia de la gran ima-gen, el templo universal donde mora el hijo deDios, el ser humano.Cada átomo, cada grupo de átomos, cada miem-bro, cada articulación y órgano está constituidosegún el plan divino; el cuerpo es a la imagen delgran sello, la relación de cielo-tierra, masculino-femenino en Uno. ¡Pero son muy poco numerosos los que conocen, osueñan, con la posibilidad de ese templo vivo delo divino! Nos hemos convertido en tumbas, puesnuestro cuerpo ha perdido su resplandor y sólovive para las cosas de la muerte, muerte que noestá en las cosas de la Vida verdadera. La Gnosis del Nous nos enseña a hacer circular denuevo la Vida a través de los canales muertos denuestra naturaleza corporal. Ella llama al aliento deDios para vitalizar la sustancia de nuestro cuerpo,para que la inspiración divina haga nacer nuestro«otro yo», la esposa divina en nosotros, perdidadesde hace mucho tiempo. Amándola sincera-mente, renacerá nuestro verdadero Ser, lo quehace que se pueda hablar del triángulo perfecto,cuerpo-alma-espíritu, resplandeciendo con las tresjoyas del hombre perfecto».

«Pero, además de todo esto», continúa este autor,maestro de gran sutileza en lo que concierne a lascosas del alma, «jamás debemos perder de vista lavida práctica en nuestro mundo y en nuestrasociedad:La Gnosis no depende del tiempo y del espacio,mientras que el ser humano está condicionado porlas diversas formas de la manifestación. Quien ha

renacido en la Gnosis, pasa del estado de serhumano al de ser humano verdadero y de Cristo; ocomo Hermes lo describe: del estado de serhumano al de Dios; o incluso, en el lenguaje dequinientos años antes de Hermes, del estado deboddhisattva al de Buda».Después Mead llega al punto esencial de suexposición:«Si comprendo bien, la esencia del pensamientognóstico es la creencia que el ser humano puedesuperar los límites de la dualidad y devenir un serdivino consciente. Él debe resolver el problema desu temporalidad y superar sus límites presentes.Para lograrlo no necesita aumentar susconocimientos de la ciencia moderna, de lafilosofía o de las religiones, ni de lo poco que harecibido de las tradiciones incompletas de lasciencias mencionadas del pasado, transmitidas poruna sucesión de generaciones ignorantes y negli-gentes. Sólo son mediocres alimentos para quienquiere participar en el mundo espiritual gnóstico.Es verdad que en la hora actual sabemos más quenuestros antepasados de la física, de la teoría delconocimiento y de muchas otras cosas queconciernen al mundo de los fenómenos, ¿perosabemos algo más que los gnósticos del pasadosobre la Gnosis en tanto que experiencia viva?

Para volver a la Gnosis: uno debe consagrarse a laGnosis que es Dios. La ofrenda verdadera de símismo «no es otra cosa que la gnosis de Dios»,como lo dice Lactancio en una cita de Hermes.Esta consagración conduce a «la contemplacióntotal y perfecta», y abarca el «aprender a conocerlas cosas reales, a reflexionar sobre su naturalezay el conocimiento de Dios, dicho de otra manera:«ser instruido en la Enseñanza Universal y en laVisón sublime». Y esta Visión sublime no es, si lohe comprendido bien, ser conducido sobre lasnubes con exaltación, sino recibir una percepcióndel existente Ser Esencial, el Solo y Único Bienen todo. Pues el maestro de ese camino enseña asu alumno que «la Gnosis del Bien, que es la

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Gnosis de Dios» la contemplará sólo cuando ya nopueda formularla. Porque la Gnosis del bien es elsilencio sagrado y cada órgano sensorial llegará adescansar. Es el acceso «al conocimiento univer-sal, a la inteligencia que engloba todo». Puesquien la percibe, ya no puede ver, percibir, ni oírninguna otra cosa… E irradiando alrededor de suNous, la Gnosis irradia a través de toda su alma,su radiación diluye todo su cuerpo y lo transformaen un Alma verdadera.Pues es posible, hijo mío, que un alma humanaque se absorbe en la belleza del Bien se vuelvasemejante a Dios, incluso si ella mora aún en uncuerpo humano.Es el ‘devenir Dios’ o ‘apoteosis’ del ser humano:se vuelve semejante a Dios, volviéndose él mismoun Dios. La belleza del Bien es el orden cósmicoy la naturaleza de las consideraciones es la auto-realización, por la que el alma es puesta en con-tacto con el alma cósmica.

Y de nuevo, el verdadero discípulo de la Gnosisadvierte a la multitud contra la «salvaje corriente»de la ignorancia:No se deje arrastrar por la corriente descendente,sino que aproveche, si es capaz, la corriente que letrae hacia la orilla. Ponga rumbo al puerto de lasalvación y eche allí el ancla. Busque entonces aquien le tomará por la mano y le guiará hacia laspuertas de la Gnosis. Allí brilla una luz clara quedisuelve la oscuridad y ninguna alma es adormeci-da, todas están lúcidas y todas ven con los ojos delcorazón de Quien quiere ser percibido. Ningúnoído puede oírlo, ningún ojo puede verlo, ninguna

lengua puede hablar de Él, a parte del Noûs (elEspíritu) y el corazón.

Con algunos de esos cortos fragmentos de laGnosis del Noûs, elegidos entre una profusión deescritos sublimes, George Mead termina el primertomo del Ecos de la Gnosis «con la esperanza deque haya algunas personas que lean esos escritos yse enriquezcan interiormente».�

1. Natalie Angier, The beautiful basics of science (La bellezabásica de la ciencia). Londres, Baber & Faber, 20082. Abu Bakr Muhammed Tufayl Hayy Ibn Yazgan. Una ale-goría filosófica de la España de los Moros. Ámsterdam,Edición Bulaaq, 2005

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No se deje arrastrar por la corriente descendente, sinoque aproveche la corriente que le trae hacia la orilla;ponga rumbo al puerto de la salvación y eche el ancla

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Mira a Tao y no lo verás; se le llama incoloro. Escucha a Tao y no lo oirás; se le llama silencioso. Palpa a Tao y no lo tocarás; se le llama inmaterial.Faltan palabras para esbozar esta triple indeterminación; por ello se fusionan en una.

Lo más elevado de Tao no está en la luz; su más ínfimo no está en la oscuridad.Tao es eterno y no puede ser nombrado con un nombre; ininterrumpidamente retorna al no-ser.

Te aproximas a Tao y no ves su comienzo. Le sigues y no ves su final.Debes sondear el Tao de la antigüedad para poder gobernarsobre la existencia del presente. Quien conoce el principio de lo originario, posee el hilo de Tao.

Lao Tse, Tao Te King, capítulo 14, Libro I

Todos los pueblos del reino afluyen hacia aquel que puede comprender la gran idea del Tao. Ellos acuden a él y no caen en peligro. Él les conducirá hacia la calma y la alegría.Por los maravillosos alimentos y la música, permanece el extranjero transeúnte.

¡Pero cuando el Tao se expresa por nuestra boca, parece verdaderamente soso, sin gusto!Nuestra mirada se vuelve hacia Él y no le reconocemos claramente. Lo escuchamos pero no oímos con claridad.Queremos servirnos para todo de Él, pero es inagotable.

Lao Tse, Tao Te King, capítulo 25, Libro I

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Al poco de su llegada, escribió a su hermanaNadia, en una carta llena de ánimo: esecambio le sentó muy bien. Ella, que no

tiene más remedio que desplazarse en silla de rue-das, dice que ha paseado mucho, incluso «sobresus propias torpes piernas, entre enormes robles ypinos escoceses, con nombres totalmente históri-cos. Simplemente, he morado todos los días en elbosque».Sin embargo, en la historia del esoterismo, su visi-ta a Fontainebleau no es remarcable porque hayaido allí por un cambio de aires, sino sobre todoporque allí escribió una gran parte de La Voz delSilencio. Quizá escapar de la atmósfera contami-nada y brumosa de Londres ayudó a escribir esteprecioso libro.En su autobiografía, la Sra. Annie Besant hace lasiguiente mención de su visita a Fontainebleaudonde HPB comenzó La Voz del Silencio: «Fuiconvocada a París para […] un gran congreso quedebía celebrarse del 15 al 20 de julio, y fui a pasearun día o dos a Fontainebleau junto a H.P.Blavatsky, que residía allí para reposar durantealgunas semanas. Allí la encontré ocupada en tra-ducir maravillosos fragmentos del Libro de losPreceptos de Oro, ahora conocido con el título deLa Voz del Silencio. Lo redactó rápidamente, sinhacer siquiera un borrador; aquella tarde me lodejó para que juzgase si «el inglés era aceptable».Herbert Burrows estaba presente así como la Sra.Candler, una fiel teósofa americana; y nos senta-mos alrededor de HPB durante la lectura. La tra-ducción estaba realizada en un inglés perfecto ymagnífico, fluido y musical; sólo encontramos dos

palabras que cambiar y ella nos miró como unniño sorprendido, asombrado, de nuestras alaban-zas, alabanzas que subscribiría cualquier personaliterariamente sensible que leyese ese maravillosopoema».La Voz del Silencio ha dado lugar a muchos escri-tos. El célebre budista zen Dr. Suzuki, ha testimo-niado de la autenticidad de ese espléndido opúscu-lo. Escribió al respecto: «Sin ningún género dedudas, la Sra. Blavatsky fue iniciada hasta ciertopunto por las enseñanzas profundas del Mahayanay ella informó de lo que, en tanto que teósofa,consideraba para el mundo occidental».Y George Mead, ese hombre a quien hemos presta-do tanta atención a lo largo de este simposio, cuentaque HPB le había invitado a leer el manuscrito deLa Voz del Silencio. Él nos cuenta: «Yo le dije queera lo que más grande que había en toda nuestraliteratura teosófica. Y, contrariamente a mi costum-bre, intentaba expresar con palabras algo del entu-siasmo que había sentido durante la lectura. PeroHPB no estaba satisfecha con su trabajo y me trans-mitió su inquietud al respecto, diciendo que en sutraducción no había logrado reflejar perfectamenteel original… Era uno de sus mayores rasgos carac-terísticos. Jamás estaba segura de su trabajo litera-rio y escuchaba con mucho interés todas las críti-cas, incluso de personas que habrían hecho mejorcallándose. De forma bastante extraña, se preocupa-ba por sus mejores artículos y trabajos, y tenía másconfianza en sus escritos polémicos.La Voz del Silencio comprende, de hecho, trespartes que provienen del Libro de los Preceptos deOro. La primera tiene por título el del libro, La

a propósito de «la voz En 1889, H.P.Blavatsky escribió a sus amigos franceses: «mi médico desea que repose, porlo menos, durante quince días.Tengo necesidad de cambiar de aires».Tras lo cual, recibeuna invitación para ir a Fontainebleau, cerca de París. Esta proposición venía de una amigaamericana de Boston, la mujer de un senador de los Estados Unidos, Ida Candler, que reside allí con su hija. H.P. Blavatsky permanece allí tres semanas.

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Voz del Silencio, la segunda se titula Los DosSenderos –el de los ojos y el del corazón– y la ter-cera, Los Siete Portales. En su aparición, la Sra.Blavatsky, declaró: «El Libro de los Preceptos deOro contiene la sabiduría que debería ser obligato-ria en cualquier escuela que quiera acercarse haciala vida universal del Espíritu».Cuando J. van Rijckenborgh y los suyos, despuésde la Segunda Guerra Mundial, reemprendieron eltrabajo del Lectorium Rosicrucianum –una verda-dera escuela del Espíritu– lo primero que colocóante la conciencia de los alumnos aspirantes de laépoca fue La Voz del Silencio. Y él dijo de estaobra:«El Libro de los Preceptos de Oro es una obracuyo contenido ha sido hecho y está hecho paralos alumnos de las escuelas interiores serias. Enconsecuencia, el extracto titulado La Voz delSilencio sólo puede ser transmitido a un «muypequeño número».Ese pequeño número se refiere a esas personasque quieren hacer todo para llegar a la Luz, alreino original, a la Gnosis, tal como ha sido expre-sado durante esta jornada. Son quienes, paraalcanzar ese objetivo, están dispuestos a «perdersu yo» al servicio del Ser humano superior, delhombre divino, para poder unirse a la Luz por elnacimiento del alma nueva.Tratemos ahora de impregnarnos con la bellezaparticular y la esencia de La Voz del Silencio:«Quien quiere oír y comprender la voz delEspíritu, ‘el Sonido Mudo o Silencioso’, debeaprender la meditación espiritual, la naturaleza deDhâranâ».

Dhâranâ es una perfecta concentración del alma,del pensamiento superior exclusivamente deseadopor Dios, que es dirigido sobre tal o cual aspectointerior, mientras que se ha abandonado completa-mente todo lo que pertenece al universo exterior omundo de los sentidos. Entonces, el «Otro divino»puede hablarnos en nuestra vida por la uniónalquímica, por medio de las bodas alquímicas, quetambién para nosotros son el gran misterio, el mis-terio de la Rosacruz.Esos preceptos están destinados a quienes noconocen los peligros de las fuerzas del alma infe-rior «Iddhi», es decir: están destinados a quienesquieren seguir el camino de los verdaderamenteGrandes, y no se oponen a la corriente de losdesignios divinos por un instinto de conservaciónduro como una piedra. Si el alumno deja de «asirla multiplicidad exterior del mundo sensorial, aca-bará por discernir el Uno».Entonces se producirá, en forma de un poderosorayo de Luz que se abrirá paso en las tinieblas dela existencia terrestre, una claridad intensa, la ilu-minación interior de la que habla la literatura mís-tica de todo el mundo.Se percibirá la sonoridad interna, que destruirátotalmente la del mundo exterior: la voz de Nada,el «sonido mudo». La Voz del Padre se dirige denuevo al corazón del Hijo, que es la Luz, que seperdió y fue nuevamente encontrado.

Estimados oyentes, comprenderán que en el tiem-po de esta conferencia sea imposible hacer justiciaal contenido de esta extraordinaria joya.A propósito del título, la traducción literal del

la voz del silencio: a propósito de la voz del silencio 33

del silencio»

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sanscrito sería: «La voz que resuena en lo espiri-tual». Ya en el primer capítulo está resumido cla-ramente de qué manera el buscador alcanza elconocimiento y la sabiduría. Debe atravesar tressalas para llegar al «valle de la bienaventuranza»:la sala del dolor ignorante, la sala del aprendizajepurificador, y la sala de la sabiduría. J. vanRijckenborgh ha dedicado un gran número de con-ferencias sólo a ese primer capítulo. Cada una desus frases puede darnos una verdadera idea de laprofundidad de La Voz del Silencio.«Nosotros, los humanos, hablamos entre nosotrospor medio de nuestra conciencia unida al espacio-tiempo. Sin embargo, si conseguimos, por unanhelo y una aspiración únicas, liberar nuestraalma, entonces nuestro Yo divino, de nuevo, puedehacerse oír en ella. Entonces, y sólo entonces, setrata del verdadero pensamiento, que es: contem-plar, reconocer el plan, el designio divino, paradespués dar testimonio de él. De este ser humanose puede comenzar a decir que ya es uno según elcuerpo, el alma y el espíritu. Sólo en ese momentoel camino se muestra al discípulo.

Desde el instante que El Libro de los Preceptos deOro se dirige al discípulo, interiormente: «Si tualma sonríe mientras que está bañándose en el solde tu vida […] si tu alma llora en su castillo deilusión, si tu alma se debate para romper el hilo deplata que le ata al Maestro, sabe, discípulo, que tualma es de la tierra».Cuando el alumno se encuentra así en el Camino,escucha por primera vez la Voz del Silencio. Es laVoz del Dios íntimo que le habla, el Dios interior;Krishna, entre los antiguos Indios, y «Christos»por los primeros gnósticos. Esta voz es la delEspíritu que desciende para unirse, por su alma,con el ser de la naturaleza terrestre.Nada ni nadie puede hacer que esto ocurra en elser humano si esta Voz no le habla. El alma ocupaaquí una posición clave. Si la voz del silencio espercibida, porque existe un alma que puede com-prenderla, esta Voz se vuelve su Guía para siem-pre. Y esto sólo ocurre si ella sigue y obedece aese Guía que es capaz de atravesar la primera fasepeligrosa, pues la Voz habla de una práctica devida que conocemos bien.

El camino de Chailly a Fontainebleau. 1864 pintura de Claude Monet.

En el Bosque de Fontainebleau, tradujo H.P. Blavatsky, «La Voz del Silencio»

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¿No se producen en la vida material altibajos?Cuando un ser humano es joven, fuerte y tienebuena salud, como se dice, tiene el «vientosoplando las velas», «se baña en la luz del sol desu vida», y «canta» en su cuerpo material, ¿quiénno lo desearía? Sin embargo, en un momentodeterminado, se sabe prisionero del «castillo desus ilusiones», completamente absorbido por el«tumulto del mundo»; y, en otro momento, prestaatención a la voz creciente de las quimeras.Y es tocado por las «lágrimas del dolor, y ensor-decido por los gritos de angustia» que le penetranpor el drama de la miseria. En algún momento dauna razón para vivir la vida lleno de optimismo;en el siguiente momento, el horror nos fulmina.¿Quién lo negará?Y la voz del silencio, la voz interior de Christos diceal alma de quien comienza el Camino: «¡Que tualma no siga y no acompañe a todas esas vocescambiantes del ser de los sentidos!» No camine enla alegría del momento ni en el dolor de un instante.Si uno se deja arrastrar por la incesante sucesiónde emociones, ¿cómo puede estar en la eternidad?Escriba esto en su corazón: cuando su alma essacudida en la corriente incesante de emociones y,en cada momento, es tocado por ello, entoncesusted mismo corta el «hilo de plata» que une elalma al Maestro, ya no puede mantenerse con élen el silencio.¿Cómo puede el alma, sin mostrar indiferencia porel devenir de la humanidad, pasar por la sala delsaber y de la purificación? El alma puede liberarsede todas las emociones, tanto de la alegría comode la aflicción. Siempre puede mantenerse centra-

da en su unión sublime con la Luz, con Christos,sabiendo que así contribuye a forjar la unidad delEspíritu, el alma y el cuerpo.Y queremos concluir esta charla con las siguientespalabras, que se vuelven entonces realidad:«Pero, oh discípulo, si no está sometida tu carne,la cabeza fría y tu alma pura y firme como un dia-mante resplandeciente, entonces ese resplandor nopenetrará en tu aposento, la luz del sol no calen-tará tu corazón, ni los sonidos místicos que reso-narán de las alturas del espacio infinito alcanzarántu oído».Pues cuando el alma pueda cantar su nuevo himnoen usted, reconocerá la resonancia y la estructura«del sonido espiritual» de La voz del Silencio, unlenguaje y una palabra que surgen de la sola yúnica fuente de sabiduría y de vida.

Mira, te has convertido en la Luz, te has converti-do en el Sonido, tú eres tu Maestro y tu Dios. Tumismo eres el objeto de tu búsqueda: la Voz inin-terrumpida que resuena a través de las eternidades,exenta de cambio, exenta de pecado, los sietesonidos en uno solo, la Voz del Silencio.�

la voz del silencio: a propósito de la voz del silencio 35

Si uno se deja arrastrar por la incesante sucesiónde emociones, ¿cómo puede estar en la eternidad?

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El sabio chino Lao Tse lo formula así:Las cosas que antaño han surgido lo han hecho de Tao,El cielo es límpido por Tao,La Tierra es serena por Tao,Los espíritus son iluminados por Tao,Los valles son colmados por Tao,Las diez mil cosas son engendradas por Tao,[…] a todos ellos los ha engendrado Tao, el Uno.

Lao Tse, Tao The King

LA BÚSQUEDA DE LA REALIDAD En la vida,más tarde o más temprano, llega el momento en elque uno comienza a reflexionar acerca de la reali-dad, a preguntarse cómo encontrarla, a plantearsepreguntas sobre la existencia de Dios y sobre elobjetivo de nuestra existencia en la Tierra comocriaturas de aquí. Algunos dicen que no existe otrarealidad; que el mundo no contiene nada perma-nente y que la realidad, en lo que concierne a losseres humanos, sólo consiste en una experienciade corta duración.Todo lo que vemos es producido por azar, comoconsecuencia de un proceso natural. Otros creenque el mundo fue hecho por un creador divino quese ocuparía de nosotros, los seres humanos, distri-buyendo recompensas y castigos… Las religionesortodoxas dan testimonio de ello. Quienes no pue-den aceptarlo siguen buscando y tratando de res-ponder preguntas como: ¿Por qué existe tanta con-fusión sobre la Tierra? ¿Por qué hay tanto caos enlugar de armonía? ¿Por qué no existe armonía ypor todas partes hay sufrimiento de forma perma-

nente? ¿Por qué florece tanto la impiedad?Con ello comienza la búsqueda de la realidad. Enel mundo, a nuestro alrededor, vemos una inmensaprofusión de formas. Tomemos por ejemplo, elcaballo. Existen millares de caballos diferentes,pero todos corresponden a un solo tipo: el caballo.Existe una cantidad enorme de rosas u hojas deroble, pero siempre se las reconoce claramentecomo rosa o como una hoja de roble. Sin embar-go, no hay dos que sean totalmente iguales, todasson el producto de un tipo determinado que seexpresa de forma diferente.Y continuamos reflexionando, pues percibimos enello el Uno y lo múltiple. Ahora, el problema esque la investigación de las cosas puede realizaseen la multiplicidad porque son visibles, mientrasque el Uno es invisible. Se deduce su existenciaúnicamente de la multiplicidad. Sin embargo,¡paradójicamente el Uno es más real que la multi-plicidad!

TODO ESTÁ «EN EL DEVENIR» En el mundovisible de la naturaleza, todo cambia continuamen-te. Todo está naciendo o muriendo, o moviéndoseentre ambos. Nada llega a la perfección. Los fenó-menos de la naturaleza, dice Platón, «evolucio-nan» siempre pero jamás «son».

A propósito de los fenómenos de la naturaleza,nuestros cinco sentidos nos dicen que son reales.Pero la razón nos dice que el Uno, el misterioso,siempre creando y siempre igual a Sí mismo,puede ser considerado más real que sus produccio-nes siempre cambiantes. Platón escribe también

«tu dios y mi dios»Para la rosacruz, un templo representa siempre un rayo del gran templo «que está en elmedio», un rayo del sol divino que engloba todo y a todos.Aquel que encuentra la Luz en eltemplo tiene la posibilidad de elevarse.Tocado por los rayos del sol, puede ver lo que estáiluminado en su ser.Así como el Sol es el punto central, la fuente de la vida de todo lo queexiste en el universo que nos rodea, así Dios es la Fuente a partir de la cual ha surgidotodo, la Fuente que ilumina todo, por Quien y de Quien todo proviene y hacia Quien todoregresa.

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que todo conocimiento existe ya profundamenteen nosotros mismos. A partir del intelecto, debe-mos pasar a una forma de pensamiento superiorllamado «razón»; o, como nos lo enseña la sabi-duría gnóstica, ponernos a pensar con el corazón.El corazón siempre es el punto central, el núcleode todas las cosas, al igual que el corazón huma-no. El corazón no sólo es el motor de nuestraexistencia sino también la fuente donde podemosencontrar el conocimiento más profundo. Elcorazón nos une al Uno, a la inteligencia, a lomúltiple.El Maestro Eckhart (1260-1328), místico alemán,declara: «Dios está en todas partes y es perfectoen todas partes. Dios sólo actúa en todas las cosasen su esencia… Dios es lo más profundo en elinterior de cada cosa en particular». Y ciertamenteconoce este precepto sufí:

«Dios duerme en la roca,sueña en la planta,se mueve en el animal,y se despierta en el ser humano».

¿QUIÉN SOY? Nuestro conocimiento de lo múlti-ple, de la multiplicidad de la naturaleza, está tanextendido en nuestra época que engloba el mundoentero. Gracias a él podemos comprometernos enuna nueva evolución: la del ser humano que sedescubre a sí mismo. Es una evolución interior.Con el descubrimiento de su ser interior, descubrela verdadera naturaleza de su conciencia. En lugarde la multiplicidad, busca la unidad. Y PeterRussell, un científico y filósofo de nuestro tiempo,

ha realizado en este contexto amplias investigacio-nes y expresa:«El propio intento de encontrar el Sí mismo escomparable al esfuerzo de iluminar con una linter-na una sala sombría, para encontrar la Luz. Todolo que se encuentra son solamente las diversascosas de esta sala sobre las que se proyecta la luzde su linterna. Es lo mismo que buscar aquello alo que da lugar en cada experiencia. Lo queencuentro son los diferentes conceptos, imágines ysentimientos hacia los que se orienta la atención.Pero todos son únicamente objetos de la experien-cia, por lo que no pueden haber dado lugar a laexperiencia…»

«Qué es el «yo»? Una investigación precisa lehará descubrir que su «yo» es el receptáculo querecoge y en el que se almacenan las experiencias ylos recuerdos», concluye Erwin Schrödinger, otropensador.

¿Qué es lo que queda si la mente se vuelve silen-ciosa, si el conjunto de pensamientos, sentimien-tos, percepciones y recuerdos, con los que nosidentificamos habitualmente, desaparecen? ¿Nosaproximamos así a la fuente, al centro mismo denuestro ser verdadero? Los místicos escrutan elinterior de ellos mismos y encuentran su naturale-za esencial, su verdadero Ser. Ellos dicen queDios es la esencia del «Ser», que representa el«Yo soy» despojado de sus rasgos de carácter per-sonales. «Yo soy» es también uno de los nombresdel Dios hebreo: Yavé.

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Tratado sobre la unidad y la multiplicidad

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Otro nombre de Dios es el Uno, Quien parte deeste «Uno» en sí mismo, quien encuentra a Diosen sí mismo, adquiere una imagen absolutamentenueva del mundo. Si igualamos a Dios en nuestraconciencia, ese concepto reviste otro significado.Encontramos todos los días en los pensamientos,las religiones y las convicciones religiosas de lagente de nuestro alrededor que siempre aplican yson ellos quienes piensan: «Tu Dios» y «MiDios».La conciencia del «yo» crea la multiplicidad. El«yo» está ocupado incesantemente en separar,dividir. Es amigo de unos y enemigos de otros. Amenudo, el enemigo de ayer se convierte en elamigo de mañana. Y lo que uno rechaza, otro loencuentra bueno.¿Puede, al mismo tiempo, coexistir algo de doscosas que se excluyen entre sí? En realidad ni louno ni lo otro; pero uno de los «yoes» mantieneque hay algo malo y el otro «yo», algo bueno. El

ser humano llega tan lejos en su separar y dividir,en la clasificación del bien y del mal, que atribuyetambién a su Dios las mismas propiedades. Ya eshora de comprender que hay que hacer un soloDios de «tu Dios y mi Dios».

UNA NUBE PORTADORA DE DIOS MikhaïlNaimi escribió en El Libro de Mirdad: «La Palabrade Dios es un crisol. Lo que ella crea, se funde yfusiona en un todo, sin aceptar nada como valioso,y sin rechazar nada como carente de valor… Por suparte, la palabra del hombre es una criba. Atrae yrechaza lo que ella crea… Nunca seáis cribadores, queridos Compañeros.Pues la Palabra de Dios es Vida y la Vida es un cri-sol en el cual todo se hace uno e indivisible; todopermanece en perfecto equilibrio y todo es digno desu autor, la Santa Trinidad. ¡Cuánto más digno debeser para vosotros!Nunca seáis cribadores, queridos Compañeros, y

El templo de Éfeso (reconstruido) estaba dedicado a Artemisa, diosa del amor y personificación de la Luna.

En la Enseñanza Universal es el símbolo del alma pura, eternamente virgen

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adquiriréis tal dimensión, tan amplia en extensión ycomprensión, que no habrá criba alguna que puedaconteneros.Nunca seáis cribadores, queridos Compañeros.Buscad primero el conocimiento de la Palabra, paraque podáis conocer vuestra propia palabra... Puesvuestra palabra y la de Dios son la misma, salvoque la vuestra todavía esté cubierta por los velos.La Palabra de Dios incluye el Todo. En ella no haycercas ni barreras. ¿Por qué vuestra palabra estállena de cercas y barreras?Os digo que vuestra propia carne y vuestros propioshuesos no son sólo vuestros. Innumerables son lasmanos que junto a las vuestras se introducen en loseternos depósitos de la tierra y del cielo, de dondevienen y a donde vuelven vuestros huesos y vuestracarne.Ni tampoco la luz de vuestros ojos es solamentevuestra. Ella es también la luz de todos los quecomparten el Sol con vosotros. ¿Qué podrían con-templar vuestros ojos en mí, si no hubiese luz enmí? Es mi luz la que me ve en vuestros ojos. Esvuestra luz la que os ve en vuestros ojos. Si yo estu-viese en la obscuridad total, cuando vuestros ojosme contemplaran, sólo verían una obscuridad total.¡Cuidado, pues, con las cercas! Cuando cercáisalgo, ponéis el engaño dentro de ella y dejáis la ver-dad fuera. Y cuando os volvéis para veros dentro dela cerca, os encontráis frente a la muerte, que esotro nombre del engaño.Inseparable de Dios, ¡oh, monjes!, es el Hombre.Inseparable, pues, de sus semejantes y de todas lascriaturas que proceden de la Palabra.La Palabra es el océano, vosotros sois las nubes. ¿Y

la nube no es acaso nube por lo que contiene delocéano? Y en verdad, poco juicio tendría la nubeque desperdiciase su vida para afianzarse en elespacio, con objeto de conservar su forma y suidentidad para siempre. ¿Qué resultado cosecharíacon estos vanos esfuerzos, sino esperanzas deshe-chas y una amarga vanidad? A no ser que se pierda,no se podrá hallar. A no ser que muera y desaparez-ca como nube, no podrá encontrar el océano quetiene en sí misma y que es su único ser.El hombre es una nube que contiene a Dios en símismo. A no ser que se vacíe a sí mismo, no podráencontrarse. ¡Y qué alegría la de vaciarse!»Somos libres de elegir y no permanecer encadena-dos a las tradiciones espirituales en las que hemosnacido. Estamos al corriente de las culturas delotro lado del mundo como el budismo, el hinduis-mo, el sufismo, el antiguo gnosticismo, la sabi-duría hermética, el misticismo del pasado, el pen-samiento moderno… El anhelo del despertar inte-rior jamás ha sido tan grande como hoy. Aparecen,con profusión, revistas, películas y libros con rela-ción a todos los problemas de la vida; meditacióny yoga parecen proponer soluciones. Si nos volve-mos verdaderamente conscientes de nuestra natu-raleza terrestre, esto quizá pueda significar unatotal revolución por nuestra parte.¿Estará capacitado para emprender un cambio fun-damental un ser cuyo pensamiento cambia y sereforma así ante la multiplicidad de las cosas? ¡Sí,desde el momento en el que ya no pase más por lacriba lo espiritual, el propio Dios en él! Y ya no leatribuya a Dios su propia inteligencia, totalmentehumana. De tal modo que para él sean significativas

Jamás las posibilidades de adquirir una nuevacomprensión han sido tan grandes

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las conocidas palabras:Y la Palabra era la vidaY la Vida era la Luz de los hombres,Y la Luz luce en las tinieblasPero las tinieblas no la han comprendido.

LA COMPRENSIÓN ES LA PROPIEDAD DELALMA En el libro «De la aflicción del alma»,escrito atribuido a Hermes Trismegistos, leemos:Yo describiré tu estado, oh alma, pues he reflexio-nado sobre él desde hace mucho tiempo. Tú dices yconfiesas que deseas, de buena gana, ser salvada dela pena y de la aflicción, pero en realidad las buscasy las persigues, y tienes envidia de quienes lasposeen. Dices y confiesas que aspiras a la dicha y ala alegría, pero en realidad las rehúyes, te alejas deellas y rechazas seguir hacia adelante en el caminoque conduce a ellas. Tal comportamiento es contra-dictorio. Sólo se presenta en un hombre carente desencillez, que no se mantiene en la unidad y enquien se mezclan y combinan elementos dispares.Pues, sin lugar a dudas, la sencillez entraña unaforma de obrar sencilla y sin conflicto.Dado que los propios sentidos son elementos com-puestos, perciben las cosas compuestas; pero elEspíritu, que es uno e indivisible, comprende louno e indivisible. Observa como los pensamientospuestos en contacto con las cosas concretas com-puestas pierden la unidad propia de la realidad y dela alegría del verdadero conocimiento. Pero cuandola mente regresa a la unidad, cuando abandona locompuesto y lo heterogéneo, y rechaza las cosascomplejas unidas al espacio y al tiempo, compren-de mejor lo único y eterno.

Esta explicación muestra claramente que la vida delalma depende del abandono del mundo material yque la permanencia en el mundo material causa losmúltiples sufrimientos de alma y su muerte.Busca, oh alma, la verdadera comprensión a travésde las cosas existentes y aprende a concebir suesencia negando sus cualidades y cantidades. Laexistencia y la esencia e las cosas son conceptossimples que el alma puede comprender, inmediata-mente y sin intermediario; mientras que sus canti-dades y calidades son múltiples y limitadas por elespacio y el tiempo.Y sabe, oh alma, que es imposible adquirir ningu-na comprensión en el mundo de la multiplicidad.En ese mundo, tú no puedes permanecer ni apren-der. La comprensión es lo propio del alma. Ahorabien, la comprensión verdadera abandona lascosas del exterior. Coge el conocimiento de lasimplicidad e ignora la multiplicidad».�

Si algo es simple, es evidente que la conducta seráigualmente sencilla y sin problemas

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¿De qué matriz, de qué materia, debe renacer el hombre?Hermes responde: De la Sophia que piensa en el silencio.Esta matriz, esta materia de la Sophia, esta sustancia primordialexiste lejos del bullicio y de la profanación de la naturaleza de lamuerte. La Sophia está en el silencio, esto es, en el espacio libreoriginal y todas las partículas de esta materia están cargadas conlas grandes fuerzas divinas, con las ideas del Logos. Ésta es lasemilla del único bien.Tan pronto como esta semilla llena de magnificencia, la materia dela Sophia, obtuviese acceso al vehículo mental ya presente perotodavía vacío y, de esta forma, el poder del pensamiento pudieseactuar de nuevo como un verdadero cuerpo, inmediatamente, lavida cuádruple originalmente prevista, se volvería un hecho: laforma llena de magnificencia volvería entonces a respirar de y enla Sophia a través del santuario de la cabeza. De ese pensamientoempezará a vivir, en ese momento, el cuerpo astral; del astral, eletérico; y del etérico, el material. Así comienza entonces la transfi-guración.

Según J. van Rijckenborgh (La Gnosis Egipcia Original tomo IV, capítulo IX)

Lectorium Rosicrucianum

pentag rama

La voz del silencio Sobre la vida y la obra de George MeadEco de la gnosis A propósito de «la voz del silencio»

«Tu Dios - Mi Dios» tratado sobre la unidad y la multiplicidad

MAY /JUN 2010 N Ú M E R O 3


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