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Historia de España Moderna. La monarquía española …biblioteca.utcb.ro/pdf/Historia Moderna de...

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Dr. Óscar Alfredo Ruiz Fernández Historia de España Moderna. La monarquía española en la Europa del siglo XVII Istoria Spaniei moderne. Monarhia spaniolă în Europa secolului XVII Pentru uzul studentilor anului I, sectia de Traducere si Interpretare, Departamentul de Limbi Straine si Comunicare, UTCB .
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Dr. Óscar Alfredo Ruiz Fernández

Historia de España Moderna. La monarquía española en la Europa del siglo XVII – Istoria

Spaniei moderne. Monarhia spaniolă în Europa secolului XVII

Pentru uzul studentilor anului I, sectia de Traducere si Interpretare,

Departamentul de Limbi Straine si Comunicare, UTCB .

Índice Introducción 1 Londres y la Corte inglesa 6 Jacobo I Estuardo

El príncipe de Gales El duque de Buckingham Los amigos de España

Los enemigos de España

La diplomacia española en Inglaterra 22 La llegada de Don Carlos Coloma La casa del embajador

Las finanzas de la embajada El nuevo embajador Barcos, piratas y embajadores 32 Espionaje español Guerra contra Holanda El comercio inglés en Asia

El ataque inglés en el Golfo Pérsico El comercio inglés en el Magreb Barcos españoles en Escocia

Inglaterra, el gran mercado europeo Españoles espiando a ingleses

Los católicos británicos 52 La capilla del embajador Persecución religiosa España y Flandes, bases del catolicismo

Soldados británicos para España 59 Una boda real Anglo-española El príncipe de Gales en Madrid Fracaso matrimonial y desilusión Don Carlos Coloma y la Corona española 61 Una vida al servicio del Rey

Don Carlos Coloma y el primer ministro del Rey Dos embajadores en Inglaterra

Conclusiones 77 Fuentes Manuscritas 79 Bibliografía 79 Webs 80 Notas 81

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Introducción.

Este libro se centra en el estudio y análisis de una pequeña parte

de la historia de España. En concreto, del siglo XVII, en Europa y cuando la Monarquía Española era la primera potencia mundial, disfrutando todavía de un enorme imperio que se extendía por todo el

planeta. Son estos viejos tiempos los que explican que tantos alumnos en todo el mundo elijan estudiar el Español como lengua extranjera.

Fue a finales del siglo XV cuando comenzó su expansión mundial de la mano del descubrimiento de Cristóbal Colón. Por ello, he creído interesante elaborar esta obra de historia moderna de España para

aquellos alumnos rumanos de Español como lengua extranjera que quieran profundizar en la Historia de España. En ella los alumnos

podrán recorrer las cortes de los reyes, príncipes y princesas de Europa, el mundo de la diplomacia, los piratas, los famosos galeones, los tesoros y los productos de América que llegaban a Europa vía España. Hubo un

tiempo en que los ingleses aprendían español porque admiraban su cultura. La primera traducción de El Quijote hecha en Europa fue al

inglés, en 1612 y luego en 1620, obra de Thomas Shelton. Esta obra es un pequeño homenaje a aquellos tiempos, en la persona del soldado, escritor y embajador español Don Carlos Coloma, embajador en

Inglaterra (1622-1624) y perfecto ejemplo de caballero español de armas y letras (él mismo fue el traductor al español de los Anales del

historiador romano Tácito).

Tanto la correspondencia enviada como la recibida tratan de la misión en la que don Carlos Coloma, maestre de campo en Flandes, capitán general de Cambresis y castellano de Cambray, sirvió en

Inglaterra como embajador extraordinario desde finales de abril de 1622 a diciembre de 1623 (no abarca todo el servicio, ya que Coloma partió de Inglaterra en octubre de 1624, sustituido por el secretario Jacques

Bruneau). Carlos Coloma, uno de los militares de mayor prestigio del primer tercio del siglo XVII (llevaba sirviendo en Flandes desde la

década de 1580), y autor de obras sobre la guerra de Flandes, era un militar al que se podría encuadrar en el partido “reputacionista” que desde 1617 tomó el control de los asuntos de la Corona española.

Amigo del ministro don Baltasar de Zúñiga, era un firme partidario de la nueva guerra contra los holandeses, tomando la ofensiva en el mar.

La Inglaterra de Jacobo I Estuardo en 1622 llevaba 18 años de amistad y cordiales relaciones con la Monarquía Hispánica (el tratado

de Londres que puso fin a casi 20 años de guerra fue firmado en agosto de 1604). Sin embargo, no era un cómodo amigo. Francia, Venecia y Holanda trataban constantemente de enemistar a ambas coronas.

Además, Inglaterra estaba sometida a permanentes tensiones internas. Por un lado, los grupos de protestantes radicales (puritanos), que se

oponían ruidosamente a la política del rey Jacobo Estuardo hacia los católicos y hacia España (cierta tolerancia oficial hacia el catolicismo, acercamiento a Madrid). Por otro, los choques entre Rey y Reino, Jacobo

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y el Parlamento, por la dirección política y financiera de la Corona, que

estaba en endeudamiento crónico debido a los gastos de la Corte y la liberalidad de los Estuardo (los Parlamentos de 1614 y 1621 acabaron

con un enfrentamiento claro entre los parlamentarios y la corona). En la primavera de 1612 el rey Jacobo aceptó el matrimonio de

su hija con el conde Federico V, elector calvinista del Palatinado (principado que comprendía territorios en Renania y Baviera). El Elector pasaba por ser todo un símbolo del protestantismo militante en Europa.

Su capital, Heydelbergh, poseía una de las universidades protestantes más prestigiosas del momento, y él mismo encabezaba la Unión

Protestante (creada en 1608), liga de príncipes alemanes contrarios al poder de los católicos Habsburgo en Alemania. La boda, celebrada el día de San Valentín de 1613, supondría a la larga para Inglaterra un foco

de conflictos y tensiones internas y externas. El rey Jacobo sería arrastrado involuntariamente al avispero alemán, y además vería

convertir a su hija y a su yerno en la alternativa al Príncipe de Gales en el acceso al trono por parte de los sectores ingleses más opuestos a la política de acercamiento a España y el catolicismo en general.

En 1618, estalló la revuelta de Bohemia. Los líderes protestantes bohemios decidieron oponer resistencia a la política autoritaria y

católica del emperador Matías. El 23 de mayo de 1618 se produjo la llamada “defenestración de Praga”, cuando un grupo de nobles

bohemios arrojó por las ventanas del palacio de Hradschin a dos regentes católicos y a un secretario, nombrados todos por el emperador Matías para gobernar Bohemia. La rebelión acababa de estallar.

Inmediatamente, se nombró un gobierno provisional bohemio y se reclutó un pequeño ejército, además de pedir auxilio a todos aquellos

opuestos a los Habsburgo (la Unión Protestante, Saboya, Venecia, Inglaterra, Holanda). Un año después, el 22 de agosto de 1619, los rebeldes bohemios depusieron solemnemente al rey Fernando (hermano

del emperador Matías y rey de Bohemia desde 1617). Cuatro días después ofrecían la corona al conde Federico V. Tras serias reflexiones y animado por los éxitos de los ejércitos rebeldes contra el emperador (se

habían unido a la rebelión los territorios de la Alta y Baja Austria, Moravia, Lusacia y Silesia, además de que se había tomado Pilsen,

Kosice, Bratislava y puesto asedio a Viena), el conde Palatino decidió aceptar la corona el 28 de septiembre de 1619. Era el inicio de la pesadilla de los Estuardo y el comienzo del breve reinado del Elector.

Desde Madrid se observaba con mucha preocupación el desarrollo de la rebelión bohemia. El consejo de Estado, cuyo liderazgo llevaba

Baltasar de Zúñiga, se mostró favorable a apoyar al emperador con soldados y dinero. En 1618 se enviaron 700.000 táleros. Para julio de

1619 serían 3,4 millones. En mayo de 1619, 7.000 veteranos de Flandes fueron enviados a Alemania. En marzo de 1621 estarían luchando 40.000 soldados en Alemania.

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El 28 de agosto de 1619 se eligió nuevo emperador al archiduque

Fernando, el depuesto rey de Bohemia. Sería este emperador el encargado de hacer frente, con la ayuda del Papado, varios principados

italianos (Génova, Toscana) y España, a los rebeldes. Pronto se creó una Liga católica con apoyo del duque de Baviera, y en la primavera de 1620 Felipe III ordenó que el ejército de Flandes al mando de Ambrosio

Spínola invadiera el Palatinado. Mientras Spínola se paseaba triunfalmente por los territorios de Federico V, en noviembre de 1620 los rebeldes bohemios eran aplastados en la batalla de Montaña Blanca.

La rebelión bohemia había terminado, el Palatinado estaba invadido por tropas españolas, Federico V se había exiliado a La Haya y el rey

Jacobo, que en 1619 había rechazado la aventura bohemia de su yerno, se encontraba ahora con un problema que le afectaba directamente.

El exilio y la pérdida de dignidades y territorios convirtieron al yerno de Jacobo y especialmente a Isabel Estuardo, la “reina de

Invierno”, en la heroína del protestantismo militante inglés. Y que disfrutara del apoyo y simpatía de los sectores puritanos no contribuyó a la tranquilidad de Jacobo. Ni tampoco a la del Príncipe de Gales. De

ahí la necesidad imperiosa de buscar una esposa cuanto antes. Un matrimonio consolidaría al Príncipe de Gales frente a su hermana, la carismática Isabel Estuardo.

Incapaz de salvar los territorios de su yerno por la manifiesta

incapacidad militar inglesa en Europa, el rey Jacobo sabía que sólo España podría interceder ante el emperador y salvar la cara de su yerno y de su propio prestigio. Por ello las constantes peticiones sobre el

Palatinado que el rey hacía al embajador Coloma. Se planteó el matrimonio de los hijos del Elector (sus nietos) con las hijas del

emperador Fernando (que deberían ser criados católicamente en Viena). La negociación para la salida de las tropas inglesas de Frankenthal con la gobernadora de Flandes (la infanta Isabel Clara Eugenia) y la

ocupación de la plaza por tropas españolas son un ejemplo más del deseo del rey Jacobo por evitarse más humillaciones en Alemania. La presión en Inglaterra era tal que el rey Jacobo que incluso llegó a

plantear abiertamente que España ayudara militarmente a reponer a Federico V en el Palatinado contra la Liga católica. Un disparate. Según

los planes de Jacobo, alcanzado un acuerdo sobre el Palatinado, él ayudaría a establecer una paz sólida en Alemania. Desafortunadamente, en este juego diplomático también contaba el

duque de Baviera, que obtuvo el Electorado imperial arrebatado a Federico V en 1623, y que ambicionaba un mayor poder en Alemania como cabeza de la Liga católica. Y también el emperador Fernando, que

estaba dispuesto a hacer tabla rasa del pasado y establecer la hegemonía católica sobre los derrotados rebeldes protestantes.

El proyecto matrimonial anglo-español se acabó convirtiendo en

una suerte de “bálsamo de fierabrás” para los Estuardo. De hecho, los

esfuerzos e insistencias inglesas mostraban claramente que el rey

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Jacobo necesitaba mucho más de una alianza con España que a la

inversa. No es casual que los impulsos diplomáticos ingleses dirigidos a la consecución de tal enlace precisamente se produjeran a partir de

1614 (cuando el embajador español conde de Gondomar planteó por primera vez de manera seria al rey Jacobo la posibilidad de una alianza matrimonial hispano-inglesa), y especialmente después de 1621. En

1614 y en 1621 se habían disuelto sendos Parlamentos en medio de su oposición frontal a las políticas de los Estuardo. España, por su parte, deseaba mantener la amistad inglesa y su benevolente neutralidad para

hacer frente a los holandeses y a los rebeldes de Alemania (tras la rebelión en Bohemia). Por ello, se aprovecho de las tensiones internas

inglesas fomentando la posibilidad de tal matrimonio. Esas negociaciones al menos servían para consolidar las relaciones entre ambas coronas. Y para septiembre de 1618 Felipe III ya estaba

recogiendo los frutos de tal política, cuando el rey Jacobo Estuardo rechazó oficialmente socorrer a los rebeldes bohemios.

La sorpresa en la corte española ante la llegada del Príncipe de Gales a reclamar su esposa (en marzo de 1623) sólo podía llevar a una

conclusión. Carlos Estuardo iba a convertirse al catolicismo. No fueron los únicos que lo pensaban. El conde de Bristol (sir John Digby), embajador extraordinario en Madrid, también lo creyó. Y Coloma desde

Londres fue de la misma opinión. El tiempo demostraría el error de cálculo de tantos ministros, tanto españoles como ingleses.

En realidad, la llegada de Carlos Estuardo a Madrid fue el final de una partida de póquer que se llevaba jugando al menos desde 1614. Sin

este viaje, el casamiento hispano-inglés quizá se hubiera ido dilatando hasta que un desesperado Carlos o un rey Jacobo presionado por la

inestabilidad de su sucesión hubieran quizá aceptado alguno de los enlaces con Viena planeados por el conde de Olivares. Acaso hubieran vuelto los ojos hacia Francia, como habían hecho en un principio,

buscando en la hermana de Luis XIII la esposa de Carlos Estuardo. Pero en cualquier caso es difícil creer que la situación acabara como lo hizo, con una guerra declarada por un Carlos Estuardo humillado y un

favorito deseoso de revancha. Su regreso a Inglaterra en octubre de 1623, tras seis meses en España, recibidos como auténticos héroes de

aquellos a quienes habían despreciado en el Parlamento de 1621 y a los que en 1622 habían prohibido hablar mal de España, el Papado o el Catolicismo (los puritanos, entre otros) debió de ser una escena muy

chocante para Coloma, cuyo puesto en Londres le convertía en testigo de privilegio.

El fin del enlace hispano-inglés supuso también el final de la política pacifista del rey Jacobo. A partir de entonces las políticas

seguidas en Inglaterra, al igual que los que las diseñaban, cambiarían de rumbo. El Príncipe de Gales tomaría el relevo de facto con el apoyo

de Buckingham, mientras que el viejo y cansado rey Jacobo esperaba ya la muerte, cada vez más ajeno a la toma de decisiones. El nuevo viraje

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inglés hacia Holanda y Francia inevitablemente era tomar un camino

que llevaba casi forzosamente al choque con España.

Por supuesto, todo lo que ocurrió entre marzo y septiembre de 1623 en Madrid, todas las negociaciones, todo lo que el Príncipe de Gales concedió para poder concluir su matrimonio se olvidó enseguida.

Debía olvidarse. Si el Príncipe de Gales salió de Inglaterra en marzo de 1623 como un amigo de España, regresó en octubre como un enemigo. Finalmente las contradicciones de un enlace hispano-inglés reventaron

el matrimonio y la amistad entre ambas coronas (al menos hasta 1630). Las crecientes tensiones internas que amenazaban a la dinastía

Estuardo (choques con el Parlamento y los puritanos, la necesidad de consolidar un linaje escocés en el trono inglés, el problema del Palatinado) convencieron al rey Jacobo y al Príncipe de Gales de que

sus problemas se resolverían (en realidad, sólo podrían resolverse), aliándose con la principal potencia católica de Europa. Y la infanta

María sería el broche perfecto. Desgraciadamente, España no estaba dispuesta a seguir los planes ingleses. Y Coloma haría, como embajador español en Inglaterra, de notario de tal desengaño.

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Londres y la Corte inglesa a los ojos de un embajador español.

A lo largo de dos años y medio (mayo de 1622 – octubre 1624) don

Carlos Coloma sirvió en la embajada española en Inglaterra. Lo que

nunca se hubiera imaginado Coloma era no sólo la duración de su embajada, sino el acontecimiento tan extraordinario que iba a

presenciar desde Londres y que le tuvo a él como testigo privilegiado y directo. Me estoy refiriendo, naturalmente, al viaje del Príncipe de Gales y el marqués de Buckingham a España entre marzo y septiembre de

1623. Pero en el servicio de Coloma en la embajada había una multitud de tareas que el embajador de la Monarquía Católica debía realizar en

un país como Inglaterra, herético, amigo pero potencial enemigo, rival comercial y cuya neutralidad era clave en la lucha contra los enemigos holandeses. Además, Carlos Coloma estuvo en contacto con la élite

dirigente de la Inglaterra del momento. Personajes como el rey Jacobo (James Stuart), su hijo el Príncipe de Gales Carlos Estuardo (Charles Stuart), George Villiers (marqués de Buckingham y futuro duque), el

barón sir John Digby (futuro conde de Bristol), el conde de Arundel, los secretarios de estado Calvert y Conway, el canciller Richard Weston, sir

Francis Cotington, Endymion Porter, el vizconde de Cramfil (Gran Tesorero de Inglaterra), el vizconde de Grandson, don Luis de Lucanor y otros más aparecen repetidas veces en los despachos que enviaba

desde Londres.i

La aventura de Don Carlos Coloma como embajador

extraordinario en Inglaterra comenzó a mediados de septiembre de 1621, cuando el conde de Gondomar envió dos cartas a Madrid (de 16 y

30 de septiembre) solicitando una vez más la licencia del servicio en Londres, tanto por su mala salud (los médicos aseguraban que no pasaría del invierno si continuaba allí) como porque en Madrid podría

asistir en los cuestiones de estado cuando llegara a Madrid (a finales de febrero de 1622) el embajador extraordinario inglés barón Digby,

enviado por Jacobo para negociar sobre cinco asuntos, el casamiento, el Palatinado, el jurar y ratificar las paces, la guerra con los holandeses y la armada inglesa en el Mediterráneo.ii De todas formas, Gondomar

consideraba que su ausencia sería temporal, ya que podría volver de nuevo al servicio en la embajada tan pronto su salud mejorase y los negocios en Madrid se encaminaran. La resolución de Su Majestad (de

12 de noviembre de 1622) fue la de ordenar la licencia temporal de Gondomar y enviar a la embajada a don Carlos Coloma en el interin,

pues por algunos meses podrá ausentarse de su cargo en Cambray (el nuevo embajador era castellano y gobernador del castillo de Cambray, así como capitán general del Cambresis). Casi dos meses después,

Gondomar enviaba una carta a Coloma (de 2 de enero de 1622) felicitándole por el nombramiento como embajador extraordinario en

Inglaterra, puesto que Gondomar definía como "hoy el más importante cargo que el Rey provee fuera de España. Y así lo entienden en Madrid, y

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por ninguno lo trocara yo si mi salud no estuviera tan acabada y bien se ha visto pues volví aquí sobre [ser] embajador de Francia y de Alemania". También le señalaba que en Londres ya se sabía su venida (por haberlo

avisado el embajador inglés desde Madrid) y que a todos les había complacido.

Don Carlos Coloma recibió el nombramiento oficial como nuevo embajador extraordinario en Inglaterra en carta de Su Majestad de 15

de marzo de 1622. En ella se comunicaba a la orden de regreso a España del conde de Gondomar y su nombramiento, conservando los cargos anteriores. En Londres el conde le instruiría en los asuntos de la

embajada para que Gondomar dejara su puesto y pudiera estar de regreso a España para cuando el nuevo embajador extraordinario inglés, sir John Digby, lleguara a Madrid a tratar los pormenores del

proyecto de casamiento del Príncipe de Gales y la Infanta María.Y se le concedían 4.000 ducados de ayuda de costa librados en el dinero de las

provisiones del ejercito de Flandes. El nombramiento adjuntaba la carta de credencial para el rey Jacobo explicando el relevo de Gondomar por su mala salud.iii

La imagen que de los diferentes personajes de la Corte de los

Estuardo se plasma a través de la correspondencia que Coloma enviaba a Madrid, Bruselas, París, Roma o Viena será el punto fundamental de este capítulo. Esta información es de gran interés no

sólo porque nos permite tener una visión (de hecho, la visión personal de don Carlos Coloma) de los dirigentes de la Inglaterra de Jacobo Estuardo (empezando por el propio Rey), incluso si esa impresión es

parcial y sesgada, sino también porque esa fue la que en Madrid se recibía, y con la que se elaboraba la política hacia Inglaterra, un

asunto siempre complejo y, como veremos por la correspondencia de nuestro protagonista, cambiante y sujeto a las contradicciones propias del choque de intereses entre ambas coronas.

Jacobo I Estuardo, soberano de Gran Bretaña.

Lo primero que se hace notar sobre el rey en los despachos de

Coloma es que Jacobo Estuardo es un hombre enfermo y débil. Próximo

a cumplir los 56 años (los cumpliría a principios del verano de 1622),iv el rey padecía del achaque más común a todos los miembros de los grupos poderosos de la época, la gota. De hecho, esta enfermedad es la

excusa dada a Coloma para que se retrase su primera audiencia, del viernes 13 de mayo al sábado 14 por la mañana.v La incapacidad física

de Jacobo, que se iría incrementando con el tiempo, será de gran ayuda para comprender como, tras el regreso a Inglaterra del Príncipe de Gales y el duque de Buckingham, fueran estos los que gobernaran de facto,

orientando la política inglesa hacia posiciones anti-españolas, pese a las tradicional orientación pacifista del anciano Rey. Por ello mientras el

rey siguió con vida, no se llegó a la ruptura total, sino que se produjo a los pocos meses de la subida al trono del nuevo rey Carlos I Estuardo.

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El otro gran asunto que tensionaba el trono inglés (el conde Palatino y sus alianzas con los protestantes alemanes) aparece

recurrentemente en las preocupaciones de Jacobo. Sabedor de que las armas españolas ocupaban Renania y que habían expulsado a su yerno de sus territorios, tras la derrota de los rebeldes bohemios,vi sólo Felipe

IV podía intermediar con el emperador para la restitución del conde Palatino y la pacificación de Alemania. Por ello, Jacobo lo mencionaría constantemente a Coloma, como hizo en esta segunda audiencia

“…añadió [el rey] que no ponía duda en que Vuestra Majestad deseaba con llanezas la paz de Alemania y que procuraría encaminarla por medio de la restitución del estado y título electoral del Palatino…”.vii

Como conclusión, Coloma habla de la buena apariencia exterior de Jacobo, aunque no se fíe de sus verdaderas intenciones ni de muchos consejeros del rey que deseaban malos sucesos para España,

aunque sabe que otros con el corazón de católicos fingen esta enemistad porque “…tienen aquel camino por el más seguro para conservarse en gracia de su rey”.viii Como se ve, la corte inglesa estaba dividida en cuanto a la política hacia España. Holanda, Francia, Venecia o Saboya luchaban, junto a los grupos puritanos, por ganarse

voluntades para perjudicar los intereses españoles en Inglaterra, mientras que los embajadores españoles batallaban para todo lo

contrario, en una “guerra fría” digna de la que nació tras la segunda guerra mundial (de hecho Coloma habla del estado de las relaciones hispano-inglesas en términos de “guerra disimulada”, “paz fingida”,

“mala paz”).Y en esta tela de araña, Jacobo y Carlos Estuardo estaban en el centro. Coloma sabía la importancia de mantener la amistad y

buena correspondencia con el rey inglés, por los beneficios que de ello se derivarían (neutralidad inglesa en el conflicto con los holandeses y otros enemigos de España, apoyo naval en el Canal y en el

Mediterráneo, amparo a los católicos de Inglaterra), pero nunca se fió demasiado del rey, al que siempre vio inclinado (en lo interior) más a los enemigos de España,ix y que toda la amistad que mostraba respondía al

deseo de “… la restitución de sus hijos en sus estados, y voto electoral…”,x además del temor que parecía tener Jacobo a que, una vez

derrotados los holandeses, España volviera sus fuerzas contra Inglaterra.xi

Jacobo era un rey atento a cualquier cosa que amenazase su

trono o su soberanía, y entre ello estaban las críticas que se hacían,

especialmente los grupos puritanos, ante su política hacia el Palatino, como cuando ordenó terminar las levas de tropas para Flandes por las críticas generadas; o la quema pública de un libro escrito por un tal

David Parens (de la universidad de Heydelberg) en el que sustentaba que era lícito a los vasallos echar y deponer a su rey si no defendiese el

evangelio protestante, de lo que se infería que podían y debían los ingleses privar al suyo por no haber enviado un ejercito a Alemania a sustentar la rebelión del Palatinado; o su queja ante Coloma por la

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distribución ilegal desde la embajada española de un libro católico

prohibido en Inglaterra desde 1616 y vuelto a imprimir en Flandes en 1621, en el que se cuestionaba la lealtad de los católicos para con un

rey protestante.xii La falta de recursos financieros que atenaza a la corona inglesa es

otro asunto que Coloma señala. Tal escasez,xiii que ataba de pies y manos a Inglaterra a la hora de afrontar los problemas europeos que afectaban a sus intereses, obligaban al rey inglés a depender de Felipe

IV para dar una salida honrosa a su yerno, enemigo de los Habsburgo. Pese a que el rey de Gran Bretaña sabía que los españoles tenían su

propia política e intereses respecto de Alemania y del Palatinado y que no debía fiarse demasiado de ellos (como le advertían consejeros como Richard Weston, agente en Bruselas y futuro canciller, el barón sir

John Digby desde Madrid, el secretario Calvert o el mismo Buckingham)xiv, tenía pocas opciones. La monarquía de los Estuardo,

como antes la de los Tudor, se diferenciaba respecto de la de la mayoría del Continente en que la soberanía estaba representada conjuntamente por el Parlamento y el Rey. La corona inglesa debía establecer si las

propuestas de ley del Parlamento eran adecuadas, pero también se esperaba que respetase los privilegios parlamentarios para mantener la cooperación dentro del cuerpo político.

La reina Isabel había mantenido básicamente este consenso, a

pesar de las tensiones cada vez mayores que se experimentaron al final del reinado. El enorme coste de la guerra contra España (1585-1604) y las rebeliones irlandesas (1569-1573, 1579-1583 y 1594-1603) se

hallaban, al menos en parte, por encima de los impuestos locales y las concesiones parlamentarias establecidas para la defensa en tiempos de

extraordinaria necesidad. La legendaria tacañería de la reina Isabel permitió que las rentas ordinarias de la corona (procedentes de la tierra de su propiedad y de los derechos de sus regalías) fueran suficientes

para hacerse cargo del resto. Pese a ello, las deudas acumuladas por valor de 400.000 libras y una inflación que se comía unos impuestos reales no actualizados desde 1558 (book of rates) fueron la otra cara de

la corona recibida por Jacobo.

Sin embargo, el nuevo rey no sólo esperaba compensar con mayor generosidad a quienes sirviesen a la corona (como rey escocés que estrenaba trono en Inglaterra debía ganarse voluntades, y a ello

responde que en sus cuatro primeros meses de reinado hiciera 906 caballeros), sino que el considerable tamaño de la familia real y su

despreocupación por los asuntos financieros pronto hicieron de la solvencia de la corona una quimera. Robert Cecil (conde de Salisbury) intentó incrementar las rentas de la corona arrendando las aduanas en

1604 y, siendo Lord Tesorero a partir de 1608, propuso una reforma mayor de las finanzas de la corona (el Gran Contrato, que era el intento

de convertir las rentas reales en una suma fija anual) que fue seriamente considerada en el Parlamento de 1610, pero finalmente

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abandonada. Quizá por ello en 1611 se recaudó un Préstamo forzoso de

116.000 libras y comenzó la venta de baronías. Y los Parlamentos de 1614 y 1621 terminaron en un fiasco, el primero disuelto sin subsidios

y el segundo con dos de 140.000 libras. En tiempos de la embajada de Carlos Coloma, Lionel Cranfield

(Lord Tesorero entre 1621 y 1624) combatió los excesivos gastos y derroches de la Casa Real, pero fue procesado en 1624. Por ello, no se logró ninguna reforma del sistema financiero de la corona, y se vio

obligada a salir del paso mediante expedientes como la venta de baronías (desde 1611, y cuyo apogeo se sitúa entre 1615 y 1623) que

produjo un total de 420.000 libras (cifra no muy inferior a la cantidad total concedida por el Parlamento durante los primeros catorce años del reinado de Jacobo en Inglaterra) o el incremento de las rentas de

aduanas, por encima de las 70.000 libras registradas en 1614. Por ello, se entiende la preferencia de la corona inglesa por los expedientes

fiscales que salvaran la aprobación de un Parlamento opuesto a la política de Jacobo. En definitiva, eran estos problemas financieros y el enfrentamiento creciente con el Parlamento acerca de la política seguida

por el rey lo que ataban de pies y manos a Jacobo Estuardo para afrontar por sí sólo los problemas internos (Parlamento, puritanos) y externos (Palatinado). De ahí la esperanza y la confianza en que fuera la

alianza con Felipe IV la que consolidara el trono de Gran Bretaña para los Estuardo…”el remedio de todo no había de venir ni le esperó jamás de Flandes sino de España” (palabras de Jacobo Estuardo al firmar los capítulos del casamiento en el verano de 1623).xv

El problema de la rebelión holandesa contra España es otro

asunto de importancia. La actitud de Jacobo hacia los holandeses era

compleja. Por una parte le desagradaban (los considera soberbios en su rebeldía –los llama “vasallos rebeldes”- y con su potencia naval –que reconoce superior a la inglesa-, así como rivales comerciales de

Inglaterra en las Indias orientales),xvi pero por otra parte no podía más que verlos con simpatía (eran protestantes, luchaban contra las fuerzas

católicas). Por ello Coloma deja patente en numerosas ocasiones la conducta contradictoria de Jacobo hacia Holanda.xvii Para Coloma, Jacobo nunca haría una alianza con España para echar a los

holandeses del comercio de las Indias orientales porque luego “sería fácil echarlos a ellos [ingleses] también de la India” y en realidad lo que

ingleses y holandeses quieren es hacerse fuertes allí, y no lo podrían hacer si están enfrentados.xviii Lo que si hacía era dar avisos a nuestro embajador sobre las intenciones holandesas con la compañía de las

Indias occidentales (fundada en 1621).xix Naturalmente, el interés inglés estaba en este momento más en las Indias orientales que en América, fuertemente defendida por España.

Lo que procuró Jacobo fue concertarse con los holandeses

respecto del comercio en las Indias orientales, llegando a un pacto por el que Holanda le pagaba 82.000 libras (350.000 ducados) como

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indemnización para la compañía inglesa de las Indias orientales por los

daños recibidos de barcos holandeses, que según Coloma “pasaban de 2 millones de ducados”. Y este tratado se lleva a cabo llenando los

bolsillos de muchos ministros del rey (Coloma calculó que se habían gastado 18.000 libras -72.000 escudos- en sobornos), entre ellos

Buckingham, al que Coloma acusa de haber recibido 10.000 libras (40.000 escudos), aunque aparecen otros nombres como el Vizconde Grandson y el nuevo secretario de estado Edward Conway.xx

Coloma es muy consciente de la importancia de conservar la amistad con Inglaterra para acabar con los holandeses, por la ayuda

que pueda prestar con armadas en el Canal de la Mancha, en el Mediterráneo o las Indias orientales y en general por el fin de la

amistad y cooperación anglo-holandesa (comercio, asuntos religiosos, navegación, reclutamiento de tropas inglesas para Holanda) y el amparo inglés dado a los protestantes alemanes (Palatinado, rebeldes

bohemios). Y en numerosos despachos esta conveniencia le lleva a plantear que se haga cualquier cosa “como no fuese repugnante a la

propia seguridad” para mantener a este rey en buena correspondencia (dándole satisfacción en el asunto del Palatinado o el casamiento del Príncipe de Gales) porque “puede siendo amigo, dado que le llamemos amigo fingido, hacer mucho bien, y mucho mal siendo enemigo declarado, particularmente mientras dura esta guerra con Holanda”xxi.

Jacobo se muestra como un rey temeroso y pacífico.xxii Desde

luego estas imágenes no tienen necesariamente que responder

completamente a la realidad, pero al fin y al cabo es lo que Coloma transmitía a sus superiores en Madrid y Bruselas. Un rey sometido a

las presiones de los consejeros más belicistas y de los círculos puritanos para que declarase la guerra a España (como le pidieron los parlamentarios en el Parlamento de 1621)xxiii. Un rey temeroso de los

puritanos y los holandeses porque pudieran aliarse para poner en el trono al conde del Palatinado y a su esposa (Isabel de Estuardo), convertidos en el icono del protestantismo más beligerante en la

Inglaterra de principios de la década de 1620.xxiv Un rey pacífico, poco dado a la guerra, débil incluso, que se muestra a veces “con más miedo que vergüenza”. Coloma era consciente de la debilidad militar de Inglaterra por la ausencia de medios financieros y el ánimo del rey que

“no es guerrero…”, por ello el comentario de Coloma ante las amenazas que oía de guerra en Londres contra España tras el regreso del Príncipe de Gales “…las amenazas de guerra son tan grandes y desvergonzadas como desproporcionadas con las fuerzas pues no tienen un real ni de donde sacarlo sin Parlamento…”.xxv Y un rey vano, poco firme, del que se

puede esperar poco de las promesas, cuyo juego diplomático se hacía en muchas ocasiones de forma traicionera. De todos modos, la impresión

general era más bien positiva porque Coloma culpaba más a los consejeros puritanos y mal afectos a España que al rey de las actuaciones contra los intereses de España. De hecho, en la

correspondencia correspondiente al regreso del Príncipe de Gales,

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Jacobo aparece como el único que apoya todavía la opción del

matrimonio español. En este momento son su hijo Carlos y Buckingham los que se llevan las maldiciones de Coloma, justificándose

la figura del rey porque “tiene buenas intenciones, pero como está enfermo no resiste como debiera los ruines oficios de los que andan cerca de él y de su hijo [Buckingham]”.xxvi

No fue la primera vez que Jacobo causaba semejantes

impresiones a los embajadores españoles. Ya en 1603 el enviado español calificaba al rey de “personaje timorato”. Y el temor como un rasgo muy marcado del carácter de Jacobo puede explicarse por la

violencia que había vivido desde pequeño en el reino de Escocia. Su madre la reina María fue amenazada, estando embarazada de 6 meses

de Jacobo, por las dagas de varios nobles; a los 5 años el futuro rey vio como asesinaban a su abuelo el regente; a los 11 secuestrado debido a la lucha entre facciones nobiliarias escocesas; y el joven rey fue

sometido a graves amenazas físicas por parte del conde de Bothwell como por parte del regente Morton. En definitiva, hubo conjuras y

contraconjuras durante toda la adolescencia del joven rey.xxvii Y ni siquiera en Inglaterra se libró de tales violencias. En 1603, el año de su acceso al trono inglés, se descubrieron 2 conjuras contra él y su familia.

Y en 1605 se abortó la famosa “Conspiración de la Pólvora”. Por todo ello, Jacobo Estuardo temía cualquier cosa que amenazase su trono o a su familia. Y a la altura de 1622 los denominados “puritanos” (grupos

protestantes radicales y otros descontentos) ya constituían una amenaza para él, tal como expresó a comienzos de ese año al conde de

Gondomar…”esos puritanos y descontentos me darían una muerte miserable”.xxviii La cuestión del Palatinado no contribuía a unificar al

reino detrás de su rey, más bien era al contrario, porque la posición de Jacobo (dependencia de España para resolver el asunto del Palatinado, matrimonio del Príncipe de Gales) se orientaba a la alianza con la

monarquía que más odios suscitaba en Inglaterra, y le ponía en la diana tanto del Parlamento como de esos para él “odiosos” puritanos, que le amenazaban con que apoyarían la subida al trono de su hija

Isabel y su marido el conde Palatino por encima de él y su hijo Carlos.xxix

El príncipe de Gales.

A la altura de mayo de 1622 (cuando Coloma llega a Inglaterra), el Príncipe de Gales tenía 21 años (los había cumplido en el otoño de

1621). De carácter tímido y taciturno, había vivido toda su vida en un segundo plano. Primero oscurecido por su hermano Enrique (fallecido en 1612), y luego por su enérgica hermana Isabel (esposa del conde del

Palatinado), el rey Jacobo le mantuvo conscientemente en un segundo plano para protegerle, puesto que era el único hijo que le quedaba. De todos modos, el muchacho, pese a ser muy bajo de estatura, tenía un

porte y rasgos proporcionados, así como una esmerada educación que

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le conferían sin duda el porte y semblante adecuado a su principesca

posición.xxx

El primer encuentro de Coloma con el Príncipe de Gales fue el mismo día de su audiencia con Jacobo, el sábado 14 de mayo de 1622, en su cámara privada. Iba acompañado del conde de Gondomar, y su

impresión fue muy favorable “…me habló [el príncipe] en el mismo lenguaje [de buena amistad y correspondencia]...parecióme persona de esperanzas y harto gentil príncipe…”xxxi. Desde luego, la buena relación que se daba está fuera de toda duda. El conde de Gondomar se había ganado la confianza no sólo de Jacobo, sino también del Príncipe,

además de la de Buckingham. Conversaban y bebían juntos, y se estableció una relación tan cordial con el Príncipe que se permitía

llamar a Gondomar su “alcahuete”.xxxii Esta cordialidad explicaría no sólo la buena relación que Coloma mantendría a nivel personal con Jacobo, Carlos y Buckingham (fue introducido a todos ellos por el

propio Gondomar antes de que este marchara a España) sino también el viaje del Príncipe a España en marzo de 1623. El problema fue que

las buenas relaciones personales de Gondomar con los gobernantes de Inglaterra se superpusieron a las relaciones políticas y diplomáticas entre ambas coronas, generando una dinámica propia que acabaría por

ser frenada de golpe en Madrid (atendiendo a unos más fríos cálculos políticos) y por provocar la inevitable ruptura.

El Príncipe aparece en audiencias dadas a Coloma, junto al rey y al valido, mostrando al embajador toda cortesía “el príncipe me salió a recibir hasta la puerta del aposento del padre” y atendiendo a sus demandas, como cuando en una de ellas, reclamando Coloma por los

robos de ingleses a portugueses en las Indias orientales, el Príncipe se volvió a su padre y dijo en francés “sire tous sont pirates”.xxxiii

Por su parte, la impresión que tiene Coloma del Príncipe de Gales no puede ser más favorable…”este Príncipe de Gales es gran persona y espero que ha de encaminar Dios por su medio la conversión deste reino”xxxiv. El embajador creyó (erróneamente como se vería al final) que el Príncipe de Gales ayudaría al restablecimiento del catolicismo en

Inglaterra, a la derrota de los holandeses e incluso que él mismo volvería de su viaje a España “católico, si no descubierto si de corazón, y que Dios le tome por instrumento para restituir la fe en Inglaterra”xxxv. Coloma, llevado de la euforia que se tuvo con el viaje de Carlos

Estuardo a Madrid, llegó a escribir que “…mas vivirá poco [el rey Jacobo], le dan hasta fin deste año, al Príncipe de Gales le miro con otros ojos, cumplirá lo que ofrezca no de golpe sino introduciendo por Parlamento la libertad de conciencia, que sería lo mismo que hacer este reino católico … este rey no hará más de lo que ha hecho, que no es poco, su hijo cumplirá lo que prometiere, apriétenle ahí [en Madrid] vivamente y con secreto antes de pasar al casamiento”xxxvi.

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Como he señalado arriba, el viaje de Carlos Estuardo a España

para ultimar su matrimonio supuso un momento de euforia para Coloma. En sus despachos no sólo reitera las ideas anteriores sobre lo

que el Príncipe de Gales podría hacer en el restablecimiento de la fe católica en Inglaterra, sino que le hacía enemigo de los puritanos (que querían en el trono a su hermana)xxxvii y comparaba su viaje con

hazañas del tiempo de los caballeros andantes o de Amadis de Gaula.xxxviii Por desgracia, estas impresiones cambiaron a medida que

transcurría la estancia del Príncipe en Madrid y las negociaciones se estancaban y alargaban. A partir de julio de 1623 (cuando faltaban aún 3 meses para el regreso de Carlos Estuardo a Inglaterra), Coloma ya

advertía del desastre que sería que el Príncipe volviera mal satisfecho y sin esposa, porque ello supondría la ruptura con Inglaterra.xxxix Y los

malos augurios se fueron cumpliendo, ya que desde septiembre de 1623 Coloma sabía que el Príncipe volvía “sin desposarse y muy disgustado”, por lo que el pueblo en Inglaterra acusaba a Coloma y a Hinojosa del

“mal” trato recibido por el Príncipe de Gales en España.xl Y tras esto vinieron las acusaciones al Príncipe, como “…haber contravenido el juramento del casamiento por ser esclavo de Buckingham y entregarse a las pasiones de ese tirano y de todos los que desean rompimiento…” y

después los calificativos de ser, junto a Buckingham, “…enemigos declarados nuestros…” y ser “un Príncipe remiso y tinto en lana de hereje”,xli no sólo por negarse ya a realizar el casamiento o querer declarar la guerra a España (abiertamente o mediante alianza con Holanda y Francia), sino también por las infamias de las que acusaba al

rey de España (dilaciones, no haberle dejado ver ni hablar con la Infanta, los pocos favores que se le hicieron, haber estado 8 o 10 días

sin ver al rey y el no haberle jamás invitado a comer)xlii. Es decir, unas pobres excusas para justificar la ruptura entre ambas coronas explicada realmente por la humillación personal de un príncipe.

En definitiva, mediante los despachos de Coloma observamos la

transformación, en el espacio de año y medio, del Príncipe de Gales de

instrumento de Dios para la vuelta de Inglaterra a la fe católica al mayor enemigo de España. Por supuesto, tan asombroso cambio sólo

pudo darse por una acumulación de malentendidos en las relaciones entre ambas coronas. Colosal malentendido alimentado y cultivado desde Londres (y desde España a su regreso) por el conde de

Gondomar y que terminó por explotar en 1623. Siete años más tarde, Coloma sería enviado a Inglaterra a firmar una paz con la que se

cerraría una inútil guerra producto de esos malentendidos en las relaciones entre ambos países. La paz volvería de nuevo, firmada por el mismo rey que la provocó, el rey Carlos I Estuardo.

El duque de Buckingham.

Buckingham era el otro vértice del poder en la Inglaterra de los Estuardo. A instancias de la reina Ana, el joven Buckingham fue

designado en 1615 como gentilhombre de cámara y caballerizo mayor

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con 22 años. Alto, encantador, elegante, educado y atractivo, parecía el

reverso del Príncipe Carlos. Tuvo la habilidad de ganarse el favor del rey Jacobo, ascendiendo en la corte (en 1616 se convertiría en vizconde, en

1619 en marqués y en 1623 en duque, primer ducado concedido a alguien de sangre no real)xliii. Como valido del Rey y del Príncipe (porque llegó a desarrollar la misma amistad con Jacobo que con Carlos),

aparece en la correspondencia de Coloma con asiduidad como el equivalente a Olivares en España.

El conde de Gondomar (en su afán por ganarse a los líderes de Inglaterra) también llegó a una buena amistad con este “tercer

hombre”. No podía ser de otra forma. E incluso llegaría a disfrutar de excelentes relaciones con la madre y la esposa de Buckingham e incluso con la suegra del favorito, la católica condesa de Rutland.xliv

La primera mención de Buckingham (Coloma le llama el marqués

de Boquingan) la hace Coloma en su informe sobre la primera audiencia, y señala que “… 2 días antes de la audiencia me había visitado el marqués de Buckingham... y mostró harta afición al servicio de Vuestra Majestad”.xlv Como se ve, la impresión es positiva, al igual que con el rey Jacobo o el Príncipe de Gales. De hecho, Buckingham había

visto a Coloma antes que los dos anteriores, sin duda para luego comentarles cómo era el nuevo embajador español.

El favorito aparece muchas veces en audiencias de Coloma, asistiendo al lado de sus amos. De hecho, en la segunda audiencia de

Coloma con el rey, en su cámara privada, Buckingham aparece al lado de la silla de Jacobo.xlvi Como Gran Almirante de Inglaterra y consejero de estado (entre otros cargos), tenía parte en los asuntos navales que

interesaban a Coloma en esta segunda audiencia (las armadas prometidas por Jacobo para el Canal de la Mancha y el Mediterráneo). Y otras veces en reuniones más informales con el embajador español

despachando asuntos variados (como los del Palatinado o el libro del doctor Mathey Keleson) en la propia posada de Coloma, en donde

Buckingham le hacía confidencias sobre los asuntos tratados por el consejo de estado.xlvii

Como principal ministro y Gran Almirante, Buckingham aparece despachando muchos asuntos de comercio marítimo con Coloma,

especialmente los relacionados con robos a barcos de Su Majestad por parte de ingleses u otros piratas (holandeses, rocheleses) y que llegan a las costas inglesas. Y Coloma insinua en muchas ocasiones que el

favorito era sobornado para no actuar contra los piratas o bien porque tenía intereses en la compañía inglesa de las Indias orientales. En cierto ocasión, Coloma hace una acusación concreta a Buckingham de recibir

10 000 libras (40 000 escudos) de los holandeses para actuar a favor de sus intereses, calificándole de “puritano” y “sobradamente inclinado a los holandeses… le han obligado con más que palabras”. De hecho, el embajador llega a relacionar el nombramiento del nuevo secretario de

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Estado, Edward Conway, y el nuevo vicealmirante, Guillermo Selenger,

(ambos pro-holandeses y puritanos) con los sobornos a Buckinghamxlviii.

En el asunto del casamiento y viaje del Príncipe de Gales a España, Buckingham tuvo parte fundamental. Como compañero de fatigas del Príncipe, sabía todos los detalles. Y no menor era el hecho de

que el favorito sabía que la propuesta del viaje fue hecha al conde de Gondomar a mediados de mayo de 1622, o que recibiera dos cartas del conde de septiembre de 1622 animando a la realización del viaje, a las

que contestó con una carta al conde en la que le expresaba lo que se había hecho a favor de los católicos y los obstáculos que se ponían para

el casamiento. De hecho, al saberse la noticia de la partida de Carlos Estuardo, la primera reacción de los “puritanos” fue de asombro y temor, la segunda fue acusar a Buckingham y a Gondomar del viaje. La

de Coloma, por lo que al favorito se refiere, fue sorprenderse de que el rey consintiera en apartarle tanto tiempo de su lado.xlix

Por desgracia, las negociaciones se estancaron en Madrid y

empezaron a torcerse. La primera referencia sobre ello en relación con

el valido es de principios de julio de 1623. En ella Coloma señala que el rey le había dicho que Buckingham había tenido unas malas palabras con Olivares acerca de la conclusión del casamiento.l Para finales de

septiembre de 1623 Coloma ya sabía que el favorito, “el que todo lo puede”, se oponía al matrimonio del Príncipe y que se había enfrentado

a Olivares en Madrid.li A partir de ahora, las referencias al primer ministro de Jacobo son para remarcar su oposición al casamiento, su

apoyo al matrimonio del Príncipe con una princesa francesa, su alianza con los “puritanos” y holandeses, y los oficios que hacía en el consejo de estado en contra de España.lii Palabras como “ruin voluntad”, “no buena calidad”, “ruines oficios”, “demonio”, “tirano”, “declarado enemigo y holandés de corazón”, o “bellaco” son los calificativos que da Coloma al

valido de Jacobo. Incluso llega a sugerir que el poder del ahora duque de Buckingham era tan grande que esclavizaba al Príncipe, era temido

por el Rey e incluso que haría algo en contra de Jacobo si el Rey hacía otra cosa diferente a cazar y holgarse.liii

En definitiva, como Coloma concluye en uno de sus despachos, no se podía esperar ayuda ninguna de Inglaterra mientras estuviera Buckingham en el gobierno. Y así fue. Buckingham probablemente fue

el personaje de ese triángulo de poder de la Inglaterra de los Estuardo que más hizo por la guerra contra España. Seguramente más que el

propio Príncipe, al que la experiencia de Madrid y los consejos del favorito empujaron al conflicto, un trance del que Inglaterra no sacaría más que derrotas y humillaciones precisamente en el terreno (el

marítimo) en el que se la suponía más fuerte, para regocijo de personajes como Olivares, que nunca temió a la Inglaterra de los

Estuardo. El fracaso de Buckingham como Gran Almirante en las expediciones a Cádiz (1625) y La Rochela (1627) no contribuyeron en nada a granjearle más simpatías en su país. Y la corrupción

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generalizada del gobierno tampoco. Su final, asesinado en el puerto de

Portsmouth, fue inesperado. Antes de ello, el valido y el rey Carlos Estuardo ya habían tomado la decisión de llegar de nuevo a la paz con

las dos potencias católicas con las que estaban en guerra (España y Francia). En 1629 le tocaría a los franceses, y apenas un año después España e Inglaterra volverían a firmar la paz, esta vez sin el favorito,

pero con la presencia de nuestro embajador Coloma.

Tras este “trío de ases” de la política inglesa de la década de 1620

aparecen otros personajes de su corte, consejeros de estado, secretarios, alto miembros de la nobleza inglesa. Con ellos Coloma (y

como él los demás embajadores extranjeros) tuvieron que vérselas en el complicado juego de la diplomacia en la corte de los Estuardo para tratar de inclinar al rey Jacobo (y más específicamente, a su favorito)

hacia los intereses de una potencia o de otra. Afortunadamente, Coloma en esto recogió la herencia del conde de Gondomar (estrechas relaciones

con el rey, el príncipe, el valido y otros destacados miembros de la nobleza inglesa), y pese a ser un soldado más que un embajador, cumplió con su cometido de la mejor manera que pudo. De todas

formas, las facciones que había en la corte se reducían para Coloma en dos. Los bien afectos (partidarios del casamiento del Príncipe de Gales y de la amistad con España) y los mal afectos (los enemigos de España,

puritanos, partidarios de Holanda y otros enemigos).

Los amigos de España.

Había numerosos miembros de lo que podríamos llamar el

“partido pro-español” en la corte inglesa. A continuación presentaré los nombres de los personajes más representativos e importantes que

aparecen en la correspondencia de don Carlos Coloma. -Sir George Calvert, primer secretario de estado, “hombre muy

honrado y muy bien afecto a nuestras cosas”.liv Aparece numerosas

veces despachando asuntos con Coloma en Palacio o en la casa del embajador.lv Era un personaje muy importante para Coloma, y de

hecho, cuando Buckingham (cuyas relaciones con este secretario no eran demasido buenas) intentó apartarle de la corte enviándole a España, Coloma se opuso de forma tajante para que “no nos le aparten de los negocios”.lvi Sus buenos oficios serían recompensados al menos con una tapicería que le regaló el embajador español.lvii

Luis de Lucanor, caballero católico, era conductor de embajadores

y muy favorable a España.lviii Fue el personaje encargado de ir a buscar a Coloma a Dover en coche para llevarlo a Londres. Su primer contacto con alguien de importancia en Inglaterra (aparte del capitán del galeón

que le llevó desde Calais, don Guillermo San Juan, favorable a España y al que se le regalaron un par de guantes de ámbar y se le invitó a

comer).lix Este Lucanor era personaje de importancia ya que Gondomar advirtió a Coloma sobre cómo tratarle “… Ha de invitarle a comer a su mesa y honrarle mucho y sus criados han de comer con los suyos hasta

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llegar a Grauessenda…”.lx Y además tenía un hijo que servía en la

infantería de Flandes.lxi

Vizconde de Montague, “columna de la fe católica en este reino”.lxii Este importante noble era amigo del conde de Gondomar y uno de los

más importantes pares católicos del reino (miembro de la Cámara de los Lores).lxiii Encarcela varias veces por su oposición a las leyes anticatólicas, fue salpicado por el escándalo de la conspiración de la

pólvora descubierta en 1605 (conocía a Catesby, uno de los cabecillas, y había empleado como paje a Guido Fawkes).lxiv Llegaría a querer enviar a su hijo mayor a Madrid, con licencia del rey inglés, para criarse como

paje.lxv

Thomas Howard, segundo conde de Arundel, confidente del conde de Gondomar,lxvi católico, consejero de estado y uno de los pares más importantes de Inglaterra, cuyo hijo mayor estaba en Flandes, prestó

buenos servicios al embajador español, especialmente en lo referente a averiguación de los robos que barcos ingleses de la compañía de las

Indias orientales hacían a navíos de SMd.lxvii Su buen celo sería recompensado por Coloma con una joya de más de 1000 ducados.lxviii

Sir John Digby, futuro conde de Bristol, embajador inglés en España en varias ocasiones (1611, 1617, 1622)lxix era un experto (al

igual que Gondomar) en las relaciones hispano-inglesas. Enemigo de Buckingham (al que después acusaría del fracaso del enlace), aconsejó al Príncipe que no renunciara a la alianza con España mediante el

casamiento.lxx Durante la embajada de Coloma, Digby estuvo en Madrid, pero mantuvo una cordial correspondencia con el embajador

español.lxxi

Endymión (“Antonio” para los españoles) Porter era gentilhombre

del rey Jacobo y ayuda de cámara del Príncipe de Gales. Emparentado con el favorito, protestante (aunque moderado), favorable a la alianza

con España, hablaba un correcto español aprendido en su estancia en Madrid, sirviendo como paje en la casa del conde de Olivares.lxxii Aparece realizando encargos para el valido con Coloma.lxxiii Según el

embajador español, él y sir Francis Cotington eran “criados del Príncipe y favorecidos por el rey Jacobo”.lxxiv En uno de sus numerosos viajes a

España como correo en las negociaciones del enlace del Príncipe de Gales (en el de octubre de 1622), Coloma redactó una carta de recomendación para Porter dirigida al secretario Juán de Ciriza en la

que le calificaba de “honradísimo caballero…verdaderísimo católico en su corazón…gran amigo del conde de Gondomar y criado de España”. Sus

buenas relaciones con España serían de ayuda cuando volvió a participar en las negociaciones de paz en 1630.lxxv

Sir Francis Cotington fue nombrado secretario del Príncipe de

Gales en 1622. Simpatizante católico, hablaba un fluido español. lxxvi

Actuó, al igual que Porter, como correo entre Inglaterra y España

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durante las negociaciones del casamiento.lxxvii Aunque no solamente

eso. Coloma le cita despachando asuntos con él y el secretario Calvertlxxviii Y le califica como “agente muchos años en España, persona harto inteligente y ladina y a gran altura con el rey y el Príncipe”. Cotington llegaría a convertirse al catolicismo, pero renegó

posteriormente.lxxix

Las damas católicas inglesas condesa de Rutland y Madam Sueche. Ambas eran esposas del conde de Rutland (noble católico) y de Milord Savech (Thomas Savage, católico y principal consejero del

Príncipe) respectivamente.lxxx Sus esposos eran “grandes privados deste rey y amigos declarados nuestros”.lxxxi Coloma redactó una carta de

recomendación para ambas en julio de 1622 dirigida a la Infanta gobernadora de Flandes porque iban a Spa a tomar las aguas. La descripción de la condesa de Rutland es muy gráfica de su importancia

“suegra del marqués de Boquingan…La condesa es nobilísima de sangre, su marido de la [orden] de la Jarretera y del consejo de estado, y supuesto que aquí nadie se cubre delante de su rey, es de los q en Inglaterra se cuentan entre los mas grandes”.lxxxii Lo importante no es el

viaje (del que volverían en octubre de 1622), sino las relaciones que Coloma establecía con ambas damas de la alta nobleza inglesa.

George Gage, católico y agente de Jacobo en Roma.lxxxiii El embajador en Roma duque de Alburquerque y fray Diego de la Fuente

(confesor que fue del conde de Gondomar en Londres) hablaron muy favorablemente de Gage a Coloma como caballero católico de mucha calidad y celo en la religión.lxxxiv Y en Madrid lo tenían por caballero

favorable, ya que a la altura de diciembre de 1622 le regalaron una cadena de plata de 500 ducados.lxxxv

Richard Weston era el embajador inglés en Alemania y durante la embajada de Coloma en Londres fue representante de Jacobo en

Bruselas.lxxxvi A su regreso, el canciller Weston sería regalado por Coloma con un presente de 2400 escudos (en otro despacho habla de

una cadena de diamantes de 6000 florines)lxxxvii, al igual que William Lake, su cuñado y secretario, con una cadena de 700 escudos por ser “bien-afectos y de los que han sacado los negocios no pocos provechos”,lxxxviii a Dikeson una cadena de 800 escudos y a William Trombel, agente inglés de Bruselas, una cadena de oro de 830

escudos.lxxxix Weston, Lake, Dikeson y Trombel habían sido los representantes de Inglaterra en Bruselas para la firma de la suspensión

de armas del Palatinado. El canciller prestaría buenos servicios a Coloma e Hinojosa durante las negociaciones que llevaron a la jura de

los Artículos del matrimonio del Príncipe de Gales en el verano de 1623, por los que fue bien recompensado.xc

Por último, Coloma dio una lista de nobles católicos ingleses que podrían servir en la casa de la Infanta María a su llegada a Inglaterra. Es interesante porque proporcionan nombres de católicos que estaban

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en la órbita de la embajada española. Son el barón William Roper (exiliado en Flandes por católico), Thomas Somerset (caballerizo que fue de la reina Ana), el vizconde de Couchester, don Luis de Lucanor, el

barón Vax, y como damas la hija del vizconde de Montague y la marquesa de Onteley, hermana del duque de Richmont.xci

Los enemigos de España.

Sir Edward Conway, primer vizconde de Conway. Nombrado

consejero de estado en julio de 1622 y nuevo secretario de estado a finales de enero de 1623xcii, había estado luchando en Zelanda al mando de una compañía de ingleses y había sido gobernador de Brill.

Hechura de holandeses, gran puritano y enemigo de España, Coloma acusaba directamente a los agentes de Holanda en la corte de Jacobo de haber pagado a Buckingham para que nombrara secretario a este

Conway.xciii

Sir William Selenger, nombrado vicealmirante, en palabras de Coloma “más holandés que holandeses, casado allá y perfido puritano”.xciv

Vizconde de Grandson, que fue virrey de Irlanda, nombrado

consejero de estado en julio de 1622, gran puritano, amigo de holandeses y enemigo de España.xcv

Barón de Chichester, consejero de estado y embajador en

Alemania.xcvi

Lord Hay, vizconde de Doncaster y conde de Carlisle, consejero de

estado y “gran puritano”.xcvii Fue enviado a París como embajador extraordinario cuando el viaje del Príncipe a España (y antes ya había

servido en París en 1616), con órdenes de pasar luego a Madrid. Coloma avisa de que por ser gran enemigo convendría apartarle del lado del Príncipe de Gales con cualquier pretextoxcviii porque le envían a España

para que el heredero no haga ninguna declaración provechosa para el catolicismo o se convierta.xcix De hecho, Coloma no ocultó la enemistad

de Lord Hay respecto de España al rey Jacobo, y luego tras la “expulsión” de Hay, al rey no mostró pesarle.c Luego estuvo en París de nuevo, y al parecer empezó a tratar del casamiento del Príncipe con la

hermana del rey Luis XIII.ci Conde de Lester, gran factor de los holandeses.cii

William Herbert, conde de Pembroke, consejero de estadociii y Gran

Chambelán.civ

George Abbot, arzobispo de Canterbury, primado de la Iglesia Anglicana, consejero de estado y forzoso enemigo del catolicismo. Coloma le tiene una inquina especial que se manifestaba en diferentes

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ocasiones. Una de ellas fue cuando se quejó del ataque sufrido por 3

clérigos católicos en una prisión por orden presumiblemente del arzobispo. Cuando un ministro inglés le sugirió que se quejará

directamente a Abbot, Coloma se niega en redondo alegando que ese arzobispo era “hombre indigno de comunicar con un criado de Vuestra Majestad”.cv Incluso se permitía comentarios irónicos sobre el arzobispo,

como cuando tuvo que jurar los artículos sobre religión para el casamiento del Príncipe de Gales y Coloma dijo que “el arzobispo de Canterbury ha hecho milagros pues juró sin lágrimas”.cvi

Peter Killegrew, gentilhombre del Príncipe, en España durante la estancia del Príncipe, y que viajó entre ambas cortes llevando despachos. Según Coloma era un gran puritano y se dedicaba a decir

cosas escandalosas de España (como su esterilidad y pobreza), de lo que se regocijaban los predicantes protestantes. El embajador español

encomendó al conde de Gondomar para que el Príncipe le castigara por su comportamiento en Madrid, y también se quejó al secretario Calvert.cvii

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La diplomacia española en Gran Bretaña.

La llegada de don Carlos Coloma a Inglaterra.

Don Carlos Coloma partió de Bruselas el 25 de abril, y sin detenerse en Cambray más que un día (Coloma era gobernador de Cambray así como Capitán general de Cambresis), llegó a Calais el 30.

Ese mismo día se embarcó en un navío del rey de Inglaterra, tardando 6 horas en cruzar el Canal de la Mancha hasta Dover. Finalmente llegó a Londres el viernes 13 de mayo a las 8 del día habiendo sido recibido,

visitado y acompañado de diferentes personas enviadas por el rey Jacobo con toda suerte de cortesías y demostraciones. El conde de

Gondomar salió a recibirle y le llevó a su casa en Londres donde se alojó y le fue poniendo al corriente de todas las materias de la embajada.cviii Como la primera audiencia con Jacobo Estuardo se dejó

para el sábado 14 de mayo por padecer un ataque de gota, Gondomar estuvo despachando con Coloma con los documentos y observaciones acumulados tras más de siete años de embajador en Inglaterra.

Las primeras impresiones de Coloma sobre la nueva misión que

se le encomendaba tras despachar con el conde de Gondomar eran básicamente dos. Una era la magnitud de los negocios que en tal embajada se manejaban (Gondomar le pondría al día de asuntos como

el proyecto de casamiento entre le Príncipe de Gales y la Infanta María, el amparo a los católicos, la guerra contra los holandeses, el asunto del

Palatinado o los asuntos comerciales y navales) y otra los enormes gastos que la embajada tenía para hacer frente a tales asuntos (pago de pensiones, confidentes, deudos, compra de barcos, artillería, etc.…) de

los cuales Coloma se quejaba, ya que Gondomar dejaba la embajada con 30.000 ducados de deudas y él mismo ya había gastado 6.000 ducados (4.000 ducados que se le dieron en Bruselas de ayuda de costa

y otros 2.000 de su propia fortuna personal) en libreas, caballos, carrozas, gastos del camino y un poco de plata. Por ello suplicaba a Su

Majestad y a Baltasar de Zúñiga que le proveyeran de una buena suma de dinero para hacer frente a los negocios de la embajada, porque sin dinero peligrarían al estar en tierra tan poco socorrida y con gastos tan

obligatorios como en ninguna otra embajada (Coloma incluso compara, con cierta exageración, la embajada en Londres con la de Roma, la

primera en importancia de la Monarquía).cix

Naturalmente, Coloma no fue a Inglaterra como un soldado

“bisoño” a su primer día de combate. Gondomar, en una serie de cartas escritas en abril de 1622, le avisaba de que sería muy bien recibido por el rey Jacobo y la Corte y de los preparativos del viaje de paso del

Canal, teniendo a su espera un barco en Calais, y en Dover coches para llevarle a Londres donde él y Ribas de Ribalta (un servidor de la

embajada y correo) le darían la bienvenida. Los coches los llevaba don Luis de Lucanor, conductor de los embajadores y maestro de ceremonias, caballero católico muy noble y bien afecto a España, cuyo

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hijo luchaba en Flandes al servicio de Su Majestad. El tratamiento que

Coloma debía hacerle era el de Señoría (si a Coloma le llamaba Excelencia) o Merced (si a Coloma le trataba de Señoría).cx Gondomar

también le advierte de otro noble inglés con el que se cruzará, Guillermo de San Juan (futuro general de la armada del Canal y capitán del navío que le llevaría hasta Dover). Según el conde, hablaba poco español,

podía ser llamado Señoría o Merced (según el tratamiento que de a Coloma de Excelencia o Señoría) y no era necesario que Coloma le hiciera grandes regalos. Todo lo más dos o tres pares de guantes de

ámbar (o un cuero de ámbar) e invitarle a comer en Dover. Luis de Lucanor era otro asunto. Como caballero católico favorable a España,

Coloma debía honrarle mucho, y sus criados debían comer con los suyos hasta llegar a Gravesend, en donde el rey Jacobo enviará sus barcas y un señor de calidad a buscar al nuevo embajador español.cxi

La casa del embajador y el personal de la embajada.

Como vemos, la llegada de Carlos Coloma se produjo en un ambiente amistoso y de bienvenida, en consonancia con las buenas

relaciones que existían entre ambas coronas y que el conde de Gondomar tanto había contribuido a potenciar. Ahora bien, al margen de las recepciones y bienvenidas oficiales que se le hicieron y las

informaciones recibidas de Gondomar como embajador saliente, ¿qué se encontró el nuevo embajador en Londres? ¿Cómo era la embajada

española allí?

Parece ser que el conde de Gondomar tuvo residencia en dos

lugares. En su primera embajada, residió en Willoughby House, en el extremo este de la calle Barbican, junto a la antigua Garter House, y allí

se fue a vivir su secretario, Juan Sanchez de Ulloa, cuando se quedó como encargado de negocios (de julio de 1618 a enero de 1620). En la segunda, residió en el palacio del obispo Ely, en Hatton Gardens, junto

a la iglesia de Santa Etheldreda. Y también hay noticia de una casa de recreo que tenían los embajadores españoles en Londres, situada en

Highgate.cxii

Por dos cartas del conde de Gondomar a don Carlos Coloma fechadas en abril de 1622 conocemos con bastante detalle la organización interna de la embajada española en Londres. Por de

pronto, Coloma no tenía que preocuparse por el alojamiento ya que Gondomar le dejaba su casa con todo lo que había para su alojamiento.

En cuanto al personal de ella, el conde dejaría a su secretario, Julián Sánchez de Ulloa, para asistir a Coloma el tiempo necesario (sería sustituido posteriormente por Ricardo Beri). Como entretenido del rey y

secretario de lenguas estaba Cosme de Villaviciosa (posteriormente también ocuparía este cargo Jorge de Henin), con un sueldo de 20 escudos al mes, servidor para recados e intérprete, "es muy confidente y como oído de todos y muy hombre de bien, mozo de buen arte y hijo de español y flamenca". Sobre el secretario de cifra, era necesario que

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Coloma escogiera el suyo, sin intercesión de nadie, y se trajera dos

ayudantes de pluma. El cocinero o presidente de la casa era maese Pedro, cocinero navarro que servía en la embajada desde los tiempos del

conde de Villamediana, que fue el que lo trajo. Había dos lacayos, uno inglés y el otro español casado con una inglesa, y que servía la cantina y sabía inglés, si bien Gondomar creía que era forzoso tener cuatro

lacayos que acompañaran siempre al embajador; un portero (el portero de la puerta de la calle servía también desde los tiempos del conde de Villamediana, y era muy importante porque "conoce los católicos y todo lo bueno y lo malo, es inglés muy fiel"); dos cocheros ingleses, un sacristán y sacristana y un sotacaballerizo inglés, muy fiel y necesario

para ir a comprar y hacer traer el heno y la avena, ver herrar los caballos y asistir al recado de la caballería. En cuanto a la lavandería de

la casa, Coloma vería si la conservaba o no. Las caballerías constaban de cuatro caballos frisones y dos

coches usados que estaban a disposición del nuevo embajador, y Antonio, el cochero, mandaría fabricar un coche nuevo si Coloma no

traía un coche nuevo. Eran necesarios otros cuatro caballos muy buenos, porque por lo menos era necesario que la casa dispusiera de ocho o nueve caballos de coche y cuatro o seis jacas para Coloma y sus

criados. Los criados que dice Coloma que lleva son bastantes con lo que había ya allí, y aún los pajes parecían muchos porque en Inglaterra no se usaban ya que los gentileshombres son los que servían las mesas

y además nadie tenía más de un paje para llevarle la espada. El barbero había de traerlo Coloma. Gondomar comenta que plata y ropa

blanca podía traer lo que quisiera porque de eso tenía lo justo, como hombre sin mujer. Y le recomendaba que trajera también aderezos para la capilla. Esta capilla tenía tribunal de sacristán para asistir a

misas, comuniones, bautizos y otros sacramentos. El sacristán era francés y hablaba, además de su lengua, inglés y español. La sacristana había sido criada de Luisa de Carvajal, era mujer de edad y virtuosa y

se encargaba de la ropa blanca de la iglesia y del aliño y limpieza de ella.

Dos misas públicas diarias era necesario que hubiera en la

capilla. Servía en la casa un sacerdote clérigo inglés, virtuoso, modesto

y docto, necesario para las confesiones, casos y disputas que había, pasaba por ser español por el respeto del estado y porque ni a él ni a

sus antecesores ni a ningún otro embajador se le permitía tener en su casa sacerdote inglés, pero sería necesario que Coloma trajera un religioso o clérigo para decir misa y que fuera amigo fiel, docto, blando

y de vida ejemplar (Coloma traería al arcediano de Cambray Francisco de Carondelet). A todo este personal, se sumaba el experimentado agente de la Infanta Isabel, gobernadora de Flandes, en Londres Juan

Bautista Van Male, que si bien no pertenecía estrictamente a la embajada, si trabajaba con Coloma.cxiii

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El conde también pedía a Coloma que trajera su ropa en un buen

carro cubierto con su encerado para que pueda llevar su cama y baúl, y tenga también dos o tres machos o mulas para la litera del conde, ya

que no puede andar sino en ella y se le han muerto dos machos. Los que trajera Coloma se los pagaría con perlas preciosas.cxiv

Volviendo a la casa del embajador, la que tiene ahora se la dio aderezada el rey Jacobo, cosa que aquí no se acostumbra ni se ha hecho hasta ahora con ningún embajador. Y cinco años que estuvo la

vez pasada (1612-1618) pasó en la misma casa de sus antecesores, y el alquiler de ella costaba 800 ducados al año, y volviendo aquí el rey

Jacobo procurará por mano del marques de Buckingham que se le deje la casa de la misma forma.cxv

Por último, Gondomar habla de una casa de recreo a media legua de Londres, la mejor casa de campo que hay en los contornos, con

buen jardín y salidas a los campos, caballerizas y todo servicio necesario, y con gallinas, palomas y sabandijas. El conde iba con frecuencia a ella por la mañana y por la tarde y a comer muchas veces.

Durante su primera embajada, le costaba 6.000 reales al año, ahora 4.000, y su dueño es muy amigo. Coloma tendría que avisar si aún quería disfrutar de ella.cxvi

En cuanto al número total de personas que acogía la casa del

embajador en esta época, Coloma nos proporciona ciertos datos bastante interesantes. En noviembre de 1622 había de mantener en su casa a 70 personas y 18 caballos, en febrero de 1623 eran 80 personas

y 20 caballos, y en noviembre de 1623 eran 50 personas y 20 caballos.cxvii De todas formas estas cifras son aproximativas (aparecen

en cartas de Coloma como justificación para pedir más fondos), ya que por la correspondencia sabemos que la embajada se convertía en lugar de refugio y amparo temporal para soldados, oficiales y marineros. En

concreto, el embajador habla en un despacho de noviembre de 1623 que vivían 30 portugueses en la embajada desde hacía quince días a los que había que alimentar y enviar a España, y que desde que comenzó

su servició en Inglaterra (mayo de 1622) más de 400 portugueses habían pasado por la embajada, desvalijados por los piratas rocheleses

o rescatados de los holandeses, a los que había que dar amparo y enviar a la Península.cxviii De hecho, Coloma se llega a preguntar cómo se dejaban tomar pues habiendo más castellanos navegando llegaban

menos a la embajada (cosa que confirma que también llegaban castellanos, aunque no sabemos su número), respondiendo los portugueses que en Portugal "no ay orden en la forma de defensa q an de lleuar los nauios merchantes como la ay en Castilla, cosa que...se abra de remediar".cxix

26

Las finanzas de la embajada española.

La ausencia de medios financieros era uno de los problemas con

los que se topó el embajador. A lo largo de su correspondencia, la falta de dinero y las deudas son un asunto recurrente. Coloma advierte una y otra vez en sus despachos a Madrid y a Bruselas que si no dispone de

dinero, mal podrá cumplir con las tareas que la embajada española en Londres tenía.

En sus primeros despachos al Rey y a don Baltasar de Zúñiga se lamenta de los gastos tan grandes que supone la embajada en Londres

(la compara con la embajada en Roma), su escasa hacienda personal y la falta de sueldo y ayuda de costa necesarios, ya que los 4.000 ducados que recibió en Bruselas de ayuda de costa (más otros 2.000

ducados de su fortuna personal) ya están gastados en “libreas, caballos, carrozas, gastos del camino y un poco de plata”, además de una deuda

dejada por el conde de Gondomar de 30.000 ducados. E incluso pone al marqués de Flores Dávila (embajador en Inglaterra entre 1605-1610)

por testigo de los enormes gastos que la embajada en Inglaterra acarrea.cxx

Según Coloma, los gastos ordinarios mensuales del mantenimiento de la casa del embajador son de 700 a 800 escudos (aparte de los forzosos de la embajada, que son casi la misma cantidad)

debido a las muchas ocasiones en las que mostrar que era el embajador del mayor rey del mundo, las numerosas veces que los ministros

ingleses y sus esposas vienen a comer con el embajador, lo caro del vivir en Londres y el carácter “ostentativo” de las gentes, que no hacen caso sino de quien gasta y luce.cxxi Los ruegos de más fondos son constantes

a todos aquellos que reciben sus despachos, el Rey, la gobernadora de Flandes Infanta Isabel, don Baltasar de Zúñiga, el conde de Olivares, Ambrosio Spínola, Gondomar, o a los secretarios Pedro San Juan,

Juan de Ciriza o Antonio de Aróstegui. A finales de agosto de 1622 Coloma advertía que los gastos de la embajada y suyos personales

corren a su cargo porque sigue sin recibir dinero, los gastos de la embajada sobrepasan los 2.000 ducados, los suyos personales 5.000, las deudas dejadas por Gondomar suponen 26.000.

Y sigue lamentándose del trato que recibe porque “bien podía

sospechar yo que las larguezas pasadas para con los otros embajadores habían de venirse a reformar en mi; seis mil escudos arrojó por las ventanas el Conde de Villamediana cuando estando aquí tuvo aviso del nacimiento del Rey nuestro Señor”.cxxii En noviembre de 1622 Coloma ya debía 8000 ducados, dejando aparte los 3400 ducados empleados de su

fortuna personal para gastos inexcusables. La situación financiera de la embajada es muy difícil, ya que a esta suma se añade el sueldo de ocho meses de embajada, los sueldos de los entretenidos y otros con retrasos

de más de tres años en el pago. Según el embajador, ni con 20 000 ducados se haría frente a todo ello.cxxiii Y para enero de 1623 los gastos

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personales llegaban a 12.000 ducados, más los debidos a los

entretenidos y el sueldo de embajador.cxxiv

Para alivio y regocijo de Coloma, el conde de Olivares avisó de la conclusión del asiento para la provisión de fondos en enero de 1623, nueve meses desde la salida del embajador de Cambray rumbo a

Londres, e incluso nuestro embajador supone que le han de enviar 20.000 ducados como el Rey ordenó proveer en el verano de 1622.cxxv Desafortunadamente el tiempo vendría a apagar sus esperanzas, ya que

el dinero se demoraría, mientras las deudas y gastos seguirían su carrera sin fin (a finales de febrero de 1623 las deudas suponían ya

más de 14.000 ducados, y en marzo subirían a más de 15.000).cxxvi A los problemas de hacer frente a los asuntos de la embajada con escasez crónica de fondos se añadirían el de los acreedores. Darles largas sería

una de las habilidades que el embajador adquiriría en Londres (prometiendo un interés al ocho o diez por ciento)cxxvii, otra sería

obtener fondos de Flandes suplicando a la Gobernadora y a Ambrosio Spínola (hasta marzo de 1623, se le enviaron 6.000 escudos desde Flandes a préstamo, remitidos por el pagador general del ejército para

regalar a los ministros ingleses que en Bruselas habían participado en el tratado de la suspensión de armas; una primera provisión de 4.000 escudos el 29 de septiembre de 1622 y otra de 2.000 escudos el 1 de

febrero de 1623) y tener que vender su plata y empeñar sus joyas para obtener dinero (el mercader Pedro Ricout prestaría dinero a

Coloma).cxxviii La primera provisión de dinero fue hecha el 29 de marzo de 1623

mediante una letra de 15.000 ducados firmada por sir John Digby (embajador extraordinario inglés en España) a pagar en Londres por sir

Roberto Semer, dinero para financiar la compra de un navío para la armada.cxxix Finalmente, para gastos de embajada, gracias a los buenos oficios del conde de Gondomar, consejero de Hacienda (y de Estado

desde marzo de 1623), se le enviaron letras de cambio por valor de 19.000 ducados, que recibió el 22 de abril de 1623 (fueron enviadas por el secretario Juan Ciriza el ocho de abril de 1623 mediante dos letras

de sir John Digby a pagar por sir Roberto Semer).

De todos modos, como Coloma advierte al secretario Ciriza, no eran suficientes, ya que se le debían 6.000 escudos de su sueldo, 7.400 ducados de gastos de la embajada, 8.000 más de sueldos de

entretenidos y confidentes, aparte de sus gastos personales que por su cuantía no hablaba de ellos.cxxx Un mes después, en otro despacho al secretario Juan de Ciriza, Coloma resumía la situación financiera

diciendo que se había satisfecho su sueldo como embajador y los gastos de la embajada durante trece meses, además de los sueldos del

secretario de la embajada Ricardo Beri y el secretario de lenguas Jorge de Henin. A los entretenidos y confidentes aún se debía dinero.cxxxi Para alivio de Coloma, las dificultades financieras se resolverían

parcialmente con la venida como segundo embajador extraordinario a

28

Inglaterra del marqués de la Hinojosa (llegaría el 23 de junio), enviado

para dar la enhorabuena al Rey Jacobo por la llegada de su hijo a la corte española y para negociar allí los artículos del matrimonio del

Príncipe de Gales y la Infanta. Por delante del marqués se enviaron letras de cambio a Coloma por valor de 30.000 escudos, 12.000 para gastos de la embajada y 18.000 para un año de sueldo (aparte de una

ayuda de costa de 1.200 escudos concedida por la Infanta gobernadora Isabel, que era el sobrante de los 6.000 escudos prestados).cxxxii

Tal provisión de dinero, tras catorce meses de dificultades, hizo señalar a Coloma que “…ya entienden [en Madrid] la guerra de los ricos…”.cxxxiii De todas formas, los gastos seguían siendo enormes (800 escudos al mes en gastos ordinarios de la casa del embajador), y

Coloma seguía pidiendo más y más dinero (por ejemplo, para la ceremonia del juramento por el Rey Jacobo y sus consejeros de los artículos del casamiento del Príncipe de Gales, el 30 de julio de 1623,

Coloma se gastó en trajes para él y sus criados 2.000 ducados) a Madrid.cxxxiv Pese al dinero proveído, a partir del uno de septiembre

empezaría a vivir de crédito, aparte de una deuda que el embajador cifraba en 4.000 ducados.cxxxv Y en ese mes Coloma señalaba al secretario Ciriza, su “confesor” para asuntos financieros, que ya se

habían gastado 12.000 ducados proveídos y que había tenido que adelantar 3.000 más para gastos relacionados con la venida de la Infanta.cxxxvi En noviembre el secretario Ciriza avisaba al embajador de

que se le enviarían 4.000 ducados de ayuda de costa para cubrir los gastos personales desde noviembre a mayo de 1624, para cuando

llegara la Infanta, y éste respondía con otro informe general de la situación financiera. De los 12.000 ducados enviados para gastos de embajada, ya se habían gastado más de 17.000 (es decir, todo y 5.000

más), además de que llevaba cuatro meses viviendo él y su casa de préstamos.cxxxvii

Semejantes gastos acabaron por suscitar los recelos del consejo de Hacienda. Coloma envió dos cuentas a Madrid. En las primeras no

hubo nada que no fuera excusable, pero en las segundas si, ya que el mismo embajador admite ciertos excesos en la venida del marqués de la Hinojosa y la ceremonia de los juramentos. Constaban 5.000 ducados

en gastos de embajada, casi todos de Hinojosa, aparte de los gastos de hospedaje de los dos representantes enviados, Diego Mejía (desde

Flandes) y Diego Hurtado de Mendoza (desde España), para expresar regocijo al Rey Jacobo por la llegada del Príncipe a Inglaterra. Pese a ser aprobados los gastos de embajada, se les advirtió a ambos

embajadores que se moderaran en el gasto.cxxxviii El 21 de noviembre de 1623 se enviaban a Londres unas letras de cambio por otros 12.000 ducados para gastos de embajada, pero incluso así la situación de

Coloma seguía siendo difícil, ya que afirmaba a finales de diciembre que se le tenían que pagar aún seis meses de sueldo y debía a sus

acreedores doble de esa cantidad (el salario de un embajador era de 6.000 escudos al año, a Coloma se le debían 3.000 escudos de sueldo,

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debía a los acreedores 6.000 escudos en Londres y otros tantos

prestados desde Flandes).cxxxix

En general, don Carlos Coloma desarrolló su servicio como embajador extraordinario en Inglaterra entre dificultades financieras. En este caso, “dificultades financieras” no significa ruina total o quiebra

financiera, incluso aunque Coloma llegara a expresarlo claramente en algún despachocxl. La acción diplomática de la época; el mismo ser de la nobleza y de los estamentos privilegiados del Antiguo Régimen definido

por el gasto continuo, el lujo, y la ostentación permanente de riqueza, prestigio, status, poder, privilegio; el pago a confidentes, espías y

entretenidos; las características propias de la corte inglesa de los Estuardo, con su lujo, despilfarro y corrupción…en fin, todo llevaba a una carrera loca de gasto desmedido y sin control. Las quejas de

Coloma no son diferentes de las de cualquier otro servidor del Rey de la época, ya fuera militar, civil o religioso. El Rey pagaba tarde y pagaba

mal.cxli Es posible que tras esas desesperadas llamadas al Rey y al

mundo para que se le socorriese con provisión de dineros, o que se le sacase de cargo tan sufrido y difícil, se escondiera la tendencia de los hombres barrocos a un desmedido pesimismo existencial, al estoicismo

ante una vida dura y llena de peligros, combinada en este caso con el discurso del declive y crisis de una Monarquía Católica llena de

enemigos, entre los cuales estaba Inglaterra (con la que se vivía, en palabras del propio Coloma, una “guerra disimulada y una paz fingida”).cxlii Coloma, como hombre contemporáneo de Baltasar de

Zúñiga y de su sobrino el conde de Olivares, compartía perfectamente ese fatalismo ante el estado de la Monarquía.cxliii En cualquier caso,

fueran los problemas financieros graves o no, el embajador se las arregló para sacar dinero de donde pudo (de su fortuna personal, préstamos en Londres y Flandes, venta de plata y empeño de joyas)

para desempeñar las tareas encomendadas. Lo cual nos lleva a un dilema, y es que o bien exageraba sus problemas como embajador en

Londres, o era lo bastante hábil como para superarlos. De Coloma sabemos que era un militar de prestigio, con 40 años de servicio en Flandes, culto (escribió varios libros de temática militar) e inteligente.

La verdad es que es posible que hubiera de ambas cosas, exageración y habilidad

El nuevo embajador en la Corte inglesa.

La corte de los Estuardo era un lugar propicio para los manejos diplomáticos y la creación de grupos y facciones políticas por parte de los representantes de otras coronas. Y ello porque, aparte de la

liberalidad de costumbres y la permisividad ante la corrupción, en ella se concentraban como en ninguna otra los representantes de todos los

poderes europeos en pugna (Francia, Venecia, Saboya, Holanda, España, el emperador, principados alemanes e italianos, Dinamarca,

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Suecia…), así como de todas las confesiones cristianas. Todos trataban

de influir en los ministros ingleses, en el valido y en el Rey para beneficiar a sus respectivos soberanos. Y esta influencia se sostenía,

naturalmente, mediante dinero y obsequios. Ya he referido antes los gastos que suponía la embajada en Inglaterra, hasta el punto que Coloma la comparaba con la de Roma.

El nuevo embajador empezó a quejarse casi de inmediato de su

nuevo cargo, por las dificultades financieras, por estar rodeado de

enemigos, por los trabajos que suponía estar en semejante puesto, por la doblez de los cortesanos y ministros con los que debía tratar a diario.

Rogaba que se le permitiera regresar a su puesto de gobernador de Cambray,cxliv porque era mejor soldado que embajador. Para nuestro embajador, su servicio en Inglaterra era “trocar la guerra abierta por

esta [guerra] disimulada” y “entretener una paz fingida…una mala paz”.cxlv Es decir, que Coloma consideraba el puesto de embajador de

España en Londres, “tan a vista del mundo y de tantos émulos y enemigos”cxlvi, como un cargo en milicia (a la que estaba acostumbrado),

sólo que luchando una guerra “subterránea”, diplomática, no violenta (al menos de una violencia más indirecta). Y para tal tipo de “guerra”,

Coloma se sentía poco preparado. Desde luego nuestro embajador bien hubiera invertido el orden de la famosa máxima de Von Clawsevitz, dejándola en que “la política era la continuación de la guerra por otros

medios”. De todos modos, en un comentario involuntariamente irónico al secretario Juan de Ciriza, se llegó a quejar de la falta de hombres que se quisieran encargar de las embajadas (cuando era él el primero en

rechazar tales cargos).cxlvii

Según Coloma, en Londres “la gente [es] tan ostentativa que no hacen caso sino de quien luce y gasta mucho”.cxlviiiY esta idea (la de que

sin dinero no se hacían amigos ni partidarios de España en Inglaterra) se repite una y otra vez en sus despachos.Y para demostrarlo, no ahorra detalles al contar varios casos de sobornos a ministros del rey

(capitanes de navío, el propio Buckingham, el secretario Conway, el vizconde de Grandson) por parte de Holanda, los hugonotes de La Rochela o Venecia.cxlix Por supuesto, no se escandaliza por ello, porque

él usaba de los mismos medios para obtener fines parecidos. De hecho, advierte que las sumas que se le proporcionan para “ganar voluntades”

debían ser dobladas (Coloma pagaba al secretario Calvert, al conde de Arundel, al canciller Richard Weston y a varios caballeros más a cambio

de sus servicios a favor de España).Como bien expresaba Coloma, “pensar que aquí nos han de querer por nuestros bellos ojos es pensar que el cielo es cebolla”.cl

Por otra parte, y relacionado con la idea del pago de dinero a

cambio de favores políticos, el embajador tampoco ahorraba críticas a la doblez y la “disimulación” que reinaba en la corte inglesa (en realidad, en cualquier corte de la Europa del siglo XVII),cli confesando

abiertamente que “me pierdo en esta Babilonia y variedad de voluntades

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y resoluciones”clii porque “no soy para los embelecos de acá ni me sufre el corazón besar tantas manos que quisiera ver cortadas”, además de que "nunca ha anochecido este negocio [de la embajada de Inglaterra] con la cara que amaneció".cliii Y el ambiente de un reino donde la herejía era mayoritaria, los católicos perseguidos o marginados, y España el

centro de todos los odios como enemigo comúncliv tampoco ayudaba a que Coloma se sintiera más confortable (al menos en una ocasión Coloma tuvo que comprar picas y mosquetes ante el temor de disturbios

populares anti-españoles que acabasen en el asedio de la embajada)clv. Al fin y al cabo, las relaciones hispano-inglesas en primer cuarto del

siglo XVII estaban presididas por una amistad inestable, sometida en multitud de ocasiones a vientos contrarios derivados de las tensiones internas inglesas (enfrentamiento del Rey Jacobo con los puritanos y el

Parlamento) y externas (Palatinado, tradicional amistad anglo-holandesa), así como de las contradicciones propias del

mantenimiento de una cordial amistad entre un reino protestante señaladamente anti-español y la principal potencia católica de Europa en plena época de la Confesionalización. Y la complejidad de semejante

buena correspondencia hispano-inglesa la resumía el embajador en dos despachos al conde de Gondomar, señalando que “el amor del inglés es como el del asno, a bocados y coces”.clvi

32

Barcos, piratas y embajadores.

La embajada española tenía en el comercio, la navegación y la

guerra contra los holandeses (que incluía a su vez aspectos navales y comerciales) uno de los ejes fundamentales de actuación en Inglaterra. La isla británica, por su posición geográfica de control del Canal de la

Mancha y frente a Flandes y Holanda, era un lugar clave y estratégico desde donde proteger el flanco marítimo de Flandes, atacar a las flotas

holandesas y en general controlar la actividad holandesa de cualquier tipo, así como dominar uno de los pasos cruciales entre el Norte y Sur de Europa (Mar del Norte y Báltico hacia Atlántico y Mediterráneo) y

uno de los tres corredores de la Monarquía (los otros eran los Alpes y Renania). Además, Inglaterra era un lugar de abastecimiento para el

ejército de Flandes y las armadas de Felipe IV. Tropas, bastimentos, artillería y navíos eran comprados por España en Inglaterra, dadas las enormes necesidades de material y hombres que la participación en la

Guerra de los Treinta Años y la reanudación de la guerra contra Holanda habían generado. Don Carlos Coloma, uno de los oficiales veteranos de la guerra de Flandes y hechura de la facción Zúñiga-

Olivares, era uno de los fervorosos partidarios de la nueva estrategia bélica contra los holandeses, basada en la ofensiva por mar (guerra

naval y bloqueo económico) y una estrategia defensiva por tierraclvii. Y como tal, partidario del desarrollo de potentes armadas que desafiasen a los holandeses en el medio del que ellos se creían los dueños, el

marítimo. Por ello, el embajador español no ahorró energías ni atención en estos aspectos. El siguiente capítulo se dedicará a los esfuerzos de Coloma para ello.

Espionaje español.

La gran baza de Inglaterra fue, desde el último cuarto del siglo

XVI y en correspondencia al desafío mundial contra el imperio español,

su flota. Como isla, siempre tuvo en su posición geográfica la mejor defensa contra invasiones terrestres, de ahí que fuera la posesión de

una poderosa armada la clave de su protección. A la altura del primer tercio del siglo XVII, Inglaterra disponía de la tercera flota del mundo, después de la holandesa y la española. Sin embargo, la fama inglesa por

su flota, creada durante el reinado de Isabel I, era superior a su potencia real. Los temores españoles ante ella se debían al recuerdo de los ataques a la Península y a las posesiones americanas del último

cuarto del siglo XVI. Pero esos tiempos habían pasado. Jacobo I Estuardo, en paz con España desde 1604, tuvo sus quebraderos de

cabeza en los sucesivos parlamentos, y su corazón en las fiestas cortesanas y en gozar de un reinado tranquilo. Algo similar a lo ocurrido en la España de Felipe III, salvo que aquí las cosas empezaron a

cambiar a partir de 1617, con el progresivo liderazgo de Baltasar de Zúñiga en el consejo de Estado y la caída del duque de Lerma en 1618.

El colosal impulso dado a la creación de una potente armada (desde la creación de la junta de armadas de 1617 y el decidido impulso a la

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armada de Ostende en Flandes) era sólo una parte de la nueva política

española. Pronto se conseguirían los primeros frutos en forma de victorias sobre las flotas holandesas, como en 1621 en el estrecho de

Gibraltar.clviii Y no serían las únicas. Como demostraría el desastroso ataque anglo-holandés de 1625 contra Cádiz, la Inglaterra de los Estuardo no disponía de una flota poderosa para atacar la Península o

las amplias posesiones mundiales españolas. Y las fallidas expediciones navales en socorro de La Rochela no harían sino confirmar esta debilidad. El enemigo era otro, Holanda. De todos modos, la obligación

de un embajador español en Inglaterra era tener controlada la flota inglesa, principal arma del reino. Y a ello se aplicó Coloma.

Felipe IV ordenó al embajador que tratara de hacer realidad las promesas del Rey Jacobo sobre la ayuda de la flota inglesa a España

contra los ataques holandeses (en el Canal de la Mancha con doce navíos) y berberiscos (en el Mediterráneo con una flota de similar

número de efectivos).clix Los holandeses ejercían el bloqueo naval sobre los puertos flamencos, y eso era algo que Coloma señalaba al Rey Jacobo, siendo él el “señor del canal”.clx Sin embargo, pese a las

promesas inglesas, la iniciativa nunca se puso en práctica con la justificación de la falta de fondos para ello o que, en todo caso, se haría

una vez concluido el matrimonio del Príncipe de Gales.clxi Es posible que la falta de fondos fuera una buena excusa, pero también lo era la falta de voluntad política de Inglaterra. Como vecina de Holanda, estaba

“condenada a entenderse” con ella. Y múltiples relaciones de todo tipo les unían (económicas, culturales, religiosas, personales, comerciales), por lo que era ingenuo (y eso también lo sabía Coloma) creer que los

ingleses alguna vez irían a fondo contra Holanda. Pero de todas formas, había que trabajar por ello ante el voluble Rey Jacobo.

A Coloma también se le ordenó que informara del estado general de las armadas inglesas, y de sus avisos se desprende que no le

impresionaba su potencia.clxii Tampoco los planes para armar nuevos navíos (el Rey Jacobo ordenó en el verano de 1622 armar de 9 a 12

navíos más el aporte de barcos de particulares para crear una poderosa armada de 100 unidades)clxiii, ya que los muchos navíos de particulares que se embargaron para la nueva armada se empezaron a liberar al

poco tiempo.clxiv Guerra contra Holanda.

La guerra contra los holandeses era el principal conflicto al que se

enfrentaba España a la altura de 1622-23. Y esta vez, el conflicto se planteaba desde unos parámetros diferentes a los anteriores. La ofensiva por tierra (sitio de ciudades fortificadas) era demasiado

costosa, por lo que se trataba ahora de combatir a los holandeses por mar y estrangular su economía mediante el ataque a sus flotas

mercantes y pesqueras. Carlos Coloma, veterano de la guerra de Flandes y maestre de campo, era un fervoroso partidario de este tipo de

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guerra.clxv Y como tal, la embajada de Inglaterra era un lugar de

privilegio para trabajar en la dirección de esta nueva ofensiva contra los holandeses.

Una de sus tareas era el espionaje de las flotas holandesas que

cruzaban el Canal de la Mancha. En junio de 1622 una flota holandesa

salía de la isla de Vique (isla de Wight), “puerto de los principales de esta reino”, tras haber reunido 120 navíos mercantes durante tres meses,

cargados de trigo, bacalao y otras mercancías del Norte. Su destino era el Mediterráneo. Coloma advertía que pese a que no iban con escolta de galeones de guerra, iban bien artillados. De todos modos, al parecer

esta flota consiguió su objetivo y cruzó el estrecho de Gibraltar sin pérdidas (flota que al año siguiente volvería a reunirse en la isla de

Wight para cruzar Gibraltar de nuevo).clxvi Y otras actividades holandesas en Inglaterra también eran controladas con mucha atención. Cuando los diputados de Holanda daban “letras de marca”

(licencias de corso) a mercaderes y capitanes, Coloma enviaba uno de los ejemplares traducido a Bruselas para que allí se siguiera el ejemplo

y se dieran en Inglaterra a su vez licencias de corso contra buques holandeses, además de denunciar el hecho ante el Rey y el Príncipe de Gales, que al parecer mostraron gran enojo.clxvii

A partir de 1621, los holandeses, tratando de abrir otro frente a la

Monarquía, dieron mucho apoyo propagandístico a Manuel de Portugal, hijo del Prior de Crato y cuñado de Mauricio de Nassau, como líder legítimo y restaurador del Portugal oprimido.clxviii Felipe IV ordenó al

conde de Gondomar (la tarea pasaría a Coloma, su sucesor), que investigara una posible conspiración de Manuel de Portugal, exiliado en

Holanda, de enviar a Carlos (su hijo) a la India a apoderarse de Malaca y otros dominios portugueses con apoyo naval y bélico de Holanda y los rocheleses. El complot estaba dirigido también por el obispo de Malaca.

Coloma no averiguó nada, pero estaría atento al asunto.clxix La compañía holandesa de las Indias occidentales, creada el tres

de junio de 1621, fue otro de los motivos de preocupación del embajador, ya que suponía una clara amenaza para las posesiones

españolas en América.clxx En septiembre de 1622 los diputados de Holanda hicieron partícipe al Rey Jacobo de los planes de la nueva Compañía, por si quería participar en ella. El soberano se negó, y luego

dio aviso a Coloma para que lo advirtiera a sus superiores.clxxi Posteriormente el embajador haría gestiones con el Rey Jacobo para que

ningún vasallo suyo participará en las empresas de esta compañía holandesa.clxxii

Coloma también tenía avisos sobre armadas holandesas que se dirigían a América o a la Península. Tuvo un aviso de que una flota holandesa de 150 barcos presumiblemente se estaba preparando para

acometer América, y otra de 40 navíos se estaba preparando para desembarcar en el reino de Valencia 60.000 moriscos armados.

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Supuestamente otra de ellas, de 100 navíos holandeses armados y con

ayuda de 3.000 jenízaros y piratas de Argel, iba a dirigirse al Mar del Sur, a atacar los puertos de El Callao y de Lima y apoderarse de las

minas del Potosí.clxxiii El espía de Holanda que informaba a Coloma de tales planes especificaba además los bastimentos que llevarían los barcos holandeses (bizcocho, manteca, cerveza, y un poco de carne y

pescado salados) y el por qué de los 3.000 turcos (tienen marineros y armas de sobra, pero andan faltos de gentes de armas).clxxiv De todos modos, Coloma no confiaba en la verdad de semejantes planes, y ello se

ejemplifica claramente en el hecho de que ni siquiera sus fuentes de información se ponían de acuerdo en los objetivos de tan enorme

armada. Unos decían que se dirigía a Tierra Firme a liderar una revuelta de los esclavos negros y atacar Cartagena de Indias y La Habana, otros que se dirigía al mar del Sur, contra Callao y Lima y que

eran tan sólo diez galeones.clxxv Pese a esta desconfianza, Coloma envió seis despachos informando de ello, por si había que hacer prevenciones.

Otra de estas flotas holandesas enviadas a América fue una de 60

urcas enviadas a Punta de Araya (Venezuela) a cargar sal, pero que

había vuelto vacía por la resistencia encontrada allí, por lo que Coloma se alegraba de que perderían toda la pesca de ese año (los arenques y bacalao en salazón).clxxvi Sin embargo, un espía venido de Holanda

informó a Coloma del envío de otra armada, muy grande (de 120 efectivos en total), con escolta de quince grandes galeones con 200

soldados en cada uno y 10 más cargados de municiones y bastimentos, que iban a la Punta de Araya a cargar sal y tomar los fuertes que protegían tales salinas. Y parece que tal flota fue vista desde

Dunquerque.clxxvii Y no eran las únicas, porque otro confidente avisaba al embajador que una flota con catorce urcas cargadas de ladrillo y cal

para hacer fortificaciones que se dirigía bien a Punta de Araya o bien a cabo San Antón.clxxviii

De todos modos, los datos que ofrece Coloma sobre las armadas holandesas que se dirigían hacia América, salvo contraste claro de informaciones, son inexactos, poco detallados y, veces, contradictorios.

La famosa flota de 150 navíos que iba a acometer América, pronto redujo su número a 100 y con la participación de 3.000 turcos, y sus

objetivos abarcaban de La Habana a Lima, y de Tierra Firme a Potosí. Parece, pues, que con una armada los holandeses quisieran conquistar toda América del Sur. Y eso no es lo peor, porque en otro despacho

afirma que diez barcos de guerra holandeses, con bastimentos para dos años, se dirigían al mar del Sur por el estrecho de Le Maire a atacar los galeones que llevaban la plata del puerto de El Callao a Panamá.clxxix

¿Era esta la famosa flota que atacaría el mar del Sur? Y con la flota hacia Punta Araya a cargar sal pasaba lo mismo. De 60 urcas se pasa a

30,clxxx y de regresar derrotadas a Europa, la armada torna a 120 galeones y 3.000 soldados que se dirigen a Punta Araya a cargar sal y tomar los fuertes que protegen las salinas ¿Y que ocurre con esa flota

con catorce urcas cargadas de ladrillos y cal? Se supone que era parte

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de esa flota de más de 120 navíos, pero parece ser que al final esa

armada holandesa se componía de 25 navíos en dos escuadras, una de diez y otra de quince.clxxxi Y aquí vuelve a ejemplificarse las noticias

confusas que llegan a Coloma, ya que tan pronto afirma que ha perdido tres navíos en un temporal (uno de 800 toneladas), como luego se pasa a solamente dos en un temporal (uno de guerra y otro de bastimentos),

para finalmente concluir que la armada se reparó en el puerto de Plymouth de un gran temporal que sufrió y que no había perdido ningún barco. Y todas estas informaciones las concluye con un

revelador comentario “Aquí ni las malas nuevas ni las buenas se pueden creer por ser inventadas amigos y enemigos conforme a su afecto”. En

cuanto a los objetivos de tal flota, sus instrucciones se abrirán pasado cierto punto para saber su destino, aunque Coloma dice que se

apuntaba el mar del Sur (para aliarse con los indios rebeldes de Chile), la costa de Berbería o incluso un fuerte portugués de Guinea.clxxxii

En fin, toda esta confusión de datos, avisos y noticias transmitidos a Coloma era debida a la variedad de fuentes de

información que se manejaban, unas fiables, otras equivocadas, otras simplemente falsas.

Las informaciones que el embajador enviaba a Bruselas y Madrid eran respondidas en diferentes tonos, desde la prudencia de Felipe IV o Baltasar de Zúñiga, (que se dan por advertidos), al rechazo de algunas

noticias por increíbles como hace el cardenal de la Cueva desde Bruselas (la de la flota holandesa de 100 navíos con ayuda de turcos a

saquear al mar del Sur) o las dudas acerca de la flota holandesa de 30 navíos a América, como muestra el marqués de Mirabel desde París o el conde de Oñate desde Viena.clxxxiii

Desde su embajada en Londres, Coloma apoyaría planes y

medidas económicas de carácter “mercantilista” o “arbitrista” en el

marco del conflicto contra los holandeses. Una de ellas fueron las pragmáticas que sobre la entrada de productos ilegales holandeses

entraban en España o sus dominios vía Hamburgo, que al parecer no gustaron en Inglaterra.clxxxiv Otra sería un plan preparado por Coloma para el embargo de navíos con mercancía holandesa en España, con el

que perderían 1,5 millones de ducados de mercancías en los puertos.clxxxv Finalmente, el embargo se produjo en noviembre de 1623,

y en mismo día se embargaron más de 240 barcos, casi todos cargados con productos holandeses, salvo “cinco que se escaparon y huyeron de Málaga dejando las mercancías en tierra”.clxxxvi De ellas, se liberaron las

que se demostró no estar fletadas o cargadas por los holandeses, y aún así se confiscaron 143.clxxxvii Un plan de relevancia sería un viejo

proyecto que propuso el Rey Jacobo al entonces embajador español en Londres conde de Gondomar en el año de 1616, consistente en trasladar el comercio de paños y lanificios que los ingleses tenían en

Middelburgh (Zelanda) a Amberes. Sin embargo, por inconveniencias religiosas (los mercaderes ingleses pedían el libre ejercicio de su religión

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en sus casa de Amberes), no fue aprobado. Sin embargo, a la altura de

1622 (con la guerra reanudada), interesaba mucho el poder quitar a los holandeses tal comercio “por cuyo medio [los holandeses] sacan sustancia conque defenderse de nuestras armas” porque así les faltará “[el] nervio de la guerra, que es el dinero”.clxxxviii Tan pronto como en

junio de 1622, Coloma ya hacía referencia a las gestiones que hacía con el Rey Jacobo para que “de libertad a sus vasallos para que puedan vender sus paños a quien quisieren y permita que se lleven a los puertos del condado de Flandes sin pasar por Zelanda”.clxxxix Las cosas, sin embargo, no iban como el embajador esperaba, porque ministros

poderosos iban dilatando la ejecución del libre comercio (los holandeses, al igual que Coloma, también jugaban sus bazas en la corte de los Estuardo).cxc El asunto, pese a ser oficialmente solicitado al

conde de Bristol, embajador en Madrid, y ordenado por Felipe IV y la Infanta Isabel, se fue alargando, y aún en diciembre de 1623 seguían

las gestiones de Coloma y del agente de Flandes Juan Bautista Van Male.cxci

La compañía holandesa de las Indias orientales (Vereenigde Oest-Indische Companie) fue fundada en 1602. Era una compañía con

derechos monopolísticos sobre el comercio con India, China y en general el Lejano Oriente, y a la que se aplicaron recursos financieros y

competitivas técnicas comerciales y de dirección (acciones).cxcii Tal compañía, junto a la inglesa, estaba expulsando a los portugueses de sus dominios en el litoral africano (comercio de esclavos) y del

comercio con la India, China y otros lugares (especias, sedas, porcelanas, etc.…). Y por ello, la vigilancia de de los barcos holandeses que regresaran a Europa con mercancías “ilegales” (desde el punto de

vista español) y que acudían a puertos ingleses era fundamental.

Coloma advierte desde diciembre de 1622 las negociaciones que llevan a cabo los diputados de Holanda con el Rey Jacobo y la compañía inglesa de las Indias Orientales para concertarse y que los holandeses

paguen los daños provocados al comercio inglés en la India (daños valorados por Coloma en dos millones de escudos).cxciii Y por detrás de estas negociaciones se desarrolló una “lucha” de facciones entre los

ministros del Rey, según apoyasen más el acuerdo (vizconde de Grandson, el propio favorito, sobornado con 10.000 libras esterlinas) o

se posicionaran en contra (el conde de Arundel, el secretario Calvert).cxciv El discurso de los ministros contrarios a Holanda era que “conviene mas tener a los holandeses bajos y sujetos a su señor natural, que no en calidad de Republica con tanto deseo de hacerse grandes”.cxcv Finalmente se produjo el acuerdo por 82.000 libras, aunque la cantidad

total era de 100.000 libras porque los diputados holandeses gastaron 18.000 libras en sobornos a ministros del Rey.cxcvi El acuerdo, del que

se lamentaba Coloma (por la inevitable unión que se producía en las Indias Orientales entre ingleses y holandeses frente al dominio portugués), lo relacionaba también con el permiso implícito del Rey

Jacobo a Holanda para realizar las pesquerías en sus mares, un negocio

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que reportaba a Holanda cinco millones de escudos anuales.cxcvii Este

concierto entre ambas compañías contra el comercio portugués y español en Oriente, que temía Coloma, se materializó en ofertas que

hicieron los holandeses en Inglaterra. Tales planes consistían en atacar Filipinas y las Malucas con una armada anglo-holandesa de 24 navíos. Tal conspiración, que llegó a oídos del embajador, fue denunciada al

Rey, aunque con escaso éxito.cxcviii Los pleitos contra navíos holandeses con mercancía robada a

vasallos de Su Majestad también eran tarea del embajador.cxcix Concretamente, Coloma cuenta con detalle a Felipe IV el caso de un

pleito contra un navío holandés cargado de mercancías robadas portuguesas. Tres navíos holandeses llegaron a las costas inglesas con una presa de dos barcos portugueses cargados de azúcar, palo de Brasil

y dientes de elefante, y por una tormenta uno de ellos tuvo que entrar en el puerto de Ilfortcome [Ilfracombe?], y fue secuestrado por el

Vicealmirante Selenger. El embajador envió al agente y mercader genovés Felipe Bernardi con una provisión del Almirantazgo para descargar la ropa, y el aprecio de la carga llegó a 7.000 ducados. Se

comenzó el pleito con los holandeses, alegando su agente en Inglaterra que estando en guerra con España podían hacer presa sin que por ello merecieran el nombre de piratas, y respondiendo el procurador de

Coloma que siendo rebelión de vasallos contra su Rey natural, no se podía llamar guerra justa. Se concluyó que la hacienda era de los

vasallos de Felipe IV, y que estando en tierra de un rey amigo como Jacobo Estuardo, debía ser entregada a sus primeros posesores.

El embajador señalaba a Felipe IV las grandes cavilaciones, engaños y dilaciones con que se trató el pleito en la corte del

Almirantazgo, así como el poco disimulo del juez y sus adherentes, deseando dar la carga a los holandeses. Señala Coloma que se valió de todos los medios que le fueron posibles para cobrar la carga, y a cierta

proposición que se le mostró indirectamente de darle la mitad a él, y la otra a los holandeses, respondió que siendo ellos traidores y rebeldes a su rey, debían ser tratados como públicos piratas, y que de otro modo

se abriría de par en par la puerta para que pudiesen robar a vasallos de Su Majestad y vender los botines en Inglaterra, cosa indigna de

imaginarse entre reyes aliados y amigos. Finalmente, el tribunal se tomaría quince días para decidir, pero "...les ha de faltar ánimo para dexar descontentos a los olandeses, a quien han querido, quieren y querran más que a nosotros, aunque ellos no se cansan de hazerles tantos agravios y afrentas como nosotros honras y amistades, al fin como verdaderos adúlteros que son de la Iglesia Católica; hame parecido advertir a Vuestra Majestad, por parecerme negocio considerable en el estado en el que se encuentran las cosas...".cc Como se ve, Coloma se

quejaba de las dilaciones del Almirantazgo inglés y su falta de voluntad para juzgar los robos holandeses en las Indias Orientales (falta de

voluntad que se explica por el hecho de que la compañía inglesa actuaba de la misma manera).

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El comercio inglés en Asia.

Inglaterra fue pionera en la fundación de compañías comerciales

privilegiadas. La Compañía inglesa de las Indias Orientales (The Governor and Merchants of London Trading into the East Indies) fue

autorizada por la reina Isabel I en diciembre de 1600, cuyo primer gobernador fue sir Thomas Smith.cci Pese a que no tuvo mucho éxito durante la primera mitad del siglo XVII (porque el dominio comercial era

de la compañía holandesa), fue otro de los focos de atención para la embajada española.ccii

Lo primero que constató Coloma es que la compañía de las Indias (a la que llamaba en ocasiones “escuadra o compañía de ladrones debajo de capa de mercaderes” porque las mercancías que traían, eran robadas “de las 4 partes las 3”) era protegida por muchos nobles y ministros del

Rey (como no podía ser de otra forma), porque tenían participaciones en ella (nueve o diez consejeros de estado y, por supuesto, Buckingham).cciii Por ello, las actuaciones de Coloma contra navíos de la

compañía chocaban con la resistencia de todos aquellos que se beneficiaban del comercio con las Indias Orientales (del Rey abajo, una

gran mayoría de personas vinculadas al gobierno de Inglaterra, las finanzas, el comercio, la navegación), una resistencia que si bien no se manifestaba directamente, se hacía mediante la ocultación de

cargamentos, navíos, marineros, y la dilación de los pleitos. Afortunadamente para la embajada, el conde de Arundel (consejero de estado y bien afecto a España) ayudaba en las investigaciones de las

actividades de la compañía de las Indias Orientales, y aparentemente el Rey Jacobo atendía las demandas del embajador, con la aquiescencia

del Príncipe de Gales, que consideraba a los de la compañía meros piratas.cciv

Las noticias que proporcionaba Coloma del arribo de naves de la compañía cargadas con mercancía robada de barcos portugueses son

constantes. La compañía, al conocer las gestiones del embajador, parece ser que intentaba ocultar a las tripulaciones (para que no pudieran servir de testigos en las denuncias que hacía Coloma), además

de alegar los miembros de la compañía que “por los capítulos de la Paz [de 1604] pueden hacer la guerra y tratar como a enemigos a los vasallos de Su Majestad de allá de la línea equinoccial”. El embajador negaba tales argumentos porque en el tratado de Londres no especificaba nada de eso (como así era). Entonces los capitanes alegaban que “hay otro [tratado] que se hizo después en donde se da facultad de usar de hostilidad con los vasallos del Rey [de España] de allá de la línea de este tratado [de 1604]”.ccv Como se ve, todos estos pretendidos argumentos jurídicos para justificar los asaltos a navíos portugueses eran pobres

excusas fácilmente refutables, porque demás de no haber en el tratado de Londres el punto que alegaban los capitanes de la compañía, ni existir ningún tratado posterior, los robos que señala Coloma en uno de

sus despachos se produjeron quince grados más acá de la línea

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equinoccial.ccvi Por ello, Coloma ignoraba tales excusas y se concentraba

en reunir pruebas para las denuncias que hacía al Rey Jacobo, que por ser una compañía comercial privilegiada, nombraba jueces especiales

para tales pleitos (los consejeros de estado marqués de Buckingham, el vizconde de Cranfield Gran Tesorero de Inglaterra, el conde de Arundel, el secretario de estado Calvert y el vizconde de Grandson).ccvii

El embajador también se dedicaba a vigilar la salida de navíos

que se dirigían a las Indias Orientales,ccviii aunque a veces las

investigaciones de estos barcos que partían hacia las Indias Orientales a comerciar sacaban a la luz informaciones muy interesantes. Dos

galeones que Coloma vigilaba y que se dirigían a las Indias eran fletados por una compañía bajo autoridad del Príncipe de Gales, y se unirían con otros cuatro de la compañía de las Indias para establecer una

factoría comercial en el golfo de Persia,ccix constatándose así que también el Príncipe de Gales participaba de tales operaciones

comerciales. Coloma, viendo la magnitud del comercio inglés en las Indias Orientales, aconsejaba a Felipe IV que se reforzaran las costas de la India con más barcos y tropas porque "el cebo [las riquezas de la India] es casi tan grande como la codicia".ccx

Las resistencias con las que topaba Coloma ante sus denuncias contra los robos a navíos portugueses le desesperaban. La magnitud de la compañía de las Indias, los beneficios que generaba, los intereses que

estaban de por medio, los participantes de ella (el Rey, el Príncipe, el valido, consejeros de estado, grandes comerciantes), en fin, todo hacía

que la lucha del embajador obtuviera pocos frutos. Y sus quejas tampoco conseguían mayores respuestas que “se hiciese el casamiento y todo lo demás se asentaría a gusto de Su Majestad”.ccxi

El ataque inglés en el Golfo Pérsico.

La isla de Ormuz era un enclave comercial portugués que vigilaba la entrada del golfo Pérsico. Conquistado en 1507 por Alfonso de

Alburquerque, era una de las factorías clave del comercio portugués hacía la India y China, no sólo porque era punto de paso estratégico

para los navíos que iban o regresaban, sino porque dominada el golfo de Persia. Este lugar sería atacado por ingleses y persas durante la embajada de Coloma en Londres.

La primera referencia a este enclave portugués la hace Coloma en

agosto de 1622 cuando advierte a Felipe IV sobre la intención de 6 navíos ingleses de fundar una fortaleza en el cabo Jasque, a 20 leguas de Ormuz, para apoderarse de las riquezas de Oriente y del comercio de

caballos de Arabia. Al parecer las intenciones inglesas era de tener trato pacifico con los barcos y enclaves portugueses salvo si se les intentaba echar por la fuerza, porque sólo se declaraban enemigos de los

moros.ccxii Sin embargo, para noviembre de ese año ya se conocía en la corte inglesa la toma de Ormuz por ingleses y persas, entre el regocijo

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público de “puritanos, holandeses y otros mal afectos” y la incredulidad

de Coloma.ccxiii Constatada la noticia, Coloma se lamentaba de las malas artes de los ingleses, que si por un lado buscaban la alianza con

Felipe IV (casamiento del Príncipe de Gales, mediación en el asunto del Palatinado), por otro lado no se recataban de obrar en perjuicio de España.ccxiv Y al tratar del asunto con varios ministros, la respuesta que

se le daba es que cualquier solución al respecto pasaba antes por la conclusión del proyecto matrimonial, cosa que Coloma no creía, pues

“lo que no hacen con la esperanza [de la conclusión del casamiento], no lo harán con la posesión”.ccxv El Rey Jacobo, aparentemente, mostraba

pesar en público de la acción de sus vasallos contra Ormuz,ccxvi y quizá fuera sincero dadas las circunstancias del momento, en que Inglaterra y España estaban negociando el matrimonio de su heredero con una

infanta española, en aras a una alianza y amistad más estrecha, por lo que este suceso vendría a dificultarlo todo. De todas formas, Coloma no se fiaba del Rey Jacobo en este asunto. En abril de 1623 informaba a

Felipe IV que cuatro navíos regresaban a Inglaterra con los botines de Ormuz (uno llamado “Londres”, que pasaba de mil toneladas; y otros

tres de quinientas toneladas), y un navío holandés los había dejado en el cabo de Buena Esperanza. Y como por entonces aún no habían arribado a puerto inglés, el embajador sospechaba que quizá se

hubieran desviado a algún remoto puerto irlandés para no levantar sospechas y obligar al Rey a restituir lo robado y castigar a los

culpables, demás que el propio monarca se llevaba una parte de 600.000 ducados del negocio.ccxvii

El asalto a Ormuz era asunto tan grave que Coloma nunca lo representó directamente al Rey Jacobo hasta tener orden de Madrid.ccxviii Tan tarde como en agosto de 1623, Coloma e Hinojosa

recomendaban a Felipe IV que escribiese él mismo una carta personal al Rey Jacobo pidiendo satisfacción por los daños causados en el asalto

a Ormuz,ccxix aunque ellos mismos entregarían una carta oficial en septiembre de 1623.ccxx

De todas formas, en Madrid el asunto de Ormuz no fue cosa menor, y la noticia fue recibida con el mismo estupor e incredulidad que mostró Coloma. Don Diego de Ibarra, consejero de guerra y estado,ccxxi

mostraba su extrañeza de que los ingleses fueran grandes amigos de España pero hubieran ayudado a los persas a tomar Ormuz.ccxxii Por su

parte, Felipe IV ordenaba a Coloma en marzo de 1623 que averiguara todo lo ocurrido y que informara puntualmente,ccxxiii en abril mandaba que se mostrara mucho sentimiento por el ataque a Ormuz,ccxxiv y en

diciembre de ese año Coloma e Hinojosa recibieron la orden de quejarse expresamente al Rey Jacobo por los numerosos robos que los barcos

portugueses habían sufrido y sufrían en las Indias Orientales por parte de vasallos ingleses.ccxxv

La visita del Príncipe de Gales a Madrid en marzo de 1623 ofreció la oportunidad para tratar el asunto de Ormuz y en general de los

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ataques ingleses a navíos portugueses en las Indias Orientales. El

conde de Gondomar trató con el Príncipe de Gales y Buckingham el asalto a Ormuz, y estos accedieron a escribir cartas para enviarlas allí

reprobando el ataque y avisando a los ingleses que ayudaran a los portugueses. Pero el propio Gondomar avisaba de que había que fiarse poco de tales cartas (en ellas se aconsejaba a los vasallos ingleses, no se

ordenaba nada), y que lo que había que hacer era enviar fuerzas para recuperar la plaza y pedir al Rey Jacobo que ordenara el fin de los asaltos y ataques a enclaves portugueses.ccxxvi

El comercio inglés en el Magreb.

El siete de julio de 1622 Felipe IV enviaba un despacho al

embajador Coloma informando de que el gobernador de Tánger Jorge

Mascareñas había avisado de la instalación de una casa comercial inglesa en Tetuán, ordenándose al embajador que tratara de pararlo

desde Londres, por el evidente peligro que suponía la penetración comercial inglesa en el norte de África, amenazando el comercio español, sus plazas y la proximidad a las bases de los piratas

berberiscos.ccxxvii Al parecer, mercaderes ingleses de Cádiz y el propio embajador inglés estaban al corriente del tema, llevando en asunto con todo secreto.ccxxviii En agosto Coloma respondía que no sabía nada de lo

de Tetuán, aunque lo investigaba mediante mercaderes amigos.ccxxix

Relacionado con el comercio en Berbería, en octubre de 1622 se advertía al embajador de que comerciantes ingleses estaban vendiendo armas a los moros de África, y que por ser algo en contra de la amistad

entre ambas coronas, lo representara al Rey Jacobo para que pusiera fin a tal comercio ilegal. Además, Coloma debía asegurar al Rey que

todos los vasallos ingleses podían comerciar libremente con todas las plazas españolas en el norte de África.ccxxx El Rey Jacobo, aparentemente, dio satisfacción a tales demandas españolas,

ordenando el fin del comercio inglés con los puertos no españoles de Berbería.ccxxxi En enero de 1623 Felipe IV mostraba su satisfacción por la decisión tomada por el Rey Jacobo. El asunto se daba por zanjado.

Barcos españoles en Escocia.

La primera mención que el embajador Coloma hizo de estos galeones de la Armada de Ostende aparece en un despacho de

mediados de junio de 1622 dirigido a Felipe IV. Al parecer, dos galeones (al mando de los capitanes Pedro Van Nooren/Vooren y Antonio Rotache/Retacho) se habían refugiado en puertos escoceses tras haber

mantenido duros combates con navíos holandeses y hundido quince mercantes holandeses cargados de madera, bacalao y trigo. Coloma,

tras conocer su arribo a Escocia, les había enviado a dos hombres con algún socorro y cartas recomendatorias del Rey Jacobo.ccxxxii El Rey Jacobo fue informado desde Escocia del refugio de los barcos, ya que el

gobernador de la villa de Leith le había informado de la llegada de uno

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de esos galeones de Ostende, tras haber estado combatiendo con tres

navíos holandeses, y como el gobernador había protegido al navío flamenco con artillería.ccxxxiii Y el Rey concedió a Coloma licencia para

poder enviar municiones y bastimentos a ambos galeones, que estaban en los puertos de Leith (Van Nooren/Vooren, al frente del galeón “San Ambrosio”) y Aberdeen (Rotache/Retacho, al mando del “Santa María de

Begoña”) y tenían cada uno a la vista a seis navíos holandeses que les bloqueaban la salida.ccxxxiv En octubre el embajador informaba de que esperaba que los galeones salieran en breve en busca de las

municiones, bastimentos y marineros que les había enviado por mar.ccxxxv Incluso un caballero católico escocés llamado Daniel

Macdonell se había ofrecido embarcar soldados en ambos galeones a cambio de ser nombrado capitán de la tropa.ccxxxvi

En enero de 1623 aparece en escena William Laing, un mercader católico escocés que a su costa había fletado un navío en Londres con

bastimentos, artillería, jarcia y marineros, y había ido a Edimburgo a socorrer a los galeones. Y los holandeses y puritanos, enterados de ello, habían jurado matarlo, y se habían distribuido cien dibujos suyos para

ejecutarle. Por ello, el mercader ya no se atrevía a comerciar y estaba muy temeroso. Coloma suplicaba a Felipe IV que se le concediera un entretenimiento en la embajada para que pudiera seguir haciendo tan

buenos servicios a la causa española.ccxxxvii

Este mercader, al parecer natural de la villa de Aberdeen, había prestado 8.000 ducados al capitán Antonio Rotache para mantener el navío bloqueado (pese a que Rotache afirmaba que con menos de 9.000

ducados no podría salir), mientras que el de Van Nooren/Vooren se había sustentado con casi 1.700 ducados de Laing y el dinero

disponible de navíos holandeses atacados.ccxxxviii Además, Coloma se había obligado a pagar lo que se debiera en Aberdeen por el socorro hecho al galeón de Rotache.ccxxxix

En febrero Coloma se lamentaba a Spinola de que al menos el

galeón de Van Nooren no hubiera salido ya del puerto de Leith, y

señalaba que se disponía a enviarle veinticinco marineros, 1.000 ducados en letra de cambio y 400 ducados más en crédito, y que si

entonces no salía, habrían de ir siete galeones a buscarle,ccxl aparte de que, pese a la orden de Spinola para que el veedor de la armada (Vicente de Anciondo) le proveyese los 10.000 ducados gastados en el

abastecimiento de ambos galeones, el dinero no llegaba a Coloma.ccxli Para el socorro del navío de Rotache, William Laing llevaría cerca de 2.000 ducados a Aberdeen.ccxlii

El socorro de estos dos galeones se dificultaba día a día, ya que

en Edimburgo los clérigos puritanos y todos aquellos simpatizantes de los holandeses y enemigos de España se oponían a que se prestase socorro y ayuda a los galeones. Coloma se quejaba reiteradas veces del

odio que los escoceses tenían a los españoles.ccxliii Incluso al parecer, en

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Edimburgo se llegó a encarcelar al mercader William Laing, y sólo una

patente firmada por el Rey Jacobo consiguió liberarlo. Por estos servicios tan importantes y arriesgados, Laing obtuvo un

entretenimiento de 40 escudos al mes a cargo de la embajada.ccxliv De todos modos, la aventura de los dos galeones muestra bien a las claras el tipo de “guerra total” que se mantenía entre España y Holanda. En

mayo Coloma señala el descubrimiento de un plan urdido por marineros ingleses para quemar el galeón “Santa María de Begoña”, en Aberdeen. ccxlv Ante los problemas para sacar a ambos barcos, Coloma

consiguió que el Rey Jacobo enviara dos de sus navíos con orden de escoltar los dos galeones y hundir a cuantos holandeses lo

impidieran.ccxlvi Desgraciadamente, si bien se abortó la conspiración en Aberdeen,

no se impidió la quema del galeón San Ambrosio en Leith.ccxlvii Al parecer, la quema del navío en Lith fue un plan holandés con

participación de escoceses.ccxlviii Por supuesto, esta acción sublevó a Coloma, que fue “bramando a este Rey... deseaba saber quien era el Rey de la Gran Bretaña él o los holandeses... les había de ver un día emprender otras cosas, donde se interesase por ventura la salud de su persona, y sucesión de su hijo…”.ccxlix Ante la gravedad del asunto, el

Rey Jacobo parece ser que reunió al consejo de estado y prometió castigar severamente a los culpables, y sacar al otro galeón (el de Retacho en Aberdeen) con ayuda de dos navíos ingleses para (junto con

los despojos y la tripulación del San Ambrosio, que en total sumaban 200 hombres), llevarlo todo al puerto de Mardick.ccl Coloma, harto de

las conspiraciones holandesas y de las dilaciones y excusas inglesas, exclamaba que los capitanes de los barcos de Su Majestad deberían tener por verdad absoluta que "por ningún casso de los mundo entren en puertos de Escocia, ni Inglaterra, porque creo firmemente que no saldrán de ellos jamás ... uerdad tan asentada que moriría por ella, que si pudiese ser llegar a cualquier puerto de todas estas costas un nauio marinado y guarnecido de demonios...y otro de españoles es sin duda que los primeros serían tratados como hermanos, y los segundos peor que como enemigos; todo lo demás es lisonjearnos a nosotros mismos; esto suplico quede asentado por máxima ...".ccli

En cuanto al gasto total de un año de socorro de los dos galeones

bloqueados en los puertos de Aberdeen y Leith, la cifra pasaba de los

20.000 florines enviados desde Flandes para ello (Coloma enviaría una cuenta de 8.560 florines más gastados en junio al veedor de la armada).

Para junio de 1623 Coloma informaba a Spínola de que como los gastos se concentraban en el galeón de Aberdeen, y a la tripulación del galeón quemado se la había tenido que dar dos pagas y promesa de otra más, y

prometer que si en seis semanas no eran socorridos se les daría otra paga más y pasaportes para salir de ese puerto.cclii

Por fin, el once de julio salieron del puerto de Las Dunas los dos navíos ingleses que habrían de escoltar al galeón de Antonio Rotache

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hacia Mardick.ccliii Y en agosto de 1623 Coloma informaba a Felipe IV la

odisea del galeón “Santa María de Begoña”. La salida del galeón del puerto de Aberdeen no tuvo problemas (pese a que había cinco navíos

holandeses cerca), y tampoco la carga de la artillería del “San Ambrosio” en Leith. Pero parece que una vez en alta mar, y cuando los dos navíos ingleses estaban a seis millas del galeón, fue atacado por los

holandeses, muriendo en capitán Rotache, el piloto, seis marineros y echando abajo el palo mayor. Por ello, los navíos ingleses escoltaron al galeón hasta el puerto de Las Dunas, donde intentaron meterse los

holandeses, pero fueron expulsados a cañonazos por los dos navíos ingleses (muriendo un capitán holandés y 30 marineros). Quedaba

entonces el galeón al mando del contramaestre y reparándose en Las Dunas,ccliv pero el Rey Jacobo ordenaría su ida al puerto de Gravesend por seguridad (a donde fue Coloma a pagar a la tripulación todo lo que

se les debía), de donde partieron el galeón y la escolta el 25 de agosto hacia Mardick, a donde arribó sin problemas.cclv El milagroso regreso

del galeón “Santa María de Begoña” al puerto de Mardick ponía el broche a una aventura de casi catorce meses que puso de manifiesto la importancia del apoyo táctico de los puertos neutrales ingleses o

escoceses (por mucho que Coloma bramara contra ellos) para el combate sin tregua que existía entre España y Holanda por la supremacía naval mundial.

Inglaterra, el gran mercado europeo. El impulso naval dado por los nuevos dirigentes de la Corona

española desde 1617 acabó generando una dinámica propia que consumía enormes cantidades de material de naval y de guerra en

general. Desafortunadamente (aparte del clásico problema de la escasez de materias primas), ni España ni sus posesiones producían suficientes cañones, navíos y otros productos manufacturados para

abastecer al ejercito y las armadas. Ante este problema, la compra en otros lugares era obligada, y la Inglaterra neutral de los Estuardo era un lugar ideal para ello, por ser fácil de transportar el material hacia los

lugares de operaciones militares y navales (Flandes, el corredor renano, la costa norte española),cclvi y porque Inglaterra producía en gran

cantidad y calidad artillería, pólvora, barcos, y era una potencial fuente de marineros y pilotos expertos en la navegación por el Canal de la Mancha y el Mar del Norte.cclvii

El embajador Coloma también actuó con energía desde Inglaterra

en el reclutamiento de gente de mar para las armadas (tanto para la del

Mar Océano como para la de Ostende). En despachos de octubre y noviembre de 1622 Coloma informaba a Felipe IV y al conde de Olivares

de que el Rey Jacobo había publicado bandos prohibiendo que gente de mar sirviera a otros reyes,cclviii aunque según parece se consiguió el efecto contrario, porque la prohibición tuvo un “efecto llamada”, y el

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embajador señalaba que había conseguido mandar casi doscientos

marineros y artilleros para la armada de Ostende.cclix

La compra de navíos era otro aspecto a destacar. En noviembre de 1622 el embajador avisaba al conde de Olivares de la existencia de un navío llamado “El Tigre”, de 500 toneladas, en el Támesis (a dos leguas

río abajo de Londres), al parecer inmovilizado por deudas, con treinta cañones de hierro colado y todo su aparejo, y que se podría comprar por 14.000 ducados.cclx Ante la falta de respuesta de Madrid sobre tal navío

(en realidad Felipe IV ordenaba su compra en un despacho a Coloma de mediados de enero, pero el embajador no lo recibiría hasta mediados de

febrero), el embajador escribió a Spínola sobre este barco en febrero de 1623.cclxi Y poco después, Coloma insistía de nuevo a Felipe IV sobre su plan para hacerse con tal barco. El navío era excelente, servía

perfectamente para la guerra en el Atlántico y el Mediterráneo, y podría servir de modelo para construir otros barcos similares, ya que su diseño

era superior al de los barcos portugueses que navegaban por las Indias Orientales.cclxii La nave había sido vista por Coloma, el agente de Flandes Juan Bautista Van Male, el comerciante Pedro Ricaut/Ricote

(agente de los Spínola de Génova) y un experto en artillería. El mercader Ricaut se había ofrecido a comprarla y a prepararla en dos meses, y a poner la mitad del coste de la nave (el total eran unos 15.000 ducados)

para facilitar la compra. El Rey, por su parte, debía enviar 7.500 ducados en un principio (y posteriormente los otros 7.500 adelantados

por Ricaut). El navío sería fletado por Ricaut en nombre de su compañía, y

con ochenta marineros enviado a Lisboa con alguna carga para que se incorporara a la flota de Fadrique de Toledo.cclxiii En marzo y de nuevo

en abril de 1623 Felipe IV ordenaba que la compra del navío se hiciera con el mayor secreto (por el peligro de que los holandeses se enteraran de su destino y lo interceptaran por el camino o lo quemaran en el

puerto), y fuera enviado a Lisboa (para llegar a finales de mayo) con 40 cañones de hierro colado, velas dobles, cien marineros (de ellos el mayor número posible de artilleros, porque el objetivo principal era

traer el mayor número de gentes de mar), todos los bastimentos posibles (alquitrán, pólvora, balas, jarcia, cuerda, plomo) y asegurado

por un año.cclxiv Al parecer, las cosas se complicaron debido a los numerosos

acreedores que soportaba la venta del citado navío.cclxv En julio, el marqués de la Hinojosa veía el navío y estaba conforme con él, pero no con el precio al que había llegado Coloma.cclxvi Finalmente, a mediados

de ese mes se concertaba la compra, por 2500 libras (10 000 ducados de a 10 reales). Con lo que sobrare (5000 ducados) se compraría

alquitrán, balas, pólvora, y se pagaría a los marineros, artilleros y a dos maestros de los encabalgamientos de la mar hasta Lisboa. Pedro Ricot había trabajado mucho en el negocio y debía ser felicitado.cclxvii Sin

embargo, las dilaciones en su salida (en noviembre aún seguía

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preparándose con 34 cañones y medios cañones, 80 marineros

escogidos y provisiones para un año),cclxviii hicieron a Felipe IV ordenar que los 15 000 ducados enviados para su compra y envío a Lisboa se

usasen para la compra de artillería de bronce o hierro colado en Inglaterra, para enviarla al puerto de Pasajes y armar la escuadra de la provincia de Guipúzcoa (orden remitida a mediados de octubre que llegó

tarde porque ya se había comprado el navío y se estaba aprestando).cclxix La artillería inglesa era muy apreciada para armar las flotas de Su

Majestad. Coloma en abril de 1623 ya estaba haciendo gestiones con el Rey Jacobo para poder comprar 200 cañones de hierro colado, para lo

que necesitaba una licencia especial de saca porque las leyes del Parlamento prohibían sacar armas de Inglaterra.cclxx Un mes después, el embajador señalaba que el Rey Jacobo había mostrado su sentimiento

por no poder acceder a la petición de la artillería, ya que las leyes parlamentarias lo prohibían. Sin embargo, estaba esperanzado de poder

sacar una licencia para 100 cañones (si bien pediría licencia para 200) cuando se concluyese el casamiento del Príncipe de Gales y el voluble Rey estuviese de mejor humor.cclxxi Y los hechos vinieron a dar la razón

al agudo Coloma, porque en junio el Rey Jacobo hablaba de ya tratar el tema de las licencias para la artillería en el consejo de estado, para encontrar un modo de concederlas sin contravenir al Parlamento.cclxxii

Sin embargo, parece ser que Coloma no tenía la misma suerte que su antecesor Gondomar, ya que a finales de septiembre constataba que,

pese a haber tratado mucho del asunto, el Rey no había concedido la licencia para los 100 cañones.cclxxiii En su descargo, Coloma señalaba claramente que era el regreso del Príncipe de Gales disgustado de

España y el fracaso del casamiento con la Infanta la causa de que “no están las cosas de agora para gracias [favores de Jacobo]”.cclxxiv Las

gestiones conjuntas hechas posteriormente por don Diego Mejía (enviado desde Flandes) y Coloma tampoco resultaron al final, ya que si bien el Rey Jacobo prometió que concedería la licencia para sacar cien

cañones de hierro colado de diez y ocho libras de calibre en noviembre de 1623 a cambio de pagar el doble de desechos de saca,cclxxv en diciembre se seguía esperando por la poca voluntad de conceder tales

licencias (y el progresivo empeoramiento de las relaciones hispano-inglesas podría explicarlo todo).cclxxvi

La artillería, aparte de comprarse, podía recuperarse en las

costas británicas de galeones desahuciados (y de ello era buen ejemplo

lo ocurrido con el “San Ambrosio” en Escocia). En octubre de 1622 Coloma informaba a la Infanta Isabel de la pérdida en las costas inglesas (cerca de la Isla de Wight) de dos galeones de la Armada de

Ostende. Uno de ellos, el “San Joseph”, se había hundido, y (pese a estar a tres millas de la costa en un lugar de fuertes corrientes), había

encontrado un hombre dispuesto a sacar la artillería y lo demás del navío.cclxxvii Meses después, como iba siendo norma en Inglaterra, Coloma advertiría a la Infanta Isabel y al Cardenal de la Cueva que

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pese a las dificultades y dilaciones para sacar la artillería del navío

hundido, los trabajos empezarían el día diez de junio.cclxxviii

La madera era esencial para la construcción naval. Aunque la mayoría de los navíos se construían en la Península, otros lo hacían en América (La Habana, Guayaquil) o Flandes (Ostende). El problema de la

falta de madera era vital porque de ello dependía el mantenimiento de las armadas. cclxxix A finales del reinado de Felipe II había muestras claras de agotamiento y deforestación en la zona norte peninsular, que

amenazaba con paralizar la construcción naval. Por ello, desde la década de 1590s se hicieron intentos de controlar la reforestación.cclxxx

A Coloma se le ordenó saber desde Madrid si habría árboles en Inglaterra para ser adquiridos para las armadas reales. Y al parecer envió un informe a Madrid realizado por el agente de Flandes Juan

Bautista Van Male sobre la cuestión.cclxxxi Meses después, volvió a enviar una memoria de la disponibilidad de árboles en Inglaterra, de los

que le aseguraban que eran “muy buenos y de precio moderado”.cclxxxii Españoles espiando a ingleses.

Al poco de reanudarse las hostilidades contra las Provincias Unidas, la armada del Mar Océano (en concreto cuatro escuadras que

sumaban veintidós navíos), al mando de don Fadrique de Toledo, efectuó una incursión por el Canal de la Mancha durante el mes de

septiembre y primeros días de octubre de 1622. Sus objetivos eran batir a la armada holandesa, o al menos, fijarla en el Mar del Norte hasta la llegada de la flota de Indias.cclxxxiii No encontraron oposición

holandesa puesto que los navíos enemigos permanecieron en sus bases, pero en Inglaterra el pánico desatado fue digno de que Coloma enviara

varios despachos informando de las temblores ingleses. El sábado ocho de octubre de 1622 el Rey Jacobo tuvo aviso del

puerto de Plymouth de que se habían avistado 25 navíos de España, y al parecer se provocó un gran revuelo en la Corte,cclxxxiv por lo que Coloma envió rápido a pedir audiencia y explicarlo, ya que los

diputados holandeses, por su parte, querían atemorizar más al Rey con la amenaza de la flota española.cclxxxv En la audiencia del día doce de

octubre, Coloma entregó una carta de Felipe IV explicando los motivos del envió de la armada por el Canal de la Mancha. Por su parte, el Rey Jacobo, aparte de dudar de que se pudiera desafiar a los holandeses

por mar, reiteró las promesas de amistad con España, aunque el embajador comentaba que tales promesas se debían a que el Rey estaba “con más miedo que vergüenza”.cclxxxvi Por otro lado, la alarma

entre el pueblo era grande, pues los rumores hablaban de cien navíos (cuando eran veintidós), que se dirigían a atacar Escocia, que había

fondeado en el puerto de Plymouth o que era otra armada como la de 1588 contra Inglaterra. Tal fue la alarma y tensión que se generó, que Coloma se vio obligado a comprar picas y mosquetes en previsión de

revueltas populares contra la embajada. cclxxxvii

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Al parecer, la armada se guiaba por el Canal con siete pilotos ingleses reclutados en Andalucía, y el embajador la llevaba esperando

desde finales agosto, cuando recibido un despacho de Felipe IV hablando de la armada y de que estuviera al tanto por si los navíos necesitaran bastimentos de Inglaterra.cclxxxviii De cualquier manera, la

rumorología sobre esta armada no se terminó ni cuando puso rumbo a España de nuevo, ya que se decía en Londres que don Fadrique a la vuelta se había topado con el almirante holandés Moylambert, y que

había hecho pedazos sus cuatro navíos.cclxxxix

El temor del Rey Jacobo, la gran alarma de la población inglesa, incluso la sorpresa de Coloma ante tan desmesurada reacción, pone de relieve que en la Inglaterra de los Estuardo se temía muy mucho el

poderío de la España de Felipe IV. Inglaterra no era tan poderosa como muchos contemporáneos creían (entre ellos, el conde de Gondomar). Ni

siquiera por mar.ccxc Olivares era uno de esos desengañados del poder marítimo inglés. El tiempo le daría la razón,ccxci y episodios como este no debilitaron su creencia de que el “horrible poder” inglés era un

fraude.ccxcii

La vigilancia y el control sobre navíos sospechosos de

contrabando o robos eran tarea fundamental de la embajada española. Y en este ámbito se incluye dar avisos sobre innovaciones navales que

se pudieran producir, como ese “barco submarino” con capacidad para 12 a 30 hombres e inventado para pescar perlas.ccxciii

Otras cuestiones eran más serias que un bote submarino. A finales de julio llegaron cinco barcos ingleses de San Lucar de

Barrameda a Dover cargados de plata y mercancías para los absentistas de Amberes, Lille y otros lugares. El gobierno inglés decidió apropiarse de la plata y dar letras de cambio a sus dueños. Los mercaderes

protestaron ante Coloma, y decidió intervenir ante el consejo de Estado.ccxciv Sus gestiones fueron eficaces, y se devolvió la plata porque ese dinero era para pagar al ejército de Flandes, aunque no faltaron los

malintencionados que recordaron en Londres que un episodio similar fue la primera causa para la guerra entre España e Inglaterra.ccxcv

Otras veces se trataba de informar a las autoridades españolas

sobre la ida de navíos con mercancía de contrabando, como un navío

llamado “El Fénix”, cuyo capitán se llamaba Richard Dof, y que llevaba de Dover a Cádiz o San Lucar de Barrameda, cargado de mercancías inglesas y paños holandeses, o alertar sobre barcos sospechosos, como

los dos barcos ingleses detenidos en Dover a instancias de Coloma por tener licencias de corso holandesas.ccxcvi Pero hubo un asunto que

ocupó mucho tiempo al embajador y que por sus implicaciones fue de importancia. Una nave cargada de oro, barras de plata y otras mercancías de importancia (valoradas en la increíble cifra de 400.000

ducados), perteneciente a hombres de negocios flamencos que se

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encargaban de la paga del ejército de Flandes, cayó en poder de los

piratas rocheleses en la boca del puerto de Plymouth.ccxcvii De inmediato Coloma pidió su embargo al Almirante de Inglaterra Buckingham.ccxcviii

Pese a que el navío estaba custodiado por dos barcos ingleses, el embajador tenía constancia de que se habían sacado del barco grandes cantidades de plata, y que finalmente los rocheleses habían partido

junto a los dos navíos ingleses, cuyos capitanes habían recibido 40.000 escudos de soborno.ccxcix Tras la huida, Coloma intentó que los capitanes ingleses fueran juzgados,ccc pero en vano, ya que a su regreso

de La Rochela, los capitanes no acudieron a la corte a dar explicaciones de su conducta.ccci Aparte del dinero que llevaba el navío (400.000

escudos) y la huida de los rocheleses con parte del botín con la ayuda de dos capitanes ingleses, otro dato complicaba más este caso, y era el hecho de que tal buque llevaba 30.000 ducados de contrabando desde

España hacia Hamburgo, y que por esta vía entraba a Holanda, de lo que se lamentaba Coloma.cccii

El embajador daba parte también de la llegada de barcos que

traían noticias curiosas, como ese navío procedente de la colonia inglesa de Virginia, cargado de tabaco, que trajo el aviso de un duro

enfrentamiento entre colonos e indios, saldado con la muerte de 300 ingleses.ccciii

En ocasiones, Coloma recibía a caballeros que le manifestaban su deseo de servir a Felipe IV en la milicia, la armada o en otras

cuestiones. Uno de ellos fue el caballero Robert Bordon (o Gordon, como también aparece), escocés católico y señor de Lonchinvar (Lochinver?, en las Highlands).ccciv En noviembre de 1622 se ofreció para reclutar en

tres meses a 1.000 soldados escoceses y 500 marineros en un barco de 400 toneladas y un patache, para servir en la armada real. Las condiciones que ponía era que se le diera el mando de sus hombres,

que los sueldos los pagase Su Majestad y que no fuera obligado a luchar contra Jacobo I si se declarara la guerra. Como garantía enviaría

a su hijo mayor de 22 años a España para criarse como católico.cccv Coloma insistía al conde de Olivares para aceptar la propuesta,cccvi aunque a principios de febrero aún no tenía respuesta de Madrid.cccvii

Cuando llegó, un despacho del catorce de febrero de 1623, fue para ordenarle averiguar si tal ofrecimiento se hacía con el permiso expreso

del Rey Jacobo, y que indagara sobre la colonia fundada por el escocés.cccviii La colonia se encontraba “en altura de cuarenta grados... no lejos de la Nueva Francia y río de Canadá”.cccix Sin embargo, las

reticencias de Madrid se mantuvieron, ya que casi un año después el escocés seguía ofreciendo a Coloma sus servicios, aunque Olivares

prometía a Coloma respuesta clara de Su Majestad en octubre de 1623.cccx Si bien la correspondencia de Coloma no contiene ninguna referencia más a este asunto, el apoyo del embajador a la oferta del

escocés y un consejo de estado en Madrid que veía con agrado la propuesta hacen pensar que pudo haber sido aceptada finalmente.cccxi

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La armada de Flandes también fue objeto de las atenciones de

Coloma como la nueva “arma secreta” contra Holanda a partir de 1621. Además, el embajador había sido uno de los más fervorosos partidarios

de la nueva estrategia contra los holandeses basada en el desafío por mar y la ofensiva contra su comercio.cccxii Por ello, las actuaciones de la embajada en relación con navíos de Ostende y Dunkerque eran

numerosas.cccxiii En su campaña de asaltos contra el comercio holandés por el Mar del Norte, a veces se producían abusos cuando eran atacados barcos ingleses o escoceses. Entonces correspondía al

embajador español deshacer el entuerto y procurar dar satisfacción al Rey Jacobo, como fue el caso del capitán Witibol, que saqueó a un

comerciante escocés.cccxiv Otras veces se daban avisos de los ataques de la armada flamenca o de los enfrentamientos entre navíos franceses de Calais y de Dunkerque.cccxv

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Los católicos británicos.

El problema de los católicos en Inglaterra fue uno de los grandes obstáculos en las relaciones hispano-inglesas desde mediados del siglo

XVI (los otros eran la expansión naval y comercial inglesa en competencia con España y el temor inglés al dominio mundial español). El apoyo inglés a los rebeldes holandeses, al Prior de Crato (tras la

invasión de Portugal), a los piratas berberiscos e incluso la acogida del traidor Antonio Pérez en Inglaterra no eran más que consecuencias de una enemistad provocada esencialmente por las tres causas primeras.

Tras la muerte de Felipe II (1598) y de Isabel I (1603), un nuevo rumbo empezaría a tomar el enfrentamiento entre ambas coronas. El rey

Jacobo I Estuardo había sido lo bastante hábil como para ganarse el apoyo del Papa Clemente VIII y aparecer ante el resto de Europa como un monarca benevolente con sus súbditos católicos y quizá

protagonista de una futura conversión.cccxvi Por su parte, Felipe III y el duque de Lerma habían decidido para 1603 (tras el fracaso del desembarco en Irlanda de 1601 y los reveses en Flandes, como la

batalla de Niewpoort en 1600) que se tenían que explorar nuevas vías (pacíficas) para llegar a un concierto con el nuevo Rey Jacobo,cccxvii

única forma de terminar con los rebeldes holandeses. La defensa de la fe en Inglaterra ya no costaría más dinero a Su Majestad, y, en todo caso, como dijera el cardenal de Rojas y Sandoval, tío del duque de

Lerma, “el caso de los católicos ingleses requiere de caridad y no [de] justicia”.cccxviii El tratado de Londres de agosto de 1604, que sellaba la

paz entre ambas coronas, no establecía la tolerancia religiosa para el catolicismo, cosa que los católicos sufrieron en silencio como un

abandono de su causa,cccxix aunque ello no desanimó a los conspiradores que en noviembre de 1605 intentaron volar el Parlamento inglés con 36 barriles de pólvora para liberar a Inglaterra de las garras

de la herejía. Veinte años después, las circunstancias legales y jurídicas de los

católicos en Inglaterra eran básicamente las mismas. Suponían una minoría (aunque con destacados miembros en el gobierno del país que

practicaban un discreto catolicismo),cccxxde cuya lealtad se recelaba, y de cuya cabeza pendía la amenaza constante de las leyes anticatólicas que el Parlamento solía aprobar o renovar (durante el reinado de Isabel

I la presión sobre los católicos no había hecho sino aumentar constantemente para convertirlos en una minoría arrinconada social, política y económicamente).cccxxi Sólo los buenos oficios de los

embajadores españoles conseguían que las leyes no se aplicaran o se atenuaran. Y los católicos encontraban en la embajada española (y en

otras, como veremos) un lugar de amparo y de práctica de religiosidad alejado de las miradas inquisitivas de los “poursivants” (una especie de inquisidores encargados de perseguir a los clérigos y a los

católicos).cccxxii

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La capilla del embajador español.

La embajada española en Londres era el único lugar (junto a otras

embajadas de príncipes católicos) donde se podía practicar la religión católica legalmente en los reinos de Jacobo Estuardo, aunque estaba prohibido incluso en las casas de los embajadores extranjeros acoger a

sacerdotes ingleses.cccxxiii La primera impresión de Coloma respecto de la situación de los

católicos en Inglaterra era que no había mucho rigor en la aplicación de las leyes contra ellos ni de persecución por parte de los “pursivantes”

(poursivants). Es más, el número de los fieles iba creciendo día a día debido a la protección dispensada por el conde de Gondomar y por la esperanza del casamiento del Príncipe de Gales.cccxxiv

Respecto de la embajada, a su capilla acudían sin dificultades

gran número de católicos a las misas y celebraciones los domingos y otras fiestas. Y en general, por todo Londres, se celebraban más de 150 misas diarias en capillas y oratorios privados.cccxxv Es decir, el ambiente

religioso en la capital era bastante tranquilo durante los años 1621-1623. La amistad con España, las negociaciones para el matrimonio del Príncipe de Gales, los buenos oficios de Gondomar y la natural

tendencia de Jacobo hacia una cierta permisividad eran las causas de tal sosiego.

La correspondencia de Coloma descubre una embajada siempre llena de fieles durante las misas y festividades. En la celebración del

Corpus Christi (el 30 de junio de 1622), la casa del embajador estaba repleta de gente, acudiendo damas inglesas católicas en gran número.

Incluso el Príncipe de Gales dejaba que músicos católicos de su cámara fueran a la capilla de la embajada española a participar en celebraciones religiosas como la Navidad o la Pascua de Resurrección

pese al previsible escándalo que se produciría.cccxxvi Y las conversiones al catolicismo de anglicanos por mano de los capellanes de la misma capilla de Coloma tampoco eran infrecuentes.cccxxvii

La casa en la que residía Coloma también era un centro de

distribución de propaganda católica (libros), y ello incluso sin el conocimiento del propio embajador. Ejemplo de ello fue la distribución desde la embajada de un libro prohibido en Inglaterra, obra del doctor

Matheo Keleson, presidente del seminario jesuita inglés de Douai (Flandes), titulado "Derecho y Jurisdicción del Prelado y del Príncipe", publicado en 1617 por primera vez y vuelto a imprimir en 1621. El

marqués de Buckingham y sir Francis Cotington fueron expresamente a la embajada a quejarse del mismo ante un incrédulo Coloma, que no

sabía nada. Al parecer, el portero inglés de la legación había vendido cuatro ejemplares. El embajador hizo revisar la obra por sus capellanes, pero no se encontró nada escandaloso, aunque prometió al favorito y a

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Cotington que se quejaría de tal libro a la Infanta Isabel Clara

Eugenia.cccxxviii

Pese a ser la principal potencia católica de Europa y con la que Inglaterra trataba de trabar alianza, la española no era la única embajada a la que acudían los católicos ingleses, y este dato (pese a que

para Coloma no pasa de ser el aviso de un suceso desgraciado, como ahora veremos) es importante, porque nos deja ver que España no era el único (ni mucho menos) referente para el catolicismo inglés. En un

despacho a la Infanta Isabel Clara Eugenia de 6 de noviembre de 1623, el embajador informaba de un lamentable suceso acaecido en la casa

del embajador francés en Londres. Al parecer, cientos de católicos se encontraban oyendo la predicación de un jesuita inglés en los desvanes de la casa, y el suelo cedió por el peso. El desastre se saldó con 100

muertos entre hombres, mujeres y niños, haciéndose públicas y solemnes exequias (lo cual tenía su importancia porque se supone que

las celebraciones católicas públicas estaban prohibidas, por lo que se presupone un permiso implícito de las autoridades inglesas).cccxxix

En fin, como se ha visto, la casa del embajador Coloma era un lugar protegido de práctica y acogida de los católicos ingleses (aunque no el único), al que más o menos públicamente podían asistir a las

celebraciones religiosas. Que el gobierno vigilaba los movimientos de los católicos en la embajada española queda claro no sólo por el

incidente del libro del jesuita Mathey Keleson, sino por el hecho de que el propio Heredero dejara que músicos católicos de su cámara fueran a cantar en misas en la embajada española. De hecho, no podía ser de

otra manera, ya que los católicos eran vistos como una potencial amenaza para Inglaterra por su estrecha unión con el Papado (a través

de los jesuitas) y con España (mediante su legación en Inglaterra y los Países Bajos españoles).Y que las misas y festividades se celebrasen en la capilla de la embajada con tanta asistencia (miles de personas) y tan

poca discreción indica que el gobierno inglés toleraba consciente y tácitamente tales cosas, en virtud de las buenas relaciones que se trataban de mantener con Felipe IV. Naturalmente, este estado de cosas

podía cambiar, como bien ponía de manifiesto el propio embajador, pero mientras tanto, era un respiro para los católicos de Inglaterra.

Persecución religiosa.

Los embajadores españoles, como representantes del Rey Católico en Inglaterra, tenían en la protección de los católicos otra de sus obligaciones fundamentales. El advenimiento al trono de Inglaterra en

1603 de Jacobo Estuardo había esperanzado a los católicos por el ambiente que el nuevo Rey fomentaba. Engatusando al Papa Clemente

VIII, a otros Príncipes católicos (entre ellos el que contaba para Jacobo, que era Felipe III) e incluso a los propios católicos ingleses, Jacobo I Estuardo se garantizó un acceso tranquilo al trono. Sin embargo, los

desengaños no tardarían en llegar para ambas partes. Para los católicos

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ingleses cuando las promesas de libertad de conciencia no se cumplían

(ni lo harían en el futuro), y cuyo tiro de gracia fue el tratado anglo-español de Londres de agosto de 1604. Felipe III se olvidaba de los

asuntos religiosos ingleses. Para el soberano británico, el descubrimiento de la “Conspiración de la Pólvora” a principios de noviembre de 1605,cccxxx supuso la constatación de que pese a su

amabilidad con los católicos, ellos habían intentado matarle a él y a toda su familia. Ello le forzaría a una nueva actitud hacia esos “desagradecidos católicos”, la sangre correría y tiempos más duros

vendrían para los traidores.cccxxxi El Parlamento propondría nuevas medidas anticatólicas,cccxxxii algunas de ellas de carácter xenófobo.cccxxxiii

De cualquier forma, la mancha que tan terrible conspiración hizo sobre toda la comunidad católica inglesa (la cual era inocente en su inmensa mayoría) fue algo que nadie olvidaría en Inglaterra fácilmente.

Afortunadamente para los católicos, las cosas cambiarían. Los

problemas internos ingleses (enfrentamiento del Rey con el Parlamento) y externos (asunto del Palatinado) no sólo convertirían a los puritanos en la nueva amenaza para los Estuardo,cccxxxiv sino que acelerarían las

negociaciones sobre el proyecto matrimonial del Príncipe de Gales con una Infanta española, lo que haría que por parte de Jacobo se diera una actitud mucho más tolerante hacia los que él consideraba unos

conspiradores en 1605. Tal cambio se podría situar a partir de 1614, cuando tras el fracaso del Parlamento, el embajador español Gondomar

resucitó la idea de un matrimonio para fortalecer la amistad hispano-inglesa.cccxxxv

En 1622, cuando don Carlos Coloma llegó a Londres para sustituir a Gondomar, los católicos hacía algunos años que

disfrutaban de tolerancia más o menos tácita por parte del gobierno (al menos en Londres).cccxxxvi De todos modos, el embajador estaría siempre atento y vigilante para proteger a los fieles ingleses.

Desde un principio (ya en la segunda audiencia con el Rey), Coloma ya trataría el tema de la libertad de los católicos presos por no

haber hecho el Juramento de Supremacía, encontrando en Jacobo una respuesta satisfactoria.cccxxxvii Lamentablemente para Coloma, la

liberación de presos católicos sería lenta, y de ello acusaría a los ministros reales inferiores (grandes puritanos), porque dilataban el cumplimiento de las órdenes reales.cccxxxviii

La nueva conducta de Jacobo hacia los católicos se materializaba en actos concretos de gobierno y en comentarios que hacía

públicamente tanto al embajador español como a otros ministros. Uno de ellos fue el que dirigió a varios jueces que eran enviados por

Inglaterra para ver la observancia de las leyes. Al parecer, en el discurso a tales ministros, el monarca les señalaba que estaba tratando de unirse a un soberano católico, y que por ello trataran a los católicos con

blandura.cccxxxix Es muy posible que estas palabras de Jacobo llegaran a

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oídos de Coloma por medio de una filtración interesada, mostrando así

al embajador el nuevo talante hacia los mal llamados “papistas”, pero de todos modos el hecho era que ya no eran tiempos “recios” para la fe

en Inglaterra. Los edictos y leyes parlamentarias contra el catolicismo eran otro

centro de atención de la embajada. Coloma presionaba a Jacobo para que revocara edictos anticatólicos, y al parecer con bastante éxito, porque si bien en algunas partes del reino se aplicaban, la mayoría de

las veces con la intercesión de Coloma se abolían. Y ello dejando aparte el hecho de que en Londres, como he señalado antes, el catolicismo se

vivía casi con normalidad.cccxl La llegada a Inglaterra a mediados de agosto de 1623 del obispo calcedonense doctor Bisop, para regir al clero católico inglés, no es más que otro síntoma del momento dulce que vivía

el catolicismo inglés, y de las esperanzas que había puestas en el matrimonio del Príncipe de Gales.cccxli

Por su parte, la comunidad católica podía estar satisfecha a la altura de los años 1622-1623.cccxlii La presión de los gobernantes de su

reino se levantaba, disfrutaban de una desconocida libertad para practicar su religión casi públicamente, incluso había nuevas conversiones, y los embajadores españoles velaban de nuevo por su

tranquilidad (al menos con un claro éxito plasmado en la práctica desde que el conde de Gondomar llegó a Inglaterra). Sin embargo, sabían que

su presente seguridad se basaba en cimientos poco firmes y estables, ya que dependía de la buena voluntad de Jacobo, forzada por la búsqueda de una alianza con Felipe IV y una esposa española para su hijo.cccxliii

Cualquier revés en tales proyectos supondría, como de hecho reconocían tanto los católicos como los protestantes (recuérdese la carta

de Buckingham a Gondomar), una vuelta a la persecución y la marginalidad, una vuelta a las oscuras catacumbas, como en tiempos de Nerón.cccxliv

Sin embargo, la relación entre la embajada española y los

católicos no era todo lo perfecta que se pudiera esperar. A veces existían

suspicacias mutuas (el incidente del libro de Keleson, distribuido desde la casa de Coloma sin su conocimiento, es prueba de que había asuntos

de la comunidad católica inglesa que escapaban del conocimiento español; la muerte de 100 católicos escondidos en la embajada francesa demostraba que había mundo católico más allá de la protección de

Felipe IV). Estas desconfianzas se debían principalmente al control y liderazgo que ejercía la embajada española en Londres, que negociaba la situación de los vasallos católicos de Jacobo sin consultar nada con

ellos. Esto no era asunto menor, ya que España, igual que el Rey Jacobo, negociaba teniendo sus propios intereses a la vista, que no

necesariamente eran siempre coincidentes con los de los afligidos católicos ingleses.cccxlv Al fin y al cabo, el catolicismo inglés fue una carta más jugada por ambos reinos en las negociaciones para el

casamiento del Príncipe de Gales. Cuando este proyecto fracasó, se

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volvió a recrudecer la atmósfera anticatólica en Inglaterra, y cuando se

volvió a firmar la paz de 1630, la situación de los fieles ingleses no fue un obstáculo para ella.cccxlvi

Y en ocasiones se sucedían incidentes violentos contra los católicos, y entonces Coloma tenía que intervenir enérgicamente. Al

parecer, el 11 de febrero de 1623 el arzobispo de Canterbury (lógico enemigo de España y de la Iglesia) había enviado varios “poursivants” (vigilantes de la fe, uno de los cuales se llamaba Cros) a la cárcel nueva

de Londres. Allí habían saqueado a dos jesuitas y un sacerdote, presos desde hacía mucho tiempo. El embajador al enterarse, protestó ante

Jacobo, y se prometió restituir lo robado y destruido (camas, libros, cálices, ornamentos eclesiásticos).cccxlvii Cuando un ministro le sugirió que tratara el asunto personalmente con el arzobispo de Canterbury,

Coloma respondió indignado que tal arzobispo era indigno de comunicar con un español.cccxlviii Por suerte, estos casos eran poco

frecuentes, ya que era raro que en la propia ciudad de Londres se dieran tales violencias contra los católicos delante de las narices del embajador español.

España y Flandes, bases del catolicismo inglés.

Los Países Bajos e Inglaterra mantenían unas estrechas

relaciones económicas y políticas desde la Baja Edad Media.cccxlix Su situación estratégica, controlando el Canal de la Mancha y frente a las Islas Británicas (a 34 kilómetros de Dover), conferían a los Países Bajos

un valor fundamental. Su riqueza, ciudades y población también. Y para Inglaterra, la buena correspondencia con los señores de esas

tierras era esencial. Flandes, más que ningún otro territorio europeo, era una daga que apuntaba al cuello de Inglaterra si las cosas llegaban alguna vez a la guerra entre ambos. Desgraciadamente, el conflicto

entre Felipe II e Isabel I convertiría la daga flamenca en una realidad.

La guerra entre España e Inglaterra haría de Flandes la plataforma de la ofensiva directa contra los ingleses. En agosto de 1588

allí se concentrarían, al mando de Alejandro de Farnesio, duque de Parma, 27.000 veteranos del ejército de Felipe II y 300 embarcaciones pequeñas para la invasión de Inglaterra.cccl El fracaso de la “Armada

Invencible”, además de convertirse en mito del imaginario colectivo inglés y español para la posteridad (aunque por diferentes razones), no supuso que los Países Bajos españoles perdieran su importancia de

cara a Inglaterra. Para los ingleses, protestantes o católicos, Flandes siguió siendo un lugar de referencia. Centro de actividades secretas

(espionaje contra Inglaterra pero también contra España), lugar de lucha y combate (soldados ingleses, escoceses e irlandeses que luchaban a favor del Rey Católico desde la década de 1580s)cccli y

refugio para los numerosos católicos ingleses que huían de la insufrible

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persecución en su país natal. La lista de ellos es numerosa, y a ello

contribuía y no poco la existencia de monasterios fundados por religiosos ingleses y colegios católicos instituidos por los jesuitas (como

el de Douai), para educar a la juventud disidente inglesa.ccclii De todas formas, al católico Flandes (al igual que a la propia España) acudían gentes de toda clase y condición desde las Islas Británicas para ponerse

al servicio de la Iglesia o de Su Majestad.cccliii

Durante el servicio de don Carlos Coloma en la embajada de

Londres, muchas veces numerosos católicos solicitarían recomendaciones y ayuda en general con el fin de dirigirse a Flandes o a

España, mercedes para ellos (en servicio de Dios o del Rey)cccliv o para sus hijos (ser educados en el catolicismo)ccclv. Otras ocasiones, bajo la apariencia de viajes de placer, Coloma facilitaba los contactos de damas

católicas de la más alta nobleza inglesa con los ambientes de Flandes, como lo fue el viaje de la condesa de Rutland y de Madame Sueche

(esposas de dos grandes pares católicos ingleses y la condesa además suegra de Buckingham) que en el verano de 1622 fueron a Spa a tomar las aguas.ccclvi

El embajador tendría también que hacer gestiones con el Rey

Jacobo para la liberación de algún sacerdote preso en Holanda o para

sacar de Inglaterra a algún joven noble heredero, que sería enviado a Flandes o a España a recibir una educación alejada de la herejía.ccclvii

Este punto es interesante, porque muestra otra faceta importante de la embajada española en Inglaterra, que era la facilitar la salida de jóvenes nobles cuyos padres católicos no querían criar a sus hijos en el

protestantismo. Una vez adultos, criados en el catolicismo y en el servicio a España, podrían permanecer en Flandes o bien volver a

Inglaterra.ccclviii

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Soldados británicos para España.

Tropas inglesas luchaban en Flandes casi desde los orígenes de la

rebelión de los Países Bajos.ccclix En un principio, lucharon del bando holandés, pero no tardaron muchos años en aparecer también en el lado español. Estas tropas no fueron reclutadas expresamente en

Inglaterra para el ejército de Flandes, sino que se incorporaron a él desde 1582 tras rendir las plazas que guardaban a cambio de

sobornos.ccclx El reclutamiento directo para el ejército español no comenzaría hasta 1604, tras la paz hispano-inglesa.ccclxi

Los soldados ingleses y escoceses que servían en el bando católico eran vistos con cierta sospecha porque muchos se habían pasado del

bando enemigo y porque se creía que entre ellos habría herejes.ccclxii Pese a ello, se tenían por tropas valerosas y eficaces, y muchos oficiales ingleses servirían durante años en Flandes.ccclxiii

Tras la paz de 1604, se comenzó el reclutamiento directo de tropas en Inglaterra. A lo largo de 1605 un regimiento inglés fue

reclutado por Lord Arundel, y otro irlandés por Henry O´Neill. El contingente era aproximadamente de unos 2500 hombres.ccclxiv Tal

rapidez alarmó al gobierno inglés, lo que sumado al ambiente de tensión en Inglaterra por el abortado complot católico de noviembre de 1605, hicieron que el Rey Jacobo prohibiera en marzo de 1606 el

reclutamiento de hombres para Flandes (cuando si permitía el de los holandeses). Dos meses después, el Parlamento aprobaba medidas que en la práctica suponían evitar la incorporación de ingleses al ejército

español. Sin embargo, estas medidas fueron de escasa trascendencia ya que en la primavera de 1607 se declararía un alto el fuego entre los

holandeses y España. Ya no serían necesarios más soldados ingleses.ccclxv

La reanudación de las hostilidades con Holanda tras la expiración de la Tregua de los Doce Años en abril de 1621 habría de suponer

también nuevos movimientos en Inglaterra. Casi inmediatamente se reanudó la leva de hombres con destino a la nueva guerra que volvía a rugir con fuerza. Y la embajada española era la encargada de

supervisar este trasiego de hombres y material (en otro capítulo ya se han visto las compras de artillería, navíos y madera). Coloma, soldado en Flandes desde la década de 1580 y perfecto conocedor de la guerra,

había llegado a Londres apenas un año después del fin de la tregua. Otro de los objetivos que habría de tener sería facilitar en lo posible el

reclutamiento de tropas británicas (ingleses, irlandeses, escoceses). A la llegada de Coloma a Londres, su antecesor el conde de

Gondomar ya tenía entre manos las levas para dos tercios, uno de ingleses liderado por el barón Lord Vaux y otro de escoceses por el

conde de Argyll.ccclxvi La tarea de supervisión y traslado de los hombres a Flandes pasó al nuevo embajador. Tal trabajo abarcaba también

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ayudar a caballeros ingleses, irlandeses y escoceses católicos que

pretendían servir en ambos tercios como capitanes y oficiales,ccclxvii y también hacer diligencias con el Rey Jacobo para que permitiera

realizar levas en Inglaterra, Irlanda y Escocia.ccclxviii El tercio de infantería inglesa del maestre de campo barón Vaux

al menos se componía de 2000 hombres.ccclxix Y entre los tercios del barón Vaux y el del conde de Argyll se habían enviado casi 4000 hombres para finales de agosto de 1622.ccclxx Igual que en 1605-1606, la

leva de tal cantidad de hombres para Flandes levantó protestas entre los más opuestos a España en Inglaterra (puritanos), lo que provocó que

Buckingham y el secretario Calvert visitaran en secreto a Coloma para pedirle que dijera al barón Vaux que de momento no enviara más hombres a Flandes por el escándalo.ccclxxi

Los problemas para la embajada no se terminaban cuando los

hombres reclutados embarcaban. Si los navíos recalaban en puertos franceses, en muchas ocasiones se impedía continuar a los reclutas hacia Flandes (el agente holandés en París trataba de entorpecer la

llegada de nuevas tropas al ejército español, y los franceses tampoco las veían con buenos ojos).ccclxxii Ello suponía nuevas negociaciones del embajador español en París y de Coloma desde Londres para tratar de

encaminar los hombres a su destino.

En definitiva, la embajada española se configuraba también como una suerte de “oficina de reclutamiento” para el ejército de Flandes en los dominios de Jacobo Estuardo. Se obtenían patentes reales para la

leva de tropas en Inglaterra, Escocia e Irlanda,ccclxxiii se ayudaba a los capitanes en el reclutamientoccclxxiv y se facilitaba el transporte de los

hombres hacia su destino.ccclxxv Otras veces, se recomendaba a caballeros católicos que querían servir como oficiales en los tercios de ingleses y escoceses.

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Una boda real anglo-española.

La embajada extraordinaria de Coloma cobró importancia destacada por algo que nadie en España (salvo el propio conde de

Gondomar) sospechaba que iba a ocurrir. El viaje del Príncipe de Gales a España coincidió con la embajada de Coloma en Inglaterra. Lo que en principio iba a ser un servicio temporal y engorroso para un maestre de

campo con muchos años de combates, se convertiría en un puesto clave desde donde el embajador se tornaría en testigo directo de muchos de los entresijos de las negociaciones que se desarrollaron

desde Londres para llevar a buen puerto los deseos de Carlos Estuardo. Y hablo de testigo, porque ya adelanto que Coloma no tuvo un papel

crucial en tales negociaciones, que se desarrollaron en Madrid por mano de Olivares, Gondomar, el Príncipe de Gales y Buckingham.ccclxxvi De hecho, para las negociaciones en Londres sobre los artículos

matrimoniales que habría de jurar el Rey Jacobo y su consejo real, el conde de Olivares enviaría como embajador extraordinario al marqués de la Hinojosa (íntimo amigo y confidente). Sería él y no Coloma el que

llevaría la dirección de tales negociaciones. Sin embargo, la correspondencia de don Carlos Coloma es muy interesante por la visión

que ofrece desde la corte de los Estuardo de los acontecimientos que se desarrollaban en Madrid.

Nada más llegar Coloma a Londres, el viernes 13 de mayo de 1622, Gondomar le informaba de todos los asuntos de la embajada.

Entre ellos, por supuesto, de la cuestión del matrimonio español del Príncipe de Gales.ccclxxvii

En la primera audiencia el sábado 14 y al día siguiente, domingo 15 de mayo, en la primera fiesta en palacio a la que asistió Coloma (y estando acompañado de Gondomar), el Rey Jacobo no dejó de hablar

del matrimonio de su hijo a los embajadores.ccclxxviii Esta claro que no se molestaba en disimular el deseo de concluir tal proyecto. Es más,

Jacobo, a lo largo de las diferentes audiencias con Coloma, plantearía a las claras que sólo la boda del Príncipe solucionaría todas las demandas españolas.ccclxxix

Por su parte, el Príncipe de Gales, amigo del conde de Gondomar

y protagonista de la aventura venidera, era el que más presionaba para la satisfacción de su matrimonio.ccclxxx Gondomar le había persuadido (en realidad, había convencido al triunvirato inglés, Jacobo, Carlos y

Buckingham), de que su matrimonio español era una opción muy real y que las dificultades se superarían con facilidad.ccclxxxi Y por supuesto, desde Madrid no se les habría de desengañar, al menos de momento.

Felipe IV enviaría dos cartas al Rey Jacobo y al Príncipe de Gales fechadas el nueve de julio de 1622. A Carlos Estuardo le decía que

deseaba “en extremo dar a Vuestra Alteza todo gusto y satisfacción como a hijo de tan gran padre”. Al padre, que había escuchado con gusto lo que el barón Digby, embajador extraordinario en España, le

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había dicho sobre el asunto del casamiento.ccclxxxii Y prometía “dar todo

contento y satisfacción a Vuestra Serenísima como a Príncipe y hermano a quien tanto amo y estimo”.ccclxxxiii Ambos recibieron con

satisfacción los despachos, aunque en realidad no pasan de ser palabras generales de cortesía y buena correspondencia. Felipe IV no se comprometía a nada concreto, y sólo prometía acudir al negocio del

Príncipe de Gales con buen talante.ccclxxxiv Está claro que España deseaba la amistad con Inglaterra, y que trataría de satisfacer los deseos de Jacobo, pero no a cualquier precio.ccclxxxv Y esto contrasta con

las creencias de Jacobo, que en el colmo del disparate, se había llegado a convencer de que Felipe IV usaría sus ejércitos contra el emperador y

el duque de Baviera para reponer a su yerno en el Palatinado.ccclxxxvi La realidad sería más cruda que los mensajes de cortesía. En

septiembre de 1622 el agente católico del Rey Jacobo en Roma traería las nuevas condiciones que el Papado ponía para aprobar el

matrimonio. Inicialmente, para Coloma, Jacobo no estaba muy disgustado por ellas, y sólo destacaba por su importancia la que hacía referencia al bonum publicum (la libertad de los católicos en sus

reinos).ccclxxxvii Pronto se desengañaría de ello. En una audiencia el 18 de septiembre en Tibolts, Jacobo dio vía libre a toda la frustración que le

causaron las nuevas condiciones impuestas por Roma. Se quejaba de que el casamiento era algo que negociaba con España, no con el Papa. Ofrecía tolerancia a los católicos porque no podía conceder libertad

pública de conciencia, y puso al propio embajador Coloma por testigo de lo que pasaba en Inglaterra con los católicos (liberación de las cárceles).ccclxxxviii Esta explosión del Rey sólo podría entenderse desde la

impotencia y la frustración ante unas exigencias que amenazaban con terminar con el deseado matrimonio. En la misma audiencia Jacobo le

dijo a Coloma que Buckingham había escrito una carta al conde de Gondomar representando las mismas quejas. Esa tarde Endymión Porter se la llevó traducida en español al embajador.ccclxxxix En último

término, las quejas del Rey Jacobo implícitamente (y las cartas del Príncipe y de Buckingham al conde de Gondomar explícitamente)

llevaban consigo una amenaza clara para los católicos vasallos de los Estuardo. En palabras del propio Buckingham, “si este casamiento no pasa adelante... Su Majestad sería compelido por su pueblo... a ejecutar todas las leyes y penas que ahora cuelgan sobre sus cabezas [de los católicos]”.cccxc

Endymion Porter (ayuda de cámara de la casa del Príncipe de Gales) fue enviado por Jacobo en el otoño de 1622 a Madrid para tratar

directamente con Olivares sobre el asunto del casamiento tras el fiasco de George Gage en Roma. Allí al parecer las negociaciones avanzaron

rápido entre el conde de Bristol y la junta creada ex profeso para este abordar el matrimonio hispano-inglés, y el 12 de enero de 1623 Porter estaba de vuelta en Londres con un acuerdo en cuanto a los capítulos

espirituales. Aparentemente, la conclusión de las negociaciones era ya un hecho.cccxci Coloma lo reflejaba así el seis de enero de 1623, en un

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despacho al marqués de Montesclaros, señalando que “Ha llegado acá la voz de que el casamiento... está concluido, con que se han regocijado mucho todos los buenos”.cccxcii El 18 de enero, seis días después de llegar

Porter a Londres, la ratificación del acuerdo era llevada a Madrid por Simon Digby, que hasta hacía poco había sido agente en la corte

imperial.cccxciii La confirmación del acuerdo de enero de 1623 y las noticias que llegaban desde Madrid sobre el avance en las negociaciones sobre los asuntos temporales, hacían a Coloma concebir grandes

esperanzas de que el matrimonio se culminase con éxito y él pudiera dejar la embajada.cccxciv

En cualquier caso, Coloma confiaba mucho más en el Príncipe de Gales que en las promesas del Rey Jacobo. En cartas a Felipe IV y al

cardenal de la Cueva prometía que “es gran persona este Príncipe de Gales, y que espero ha de encaminar Dios por su medio la conversión deste Reino”. El embajador tenía claro que la situación de la comunidad

católica en ese momento era la mejor que se podía esperar en vida de Jacobo, y que no se podría mejorar más pese a sus reiteradas

promesas. La esperanza estaba en el hijo y heredero, ya que el odio de los puritanos hacia él se debía a que “pueden temer algún día una gran mudanza en la religión, si se ve apoyado con el favor de Vuestra Majestad”.cccxcv Pronto tendría ocasión de comprobar hasta que punto su fe en el Príncipe de Gales era justa o no.

El príncipe de Gales en Madrid.

El viaje del Príncipe de Gales a España fue meticulosamente preparado. El secreto era fundamental. De hecho, sólo seis personas en

un principio conocieron tal plan y su destino. Cinco estaban en Inglaterra (el Rey Jacobo, el Príncipe de Gales, Buckingham, sir Francis Cotington y Endymion Porter). La sexta estaba en España, el conde de

Gondomar.cccxcvi

Poco antes de partir de regreso a España, a finales de mayo de 1622, el Príncipe de Gales mostró al embajador saliente estar dispuesto a ir personalmente a obtener la aprobación final del matrimonio con la

Infanta María. Gondomar sólo tenía que dar la señal para ello desde la corte española.cccxcvii Y la señal fueron dos cartas escritas en septiembre

de 1622 a Buckingham. En ellas Gondomar decía que Felipe IV estaba dispuesto a seguir hasta el final con el matrimonio de su hermana, y mostraba el deseo de verle personalmente en España.cccxcviii Las

respuestas a tales cartas las llevó Endymion Porter cuando viajó a Madrid en el otoño de 1622. Su vuelta, el 12 de enero de 1623, con el acuerdo sobre los capítulos religiosos del matrimonio explica la alegría

del Príncipe. El viaje en busca de su esposa ya no tenía vuelta atrás.cccxcix

En estos planes, Gondomar tuvo un papel esencial. No sólo llevó en secreto las intenciones que le confesó el Príncipe antes de partir para

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España (no dijo nada a Coloma, que era el embajador oficial en

Inglaterra), sino que además mantuvo una correspondencia oculta con Buckingham, pasando por encima de Coloma de nuevo, para terminar

de convencer al Príncipe de Gales de su viaje. Al fin y al cabo, Gondomar llevaba trabajando en todo este asunto desde 1614, y además podía ser la culminación de su carrera política y diplomática (el

matrimonio hispano-inglés, la vuelta de Inglaterra a la verdadera fe). Al menos a corto plazo, supuso su promoción personal en el gobierno, ya que al día siguiente de la llegada de Carlos Estuardo a Madrid fue

nombrado consejero de estado, y durante los seis meses de negociaciones disfrutó de un protagonismo político esencial junto con el

conde de Olivares (con el que mantuvo una lógica rivalidad por la dirección de un negocio de tal calado).cd

El problema era que la predisposición de Felipe IV y Olivares ante tal matrimonio era bastante diferente de la que había mostrado

Gondomar a Buckingham. En realidad, si no existía conversión al catolicismo de Carlos Estuardo y pública libertad de conciencia en Inglaterra no había nada que hacer (dejando aparte el disgusto

personal que al parecer causaba a la propia Infanta María la sola idea de casarse con un hereje). De hecho, Felipe III, en su testamento, ordenaba que la Infanta María se casase con un hijo del emperador. Y

todo este embrollo se complicaba aún más porque Olivares se había propuesto la cuadratura del círculo, que era frenar un asunto que, igual

que una bola de nieve que se desliza por una pendiente, el tiempo hacía más difícil de parar sin provocar un golpe terrible, la guerra con Inglaterra, un conflicto que precisamente se estaba tratando de evitar

mediante negociaciones matrimoniales interminables.cdi

Y en todo este complejo asunto político y diplomático confluirían, al igual que en la caldera de un aquelarre, la impotencia del Rey Jacobo, la esperanza del Príncipe de Gales, la aquiescencia de un

favorito complaciente, el excesivo protagonismo de un ambicioso embajador, la ignorancia de otro en Londres, la oposición de Felipe IV y el dilema de un primer ministro.

La primera referencia que hace Coloma del viaje del Príncipe de

Gales es un despacho fechado el 28 de febrero de 1623 a Felipe IV, informando de la partida secreta el día 27 de febrero a las siete de la mañana de sir Francis Cotington y Edymion Porter. El embajador se

enteró al día siguiente, y al parecer sospechó que algo extraño se estaba preparando ya que el secretario Calvert no parecía saber nada y el Rey guardaba silencio. Sólo un confidente le había dicho que el viaje de

ambos era “todo encaminado al servicio de Vuestra Majestad, y bien común”.cdii Otras cartas fueron escritas ese día avisando de tan extraña

resolución, al conde de Olivares, la Infanta Isabel y el secretario Juan de Ciriza.cdiii

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El uno de marzo al amanecer Coloma por fin se enteró de la ida

del Príncipe de Gales, Buckingham y otros tres criados del Príncipe camino de España. Su reacción fue de sorpresa y perplejidad, ya que

aún ni el Rey ni ningún ministro se lo habían comunicado oficialmente (al parecer, Coloma se enteró incluso después que el vulgo de Londres). De todos modos, el suceso (“una resolución tan extraña, que dudo se haya visto otra semejante en muchas edades…cosa del tiempo que andaban los caballeros andantes”) era muy importante y favorable a

España ya que un príncipe heredero de tan gran Rey iba a Madrid a “a tomar las leyes que Vuestra Majestad le diere, no solo en la materia del casamiento, sino en las demás”.cdiv Las causas de tal viaje según Coloma eran los temores de Jacobo por la sucesión de su hijo (sus enemigos querían ver en el trono al conde Palatino) y la búsqueda de la protección

de Felipe IV, que era de suponer que había dado orden secreta para tal plan.cdv El embajador creía firmemente que tal decisión se había

tomado con orden, o al menos conocimiento y consentimiento, de Felipe IV. Su ignorancia no era menor de la que existía en Madrid. De todos modos, en Inglaterra los enemigos y los puritanos acusaban a

Buckingham y al conde de Gondomar de la aventura del Príncipe. Poco podía imaginar Coloma lo bien encaminadas que iban tales sospechas.cdvi

La comunicación oficial del viaje del Príncipe de Gales a Coloma

no se hizo hasta el nueve de marzo, en Cambridge, con ocasión de la audiencia secreta concedida al embajador y al enviado de la Infanta Isabel, Fernando Boischot. En ella, Jacobo explicó a ambos

embajadores los planes de su hijo y Buckingham al llegar a Madrid. Tras la audiencia con Jacobo, para Fernando Boischot quedaba una

cosa clara, y es que la resolución se había hecho sin conocimiento de Madrid.cdvii

Tras la confirmación oficial y explícita de Jacobo a ambos embajadores, un eufórico Coloma daba ya el casamiento por resuelto. Por ello, tan pronto como el 14 de marzo ya estaba escribiendo al conde

de Olivares sobre el séquito que habría de llevar la Infanta María a Inglaterra, por lo importante que era que fueran cuidadosamente

escogidos católicos sin tacha para ejemplo de las gentes inglesas susceptibles de conversión. De hecho, empezó a dar nombres de posibles religiosos que acompañaran a la futura reina de Inglaterra,

como el jesuita padre Francisco del Arco, que estuvo en París con la reina Ana de Austria.cdviii

Al margen del alcance real de la situación que se planteaba en la corte española con la llegada del Príncipe de Gales, en Inglaterra

muchas cosas cambiaron al conocerse el viaje. Los católicos ingleses y en general todos aquellos que deseaban una larga y fructífera amistad con España estaban de enhorabuena. La posibilidad de que se

declarase la libertad de conciencia para el catolicismo e incluso que el Príncipe de Gales se convirtiera tomo rumbo de hacerse realidad. Así,

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una Inglaterra vuelta a la fe uniría sus fuerzas para derrotar

definitivamente a los soberbios holandeses. El resto, unos no ocultaban su disgusto, otros callaban y se dejaban llevar por la nueva ola. Coloma

aseguraría que “todo lo de acá ha mudado de aspecto y que por Londres, y todo este País, no falta sino hincársenos de rodillas al embajador de España y de Vuestra Alteza, muchos de los que antes no se dignaban de mirarme a la cara, y hasta los Puritanos, y holandizantes, encogen los hombros, y hacen buen rostro a este golpe”.cdix

El debate que se produjo en la sociedad inglesa ante la ida del Príncipe de Gales a España y las consecuencias que de ello podrían

derivarse sólo podemos intuirlo a través de la correspondencia de Coloma. Que las posiciones estaban seriamente enfrentadas lo indica el

hecho de que entre los contrarios al matrimonio (puritanos y contrarios a España y al catolicismo en general, entre ellos la cabeza de la Iglesia de Inglaterra, el arzobispo de Canterbury), unos no ocultaban el deseo

de que el Príncipe no llegara a España, o bien que una vez allí muriese. Otros, por el contrario, centraban sus deseos en que el Papa no

concediera la dispensa para el matrimonio. A ello se sumaba, además, la oposición de Venecia, Francia y Holanda.cdx Y estaba claro para estas gentes quien era su candidato a suceder al viejo Rey, el conde Palatino y

su esposa Isabel Estuardo. Para los favorables (“la parte sana desta corte”), estaban claros los efectos de tal enlace. Para Coloma, también,

ya que esperaba que el Príncipe volviera católico, y que devolviera a Inglaterra a la fe, si bien no de golpe, sino introduciendo la libertad de conciencia mediante voto del Parlamento. Por eso, pedía que le

presionaran en España sobre ello antes de permitir el casamiento.cdxi

Tras la confirmación de la llegada del Príncipe a Madrid el 17 de marzo,cdxii las cosas parecían marchar bien de cara a la conclusión del enlace. De Roma escribían a Coloma el duque de Alburquerque y el

agente inglés George Gage anunciando que la dispensa estaba ya enviada.cdxiii Pero con el transcurrir del tiempo, las negociaciones parecían encallar.cdxiv El Príncipe, desde Madrid, agradecía el trato y las

cortesías, pero sentía lo poco que se hablaba de la Infanta y lo mucho que tardaba la dispensa en llegar.cdxv Al poco, la dispensa que llegaba a

Madrid incluía nuevas condiciones que no se conocían antes.cdxvi Y tras ellas, los temores de Jacobo.cdxvii Pese a ello, Coloma se mantenía firme y creía (según lo que se le decía de Roma) que las condiciones de la

dispensa no eran diferentes de lo prometido por Jacobo. El tiempo se encargaría de demostrar el error de apreciación que estaba cometiendo,

ya que Olivares se había encargado de endurecer los términos de la dispensa.cdxviii

Hacia finales de mayo en Londres ya dominaba la perplejidad e incredulidad por la conclusión del casamiento. Y las noticias de Madrid que Coloma recibía no contribuían a desengañar a nadie porque

sencillamente nada se decía al embajador.cdxix Por su parte, el Rey

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Jacobo empezaba a desesperarse, y quería concluir el casamiento a

cualquier precio.cdxx

Desde Madrid se envió al marqués de la Hinojosa a Londres (llegó el 23 de junio a Dover), como segundo embajador extraordinario. Su misión era expresar la alegría de Su Majestad por la llegada del Príncipe

y negociar en Inglaterra siendo los ojos y oídos de Olivares (de quien era amigo íntimo y confidente) con la asistencia de Coloma. Esto lo aprovechó Coloma, harto de Inglaterra, para solicitar por enésima vez la

licencia, porque “Dos embajadores extraordinarios en Corte tan corta [Londres] no puede ser bueno sino para representar el entremés de los dos Chuzones”. De cualquier manera, el marqués venía bien provisto de fondos para las negociaciones (30.000 escudos).cdxxi A lo que ambos

tenían que hacer frente era sencillamente a una situación que se estaba deteriorando a marchas forzadas. Para finales de junio ya tenían avisos de confidentes sobre que Buckingham había escrito a Jacobo acerca del

estado de de la negociación y la suya personal, y que el Rey Jacobo les había respondido que regresaran a Inglaterra de inmediato. Por primera

vez, Coloma mencionaba la hipótesis de que el Príncipe de Gales se volviera descontento y sin esposa.cdxxii Pese a todo, los embajadores se pusieron a trabajar con un grupo de consejeros de estado ingleses

(entre ellos, el duque de Richmond, Lord Hay, el secretario George Calvert y el canciller Richard Weston) sobre los artículos matrimoniales enviados desde España.cdxxiii Finalmente, se propuso el día 30 de julio

para los juramentos de los capítulos matrimoniales por parte de Jacobo y su consejo de estado. Y una vez hecha la ceremonia, los embajadores

enviaron los originales con sir Francis Cotington para su ratificación en Madrid. Aparentemente, la partida se había concluido favorablemente.cdxxiv

A finales de agosto los embajadores recibían despachos de Madrid en los que se decía que el Príncipe regresaría a Inglaterra sin la

Infanta, aunque ambos quedarían desposados. La noticia dejó tan perplejos a Coloma e Hinojosa, que manifestaron su contrariedad de

forma clara a Felipe IV, ya que “ni acá la abrazan bien ni nosotros nos resolvemos en creerla de ministros tan atinados como los de allá y que han tenido tolerancia para dejar llegar este negocio tan adelante: dicho habemos nuestro parecer por nuestro descargo”.cdxxv A partir de la salida del Príncipe de Gales de España mal satisfecho, muchas cosas

empezarían a cambiar en la amistad hispano-inglesa. Había sido un mal final para la comedia del “Príncipe Amadis”, y los consecuentes

tiempos de desilusión y reproche vendrían a anunciar una guerra en un futuro no muy lejano.

Fracaso matrimonial y desilusión. A mediados de septiembre de 1623 los embajadores permanecían

ignorantes de lo que había ocurrido en Madrid para que se marchara el Príncipe de Gales sin su esposa. Pero una cosa si sabían, y era que

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“Todo va perdido si el Príncipe vuelve sin la moza”.cdxxvi De cualquier

forma, “corrían malos tiempos en Inglaterra para los asuntos españoles”. Y la aflicción de los católicos ingleses, el eslabón más débil

de la cadena de los bien afectos a España, era buena prueba de ello. Todos (protestantes y católicos) sabían lo que significaba la no culminación del enlace del Príncipe de Gales.cdxxvii

Finalmente tres cartas llegaron a Coloma desde Madrid (de 30 de

agosto y 8 y 9 de septiembre). El Príncipe volvía a Inglaterra disgustado y sin desposarse. Buckingham, como enemigo de España y del proyecto de casamiento con la Infanta. Los embajadores habrían de vigilar la

actitud de ambos en cuanto pusieran pie en Inglaterra, ya que no se fiaban de las declaraciones del Rey Jacobo ni sus ministros. Si todo se deshace, “no solo a los embajadores sino incluso a los más retirados

profesores del arte será forzoso que Su Majestad les haga volverse [de Inglaterra]”.cdxxviii

Para Coloma, observador desde Londres de las negociaciones de

Madrid, era el momento de las críticas. Dos errores se habían cometido, el haber dado oídos al matrimonio sin tener entera voluntad de concluirlo, y el haber reparado en una formalidad espiritual (la dispensa

papal y el aspecto teológico del enlace), cuando este casamiento tenía importantes consecuencias temporales. Ellas se mostraban, por una

parte, en la alegría que el fracaso había supuesto para Francia, Holanda y Venecia, y, por otra, añadir ahora a Inglaterra a la lista de enemigos de España.cdxxix Y el conde de Gondomar no se libraba del

fracaso. Coloma decía sobre el conde al cardenal de la Cueva que no bastaba sólo con haberse hecho amigo de todos en Londres para tener que alabarle el servicio hecho a Dios y a Su Majestad. Además, gentil

favor le había hecho dejándole en Londres por “tercero de las trazas de acá [Inglaterra] y de los olvidos y menosprecios de allá [España]”. Y lo

peor de todo era que tras haber perdido la oportunidad del matrimonio, habían dejado al Príncipe y a Buckingham la ocasión de vengarse.cdxxx

El deterioro de la situación era tal que la Infanta Isabel decidió enviar, desde Bruselas, a un representante suyo, don Diego Mejía. Su

misión era dar la bienvenida al Príncipe de Gales en Inglaterra, intentar reconducir la situación con Buckingham y establecer las negociaciones de cara a resolver la situación del Palatinado.cdxxxi Por su parte, los

ingleses ya buscaban otra esposa para su heredero en Francia,cdxxxii mientras que corrían los rumores de que los holandeses andaban tan

débiles por la guerra contra España que aceptarían por señor al Príncipe de Gales.cdxxxiii El hecho de importancia era que hubiera un rumor tal, puesto que ejemplificaba muy bien hasta que punto el

Príncipe de Gales, antiguo enemigo de los holandeses, se había convertido ahora en enemigo de España.

Por fin, Carlos Estuardo llegaba a Inglaterra el 17 de octubre (siete meses justos de su llegada a España) desde el puerto de

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Santander, tras un peligroso viaje de 12 días en barco. Nada más poner

pie en Inglaterra (el puerto de Porstmouth), partió de inmediato hacia Royston a ver al Rey Jacobo. Ahora sería el momento de empezar a

despejar todas las incógnitas.cdxxxiv El 22 de octubre Coloma e Hinojosa tuvieron la primera audiencia

de bienvenida en la que volvía a estar unido el triunvirato inglés (Jacobo, Carlos y Buckingham). El Rey Jacobo y su hijo fueron más hábiles que su favorito en disimular su disgusto, ya que los

embajadores notaron enseguida al duque el mal talante. Buckingham era ahora “holandés de facción…y sin disputa el mayor enemigo que tiene la monarquía, y nación española, de quien habla con tanta indecencia”.cdxxxv Tras esta audiencia, los primeros actos de descortesía

vinieron de no querer alojar el Rey Jacobo a los embajadores llegados de España (Diego Hurtado de Mendoza, conde de Corzana) y de Flandes (don Diego Mejía), atribuyéndose a la mala voluntad del valido.cdxxxvi

Al parecer, era Buckingham quién centraba todos los odios de los

embajadores por ser la fuente de los ataques a España y sus intereses. En la cuestión del matrimonio, estaba claro desde hacía meses su oposición clara.cdxxxvii En la del Palatinado, había persuadido al Rey y al

consejo de estado a que se exigiera a España la restitución del conde Palatino y su voto electoral.cdxxxviii Por ello, los embajadores no dejaban de descalificarle constantemente en sus despachos, mientras que se

compadecían del Rey, que por ser viejo y enfermo no sabía resistir los ruines oficios del favorito. En cuanto al Príncipe, no pasaba de ser

“esclavo de Buckingham” y “remiso y tinto en lana de hereje”.cdxxxix Como se ve, el asunto del Palatinado volvía de nuevo a la palestra a la vez que desaparecía el del matrimonio con España.cdxl Sólo que ahora la postura

inglesa se había endurecido, y se acusaba directamente a Felipe IV y a la Infanta Isabel de la no restitución del yerno de Jacobo

(anteriormente, los ingleses cargaban las tintas sobre el emperador y el duque de Baviera).cdxli

Finalmente, dos hechos supusieron el desenlace final del complejo asunto del casamiento del Príncipe de Gales con la Infanta María. Uno fue la negativa (mediante una nota entregada a Felipe IV el

7 de diciembre) a celebrar los desposorios de la Infanta María, previstos para el sábado 9 de diciembre, por parte de los embajadores ingleses

conde de Bristol y sir Walter Aston, mientras España no diera satisfacción a las demandas inglesas de restitución de los estados y voto electoral en el conde Palatino. El otro, el envío a Francia de un

representante (el capitán de la guardia Milord Rich) para tantear unas posibles negociaciones de cara a un enlace del Príncipe con la hermana

del rey Luis XIII.cdxlii El matrimonio definitivamente enterrado (con la excusa de la insatisfacción inglesa por el Palatinado) y la búsqueda de una esposa francesa para Carlos Estuardo. Y todo ello, para el

embajador Coloma, con el ruido de fondo de amenazas de guerra y reproches por el maltrato al Príncipe de Gales.cdxliii La comedia, pues,

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terminaba en drama. Un año después, el drama se convertiría en la

tragedia de la guerra.

71

Don Carlos Coloma y la Corona española. Una vida al servicio del Reycdxliv.

Los Coloma eran una de las familias nobles más importantes del reino de Valencia. El fundador de la estirpe se llamaba Mosen Juan

Coloma,cdxlv secretario de Juan II de Castilla y de Fernando el Católico, e intervino en las capitulaciones de Santa Fe entre los Reyes Católicos y

Cristóbal Colón, en abril de 1492. Cinco años después, en 1497, Mosen Juan Coloma adquiría tierras de señorío en el valle del Elda, donde estaría el solar familiar.

El primer conde de Elda, Juan de Coloma (nombrado conde de

Elda por Felipe II en 1577), padre de Carlos Coloma, no sólo fue un militar y político destacado (llegaría a ser virrey de Cerdeña), sino también era aficionado a la literatura y poseía una destacable biblioteca

en el Palacio de Elda. Sus hijos continuaron en el servicio a la Corona. Alonso de Coloma (obispo y virrey de Cataluña) o su hermano Carlos Coloma, militar, político y diplomático.

Carlos Coloma nació en Alicante el 9 de febrero de 1566. A los 14

años Carlos Coloma partió con el ejército del duque de Alba a la conquista de Portugal (1580). Posteriormente, pasaría cuatro años sirviendo en las galeras de Sicilia (1584), y en 1588 partió hacia

Flandes. Allí inició una brillante carrera militar, destacando en varios hechos de armas, siendo herido de gravedad en una mano en Oudenburg cuando servía en el Tercio de don Juan del Águila (1589).

En 1591 Alejandro de Farnesio le nombró capitán de una compañía española de caballería.cdxlvi Coloma se destacó en la guerra contra

Francia entre 1591 y 1597, donde sus lúcidas acciones le valieron el hábito de caballero de la orden de Santiago, una pequeña pensión sobre las rentas del reino de Nápoles y el nombramiento como Maestre de

Campo de un tercio de infantería española (1597).cdxlvii

Finalmente, en 1600 Felipe III le nombra gobernador de Perpiñán y lugarteniente general de los condados de Rosellón, Cerdaña y Conflent.cdxlviii Diez años más tarde, fue promovido al virreinato y

capitanía general de Mallorca, que desempeñó hasta 1617,cdxlix cuando se le envía a Flandes a ocupar el puesto de castellano de Cambrai, y capitán general del Cambresado. Una vez allí, alternaría su cargo en

Cambray con el de gran maestro de palacio en la corte de los Archiduques, en Bruselas.

Participó en las operaciones de Spínola contra el Palatinado en 1620 (como maestre de campo general), pero fue enviado a Madrid como

representante del Archiduque ante los debates sobre la reanudación o no de la guerra contra Holanda. Estaría allí un año, donde fue el

encargado de la custodia del duque de Osuna en el castillo de Almeda. Felipe IV le concedió la encomienda de Montiel y la Osa.

72

A principios de 1622 estaba de nuevo en Flandes, cuando se le nombró embajador extraordinario en Inglaterra en sustitución del conde

de Gondomar. Sirvió en la embajada desde principios de mayo de 1622 a octubre de 1624, cesando oficialmente como embajador en diciembre de 1624.

En 1625 Carlos Coloma aparece en las operaciones del asedio a Breda.cdl Ante el ataque franco-piamontés a Génova, Coloma fue

designado Capitán general de la Caballería ligera del Estado de Milán. En 1627 regresó a la corte, donde el Su Majestad le nombró marqués

del Espinar. Partió en una breve misión a Portugal, y en enero de 1628 estaba de vuelta en Flandes, quedando allí al cargo del ejército de Flandes (maestre de campo general, junto al conde Hendrik van der

Berg) ante la salida del marqués Spínola.

Coloma regresaría a Inglaterra en octubre de 1629, en su segunda embajada, para negociar la paz de 1630. En febrero de 1631 retornaría a Flandes de nuevo. Felipe IV le nombró castellano y maestre general

del ejército de Lombardía en 1634, pese a su mala salud, y donde hizo frente a los franceses. De regreso a España (1636), fue nombrado consejero de estado, y moriría en 1637.

Don Carlos Coloma y el primer ministro del Rey.

Don Baltasar de Zúñiga fue uno de los políticos más sagaces y

prudentes que lideraron la España de los Austrias. Su carrera es la

quintaesencia del aristócrata al servicio de la Monarquía.cdli Nacido en 1561 en Salamanca, era hijo del conde de Monterrey. Tras acudir a la

Universidad de Salamanca, se enroló como soldado en la armada de 1588 contra Inglaterra.cdlii Posteriormente se unió a su cuñado, el conde de Olivares, en la embajada en Roma. Pasó por la corte, donde fue

gentilhombre de la boca de Su Majestad. Sin embargo, no fue hasta 1599 cuando el nuevo monarca le abrió el camino de una fructífera carrera diplomática. Durante los siguientes 18 años ocupó varias

importantes embajadas, en las que adquirió experiencia política y diplomática, así como una visión del mundo y de los problemas

internacionales de España poco comunes (1599-1603 en Bruselas, 1603-1606 en París y 1608-1617 en Praga, así como la participación en negociaciones con ingleses y holandeses en Bologne).cdliii

Parece ser que su llamada a la corte en junio de 1617, para ocupar un puesto en el consejo de Estado, fue a instancias del conde

de Olivares, quien apreciaba a su tío por sus conocimientos y capacidad de liderazgo. Pronto se hizo el portavoz de los “reputacionistas”, la

facción que se oponía a la política pacifista del duque de Lerma en Europa.cdliv Las primeras medidas llevadas a cabo bajo el impulso de los nuevos dirigentes se plasmaron en la creación de la Junta de Armadas

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(1617), para promover el poderío naval español, y en la intervención

española en la Crisis bohemia con dinero y soldados.cdlv

Aunque el tema de las facciones y luchas cortesanas es muy polémico, ya que la adscripción de unos u otros personajes estaba sujeta siempre a los vaivenes de la fortuna, se puede afirmar

claramente que Carlos Coloma pertenecía a la facción reputacionista de Zúñiga-Olivares. El comendador mayor de León y Carlos Coloma compartían muchas cosas. Ambos pertenecían cronológicamente a la

misma generación (Zúñiga había nacido en 1561, Coloma en 1566), se habían criado en el “sistema español” que mantenía una hegemonía de

aspiraciones mundiales, habían hecho una brillante carrera política, diplomática y militar, habían viajado por Europa y pertenecían a lo que John Elliot califica, en su gran obra sobre el conde-duque de Olivares,

el “poderoso lobby hispano-flamenco” (uno y otro estaban casados con damas de la nobleza flamenca, y se servían de flamencos en sus equipos

privados).cdlvi En lo político, Carlos Coloma se declaraba abierta y

explícitamente “hechura” de don Baltasar.cdlvii De hecho, le atribuía a él su nombramiento como embajador extraordinario en Inglaterra. Es

probable que esta amistad se fraguase desde la estancia de Zúñiga como embajador en Bruselas (1599-1603), reforzada además por afectos comunes (Ambrosio Spínola, los Archiduques, el marqués de Bedmar,

Diego Mejía), un mismo punto de vista sobre la pérdida de reputación de España ante sus enemigos (especialmente ante holandeses) y unas ideas comunes sobre la necesidad de una “buena guerra” contra

Holanda (ofensiva en el mar, defensiva en tierra).cdlviii Coloma participaría en el comienzo de las operaciones de invasión del

Palatinado en 1620, y luego sería enviado a Madrid como enviado del Archiduque para recabar apoyos y dinero para la reanudación de la guerra contra los holandeses en 1621 y para reforzar el ejército del

Palatinado.cdlix Las derrotas a partir de finales de la década de 1620, y una política cada vez más autoritaria e inflexible del conde-duque de

Olivares, derivada de la presión cada vez mayor a la que estaba sometida la Monarquía, viciarían las relaciones entre Carlos Coloma y el favorito,cdlx al igual que pasó con otros famosos jefes militares que

habían dado grandes victorias a Felipe IV.cdlxi Afortunadamente, Coloma tuvo más suerte. A su regreso disfrutó de un retiro dorado como consejero de Estado los dos últimos años de vida.

Dos embajadores en Inglaterra.

Diego Sarmiento de Acuña, conde de Gondomar, sería el embajador español más famoso en Inglaterra en la primera mitad del

siglo XVII.cdlxii Como corregidor de Valladolid, Gondomar era una conocida criatura del duque de Lerma.cdlxiii Sólo conociendo este dato se

puede comprender mejor su nombramiento en junio de 1612 como nuevo embajador ordinario en Inglaterra. Gondomar nunca había salido

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de España, y personalmente la idea no le entusiasmaba.cdlxiv El tiempo

se encargaría de demostrar, contra lo que podría suponerse, el acierto de tal decisión. El conde se convertiría en gran amigo del Rey Jacobo,

del Príncipe de Gales y del favorito Buckingham.cdlxv Y ganado el triunvirato inglés, las sonrisas del resto de la corte inglesa venían por añadidura, convirtiéndose en una figura clave en todos los asuntos

ingleses relacionados con España. Tal protagonismo, como el tiempo demostraría, era una bomba de relojería para las relaciones entre ambas coronas si la ambición del embajador superaba a la prudencia.

Gondomar comenzó su carrera como hechura del duque de

Lerma. Pero se convirtió con el tiempo en uno de sus mayores críticos. Desde Inglaterra vio con claridad como la política pacifista de Lerma, estaba socavando el poder español en Europa.cdlxvi Tras la caída de

Lerma en 1618, no le fue muy difícil, tras el regreso de su primera embajada en Inglaterra en el verano de 1618, acercarse a los nuevos

vientos dominantes en la corte, liderados por el brillante Baltasar de Zúñiga desde el consejo de Estado.cdlxvii De hecho, su regreso nuevamente a Inglaterra en enero de 1620 como embajador era, entre

otras muchas cosas, la confirmación implícita de su aceptación, por Zúñiga y Olivares, como el principal hacedor de la política reputacionista en Inglaterra.

La primera carta escrita por Gondomar a Coloma es del 2 de

enero de 1622, en respuesta a una de Coloma del 20 de diciembre de 1621 desde Flandes.cdlxviii En ella, además de felicitar por el nombramiento,cdlxix calificaba el puesto con exageración de “hoy el mas importante cargo que el Rey provee fuera de España. Y así lo entienden en Madrid, y por ninguno lo trocara yo”. Incluso colocaba la embajada en

Londres por encima de París y Viena. Por otra parte, hacía un breve repaso a las excelentes relaciones que había en ese momento entre ambas coronas, que, por supuesto, eran debidas a los buenos oficios

del embajador saliente.cdlxx Es decir, la relación entre ambos embajadores era cordial.cdlxxi

El conde se ocupó de informar a Coloma del funcionamiento de la casa del embajador, así como de los preparativos para recibirle en

Inglaterra.cdlxxii En la primera audiencia con el Rey Jacobo acompañó a Coloma (el 14 de mayo), y le introdujo en los asuntos de la embajada

antes de partir para España.cdlxxiii Gondomar partiría de Londres el 22 de mayo de camino al puerto de Porstmouth, y durante la travesía mandaría constantes despachos a Coloma hablándole de sus problemas

de salud (estaba enfermo), y de cómo se alojaba en casas de nobles católicos (como el vizconde de Montague).cdlxxiv Llegó a Porstmouth el 8 de junio, de donde embarcaría para España en día 9 de junio.cdlxxv Sería

la última vez que vería Inglaterra.cdlxxvi

Una vez en Madrid (a donde llegó el 2 de agosto), Gondomar empezó a ocuparse en el consejo de Hacienda de las demandas de

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Coloma para la provisión de la embajada (cuyas deudas llegaban a

30.000 ducados), además de atender a los asuntos que traía el embajador inglés Digby,cdlxxvii ya que Gondomar era miembro de la junta

que trataba el matrimonio del Príncipe de Gales.cdlxxviii Por supuesto, ni palabra de las cartas enviadas al Rey Jacobo y al duque de Buckingham sobre el matrimonio en septiembre. La cuestión del casamiento sería de

Gondomar y de nadie más. Gondomar en febrero de 1623 expresaba a Coloma la seguridad

de que el casamiento del Príncipe se terminaría presto tras la dispensa del Papa. Al parecer, la confirmación de esto era su nombramiento para

ir como embajador a Alemania, pasando antes por Londres, a tratar del Palatinado y conseguir la paz.cdlxxix El 20 de marzo enviaba un despacho a Coloma sobre la llegada del Príncipe y Buckingham a Madrid, donde

se mostraba el papel clave que jugaba en toda la cuestión.cdlxxx Las negociaciones iban lentas, ya que al parecer de Gondomar “lo que ellos [el Príncipe y Buckingham] han de hacer de su parte en materia de religión para que se consiga lo que todos deseamos, hacen hasta ahora menos de lo que quisiéramos”. Diferente velocidad tomaban sus

ascensos, al ser nombrado consejero de estado.cdlxxxi Entre abril y septiembre, Gondomar envió tres cartas a Coloma, pero en ninguna

entra en detalles sobre las negociaciones de Madrid. Sólo en una de 26 de julio anunciaba la conclusión del matrimonio, tras aceptar el Príncipe las condiciones españolas el 17 de julio. Aparentemente, era el

anuncio del triunfo de la opción de Gondomar.cdlxxxii Pronto el Príncipe de Gales daría una lección de “disimulación” al conde.

Entre el 26 de julio y el 21 de noviembre Coloma careció de noticias de Gondomar. Cuando las cosas se empezaron a clarificar en

agosto y septiembre de 1623, con el regreso del Príncipe a Inglaterra sin esposa y disgustado, todos sabían que el matrimonio había fracasado. ¿Era esta la razón del silencio del conde? Coloma y otros no podrían

reprimir las críticas a las negociaciones e incluso al mismo Gondomar.cdlxxxiii En un despacho al cardenal de la Cueva, Coloma

formularía un muy duro reproche al conde de Gondomar, ya que para culminar un negocio tan grave e importante como el matrimonio del Príncipe de Gales y la Infanta María no bastaba sólo con haberse hecho

amigo de todos en Inglaterra. Es más, le acusaría directamente de haberle dejado apartado de las negociaciones, dejándole en Londres

como “por tercero de las trazas de acá y de los olvidos y menosprecios de allá” pese a haberle “otorgar [yo] con todas sus proposiciones [de Gondomar], ni por dejar de escribir [yo] verdades desnudas”.cdlxxxiv La excesiva ambición del conde y el ser “amigo” (al menos toda la amistad que pudiera haber entre un embajador y la realeza de otro país) del Rey

Jacobo, de su favorito y del Príncipe cegó a Gondomar a la hora de plantear el matrimonio de Carlos Estuardo. Los intereses en juego,

tanto en Inglaterra como en España, trascendían, como no podía ser de otro modo, no sólo los buenos oficios del conde en Londres, sino su

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propia posición en la corte española, donde desde luego no era el

ministro principal.

Pese a que Coloma sabía que el matrimonio estaba roto, el conde parece que quería dar la sensación de que todo marchaba según los planes. Tan tarde como el 2 de diciembre enviaba un despacho a

Coloma comentándole que los desposorios del Príncipe con la Infanta se harían el día 9, “si place a Dios doy a Vuestra Señoría la enhorabuena”.

Una semana después, en otra carta, anunciaba la suspensión de los desposorios por la negativa inglesa. Era la constatación del hecho, la crónica de una muerte anunciada. Sólo quedaba apelar a lo espiritual,

ya que la partida terrenal había concluido, “debemos esperar que Su Divina Majestad lo ha de disponer todo como más convenga a su servicio”.cdlxxxv En resumen, las relaciones entre Carlos Coloma y el conde de

Gondomar eran de cordialidad, si bien su relación es difícil de calificarla de “amistad”, como la que podía haber entre Coloma y Diego de Ibarra o

el cardenal de la Cueva. A su regreso a España el conde al parecer trataba de gestionar en el consejo de Hacienda la provisión de fondos para la embajada en Londres, si bien con desigual éxito. Fue el viaje del

Príncipe de Gales a España lo que mostró hasta que punto Gondomar estaba dispuesto a jugar una partida por su cuenta. Pese a ser uno de

los negociadores principales, mantuvo a Coloma al margen de todo, siendo el embajador en Inglaterra. Lo mismo hizo Olivares, que además despachó a su propio enviado a Londres a negociar (el marqués de la

Hinojosa), sólo que Coloma se cuidó de criticar tan directamente al valido como lo hizo a Gondomar. Tras la salida de Carlos Estuardo, en Inglaterra y en España los más atentos ya se habían dado cuenta (salvo

quizá el joven Felipe IV y el cansado Rey Jacobo) que el matrimonio había fracasado.cdlxxxvi El tiempo les vendría a dar la razón. Entre ellos,

el conde de Gondomar, que no podía sino constatar el final de un proyecto más suyo que de cualquier otro.

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Conclusiones.

Carlos Coloma salió de Inglaterra en octubre de 1624, un poco

después del marqués de la Hinojosa. Su sustituto, el secretario flamenco Jacques Bruneau, actuaría como agente residente en la embajada por otro año, hasta que con una situación de guerra rota le

obligó a marcharse en diciembre de 1625.

Coloma no lo sabía entonces, pero volvería a Londres de nuevo en

1630 a negociar la paz con Carlos Estuardo tras cinco años de conflicto en el que Inglaterra se llevó la peor parte, pues acabó luchando contra

España y Francia. Las dos potencias europeas resolverían sus diferencias con Inglaterra antes de enfrentarse definitivamente entre ellas.

Probablemente ningún embajador español destinado en Inglaterra

de la época de los Austrias disfrutó de una mejor situación para ejercer su cargo, sobre todo teniendo en cuenta la tradicional hostilidad inglesa hacia España y el catolicismo. Tras los siete años del conde de

Gondomar, los círculos gobernantes ingleses recibieron con una cálida bienvenida al nuevo embajador. Sin embargo, Coloma, cuyo servicio en Inglaterra suponía que habría de ser corto, ni podía imaginar los

acontecimientos tan importantes que tendría que atender desde Londres.

Ciertamente, el viaje del Príncipe de Gales a España en marzo de 1623 marcó la embajada de Coloma. Sus consecuencias aún lo harían

más, ya que si bien entró en un reino cuyo soberano se preciaba de amigo de España, salió de una Inglaterra hostil y presta a romper la

guerra. Ello fue consecuencia directa del fracaso del proyecto matrimonial del Príncipe de Gales con la infanta María, hermana de Felipe IV, pero poco pudo hacer Coloma para evitarlo. Desde Londres,

fue más que nada un observador privilegiado de unas negociaciones que se desarrollaron en Madrid. Realmente, tras la frustración del enlace, el autentico fracaso fue del conde de Gondomar, que había estado

trabajando para su culminación desde 1614.

En otros aspectos, Coloma cumplió su cometido con eficacia. El amparo a los católicos ingleses, la protección del comercio y las posesiones españolas y portuguesas o la guerra contra los holandeses

ocuparon gran parte de sus energías. Y la red de apoyos en la Corte inglesa no fue ajena a estas actividades. Nobles importantes como Arundel, Weston o el secretario de Estado Calvert recibían presentes

de la embajada a cuenta de sus “servicios”. Además, desde Inglaterra Coloma recibía avisos y noticias de Holanda y Francia.

El fracaso de las negociaciones matrimoniales del Príncipe de Gales llevó a la guerra entre ambos reinos. Pero fue una guerra corta y

desastrosa para Inglaterra, cuya flota no demostró su bien ganada fama

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de los tiempos de Isabel I. A partir de 1627 se reiniciaron los contactos

extraoficiales en Flandes para negociar un acuerdo. La muerte de Buckingham (en 1628) no los entorpeció. Coloma, de servició en

Flandes, donde había participado en la toma de Breda (1625), fue de nuevo nombrado embajador en Inglaterra para negociar la paz. Muerto Gondomar en 1626, para Madrid era Coloma el que debía tomar el

testigo de Gondomar en Inglaterra. La paz, concluida por él en 1630, habría de durar más o menos 25 años, hasta que tras la revolución puritana, la guerra civil inglesa, y la ejecución del rey Carlos I Estuardo

(1649), Cronwell decidiera aliarse con Francia para derrotar a España y apoderarse de su imperio.

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Fuentes Manuscritas

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Notas i En adelante, los nombres del rey de Gran Bretaña, el Príncipe de Gales, y alguno más (como don Luis de Lucanor) aparecerán en su versión española. Ello es debido a que resulta más fácil hablar de ellos por sus nombres españolizados. En el caso de otros nobles, simplemente es que no he podido encontrar su versión inglesa. ii AGS E, Inglaterra; 2515,63. Consulta del Consejo de Estado, 24 de agosto de 1621. Antes de las cartas de 16 y 30 de septiembre, Gondomar había pedido licencia para su regreso en cartas a Madrid desde mayo a agosto de 1621. AGS E, Inglaterra; 2515, 71. Consulta del Consejo de Estado, 12 de noviembre de 1621 AGS E, Inglaterra; 2515,80. Consulta del Consejo de Estado, 27 de febrero de 1622. iii AGS E, Inglaterra; 8770, 2,3. Felipe IV a Carlos Coloma, 15 de marzo de 1622. AGS E, Inglaterra; 8771,1. Conde de Gondomar a Carlos Coloma, 2 de enero de 1622. AGS E, Inglaterra; 2515,80. Consulta del Consejo de Estado, 27 de febrero de 1622. iv AGS E, Inglaterra; 8788,25. Carlos Coloma a la Infanta Isabel Clara Eugenia (en adelante, Infanta Isabel), 28 de junio de 1622. v AGS E, Inglaterra; 8788,1. Carlos Coloma a Felipe IV, 13 de mayo de 1622. vi En la batalla de Montaña Blanca en noviembre de 1620. vii AGS E, Inglaterra; 8788,19. Carlos Coloma a Felipe IV, 26 de mayo de 1622. viii AGS E, Inglaterra; 8788,19. Carlos Coloma a Felipe IV, 26 de mayo de 1622. ix AGS E, Inglaterra; 8788, 14. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 3 de junio de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788, 16. Carlos Coloma al conde de Olivares, 10 de junio de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788,106. Carlos Coloma a Antonio Aróstegui, 11 de noviembre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8789,41. Carlos Coloma a Diego de Ibarra, 3 de febrero de 1623.

AGS E, Inglaterra; 8792,69. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 30 de diciembre de 1623. x AGS E, Inglaterra; 8788,17. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 11de junio de 1622. xiAGS E, Inglaterra; 878,18. Carlos Coloma a la Infanta Isabel, 11 de junio de 1622. xii AGS E, Inglaterra; 8788,41. Carlos Coloma a Felipe IV, 15 de julio de 1622.

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La quema pública se hizo el domingo 3 de julio de 1622 después de la prédica del obispo en la catedral de San Pablo. AGS E, Inglaterra; 8789,1. Carlos Coloma a Felipe IV, 13 de mayo de 1622. El libro era obra del presidente del seminario inglés de Duay, Flandes, doctor Matheo Keleson. xiii AGS E, Inglaterra; 8788,41. Carlos Coloma a Felipe IV, 15 de julio de 1622. Coloma informaba a Su Majestad que “los 50 mil escudos cada mes conque socorre a su yerno mucho tiempo ha le tienen muy cansado y pobre”. AGS E, Inglaterra; 8788,87. Carlos Coloma a Felipe IV, 15 de octubre de 1622. Coloma hablaba de que “los ministros de hacienda están seguros de que hay dinero en el reino para mantener 2 años un ejercito de 50 000 hombres, aunque los desapasionados no lo creen ni yo tampoco”. AGS E, Inglaterra; 8789,51. Carlos Coloma a Felipe IV, 3 de agosto de 1622. Al Rey Jacobo “le pedían 2 millones al año para renovar la guerra [del Palatinado], pero aquí no los hay”. AGS E, Inglaterra; 8788,20. Carlos Coloma a Felipe IV, 16 de junio de 1622. AGS E, Inglaterra; 8790, 36. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 30 de marzo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,68. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 29 de diciembre de 1623. Coloma e Hinojosa no temían las amenazas de guerra que oían porque “son tan grandes y desvergonzadas como desproporcionadas con las fuerzas pues no tienen un real ni de donde sacarlo sin Parlamento”. AGS E, Inglaterra; 8789, 30. Carlos Coloma a Felipe IV, 29 de enero de 1623. En Inglaterra “ fuerzas hay pocas, dinero ninguno, sino es que se junte el parlamento” xiv AGS E, Inglaterra; 878,51. Carlos Coloma a Felipe IV, 3 de agosto de 1622. El propio Richard Weston, enviado inglés en Bruselas, llegaría a decir que “tratar con españoles que restituyan el Palatinado es lo mismo que hacer sogas con arena”. AGS E, Inglaterra; 8788,39. Carlos Coloma a la Infanta Isabel, 15 de julio de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788,41.Carlos Coloma a Felipe IV, 15 de julio de 1622. xv Munck, Thomas; La Europa del siglo XVII. 1598-1700. Akal, Madrid, 1994, páginas 104 -105. Gil Pujol, Xavier; “Las Provincias Unidas (1581-1650) y las Islas Británicas (1603-1660)” en Historia Moderna Universal, (coord. Alfredo Floristán). Ariel, Madrid, 2002, páginas 341-359. AGS E, Inglaterra; 8788,40. Carlos Coloma a Baltasar de Zúñiga, 15 de julio de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788 ,84. Carlos Coloma a Felipe IV, 14 de octubre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788,118. Carlos Coloma a Felipe IV, 8 de diciembre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8789,7. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 6 de enero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8789,11. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 8 de enero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8790,19. Carlos Coloma a Felipe IV, 22 de marzo de 1623.

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AGS E, Inglaterra; 8789,34. Carlos Coloma a la Infanta Isabel, 2 de febrero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8789,49. Carlos Coloma a la Infanta Isabel, 8 de febrero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8791,15. Carlos Coloma a Felipe IV, 14 de marzo de 1623. xvi AGS E, Inglaterra; 8788,6. Carlos Coloma a Felipe IV, 19 de mayo de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788,59. Carlos Coloma a Felipe IV, 25 de agosto de 1622. AGS E, Inglaterra; 8790,73. Carlos Coloma a la Infanta Isabel, 27 de abril de 1623. AGS E, Inglaterra; 8788,83. Carlos Coloma a Felipe IV, 13 de octubre de 1622. xvii AGS E, Inglaterra; 8788,18. Carlos Coloma a la Infanta Isabel, 11 de junio de 1622. xviii AGS E, Inglaterra; 8788,63. Carlos Coloma a la Infanta Isabel, 2 de septiembre de 1622. AGS, E, Inglaterra; 8790,42. Carlos Coloma a Felipe IV, 7 de abril de 1623. xix AGS E, Inglaterra; 8788,72. Carlos Coloma a la Infanta Isabel, 26 de septiembre de 1622. xx AGS E, Inglaterra; 8788,49. Carlos Coloma a Felipe IV, 26 de julio de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788,51. Carlos Coloma a Felipe IV, 3 de agosto de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788,55. Carlos Coloma a Baltasar de Zúñiga, 25 de agosto de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788,56. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 25 de agosto de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788,58. Carlos Coloma a Felipe IV, 25 de agosto de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788,59. Carlos Coloma a Felipe IV, 25 de agosto de 1622. xxi AGS E, Inglaterra; 8792,15. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 25 de agosto de 1623. AGS E, Inglaterra; 8788,63. Carlos Coloma a la Infanta Isabel, 2 de septiembre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788,72. Carlos Coloma a la Infanta Isabel, 26 de septiembre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788,77. Carlos Coloma al duque del Infantado, 10 de octubre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788,81. Carlos Coloma a la Infanta Isabel, 11 de octubre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788,120. Carlos Coloma al conde de Olivares, 8 de

diciembre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788,124. Carlos Coloma a la Infanta Isabel, 9 de diciembre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8789,11. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 8 de enero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8788,21. Carlos Coloma al conde de Olivares, 14 de enero de 1623. Coloma creía que “para acabar con los holandeses no hay otro camino que estrecharnos del todo con este rey [Jacobo] y obligarle a que haga milagros”. xxii Redworth,G; El príncipe y la infanta. Taurus, Madrid, 2004, páginas 42-43.

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El Rey Jacobo era consciente que entre ciertos sectores de la población inglesa pasaba por pusilánime, debido a su actitud hacia la cuestión del Palatinado y España. xxiii AGS E, Inglaterra; 8788,40. Carlos Coloma a Baltasar de Zúñiga, 15 de julio de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788,75. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 5 de octubre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788,76. Carlos Coloma a Baltasar de Zúñiga, 10 de octubre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788,77. Carlos Coloma al duque del Infantado, 10 de octubre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788,81. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 11 de octubre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8773,65. Cardenal de la Cueva a Carlos Coloma, 12 de octubre de 1622. El cardenal de la Cueva, en un despacho a Coloma, ya comentó que el recurso del Rey de Inglaterra a España para tantos asuntos mostraba que debía temer más al Parlamento de su reino que a todo lo demás. xxivAGS E, Inglaterra; 8788,84. Carlos Coloma a Felipe IV, 14 de octubre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788,85. Carlos Coloma a Felipe IV, 14 de octubre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8789,30. Carlos Coloma a Felipe IV, 29 de enero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8789,51. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 9 de febrero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8789,80. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 24 de febrero de 1623. “[Le dijo a Coloma un consejero de estado inglés que] acá por malos que eran los holandeses, era fuerza que su Rey contemporizase con ellos hasta tener las espaldas seguras por medio de las alianzas que esperan, mas que después el sabía por muy cierto que su Rey los trataría como ellos merecen”. AGS E, Inglaterra; 8790,1. Carlos Coloma a Felipe IV, 1 de marzo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8790,36. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 30 de marzo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8791,72. Carlos Coloma a Felipe IV, 26 de julio de 1623. AGS E, Inglaterra; 8777,12. Cardenal de la Cueva a Carlos Coloma, 15 de febrero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8778, 15. Pedro de San Juan a Carlos Coloma, 8 de marzo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8780, 62. Conde de Oñate a Carlos Coloma, 22 de marzo de

1623. AGS E, Inglaterra; 8787, 4. Infanta Isabel a Carlos Coloma, 15 de marzo de 1623. En Bruselas se llegó a tener noticia “llegada vía Zelanda de que los Puritanos con acuerdo de los holandeses habían asesinado al Príncipe de Gales y hecho prisionero al Rey Jacobo para coronar al conde Palatino y su mujer [Isabel Estuardo], aunque no se da crédito hasta tener aviso cierto”. xxv Estado, Inglaterra; 8788,52. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 3 de agosto de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788,72. Carlos Coloma a infanta Isabel, 26 de septiembre de 1622.

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AGS E, Inglaterra; 8788,82. Carlos Coloma a infanta Isabel, 12 de octubre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788,93. Carlos Coloma al conde de Olivares, 22 de octubre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8789, 36. Carlos Coloma a Felipe IV, 2 de febrero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8790, 17. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 17 de marzo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8790, 34. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 30 de marzo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8790, 47. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 7 de abril de 1623. AGS E, Inglaterra; 8790, 49. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 8 de abril de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792, 66. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 15 de diciembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792, 68. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 29 de diciembre de 1623. xxvi AGS E, Inglaterra; 8792,44. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 27 de octubre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,51. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 10 de noviembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,52. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 17 de noviembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,56. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 24 de noviembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,66. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 15 de diciembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,67. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 22 de diciembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792, 68. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 29 de diciembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792, 69. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 30 de diciembre de 1623. xxvii Fraser, Antonia; La conspiración de la pólvora. Catolicismo y terror en la Europa del siglo XVII. Turner, Madrid, 2004, páginas 112-113.

xxviii Redworth,G; op cit, página 56. xxix AGS E, Inglaterra; 8790, 49. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 8 de abril de 1623. El Rey Jacobo, cuando el Príncipe de Gales estaba en España, dijo a Coloma, entre risas, que “de dos hijos que tenia, el uno estuviese en España, y el otro en Holanda”. En realidad, esta broma refleja perfectamente el difícil equilibrio sobre el que el Rey Jacobo se encontraba, buscando por una parte la alianza con la potencia católica y por otra reinar sobre un reino con la fuerte vinculación sentimental, religiosa, económica y cultural hacia Holanda (la cual era reforzada por el matrimonio de su hija Isabel con el conde del Palatino, exiliado en ese momento en La Haya y protegido de los holandeses).

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xxx Redworth,G; op cit, página 69. xxxi AGS E, Inglaterra; 8788, 6. Carlos Coloma a Felipe IV, 19 de mayo de 1622. xxxii Redworth,G; op cit, página 71. xxxiii AGS E, Inglaterra; 8788, 44. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 22 de julio de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788, 46. Carlos Coloma a Felipe IV, 22 de julio de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788, 69. Carlos Coloma a Felipe IV, 19 de septiembre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788, 72. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 26 de septiembre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788, 110. Carlos Coloma a Felipe IV, 18 de noviembre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8789, 12. Carlos Coloma a Pedro de San Juan, 8 de enero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8789, 18. Carlos Coloma a Ambrosio Spínola, 13 de enero de 1623. xxxiv AGS E, Inglaterra; 8789, sin foliar. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 13 de enero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8789, 41. Carlos Coloma a Diego de Ibarra, 3 de febrero de 1623. xxxv AGS E, Inglaterra; 8789, 72. Carlos Coloma a Felipe IV, 20 de febrero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8790,3. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 2 de marzo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8790,25. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 24 de marzo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8790,40. Carlos Coloma al duque de Alburquerque, 2 de abril de 1623. AGS E, Inglaterra; 8790,43. Carlos Coloma a Felipe IV, 7 de abril de 1623. AGS E, Inglaterra; 8790,45. Carlos Coloma al conde de Gondomar, 7 de abril de 1623. AGS E, Inglaterra; 8790,66. Carlos Coloma al conde de Olivares, 22 de abril de 1623. xxxvi AGS E, Inglaterra; 8790,66. Carlos Coloma al conde de Olivares, 22 de

abril de 1623. xxxvii AGS E, Inglaterra; 8789, 72. Carlos Coloma a Felipe IV, 20 de febrero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8790,1. Carlos Coloma a Felipe IV, 1 de marzo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8790,3. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 2 de marzo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8790,19. Carlos Coloma a Felipe IV, 22 de marzo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8790,31. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 28 de marzo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8790,43. Carlos Coloma a Felipe IV, 7 de abril de 1623.

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AGS E, Inglaterra; 8780,62. Conde de Oñate a Carlos Coloma, 29 de marzo de 1623. El conde de Oñate informaba a Coloma en marzo de 1623 de que desde Colonia había llegado noticia de que “en Londres habían matado al Príncipe de Gales y encarcelado al Rey Jacobo”. xxxviii AGS E, Inglaterra; 8790,2. Carlos Coloma al conde de Olivares, 1 de marzo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8790,4. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 2 de marzo de 1623. xxxix AGS E, Inglaterra; 8791,60. Carlos Coloma a Felipe IV, 3 de julio de 1623. AGS E, Inglaterra; 8791,62. Carlos Coloma al conde de Olivares, 5 de julio de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,21. Carlos Coloma al marqués de Mirabel, 12 de septiembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,26. Carlos Coloma al conde de Olivares, 24 de septiembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,27. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 25 de septiembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8780, 74. Conde de Oñate a Carlos Coloma, 19 de julio de 1623. Esta opinión (la de que si no se concluía el matrimonio la guerra sería inevitable) la compartían todos los círculos dirigentes españoles. El conde de Oñate lo comentaba a Coloma en julio de 1623, “si no se concluye [el casamiento] quedaremos españoles e ingleses por largo tiempo muy encontrados y por ventura muy declarados enemigos”. xl AGS E, Inglaterra; 8792,26. Carlos Coloma al conde de Olivares, 24 de septiembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,27. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 25 de septiembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,37. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 13 de octubre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,42. Carlos Coloma al marqués de Mirabel, 18 de octubre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,44. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 27 de octubre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,62. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 3 de diciembre de 1623. xli AGS E, Inglaterra; 8792,67. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 22 diciembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,68. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 29 de diciembre de 1623. xlii AGS E, Inglaterra; 8792,67. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 22 diciembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,68. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 29 de diciembre de 1623. xliii Redworth,G; op cit, páginas 70-71. xliv Redworth,G; op cit, páginas 70-71

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AGS E, Inglaterra; 8771,29. Conde de Gondomar a Carlos Coloma, 8 de junio de 1622. La marquesa de Buckingham prestó a Gondomar 2 mulas para su salida de Londres hacia el puerto de Portsmouth en mayo de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788,29. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 1 de julio de 1622. xlv AGS E, Inglaterra; 8788,6. Carlos Coloma a Felipe IV, 19 de mayo de 1622. xlvi AGS E, Inglaterra; 8788,19. Carlos Coloma a Felipe IV, 26 de mayo de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788,44. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 22 de julio de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788,69. Carlos Coloma a Felipe IV, 19 de septiembre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788,72. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 26 de septiembre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8789,12. Carlos Coloma a Pedro de San Juan, 8 de enero de 1623. La segunda audiencia tiene lugar el 24 de mayo en Tibolts, casa de campo del rey a 4 leguas de Londres. xlvii AGS E, Inglaterra; 8788,20. Carlos Coloma a Felipe IV, 16 de junio de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788,41. Carlos Coloma a Felipe IV, 15 de julio de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788,43. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 16 de julio de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788,71. Carlos Coloma informando sobre una audiencia con Buckingham, 25 de septiembre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788,75. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 5 de octubre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788,113. Carlos Coloma a Felipe IV, 18 de noviembre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8789,1. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 5 de enero de 1623. xlviii AGS E, Inglaterra; 8788,113. Carlos Coloma a Felipe IV, 18 de noviembre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8789,36. Carlos Coloma a Felipe IV, 2 de febrero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8789,49. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 8 de febrero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8789,58. Carlos Coloma al conde de Gondomar, 13 de febrero de 1623.

AGS E, Inglaterra; 8789,59. Carlos Coloma a Felipe IV, 13 de febrero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8789,80. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 24 de febrero de 1624. xlix Redworth,G; op cit, páginas 87-88, 91-92 AGS E, Inglaterra; 8790,3. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 2 de marzo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8790,4. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 2 de marzo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8788,73. Marqués de Buckingham al conde de Gondomar, 26 de septiembre de 1622.

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l AGS E, Inglaterra; 8791,63. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 7 de julio de 1623. En concreto que Felipe III nunca había pensado en concluir el casamiento con Inglaterra porque quería casar a la Infanta con el hijo del emperador. li AGS E, Inglaterra; 8792,26. Carlos Coloma al conde de Olivares, 24 de septiembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,31. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 6 de octubre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,34. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 11 de octubre de 1623. lii AGS E, Inglaterra; 8792,43. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 27 de octubre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,44. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 27 de octubre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,49. Carlos Coloma a Pedro de San Juan, 10 de noviembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,50. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 10 de noviembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,51. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 10 de noviembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,52. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 17 de noviembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,54. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 20 de noviembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,56. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 24 de noviembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,58. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 27 de noviembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,62. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 3 de diciembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,66. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 15 de diciembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,67. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 22 de diciembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,68. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 29 de diciembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,69. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 30 de diciembre de 1623. liii AGS E, Inglaterra; 8792,43. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 27 de octubre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,44. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 27 de octubre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,49. Carlos Coloma a Pedro de San Juan, 10 de noviembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,50. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 10 de noviembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,51. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 10 de noviembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,52. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 17 de noviembre de 1623.

90

AGS E, Inglaterra; 8792,54. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 20 de noviembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,56. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 24 de noviembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,58. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 27 de noviembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,62. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 3 de diciembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,66. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 15 de diciembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,67. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 22 de diciembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,68. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 29 de diciembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,69. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 30 de diciembre de 1623. liv AGS E, Inglaterra; 8789,34. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 2 de febrero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8789,63. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 17 de febrero de 1623. lv AGS E, Inglaterra; 8788,19. Carlos Coloma a Felipe IV, 26 de mayo de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788,39. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 15 de julio de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788,41. Carlos Coloma a Felipe IV, 15 de julio de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788,43. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 18 de julio de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788,75. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 5 de octubre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8789,34. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 2 de febrero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8789,36. Carlos Coloma a Felipe IV, 2 de febrero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8789,56. Carlos Coloma al conde de Gondomar, 10 de febrero de 1623. lvi AGS E, Inglaterra; 8789,58. Carlos Coloma al conde de Gondomar, 13 de febrero de 1623. lvii AGS E, Inglaterra; 8791,25. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 19 de mayo de 1623. lviii AGS E, Inglaterra; 8791,6. Carlos Coloma a Ambrosio Spínola, 5 de mayo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8771,18. Conde de Gondomar a Carlos Coloma, 28 de abril de 1622. lix AGS E, Inglaterra; 8771,19. Conde de Gondomar a Carlos Coloma, 1 de mayo de 1622. lx AGS E, Inglaterra; 8771,19. Conde de Gondomar a Carlos Coloma, 1 de mayo de 1622.

91

lxi AGS E, Inglaterra; 8771,28. Conde de Gondomar a Carlos Coloma, 8 de junio de 1622. lxii AGS E, Inglaterra; 8788,8. Carlos Coloma a Felipe IV, 19 de mayo de 1622. lxiii AGS E, Inglaterra; 8771,22. Conde de Gondomar a Carlos Coloma, 27 de mayo de 1622. lxiv Fraser, Antonia; op cit, páginas 206, 349-350, lxv AGS E, Inglaterra; 8788,88. Carlos Coloma a Felipe IV, 20 de octubre de 1622. lxvi Redworth,G; op cit, páginas 32-33 lxvii AGS E, Inglaterra; 8788,118. Carlos Coloma a Felipe IV, 8 de diciembre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8792,4. Carlos Coloma al conde de Gondomar, 3 de agosto de 1622. lxviii AGS E, Inglaterra; 8790,29. Carlos Coloma a Felipe IV, 28 demarzo de 1623. lxix Redworth,G; op cit, páginas 27,36,37,77-84. lxx Redworth,G; op cit, página 267. lxxi AGS E, Inglaterra; 8788,47. Carlos Coloma al barón Digby, 22 de julio de 1622. AGS E, Inglaterra; 8790,53. Carlos Coloma al barón Digby, abril de 1623. AGS E, Inglaterra; 8771,37. Barón Digby a Carlos Coloma, 8 de julio de 1622. lxxii Redworth,G; op cit, páginas 75-77 lxxiii AGS E, Inglaterra; 8788,69. Carlos Coloma a Felipe IV, 19 de septiembre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8789,56. Carlos Coloma al conde de Gondomar, 10 de febrero de 1623. lxxiv AGS E, Inglaterra; 8789,88. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 28 de febrero de 1623.

lxxv AGS E, Inglaterra; 8788,80. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 10 de octubre de 1622. lxxvi Redworth,G; op cit, página 77. lxxvii Redworth,G; op cit, páginas 92 y 95. lxxviii AGS E, Inglaterra; 8789,1. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 5 de enero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8789,7. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 6 de enero de 1623.

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AGS E, Inglaterra; 8789,56. Carlos Coloma a conde de Gondomar, 10 de febrero de 1623. lxxix AGS E, Inglaterra; 8789,7. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 6 de enero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8771, 45. Barón Digby a Carlos Coloma, 23 de septiembre de 1622. Redworth,G; op cit, página 199. lxxx Redworth,G; op cit, página 75 AGS E, Inglaterra; 8788,29. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 1 de julio de 1622. lxxxi AGS E, Inglaterra; 8788,29. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 1 de julio de 1622. lxxxii AGS E, Inglaterra; 8788,29. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 1 de julio de 1622. lxxxiii Redworth,G; op cit, página 81. lxxxiv AGS E, Inglaterra; 8771,8. Fray Iñigo de Brijuela a Carlos Coloma, 12 de marzo de 1622. AGS E, Inglaterra; 8771,9. Diego de Ibarra a Carlos Coloma, 12 de marzo de 1622. AGS E, Inglaterra; 8772,10. Fray Diego de la Fuente a Carlos Coloma, 19 de julio de 1622. AGS E, Inglaterra; 8772,14. Duque de Alburquerque a Jacobo I, 17 de julio de 1622. lxxxv AGS E, Inglaterra; 8771,61. Conde de Gondomar a Carlos Coloma, 22 de diciembre de 1622. lxxxvi AGS E, Inglaterra; 8788,81. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 11 de octubre de 1622. lxxxvii AGS E, Inglaterra; 8791,48. Carlos Coloma a Pedro de San Juan, 9 de junio de 1623. AGS E, Inglaterra; 8791,55. Carlos Coloma a Pedro de San Juan, 24 de junio de 1623. AGS E, Inglaterra; 8791,57. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 29 de junio de

1623. lxxxviii AGS E, Inglaterra; 8791,48. Carlos Coloma a Pedro de San Juan, 9 de junio de 1623. AGS E, Inglaterra; 8791,55. Carlos Coloma a Pedro de San Juan, 24 de junio de 1623. AGS E, Inglaterra; 8791,57. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 29 de junio de 1623. AGS E, Inglaterra; 8791,58. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 30 de junio de 1623.

93

lxxxix AGS E, Inglaterra; 8791,48. Carlos Coloma a Pedro de San Juan, 9 de junio de 1623. AGS E, Inglaterra; 8791,55. Carlos Coloma a Pedro de San Juan, 24 de junio de 1623. AGS E, Inglaterra; 8791,57. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 29 de junio de 1623. AGS E, Inglaterra; 8791,58. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 30 de junio de 1623. AGS E, Inglaterra; 8791,64. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 11 de julio de 1623. xc AGS E, Inglaterra; 8792,4. Carlos Coloma al conde de Gondomar, 3 de agosto de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,6. Carlos Coloma a Pedro de San Juan, 10 de agosto de 1623. AGS E, Inglaterra; 8778,36. Pedro de San Juan a Carlos Coloma, 31 de mayo de 1623. xci AGS E, Inglaterra; 8792,4. Carlos Coloma al conde de Gondomar, 3 de agosto de 1623. AGS E, Inglaterra; 8787,27. Infanta Isabel a Carlos Coloma, 26 de agosto de 1623. xcii AGS E, Inglaterra; 8788,41. Carlos Coloma a Felipe IV, 15 de julio de 1622. AGS E, Inglaterra; 8789,36. Carlos Coloma a Felipe IV, 2 de febrero de 1623. xciii AGS E, Inglaterra; 8789,49. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 8 de febrero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8789,58. Carlos Coloma al conde de Gondomar, 13 de febrero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8789,59. Carlos Coloma a Felipe IV, 13 de febrero de 1623. xciv AGS E, Inglaterra; 8789,80. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 24 de febrero de 1623. xcv AGS E, Inglaterra; 8788,41. Carlos Coloma a Felipe IV, 15 de julio de 1623. AGS E, Inglaterra; 8789,49. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 8 de febrero de 1623. xcvi AGS E, Inglaterra; 8788,53. Carlos Coloma al marqués de Montesclaros, 9

de febrero de 1623. xcvii AGS E, Inglaterra; 8790,1. Carlos Coloma a Felipe IV, 1 de marzo de 1623. xcviii AGS E, Inglaterra; 8790,1. Carlos Coloma a Felipe IV, 1 de marzo de 1623. xcix AGS E, Inglaterra; 8790,12. Carlos Coloma a Felipe IV, 14 de marzo de 1623. c AGS E, Inglaterra; 8791,25. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 19 de mayo de 1623.

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AGS E, Inglaterra; 2516, 32. Consulta del consejo de Estado sobre cartas de Carlos Coloma, 26 de abril de 1623. En Londres se pidió al Rey Jacobo que llamase a su corte a Lord Hay porque no era grato en Madrid. ci AGS E, Inglaterra; 8791,66. Carlos Coloma al conde de Olivares, 16 de julio de 1623. cii AGS E, Inglaterra; 8790,74. Carlos Coloma a Felipe IV, 27 de abril de 1623. ciii Redworth,G; op cit, página 192. civ AGS E, Inglaterra; 8790,49. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 8 de abril de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,4. Carlos Coloma al conde de Gondomar, 3 de agosto de 1623. cv AGS E, Inglaterra; 8789,72. Carlos Coloma a Felipe IV, 20 de febrero de 1623. cvi AGS E, Inglaterra; 8792,4. Carlos Coloma al conde de Gondomar, 3 de agosto de 1623. cvii AGS E, Inglaterra; 8791,29. Carlos Coloma al conde de Gondomar, 20 de mayo de 1623. cviii AGS E, Inglaterra; 8788,1. Carlos Coloma a Felipe IV, 13 de mayo de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788,2. Carlos Coloma a Felipe IV, 13 de mayo de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788,3. Carlos Coloma a Baltasar de Zúñiga, 13 de mayo de 1622. cix AGS E, Inglaterra; 8788,1. Carlos Coloma a Felipe IV, 13 de mayo de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788,2. Carlos Coloma a Felipe IV, 13 de mayo de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788,3. Carlos Coloma a Baltasar de Zúñiga, 13 de mayo de 1622. cx AGS E, Inglaterra; 8771,18. Conde de Gondomar a Carlos Coloma, 28 de abril de 1622. cxi AGS E, Inglaterra; 8771,18. Conde de Gondomar a Carlos Coloma, 28 de abril de 1622.

AGS E, Inglaterra; 8771,19. Conde de Gondomar a Carlos Coloma, 1 de mayo de 1622. cxii Alzina, Pablo;Los embajadores de España en Londres. MAAEE, Madrid, 2001, páginas 95-100. Redworth,G; op cit, página 51. cxiii AGS E, Inglaterra; 8771,26. Conde de Gondomar a Carlos Coloma, 9 de abril de 1622. AGS E, Inglaterra; 8771,27. Conde de Gondomar a Carlos Coloma, abril de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788,66. Carlos Coloma a Felipe IV, 12 de septiembre de 1622.

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cxiv AGS E, Inglaterra; 8771,26. Conde de Gondomar a Carlos Coloma, 9 de abril de 1622. AGS E, Inglaterra; 8771,27. Conde de Gondomar a Carlos Coloma, abril de 1622. cxv AGS E, Inglaterra; 8771,26. Conde de Gondomar a Carlos Coloma, 9 de abril de 1622. AGS E, Inglaterra; 8771,27. Conde de Gondomar a Carlos Coloma, abril de 1622. cxvi AGS E, Inglaterra; 8771,26. Conde de Gondomar a Carlos Coloma, 9 de abril de 1622. AGS E, Inglaterra; 8771,27. Conde de Gondomar a Carlos Coloma, abril de 1622. cxvii AGS E, Inglaterra; 8788, 111.Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 18 de noviembre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8789, 75. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 20 de febrero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792, 47. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 4 de noviembre de 1623. cxviii AGS E, Inglaterra; 8792, 47. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 4 de noviembre de 1623. cxix AGS E, Inglaterra; 8792, 47. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 4 de noviembre de 1623. cxx AGS E, Inglaterra; 8788, 2. Carlos Coloma a Felipe IV, 13 de mayo de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788, 3. Carlos Coloma a Baltasar de Zúñiga, 13 de mayo de 1622. cxxi AGS E, Inglaterra; 8788, 10. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 20 de mayo de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788, 13. Carlos Coloma a Baltasar de Zúñiga, 3 de junio de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788, 17. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 11 de junio de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788, 45. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 22 de julio de

1622. AGS E, Inglaterra; 8788, 54. Carlos Coloma al conde de Olivares, 25 de agosto de 1622. AGS E, Inglaterra; 8789, 18. Carlos Coloma a Ambrosio Spínola, 13 de enero de 1623. cxxii AGS E, Inglaterra; 8788, 55. Carlos Coloma a Baltasar de Zúñiga, 25 de agosto de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788, 57. Carlos Coloma a Antonio de Aróstegui, 25 de agosto de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788, 61. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 26 de agosto de 1622.

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cxxiii AGS E, Inglaterra; 8788, 107. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 11 de noviembre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788, 111. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 18 de noviembre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788, 121. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 8 de diciembre de 1622. cxxiv AGS E, Inglaterra; 8789, 5. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 6 de enero de 1623. cxxv AGS E, Inglaterra; 8783, 1. Conde de Olivares a Carlos Coloma, 8 de enero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8789, 38. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 3 de febrero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8789, 79. Carlos Coloma a Felipe IV, 24 de febrero de 1623. cxxvi AGS E, Inglaterra; 8789, 37. Carlos Coloma al conde de Gondomar, 3 de febrero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8789, 74. Carlos Coloma al conde de Olivares, 20 de febrero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8789, 77. Carlos Coloma al conde de Gondomar, 23 de febrero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8789, 79. Carlos Coloma a Felipe IV, 24 de febrero de 1623. Coloma se lamentaba de que sus esperanzas de dinero al saber la realización del asiento de provisiones generales se truncaran, y el dinero “se nos convierta en carbón como tesoro de duende” AGS E, Inglaterra; 8790, 14. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 14 de marzo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8790, 23. Carlos Coloma al conde de Gondomar, 22 de marzo de 1623. cxxvii AGS E, Inglaterra; 8790, 21. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 22 de marzo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8790, 22. Carlos Coloma a Antonio Aróstegui, 22 de marzo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8790, 31. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 28 de marzo de 1623. cxxviii AGS E, Inglaterra; 8789, 77. Carlos Coloma al conde de Gondomar, 23 de

febrero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8790, 23. Carlos Coloma al conde de Gondomar, 22 de marzo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8790, 37. Carlos Coloma a Pedro de San Juan, 30 de marzo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8790, 64. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 22 de abril de 1623. AGS E, Inglaterra; 8773, 57. Pedro de San Juan a Carlos Coloma, 29 de septiembre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8778, 9. Pedro de San Juan a Carlos Coloma, 1 de febrero de 1623.

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AGS E, Inglaterra; 8778, 28. Pedro de San Juan a Carlos Coloma, 1 de mayo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8778, 36. Pedro de San Juan a Carlos Coloma, 31 de mayo de 1623. cxxix AGS E, Inglaterra; 8781, 30. Martín de Aróstegui a Carlos Coloma, 29 de marzo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8781, 33. Martín de Aróstegui a Carlos Coloma, 5 de abril de 1623. AGS E, Inglaterra; 8783, 27. Conde de Gondomar a Carlos Coloma, 8 de abril de 1623. AGS E, Inglaterra; 8783, 39. Barón Digby a Carlos Coloma, 28 de marzo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8783, 40. Barón Digby a Carlos Coloma, 31 de marzo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8783, 41. Barón Digby a Carlos Coloma, 6 de mayo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8783, 42. Barón Digby a Carlos Coloma, 17 de abril de 1623. AGS E, Inglaterra; 8783, 43. Carlos Coloma al barón Digby, 22 de abril de 1623. Ambas letras fueron gestionadas por el secretario Martín de Aróstegui, una primera de 29 de marzo, y una segunda (al parecer por no haber llegado la primera) el 5 de abril. La cantidad era 15 000 ducados. cxxx AGS E, Inglaterra; 8790, 45. Carlos Coloma al conde de Gondomar, 7 de abril de 1623. AGS E, Inglaterra; 8790, 64. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 22 de abril de 1623. AGS E, Inglaterra; 8781, 31. Juan de Ciriza a Carlos Coloma, 8 de abril de 1623. AGS E, Inglaterra; 8783, 27. Conde de Gondomar a Carlos Coloma, 8 de abril de 1623. AGS E, Inglaterra; 8783, 39. Barón Digby a Carlos Coloma, 28 de marzo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8783, 40. Barón Digby a Carlos Coloma, 31 de marzo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8783, 41. Barón Digby a Carlos Coloma, 6 de mayo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8783, 42. Barón Digby a Carlos Coloma, 17 de abril de

1623. AGS E, Inglaterra; 8783, 43. Carlos Coloma al barón Digby, 22 de abril de 1623. cxxxi AGS E, Inglaterra; 8791, 25. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 19 de mayo de 1623. cxxxii AGS E, Inglaterra; 8791, 50. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 15 de junio de 1623. AGS E, Inglaterra; 8791, 57. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 29 de junio de 1623.

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AGS E, Inglaterra; 8781, 31. Juan de Ciriza a Carlos Coloma, 8 de abril de 1623. AGS E, Inglaterra; 8781, 37. Juan de Ciriza a Carlos Coloma, 26 de mayo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8787, 20. Infanta Isabel a Carlos Coloma, 21 de junio de 1623. cxxxiii AGS E, Inglaterra; 8791, 50. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 15 de junio de 1623. cxxxiv AGS E, Inglaterra; 8791, 70. Carlos Coloma a Juan de Billela, 26 de julio de 1623. AGS E, Inglaterra; 8791, 72. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 26 de julio de 1623. AGS E, Inglaterra; 8791, 73. Carlos Coloma al conde de Gondomar, 26 de julio de 1623. Aseguraba el 26 de julio de 1623 al secretario Juan de Ciriza que para ganar voluntades en las negociaciones de los artículos del casamiento habían salido en 3 o 4 partidas más de 8.000 ducados, y aún esto le parecía poco porque al Condestable de Castilla para ganar voluntades se le dieron 300.000 ducados en 1604. Y se gastaron 15.000 ducados en la compra de un navío, reclutar tripulación y comprar artillería. cxxxv AGS E, Inglaterra; 8792, 8. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 11 de agosto de 1623. cxxxvi AGS E, Inglaterra; 8792, 17. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 11 de septiembre de 1623. cxxxvii AGS E, Inglaterra; 8792,47. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 4 de noviembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8781, 50. Juan de Ciriza a Carlos Coloma, 5 de octubre de 1623. cxxxviii AGS E, Inglaterra; 8792, 54. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 20 de noviembre de 1623. Parece que Hinojosa se haría cargo personalmente de los 5.000 ducados de gastos. AGS E, Inglaterra; 8781, 55. Juan de Ciriza a Carlos Coloma, 3 de noviembre de 1623. cxxxix AGS E, Inglaterra; 8792, 58. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 27 de noviembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792, 69. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 30 de diciembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8781, 23. Felipe IV al marqués de la Hinojosa y a Carlos Coloma, octubre, noviembre y diciembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8781, 52. Juan de Ciriza a Carlos Coloma, 20 de noviembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8781, 53. Juan de Ciriza a Carlos Coloma, 21 de noviembre de 1623.

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AGS E, Inglaterra; 8783, 31. Conde de Gondomar a Carlos Coloma, 21 de noviembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8783, 32. Conde de Gondomar a Carlos Coloma, 25 de noviembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8783, 34. Conde de Gondomar a Carlos Coloma, 2 de diciembre de 1623. El secretario Ciriza avisaba a Coloma el 20 de noviembre que Su Majestad había ordenado que se les proveyeran 12.000 ducados para gastos de embajada y se les pagara el resto de los sueldos. Y en carta de 21 de noviembre, al día siguiente, enviaba las letras de cambio por los 12.000 ducados. cxl AGS E, Inglaterra; 8790, 22. Carlos Coloma a Antonio de Aróstegui, 22 de

marzo de 1623. cxli AGS E, Inglaterra; 8780, 19. Marqués de Mirabel a Carlos Coloma, 18 de mayo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8780, 47. Marqués de Mirabel a Carlos Coloma, 31 de diciembre de 1623. En mayo de 1623, el marqués de Mirabel, embajador en París, se quejaba amargamente a Coloma de su falta de dinero y deudas (30.000 ducados). cxlii AGS E, Inglaterra; 8789, 39. Carlos Coloma al conde de Olivares, 3 de febrero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8789, 42. Carlos Coloma a Juan de Billela, 3 de febrero de 1623. Coloma calificaba su puesto de “destierro” y que “el vivir aquí no es vivir, sino morir mil muertes”. Maravall, José Antonio; La cultura del Barroco. Ariel, Barcelona, 1983, páginas 309-355. cxliii Parker, G.; La gran estrategia de Felipe II. Alianza, Madrid, 1998, páginas 469-470. Baltasar de Zúñiga, cuando en 1619 se planteaba si España debía ir de nuevo a la guerra contra Holanda o renovar la Tregua, constató que, hiciera lo que hiciese, se equivocaría en la elección. El conde de Olivares respondió en 1625 al conde de Gondomar que ante el desesperado estado de la Monarquía, “estoy dedicado a morir asido al remo hasta que no quede pedazo dél”. Elliot, John.H.; El conde-duque de Olivares. Crítica, Barcelona, 1990, página 703. 17 años después (15 de diciembre de 1642), poco antes de su retiro, el conde-duque se quejaría de no poder seguir llevando el mismo ritmo de trabajo “después de 22 años de un remo tan penoso de todas maneras, y siempre contra viento y contra la fortuna…”. El Rey, casi un mes después de las palabras de su favorito (20 de enero de 1643), comunicaba el cese de Olivares y el nuevo rumbo de la monarquía con una frase parecida, “yo tomo el remo”. AGS E, Inglaterra; 8789, 64. Carlos Coloma al duque de Alburquerque, 17 de febrero de 1623. Coloma en una carta al duque de Alburquerque también compararía su puesto con estar “al remo como yo en esta galera… embajador buena boya”.

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cxliv AGS E, Inglaterra; 8788, 40. Carlos Coloma a Baltasar de Zúñiga, 15 de julio de 1622. cxlv AGS E, Inglaterra; 8788, 106. Carlos Coloma a Antonio Aróstegui, 11 de noviembre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8789, 41. Carlos Coloma a Diego de Ibarra, 3 de febrero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792, 17. Carlos Coloma a Felipe IV, 11 de diciembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792, 69. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 30 de diciembre de 1623. “no son tiempos los que corren para tener ocupado en exercicios de paz a quien se ha criado en la guerra" cxlvi AGS E, Inglaterra; 8789, 79. Carlos Coloma a Felipe IV, 24 de febrero de 1623. cxlvii AGS E, Inglaterra; 8792, 58. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 27 de noviembre de 1623. "era necesario buscar con candelilla los sujetos para embajadores". AGS E, Inglaterra; 8789, 56. Carlos Coloma al conde de Gondomar, 10 de febrero de 1623. Coloma en cierta ocasión se lamentaba diciendo “confieso mi ignorancia en todo y más en este oficio de embajador”. cxlviii AGS E, Inglaterra; 8788, 13. Carlos Coloma a Baltasar de Zúñiga, 3 de junio de 1622. cxlix AGS E, Inglaterra; 8788, 113. Carlos Coloma a Felipe IV, 18 de noviembre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788, 118. Carlos Coloma a Felipe IV, 8 de diciembre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8789, 49. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 8 de febrero de 1623. Buckingham recibió 40 000 escudos de parte de los diputados de Holanda. 2 capitanes ingleses 40 000 ducados de los piratas rocheleses por dejar escaparles con mercancía robada de un barco español en el puerto de Plymouth. El embajador veneciano ofrecía montes de oro a los ministros para tratar de hacer una liga entre Francia, Holanda, Venecia e Inglaterra. cl AGS E, Inglaterra; 8789, 41. Carlos Coloma a Diego de Ibarra, 3 de febrero de 1623.

AGS E, Inglaterra; 8789, 49. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 8 de febrero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8789, 68. Carlos Coloma a Ambrosio Spínola, 19 de febrero de 1623. “no he visto un Real en diez meses, ni agora tengo mas esperanzas de verle que el primer día, gentil aliño para ganar voluntades en donde solo las puede ganar el interés” AGS E, Inglaterra; 8792, 29. Carlos Coloma al arzobispo de Patra, 29 de septiembre de 1623. Esta idea la repite cuando señala “lo mal que se granjean voluntades ultramontanas con solo belle parole”

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cli AGS E, Inglaterra; 8789, 7. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 6 de enero de 1623. “yo ya no me creo la mitad de lo que veo” AGS E, Inglaterra; 8789, 56. Carlos Coloma al conde de Gondomar, 10 de febrero de 1623. “mucho habría en que discurrir si las paredes tuvieran oídos” AGS E, Inglaterra; 8789, 83. Carlos Coloma a Ambrosio Spínola, 24 de febrero de 1623. “aquí de lo que se ve, la mitad es mentira y la otra embeleco”. AGS E, Inglaterra; 8791, 25. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 19 de mayo de 1623. “quién creerá a la verdad donde reinan la disimulación y el artificio” AGS E, Inglaterra; 8791, 64. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 11 de julio de 1623.

“dudo que haya otro lugar en el mundo con tal mezcla de ángeles y demonios, de que nace la inconstancia y variedad de noticias que se siembran”. clii AGS E, Inglaterra; 8789, 63. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 17 de febrero de 1623. Curiosamente, el conde-duque de Olivares en una carta de 1644 también compararía la corte de Madrid con Babilonia. Son significativos estos lugares comunes del pensamiento de la época acerca de la corte y la vida cortesana. Elliot, John.H.; op cit, página 727. cliii AGS E, Inglaterra; 8789, 75. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 20 de febrero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792, 66. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 15 de diciembre de 1623. cliv AGS E, Inglaterra; 8788, 85. Carlos Coloma a Felipe IV, 14 de octubre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788, 124. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 9 de diciembre de 1622. clv AGS E, Inglaterra; 8788, 93. Carlos Coloma al conde de Olivares, 22 de octubre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8789, 41. Carlos Coloma a Diego de Ibarra, 3 de febrero de 1622. Coloma calificaba la embajada en Londres de “mi purgatorio”. clvi AGS E, Inglaterra; 8789, 37. Carlos Coloma al conde de Gondomar, 3 de febrero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8789, 56. Carlos Coloma al conde de Gondomar, 10 de febrero de 1623. clvii AGS E, Inglaterra; 8792, 68. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 29 de diciembre de 1623. clviii Alcalá-Zamora y Queipo de Llano, J.; España, Flandes y el Mar del Norte (1618-1639). Centro de estudios políticos y constitucionales. Madrid, 2001, página 168.

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clix AGS E, Inglaterra; 8788, 16. Carlos Coloma al conde de Olivares, 10 de junio de 1622. AGS E, Inglaterra; 8770, 32. Felipe IV a Carlos Coloma, 24 de julio de 1622. AGS E, Inglaterra; 8770, 52. Felipe IV a Carlos Coloma, 4 de septiembre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8770, 77. Felipe IV a Carlos Coloma, 24 de octubre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8770, 99. Felipe IV a Carlos Coloma, 9 de diciembre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8773, 12. Cardenal de la Cueva a Carlos Coloma, 8 de junio de 1622. AGS E, Inglaterra; 8773, 21. Cardenal de la Cueva a Carlos Coloma, 29 de junio de 1622. clx AGS E, Inglaterra; 8788, 19. Carlos Coloma a Felipe IV, 26 de mayo de 1622.

clxi AGS E, Inglaterra; 8788, 19. Carlos Coloma a Felipe IV, 26 de mayo de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788, 20. Carlos Coloma a Felipe IV, 16 de junio de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788, 60. Carlos Coloma a Felipe IV, 26 de agosto de 1622. clxii AGS E, Inglaterra; 8788, 39. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 15 de julio de 1622. Avisó de una visita del Rey Jacobo al puerto de Rochester, a ver la armada de 30 navíos que allí estaban. Pero afirmaba que “deste través no veo mucho de qué recatarnos por ahora”. AGS E, Inglaterra; 8770, 52. Felipe IV a Carlos Coloma, 4 de septiembre de 1622. clxiii AGS E, Inglaterra; 8788, 51. Carlos Coloma a Felipe IV, 3 de agosto de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788, 52. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 3 de agosto de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788, 54. Carlos Coloma al conde de Olivares, 25 de agosto de 1623. clxiv AGS E, Inglaterra; 8788, 84. Carlos Coloma a Felipe IV, 14 de octubre de 1622. clxv AGS E, Inglaterra; 8788, 16. Carlos Coloma al conde de Olivares, 10 de junio de 1622.

AGS E, Inglaterra; 8788, 54. Carlos Coloma al conde de Olivares, 25 de agosto de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792, 68. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 29 de diciembre de 1623 clxvi AGS E, Inglaterra; 8788, 16. Carlos Coloma al conde de Olivares, 10 de junio de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788, 19. Carlos Coloma a Felipe IV, 26 de mayo de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788, 54. Carlos Coloma al conde de Olivares, 25 de agosto de 1623. AGS E, Inglaterra; 8790, 51. Carlos Coloma a Felipe IV, 8 de abril de 1623.

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clxvii AGS E, Inglaterra; 8788, 35. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 8 de julio de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788, 46. Carlos Coloma a Felipe IV, 22 de julio de 1622. clxviii Alcalá-Zamora y Queipo de Llano, J.; op cit, página 165. clxix AGS E, Inglaterra; 8788, 46. Carlos Coloma a Felipe IV, 22 de julio de 1622. AGS E, Inglaterra; 8770, 7. Felipe IV a Carlos Coloma, 18 de mayo de 1622. clxx Alcalá-Zamora y Queipo de Llano, J.; op cit, página 166. Se tenía en Madrid un impreso original de los estatutos fundacionales de la compañía. clxxi AGS E, Inglaterra; 8788, 84. Carlos Coloma a Felipe IV, 14 de octubre de 1622. clxxii AGS E, Inglaterra; 8788, 112. Carlos Coloma al conde de Olivares, 18 de noviembre de 1622. clxxiii AGS E, Inglaterra; 8788, 26. Carlos Coloma a Felipe IV, 28 de junio de 1622. AGS E, Inglaterra; 8789, 49. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 8 de febrero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8789, 51. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 9 de febrero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8789, 52. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 9 de febrero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8789, 53. Carlos Coloma al marqués de Montesclaros, 9 de febrero de 1623. clxxiv AGS E, Inglaterra; 8789, 54. Carlos Coloma al conde de Olivares, 9 de febrero de 1623. clxxv AGS E, Inglaterra; 8789, 55. Carlos Coloma a Felipe IV, 9 de febrero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8790, 74. Carlos Coloma a Felipe IV, 27 de abril de 1623. clxxvi AGS E, Inglaterra; 8789, 63. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 17 de febrero 1623.

AGS E, Inglaterra; 8790, 51. Carlos Coloma a Felipe IV, 8 de abril de 1623. Albi de la Cuesta, Julio; De Pavía a Rocroi. Los tercios de infantería española en los siglos XVI y XVII. Balkan Editores, Madrid, página 303. Los holandeses habían sido expulsados de Punta de Araya en 1605. clxxvii AGS E, Inglaterra; 8790, 63. Carlos Coloma a Felipe IV, 22 de abril de 1623. AGS E, Inglaterra; 8790, 74. Carlos Coloma a Felipe IV, 27 de abril de 1623. clxxviii AGS E, Inglaterra; 8791,4. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 4 de mayo de 1623.

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clxxix AGS E, Inglaterra; 8790, 74. Carlos Coloma a Felipe IV, 27 de abril de 1623. clxxx AGS E, Inglaterra; 8789, 63. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 17 de febrero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8790, 51. Carlos Coloma a Felipe IV, 8 de abril de 1623. clxxxi AGS E, Inglaterra; 8791, 17. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 12 de mayo de 1623. clxxxii AGS E, Inglaterra; 8791, 25. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 19 de mayo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8791, 26. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 19 de mayo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8791, 37. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 26 de mayo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8791, 40. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 30 de mayo de 1623. clxxxiii AGS E, Inglaterra; 8770, 15. Infanta Isabel a Carlos Coloma, 5 de julio de 1622. AGS E, Inglaterra; 8770, 52. Felipe IV a Carlos Coloma, 4 de septiembre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8777, 12. Cardenal de la Cueva a Carlos Coloma, 15 de febrero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8777, 27. Cardenal de la Cueva a Carlos Coloma, 18 de mayo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8780, 45. Marqués de Mirabel a Carlos Coloma, 17 de diciembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8780, 73. Conde de Oñate a Carlos Coloma, 5 de julio de 1623. AGS E, Inglaterra; 8781, 12. Felipe IV a Carlos Coloma, 10 de junio de 1623. clxxxiv Elliot, John H.; op cit, página 175. AGS E, Inglaterra; 8788, 124. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 9 de diciembre de 1622. clxxxvAGS E, Inglaterra; 8791, 58. Carlos Coloma a Ambrosio Spínola, 30 de junio de 1623. AGS E, Inglaterra; 8791, 64. Carlos Coloma a Ambrosio Spínola, 11 de julio de

1623. AGS E, Inglaterra; 8792, 13. Carlos Coloma al conde de Olivares, 25 de agosto de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792, 48. Carlos Coloma al conde de Olivares, 4 de noviembre de 1623. clxxxvi AGS E, Inglaterra; 8792, 58. Carlos Coloma al conde de Olivares, 27 de noviembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792, 62. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 3 de diciembre de 1623.

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clxxxvii AGS E, Inglaterra; 8792, 68. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 29 de diciembre de 1623. clxxxviii AGS E, Inglaterra; 8788, 16. Carlos Coloma al conde de Olivares, 10 de junio de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788, 27. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 28 de junio de 1622. clxxxix AGS E, Inglaterra; 8788, 16. Carlos Coloma al conde de Olivares, 10 de junio de 1622. cxc AGS E, Inglaterra; 8788, 27. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 28 de junio de 1622. cxci AGS E, Inglaterra; 8792, 48. Carlos Coloma al conde de Olivares, 4 de noviembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8781, 7. Felipe IV a Carlos Coloma, 28 de marzo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8781, 9. Copia de un papel del barón Digby sobre el comercio de paños entre Inglaterra y Flandes, 21 de febrero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8770, 45. Felipe IV a Carlos Coloma, 25 de agosto de 1622. AGS E, Inglaterra; 8787, 29. Infanta Isabel a Carlos Coloma, 6 de septiembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8787, 31. Infanta Isabel a Carlos Coloma, 23 de septiembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8787, 37. Infanta Isabel a Carlos Coloma, 18 de octubre de 1623. cxcii Munck, Thomas; La Europa del siglo XVII. 1598-1700. Akal, Madrid, 1994, páginas 173 y 185. Cipolla, C.M.; La odisea de la plata española. Crítica, Barcelona, 1999, página 99. cxciii AGS E, Inglaterra; 8788, 124. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 9 de diciembre de 1622. Se hablaba de 400 000 ducados ofrecidos a los mercaderes ingleses. AGS E, Inglaterra; 8789, 11. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 8 de enero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8789, 55. Carlos Coloma a Felipe IV, 9 de febrero de 1623.

Los holandeses habían ofrecido 100 000 libras esterlinas al Rey Jacobo por los daños hechos a sus vasallos en las Indias orientales. cxciv AGS E, Inglaterra; 8789, 49. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 8 de febrero de 1623. cxcv AGS E, Inglaterra; 8789, 11. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 8 de enero de 1623. cxcvi AGS E, Inglaterra; 8789, 30. Carlos Coloma a Felipe IV, 29 de enero de 1623.

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AGS E, Inglaterra; 8789, 49. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 8 de febrero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8789, 51. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 9 de febrero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8789, 55. Carlos Coloma a Felipe IV, 9 de febrero de 1623. cxcvii AGS E, Inglaterra; 8789, 49. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 8 de febrero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8791, 60. Carlos Coloma a Felipe IV, 3 de julio de 1623. En julio de 1623 Coloma y el marqués de la Hinojosa presentaron queja formal por la cantidad de barcos ingleses que junto con holandeses habían ido a las Indias Orientales hundiendo 3 navíos allá. AGS E, Inglaterra; 8777, 9. Cardenal de la Cueva a Carlos Coloma, 8 de febrero de 1623. En febrero de 1623 el Cardenal de la Cueva señalaba a Coloma que los ingleses acompañaban y asistían a los holandeses en las Indias Orientales, según veía por copias de cartas que los capitanes y agentes holandeses enviaban a Holanda a los directores de la compañía de las Indias Orientales. AGS E, Inglaterra; 8788, 59. Carlos Coloma a Felipe IV, 25 de agosto de 1623. El Rey Jacobo mostraba una aparente enojo hacia los holandeses por su hostilidad comercial contra el comercio inglés en las Indias Orientales, pero las ofertas de ayuda para echarlos de las Indias Orientales uniendo las fuerzas españolas e inglesas siempre estaba condicionada al éxito del matrimonio del Príncipe de Gales. De ahí el escepticismo de Coloma ante las promesas de Inglaterra. cxcviii AGS E, Inglaterra; 8791, 34. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 24 demayo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8790, 42. Carlos Coloma a Felipe IV, 7 de abril de 1623. Coloma nunca confiaba en que los ingleses se opusieran a los holandeses en las Indias Orientales, pues “por mas que ofrezcan y digan [los ingleses] no hay que esperar que vayan contra holandeses, que unos y otros no desean sino hacerse poderosos en aquel Oriente, y saben bien que no lo pueden hacer mientras estuvieren divididos y poco conformes entre si”. cxcix AGS E, Inglaterra; 8789, 67. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 19 de febrero de 1623. Pleito contra 3 navíos holandeses, quejándose Coloma del poco caso que hacen los jueces ingleses. AGS E, Inglaterra; 8781, 16. Felipe IV a Carlos Coloma, 12 de agosto de 1623.

AGS E, Inglaterra; 8792, 35. Carlos Coloma a Felipe IV, 13 de octubre de 1623. En una ocasión se le ordenó averiguar el destino de una nave almiranta de otras 7 salida de Santo Domingo, capturada por los holandeses y llevada a un puerto inglés donde Jacobo ordenó su embargo. Coloma averiguó que se llevó a Southampton, pero que pese a estar embargada, los holandeses se la llevaron a Holanda ilegalmente. Pese a ello, pediría cuentas al Rey Jacobo. cc AGS E, Inglaterra; 8791, 44. Carlos Coloma a Felipe IV, 4 de junio de 1623. cci Cipolla, C.M.; op cit, páginas 97-99. ccii Munck, Thomas; op cit, página 179

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AGS E, Inglaterra; 2516,33. Papel sobre lo que resultó al conde de Gondomar y al Príncipe de Gales referente a la toma de Ormuz, abril de 1623. Al parecer, a la altura de 1623, la compañía inglesa de las Indias Orientales tenía 6 millones de ducados de capital invertido. El comercio con las Indias Orientales era un asunto complejo. Portugueses, holandeses e ingleses pugnaban por su control, y las alianzas entre unos contra otros eran moneda común. En 1616 Inglaterra ofreció hacer una alianza con los portugueses, pero sin éxito. En 1619 Inglaterra y Holanda hicieron un concierto comercial, pero las pérdidas inglesas por ataques holandeses continuaban, y se renunció a él. En 1620 Inglaterra ofreció a Gondomar una alianza de nuevo, y el asunto no fructificó tampoco. En vista de ello (los holandeses y portugueses atacaban navíos ingleses con armadas anuales), los ingleses se aliaron con los persas a cambio del puerto de Jasques. El virrey portugués de la India trató de expulsar a los ingleses, sin

éxito. Y en 1623, los ingleses y los persas se apoderaron del enclave comercial portugués de Ormuz. cciii AGS E, Inglaterra; 8788, 32. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 9 de julio de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788, 38. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 10 de julio de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788, 44. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 22 de julio de 1622. AGS E, Inglaterra; 8789,36. Carlos Coloma a Felipe IV, 2 de febrero de 1623. cciv AGS E, Inglaterra; 8788, 36. Letra de marca holandesa traducida del inglés al español, julio de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788, 44. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 22 de julio de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788, 46. Carlos Coloma a Felipe IV, 22de julio de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788, 55. Carlos Coloma a Baltasar de Zúñiga, 25 de agosto de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788, 55. Carlos Coloma a Felipe IV, 8 de diciembre de 1622. En una audiencia, el Príncipe de Gales dijo al Rey de los miembros de la compañía “sire tous sont pirates”, mientras que el Rey Jacobo se ofrecía a hacer justicia y nombrar jueces especiales. ccv AGS E, Inglaterra; 8789, 36. Carlos Coloma a Felipe IV, 2 de febrero de

1623. ccvi AGS E, Inglaterra; 8788, 32. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 9 de julio de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788, 46. Carlos Coloma a Felipe IV, 22 de julio de 1622. En julio de 1622 se avisaba del arribo de 2 barcos a Londres, 4 a Plymouth con cargamento robado y otro más con un rico cargamento a Londres que estaba averiguando si era robado. AGS E, Inglaterra; 8792, 33. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 6 de octubre de 1622. En octubre de 1623 Coloma advierte de la llegada de tres navíos procedentes de las Indias Orientales que al parecer contaban el caso más sangriento de la

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perdida de siete navíos portugueses, el menor de ellos de 700 toneladas, y 1200 muertos. ccvii AGS E, Inglaterra; 8788, 41. Carlos Coloma a Felipe IV, 15 de julio de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788, 50. Carlos Coloma a Felipe IV, 3 de agosto de 1622. ccviii AGS E, Inglaterra; 8788, 40. Carlos Coloma a Baltasar de Zúñiga, 15 de julio de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788, 59. Carlos Coloma a Felipe IV, 25 de agosto de 1622. En julio de 1622 habla de entorpecer la salida de 2 navíos, uno de 600 toneladas y otro de 400, con 40 cañones cada uno, que iban a piratear pero con excusa de comerciar con el Mogor/Magor? AGS E, Inglaterra; 8790, 42. Carlos Coloma a Felipe IV, 7 de abril de 1623. En abril de 1623 advierte de la ida desde Inglaterra a las Indias de 6 navíos, tres de cuatrocientas toneladas, otro de quinientas, otro de novecientas y un último que pasaba de mil toneladas. ccix AGS E, Inglaterra; 8788, 59. Carlos Coloma a Felipe IV, 25 de agosto de 1622. ccx AGS E, Inglaterra; 8788, 59. Carlos Coloma a Felipe IV, 25 de agosto de 1622. Citaba también una refriega de barcos ingleses con la armada portuguesa de Ruy Freire de Andrada. ccxi AGS E, Inglaterra; 8789, 36. Carlos Coloma a Felipe IV, 2 de febrero de 1623. En febrero de 1623 Coloma se había quejado al secretario de estado Calvert de que “en los robos de la India donde había aquí testigos ingleses de haber visto saquear, quemar... sesenta y dos bajeles de Portugueses en dos años, sin haber podido alcanzar a que se examinasen... en mas de seis meses… respondiome que se hiciese el casamiento, y que todo lo demás se asentaría a gusto de V Magd”. AGS E, Inglaterra; 8790, 42. Carlos Coloma a Felipe IV, 7 de abril de 1623. Coloma constataba en abril de 1623 que el Rey Jacobo obtendría un beneficio de 600 000 ducados de un asalto a la factoría comercial portuguesa de Ormuz, y que por ello los 4 navíos que traían los botines arribarían a puertos irlandeses y no ingleses, para ocultarse. ccxii AGS E, Inglaterra; 8788, 59. Carlos Coloma a Felipe IV, 25 de agosto de 1623. ccxiii AGS E, Inglaterra; 8788, 108. Carlos Coloma a Felipe IV, 11 de noviembre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8789, 29. Carlos Coloma al marqués de Mirabel, 24 de enero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8789, 30. Carlos Coloma a Felipe IV, 29 de enero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8789, 36. Carlos Coloma a Felipe IV, 2 de febrero de 1623. ccxiv AGS E, Inglaterra; 8789, 37. Carlos Coloma al conde de Gondomar, 3 de febrero de 1623.

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AGS E, Inglaterra; 8789, 56. Carlos Coloma al conde de Gondomar, 10 de febrero de 1623. Comparaba la amistad hispano-inglesa con el amor del asno, a bocados y coces. ccxv AGS E, Inglaterra; 8789, 41. Carlos Coloma a Diego de Ibarra, 3 de febrero de 1623. ccxvi AGS E, Inglaterra; 8789, 67. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 19 de febrero de 1623. ccxvii AGS E, Inglaterra; 8790, 42. Carlos Coloma a Felipe IV, 7 de abril de 1623. ccxviii AGS E, Inglaterra; 8789, 67. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 19 de febrero de 1623. ccxix AGS E, Inglaterra; 8792, 1. Carlos Coloma a Felipe IV, 2 de agosto de 1623. ccxx AGS E, Inglaterra; 8792, 17. Carlos Coloma a Felipe IV, 11 de septiembre de 1623. ccxxi Elliot, John.H.; op cit, página 102. Don Diego de Ibarra era un antiguo militar, íntimo amigo de Don Baltasar de Zúñiga y de Don Carlos Coloma, que dedicó varias obras a Ibarra. ccxxii AGS E, Inglaterra; 8771, 63. Diego de Ibarra a Carlos Coloma, 29 de diciembre de 1622. ccxxiii AGS E, Inglaterra; 8781, 5. Felipe IV a Carlos Coloma, 15 de marzo de 1623. ccxxiv AGS E, Inglaterra; 8516, 32. Consulta del consejo de Estado sobre cartas de Carlos Coloma, 26 de abril de 1623. ccxxv AGS E, Inglaterra; 8781, 23. Felipe IV al marqués de la Hinojosa y a Carlos Coloma de octubre, noviembre y diciembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792, 47. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 4 de noviembre de 1623. En año y medio de servicio, la embajada española había alojado y enviado a España a 400 portugueses, desvalijados por piratas rocheleses o asaltados por holandeses. ccxxvi AGS E, Inglaterra; 2516,33. Papel sobre lo que resultó al conde de Gondomar y al Príncipe de Gales referente a la toma de Ormuz, abril de 1623. ccxxvii AGS E, Inglaterra; 8770, 19. Felipe IV a Carlos Coloma, 7 de julio de 1622. AGS E, Inglaterra; 8771, 41-42. Antonio de Naval a Carlos Coloma, 28 de julio de 1622.

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ccxxviii AGS E, Inglaterra; 8771, 41-42. Antonio de Naval a Carlos Coloma, 28 de julio de 1622. ccxxix AGS E, Inglaterra; 8788,60. Carlos Coloma a Felipe IV, 26 de agosto de 1622. ccxxx AGS E, Inglaterra; 8770,80. Felipe IV a Carlos Coloma, 24 de octubre de 1622. ccxxxi AGS E, Inglaterra; 8790,29. Carlos Coloma a Felipe IV, 28 de marzo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8790,51. Carlos Coloma a Felipe IV, 8 de abril de 1623. ccxxxii AGS E, Inglaterra; 8788,20. Carlos Coloma a Felipe IV, 16 de junio de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788,29. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 1 de julio de 1622. AGS E, Inglaterra; 8789,4. Carlos Coloma a Ambrosio Spínola, 6 de enero de 1623. Alcalá-Zamora y Queipo de Llano,J.; op cit, páginas 203-204. Alcalá-Zamora señala que ambos galeones se salvaron gracias al auxilio del mercader escocés William Laing. Ello es parcialmente correcto, ya que los holandeses quemaron uno de los navíos, pero el otro y los restos del quemado se salvaron y arribaron al puerto de Mardick. ccxxxiii AGS E, Inglaterra; 8788,29. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 1 de julio de 1622. ccxxxiv AGS E, Inglaterra; 8788,69. Carlos Coloma a Felipe IV, 19 de septiembre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8789,13. Carlos Coloma a Ambrosio Spínola, 8 de enero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8789,18. Carlos Coloma a Ambrosio Spínola, 13 de enero de 1623. ccxxxv AGS E, Inglaterra; 8788,98. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 28 de octubre de 1622. ccxxxvi AGS E, Inglaterra; 8788,98. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 28 de octubre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8770, 83. Infanta Isabel a Carlos Coloma, 7 de noviembre de 1622. La infanta Isabel dijo a Coloma que se procuraría dar satisfacción al caballero escocés Macdonell. ccxxxvii AGS E, Inglaterra; 8789,9. Carlos Coloma a Felipe IV, 6 de enero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8781,4. Felipe IV a Carlos Coloma, 2 de marzo de 1623. Felipe IV informaba a Coloma que había escrito a su tía la Infanta Isabel para que hiciera merced al escocés William Laing. ccxxxviii AGS E, Inglaterra; 8789,13. Carlos Coloma a Ambrosio Spínola, 8 de enero de 1623.

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ccxxxix AGS E, Inglaterra; 8789,18. Carlos Coloma a Ambrosio Spínola, 13 de enero de 1623. ccxl AGS E, Inglaterra; 8789,46. Carlos Coloma a Ambrosio Spínola, 3 de febrero de 1623. ccxli AGS E, Inglaterra; 8789,50. Carlos Coloma a Ambrosio Spínola, 9 de febrero de 1623. ccxlii AGS E, Inglaterra; 8789,68. Carlos Coloma a Ambrosio Spínola, 19 de febrero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8789,83. Carlos Coloma a Ambrosio Spínola, 24 de febrero de 1623. Incluso se trató de llegar a un cierto pacto para la salida del galeón de Van Vooren, en Lith, y era que si dejaba en libertad a los prisioneros holandeses que tenía a bordo, los navíos holandeses que le bloqueaban en el puerto le darían dos mareas de ventaja para salir. ccxliii AGS E, Inglaterra; 8789,68. Carlos Coloma a Ambrosio Spínola, 19 de febrero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8789,84. Carlos Coloma a Mateo de Urquina, 24 de febrero de 1623. En Escocia los demonios eran mejor vistos que los españoles. Comparaba a los escoceses con bestias y fieras, “más inhumanas que tigres contra católicos”. ccxliv AGS E, Inglaterra; 8789,46. Carlos Coloma a la Infanta Isabel, 7 de abril de 1623. ccxlv AGS E, Inglaterra; 8791,2. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 4 de mayo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8791,6. Carlos Coloma a Ambrosio Spínola, 5 de mayo de 1623. ccxlvi AGS E, Inglaterra; 8791,2. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 4 de mayo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8791,6. Carlos Coloma a Ambrosio Spínola, 5 de mayo de 1623. ccxlvii AGS E, Inglaterra; 8791,31. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 22 de mayo de 1623. Si bien se quemó el navío, la carga, artillería y tripulación se salvaron. ccxlviii AGS E, Inglaterra; 8791,34. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 24 de mayo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8782,18. Ambrosio Spínola a Carlos Coloma, 1 de junio de 1623. AGS E, Inglaterra; 8782,19. Ambrosio Spínola a Carlos Coloma, 7 de junio de 1623. El galeón estaba pegado y amarrado a los baluartes de la villa, por lo que el incendio sólo pudo hacerse con la colaboración de gentes de Leith. Además fue estando el navío bajo el amparo del Rey Jacobo y con sus estandartes.

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ccxlix AGS E, Inglaterra; 8791,35. Carlos Coloma a Ambrosio Spínola, 25 de mayo de 1623. ccl AGS E, Inglaterra; 8791, 24. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 24 de mayo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8791,35. Carlos Coloma a Ambrosio Spínola, 25 de mayo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8791,39. Carlos Coloma a William Laing, 27 de mayo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8791,52. Carlos Coloma a Ambrosio Spínola, 16 de junio de 1623. ccli AGS E, Inglaterra; 8791,47. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 9 de junio de 1623. AGS E, Inglaterra; 8791,51. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 16 de junio de 1623. AGS E, Inglaterra; 8791,52. Carlos Coloma a Ambrosio Spínola, 16 de junio de 1623. Coloma también decía que "para mi no ay diferencia ninguna dellos [los puertos escoceses] a los de Holanda, sino que allá los matan [a los marineros y destruyen los galeones] de una vez y acá de muchas". cclii AGS E, Inglaterra; 8791,48. Carlos Coloma a Ambrosio Spínola, 9 de junio de 1623. AGS E, Inglaterra; 8791,64. Carlos Coloma a Ambrosio Spínola, 11 de julio de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,3. Carlos Coloma a Ambrosio Spínola, 2 de agosto de 1623. AGS E, Inglaterra; 8791,15. Carlos Coloma a Pedro de San Juan, 25 de agosto de 1623. AGS E, Inglaterra; 8782,5. Ambrosio Spínola a Carlos Coloma, 15 de febrero de 1623. Al final, a los 20 000 florines iniciales (enviados en febrero, 12 500 por el veedor y 7500 por el pagador), y los 8560 florines más de junio de 1623, se añadirían otros 2000 escudos hasta finales de agosto de 1623 (una partida de 1200 y otra de 800 al 5%). Los 9086 florines (cifra total de los 8560 más cambios e intereses) y los 2000 escudos últimos se remitirían a pagar al veedor de la armada y al pagador general del ejercito de Flandes. ccliii AGS E, Inglaterra; 8791,64. Carlos Coloma a Ambrosio Spínola, 11 de julio de 1623. ccliv AGS E, Inglaterra; 8792,12. Carlos Coloma a Felipe IV, 23 de agosto de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,13. Carlos Coloma a Felipe IV, 23 de agosto de 1623. cclv AGS E, Inglaterra; 8792,13. Carlos Coloma a Felipe IV, 23 de agosto de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,15. Carlos Coloma a Pedro de San Juan, 25 de agosto de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,30. Carlos Coloma a Ambrosio Spínola, 29 de septiembre de 1623.

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AGS E, Inglaterra; 8782,28. Ambrosio Spínola a Carlos Coloma, 12 de octubre de 1623. En un despacho del 12 de octubre de 1623 Spinola felicitaba a Coloma porque el galeón estaba a salvo el Mardick y aprestándose para salir a la mar. AGS E, Inglaterra; 8787,36. Infanta Isabel a Carlos Coloma, 11 de octubre de 1623. En una carta de 11 de octubre, la Infanta Isabel también señalaba la llegada a salvo del galeón a Mardick. cclvi Alcalá-Zamora y Queipo de Llano, J.; op cit, páginas 69 - 71. Inglaterra era una gran productora de artillería, pólvora y navíos. cclvii Alcalá-Zamora y Queipo de Llano, J.; op cit, páginas 69 - 71. AGS E, Inglaterra; 8789,60. Carlos Coloma a Felipe IV, 14 de febrero de 1623. El propio Coloma expresaba la superioridad de los barcos ingleses sobre los portugueses. cclviii Señal de que en Inglaterra se conocía muy bien la “sangría”de marineros, pilotos y artilleros ingleses que eran reclutados por Holanda y España para cubrir sus necesidades en las flotas. cclix AGS E, Inglaterra; 8788,84. Carlos Coloma a Felipe IV, 14 de octubre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788,105. Carlos Coloma al conde de Olivares, 11 de noviembre de 1622. cclx AGS E, Inglaterra; 8788,102. Carlos Coloma al conde de Olivares, 10 de noviembre de 1622. El plan para poder comprarlo sin dificultades sería adquirirlo un mercader flamenco, enviar el barco a Lisboa, y que allí lo embargara don Fadrique de Toledo para la armada del Mar Océano. Era un navío construido al “estilo de Inglaterra”, adecuado para el Mar del Norte. cclxi AGS E, Inglaterra; 8789,50. Carlos Coloma a Ambrosio Spínola, 9 de febrero de 1623. “es la mejor presa que se ha hecho en este Reino mucho tiempo ha, dicho de cuantos lo entienden, vendese a pesar de su dueño por deudas, con que me aseguran, que le tendríamos por 16 mil escudos, con cuarenta piezas de hierro colado, cañones y culebrinas. A España he escrito, por ver si gustaba a Su Magestad de comprarle y no me responden. Vea VE si seria a propósito

para agregalle a esta armada[de Ostende], y mandeme avisar de su voluntad, para que se vaya encaminando lo demás, hasta concertallo del todo, yo en mi vida no he visto mas hermoso bajel como este: puede servir de capitana a toda esa escuadra”. AGS E, Inglaterra; 8781,1. Felipe IV a Carlos Coloma, 16 de enero de 1623. cclxii AGS E, Inglaterra; 8789,60. Carlos Coloma a Felipe IV, 14 de febrero de 1623. cclxiii AGS E, Inglaterra; 8789,60. Carlos Coloma a Felipe IV, 14 de febrero de 1623.

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AGS E, Inglaterra; 8789,71. Carlos Coloma a Martín de Aróstegui, 20 de febrero de 1623. cclxiv AGS E, Inglaterra; 8790,65. Carlos Coloma a Martín de Aróstegui, 22 de abril de 1623. AGS E, Inglaterra; 8781,6. Felipe IV a Carlos Coloma, 27 de marzo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8781,34. Felipe IV a Carlos Coloma, 27 de abril de 1623. cclxv AGS E, Inglaterra; 8791,33. Carlos Coloma a Martín de Aróstegui, 23 de mayo de 1623. Coloma aseguraba en mayo que la compra del navío se había frustrado porque había 480 acreedores del navío, y los problemas y dilaciones con ellos hacían que el remate del negocio se dilatara 2 o 3 meses más, por lo que no se podría enviar este verano, sino el siguiente. Por ello, el precio, que se había establecido inicialmente en 2300 libras (9200 ducados a 10 reales), sólo serviría si se dilataba la compra 2 o 3 meses más (es decir, enviar el navío el año siguiente). Si el Rey no quería más dilaciones, la compra se haría inmediatamente por 4946 libras (19 784 ducados), suma incluyendo el daño del interés y daño de la moneda. cclxvi AGS E, Inglaterra; 8791,62. Carlos Coloma al conde de Olivares, 5 de julio de 1623. cclxvii AGS E, Inglaterra; 8791,67. Carlos Coloma a Martín de Aróstegui, 17 de julio de 1623. AGS E, Inglaterra; 8791,70. Carlos Coloma a Felipe IV, 26 de julio de 1623. AGS E, Inglaterra; 8781,19. Felipe IV a Carlos Coloma, 27 de agosto de 1623. Por carta de 27 de agosto, Felipe IV aprobaba la compra del navío por 10.000 escudos, y esperaba que el barco ya estuviera de camino a Lisboa. cclxviii AGS E, Inglaterra; 8792,55. Carlos Coloma a Felipe IV, 20 de noviembre de 1623. cclxix AGS E, Inglaterra; 8781,21. Felipe IV a Carlos Coloma, 27 de agosto de 1623. AGS E, Inglaterra; 8781,22. Martín de Aróstegui a Carlos Coloma, 27 de agosto de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,55. Carlos Coloma a Felipe IV, 20 de noviembre de 1623. La orden de usar los 15 000 ducados para comprar artillería llegaba demasiado tarde porque ya se había comprado el navío y aún se estaba pertrechando para enviarlo a Lisboa. cclxx AGS E, Inglaterra; 8790,65. Carlos Coloma a Martín de Aróstegui, 22 de abril de 1623. AGS E, Inglaterra; 8778,35. Pedro de San Juan a Carlos Coloma, 12 de abril de 1623. AGS E, Inglaterra; 8787,15. Infanta Isabel a Carlos Coloma, 24 de mayo de 1623. Las armas eran para Flandes, y la Infanta Isabel y el secretario Pedro San Juan le señalaban que se necesitaban 100 piezas de artillería de hierro colado y de calibre de 8 a 10 libras de bala para los navíos de Ostende.

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AGS E, Inglaterra; 8783,5. Conde de Olivares a Carlos Coloma, 28 de marzo de 1623. En marzo el conde de Olivares encargaba a Coloma la compra de artillería de bronce y hierro colado para las armadas del Mar Océano y del Estrecho de Gibraltar. AGS E, Inglaterra; 8781,14. Felipe IV a Carlos Coloma, 28 de junio de 1623. Al enterarse en junio que se deshizo el primer intento de comprar el navío “El Tigre”, Felipe IV ordenó a Coloma comprar artillería con los 15.000 ducados que se le remitieron. Debía comprar cañones de calibre de 18 a 16 libras y medias culebrinas de 10 y 8 libras. Además, todas las piezas debían venir con sus encabalgamientos y tenía también que traer a dos maestros expertos en fabricar encabalgamientos de mar. AGS E, Inglaterra; 8781,21. Felipe IV a Carlos Coloma, 28 de octubre de 1623. Posteriormente (finales de octubre), por las dilaciones en la salida del navío,

Felipe IV volvería a ordenar usar los 15.000 ducados en comprar artillería de bronce o hierro colado. cclxxi AGS E, Inglaterra; 8791,40. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 30 de mayo de 1623. Una vez conseguida la licencia, Coloma sacaría de Inglaterra los cañones con secreto y estratagemas por el temor a los holandeses. cclxxii AGS E, Inglaterra; 8789,60. Carlos Coloma a Felipe IV, 14 de febrero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8791,47. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 9 de junio de 1623. AGS E, Inglaterra; 8791,67. Carlos Coloma a Martín de Aróstegui, 17 de julio de 1623. El conde de Gondomar ya había conseguido enviar 100 cañones de hierro colado ingleses a Lisboa en 1621. cclxxiii AGS E, Inglaterra; 8782, 25. Ambrosio Spínola a Carlos Coloma, 11 de septiembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8782, 26. Ambrosio Spínola a Carlos Coloma, 12 de septiembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8782, 28. Ambrosio Spínola a Carlos Coloma, 12 de octubre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8782, 30. Ambrosio Spínola a Carlos Coloma, 7 de noviembre de 1623. Spínola informaba a Coloma en septiembre que eran necesarias los 100 cañones de hierro colado de fundición inglesa de calibra 10 u 8 libras (para

varios navíos de la armada de Ostende) porque la artillería fundida en Lieja y otros lugares de Flandes eran de mucho peso y poco calibre, y nada segura. cclxxiv AGS E, Inglaterra; 8792, 30. Carlos Coloma a Ambrosio Spínola, 29 de septiembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792, 43. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 27 de octubre de 1623. En vista del fracaso de los embajadores, la infanta Isabel enviaría al agente de Flandes Juan Bautista Van Male (su representante) a Londres a finales de octubre de 1623 para tratar (junto con Coloma e Hinojosa) del asunto de la licencia para 100 cañones para Flandes y 40 para España.

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cclxxv AGS E, Inglaterra; 8782, 31. Ambrosio Spínola a Carlos Coloma, 15 de noviembre de 1623. Las gestiones las hicieron Coloma y Diego Mejía, un enviado especial desde Flandes a Londres para congratularse por el feliz regreso del Príncipe de Gales. cclxxvi AGS E, Inglaterra; 8782, 33. Ambrosio Spínola a Carlos Coloma, 8 de diciembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8782, 34. Ambrosio Spínola a Carlos Coloma, 14 de diciembre de 1623. cclxxvii AGS E, Inglaterra; 8788, 98. Carlos Coloma a la Infanta Isabel, 28 de octubre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8789, 4. Carlos Coloma a Ambrosio Spínola, 6 de enero de 1623. Este hombre quería la mitad de lo que se sacase del galeón, y de su parte, lo vendería a precio tasado por expertos. AGS E, Inglaterra; 8770, 83. Infanta Isabel a Carlos Coloma, 7 de noviembre de 1622. La Infanta daba su conformidad a sacar la artillería del galeón hundido en noviembre. AGS E, Inglaterra; 8773, 79. Cardenal de la Cueva a Carlos Coloma, 16 de noviembre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8777, 3. Cardenal de la Cueva a Carlos Coloma, 11 de enero de 1623. El cardenal de la Cueva mostraba sus dudas de la colaboración y permiso oficial (de Buckingham) para sacar la artillería del navío hundido, aunque estaba de acuerdo en intentarlo. cclxxviii AGS E, Inglaterra; 8791, 40. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 30 de mayo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8791, 41. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 2 de junio de 1623. Despacho de 30 de mayo a la Infanta Isabel y de 2 de junio al cardenal de la Cueva. cclxxix Goodman, D; El poderío naval español. Historia de la armada española del siglo XVII. Barcelona, Península, 2001, páginas 105, 119-120 y 133. Un galeón de 560 toneladas necesitaba de 900 robles, y una galera de 200 a 300 pinos. Los altos hornos de Liérganes y La Cavada, que fundían cañones de hierro colado para los galeones desde 1620, demandaban enormes cantidades de carbón vegetal. cclxxx Goodman, D; op cit, páginas 115-116. cclxxxi AGS E, Inglaterra; 8790, 50. Carlos Coloma a Felipe IV, 8 de abril de 1623. cclxxxii AGS E, Inglaterra; 8791, 62. Carlos Coloma a Martín de Aróstegui, 6 de julio de 1623. Goodman, D; op cit, página 105. Los informes enviados a Madrid de Coloma y Van Male sugieren que había disponibilidad de madera para poder comprar, y, según Coloma, era madera

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buena y de moderado precio. Estos apuntes contrastan con las informaciones que David Goodman da sobre la escasez de árboles en Inglaterra para la marina real inglesa a finales del reinado de Jacobo I. Si hubiera habido tal escasez, la madera sería cara y Coloma y Van Male no habrían enviado informes tan optimistas sobre ello. De todos modos, el tema es complejo. cclxxxiii Alcalá-Zamora y Queipo de Llano, J.;op cit, página 329. cclxxxiv AGS E, Inglaterra; 8788,83. Carlos Coloma a Felipe IV, 13 de octubre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788, 93. Carlos Coloma al conde de Olivares, 22 de octubre de 1622. Al día siguiente hubo reunión del consejo de estado en el palacio de Hampton Court (de hecho en tres días, cinco reuniones del consejo de Estado). La

tensión provocada fue tal que Coloma, enterándose del avistamiento de la flota un lunes, tuvo audiencia el martes para apaciguar al Rey, aparte de escribir una carta a Buckingham. cclxxxv AGS E, Inglaterra; 8788, 81. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 11 de octubre de 1622. cclxxxvi AGS E, Inglaterra; 8788, 82. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 12 de octubre de 1622. cclxxxvii AGS E, Inglaterra; 8788, 82. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 12 de octubre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788,83. Carlos Coloma a Felipe IV, 13 de octubre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788, 93. Carlos Coloma al conde de Olivares, 22 de octubre de 1622. La verdad es que la gran alarma generada en Inglaterra, del Rey abajo, y las referencias a la “Armada Invencible” ya dan bastante ejemplo de lo que suponía España en el imaginario colectivo inglés. cclxxxviii AGS E, Inglaterra; 8788,83. Carlos Coloma a Felipe IV, 13 de octubre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788, 93. Carlos Coloma al conde de Olivares, 22 de octubre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8770, 39. Felipe IV a Carlos Coloma, 14 de agosto de 1622. AGS E, Inglaterra; 8770, 40. Conde de Olivares a Carlos Coloma, 14 de agosto

de 1622. La carta de Felipe IV de 14 de agosto informaba a Coloma de que ante la amenaza de que una flota holandesa atacara España, se enviaba a la armada de don Fadrique de Toledo al Canal de la Mancha, frente a Dunkerque y Ostende, para hacer frente a los barcos holandeses. Se ordenaba al embajador ayudar a la armada si lo necesitara. Después don Fadrique debería partir hacia Cabo San Vicente para esperar los galeones de la Plata. cclxxxix AGS E, Inglaterra; 8788, 98. Carlos Coloma a la Infanta Isabel, 28 de octubre de 1622.

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ccxc AGS E, Inglaterra; 8788, 82. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 12 de octubre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788,83. Carlos Coloma a Felipe IV, 13 de octubre de 1622. El Rey Jacobo dijo claramente a Coloma en la primera audiencia sobre la armada de don Fadrique que Holanda era más fuerte que Inglaterra por mar. ccxci Fracasos navales ingleses de Cádiz (1625) y La Rochela (1627). ccxcii Elliot, J.H.; op cit, página 280. AGS E, Inglaterra; 8772, 15. Duque de Alburquerque a Carlos Coloma, 30 de julio de 1622. Coloma manifestaría en reiteradas ocasiones su escepticismo por la fuerza militar de los ingleses, y el duque de Alburquerque lo expresaría de igual modo en una carta de 30 de julio de 1622 con las siguientes palabras “los ingleses no son de temer por tierra ni son grandes campeadores”. ccxciii AGS E, Inglaterra; 8788, 82. Carlos Coloma a Baltasar de Zúñiga, 15 de julio de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788, 46. Carlos Coloma a Felipe IV, 22 de julio de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788, 59. Carlos Coloma a Felipe IV, 25 de agosto de 1622. Sin duda Coloma se estaba refiriendo al primer bote submarino del mundo, construido por el físico holandés Cornelius van Drebbel (inventor a su vez del termómetro), que realizó su primer viaje en 1620 por el Támesis, desde Westminster a Greenwich, haciendo el recorrido de ida y vuelta en inmersión a una velocidad de tres nudos. Este bote, llamado “Jacobo I” en honor al monarca por apoyar su construcción, estaba inspirado en los diseños del matemático inglés William Bourne. ccxciv AGS E, Inglaterra; 8788, 52. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 3 de agosto de 1622. ccxcv AGS E, Inglaterra; 8788, 52. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 3 de agosto de 1622. Parker, Geoffrey; op cit, páginas 265-266. En 1568 cinco barcos arribaron a las costas inglesas cargados de plata para pagar al ejército del duque de Alba y la mercancía fue embargada por Isabel I. Fue la primera crisis entre ambos reinos. AGS E, Inglaterra; 8770,38. Infanta Isabel a Carlos Coloma, 10 de agosto de 1622. AGS E, Inglaterra; 8770,62. Felipe IV a Carlos Coloma, 19 de septiembre de 1622. La Infanta Isabel felicitaba en agosto de 1622 a Coloma por la liberación del dinero para Flandes, y Felipe IV en septiembre hizo lo propio. ccxcvi AGS E, Inglaterra; 8791,4. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 4 de mayo de 1623. El navío sería embargado y su dueño, Milord Suche, gobernador de los cinco puertos, compensado. AGS E, Inglaterra; 8792,65. Carlos Coloma a Felipe IV, 14 de diciembre de 1623. ccxcvii AGS E, Inglaterra; 8788,108. Carlos Coloma a Felipe IV, 11 de noviembre de 1622.

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AGS E, Inglaterra; 8771,51. Conde de Gondomar a Carlos Coloma, 18 de octubre de 1622. Los asaltos a navíos por parte de los hugonotes de La Rochela eran otra fuente de preocupaciones para Coloma. En octubre de 1622 Gondomar escribía al embajador para que mediara con el Rey Jacobo con el objetivo de conseguir la libertad de un caballero de Calatrava llamado Diego Castejón, que viajaba a Flandes en un barco inglés y fue apresado por los rocheleses. ccxcviii AGS E, Inglaterra; 8788,103. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 11 de noviembre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8781, 2. Felipe IV a Carlos Coloma, 29 de enero de 1623. Felipe IV daba su aprobación a las gestiones hechas entorno a este barco en carta de 29 de enero de 1623.

ccxcix AGS E, Inglaterra; 8788,108. Carlos Coloma a Felipe IV, 11 de noviembre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788,113. Carlos Coloma a Felipe IV, 18 de noviembre de 1622. Los dos barcos ingleses tenían órdenes del Rey Jacobo de llevar gente y municiones a La Rochela, por lo que Coloma dice claramente que también se llevaron plata y oro de la nave embargada. Las explicaciones de Buckingham al embajador no le convencieron, y de hecho Coloma acusaba de cohecho a los dos capitanes ingleses y a otros ministros reales. Desde luego, el caso es bastante ilustrativo de la inoperancia inglesa en proteger barcos asaltados en sus puertos, sobre todo cuando su mercancía era plata y oro. ccc AGS E, Inglaterra; 8788,118. Carlos Coloma a Felipe IV, 8 de diciembre de 1622. ccci AGS E, Inglaterra; 8789,30. Carlos Coloma a Felipe IV, 29 de enero de 1623. Coloma insinuaba que los capitanes se habían asegurado el camino con sobornos. AGS E, Inglaterra; 8790,29. Carlos Coloma a Felipe IV, 28 de marzo de 1623. A finales de marzo de 1623 el embajador seguía intentando que se juzgase a los capitanes, cuando habían regresado a Inglaterra desde La Rochela a mediados de diciembre de 1622. cccii AGS E, Inglaterra; 8789,80. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 24 de

febrero de 1623. ccciii AGS E, Inglaterra; 8788,46. Carlos Coloma a Felipe IV, 22 de julio de 1622. ccciv AGS E, Inglaterra; 8788,105. Carlos Coloma al conde de Olivares, 11 de noviembre de 1622. cccv AGS E, Inglaterra; 8788,105. Carlos Coloma al conde de Olivares, 11 de noviembre de 1622. Este caballero escocés incluso había fundado una pequeña colonia en América, llamada Norimbega (Norumbega, estado de Maine, en la costa este de Estados Unidos).

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cccvi AGS E, Inglaterra; 8788,105. Carlos Coloma al conde de Olivares, 11 de noviembre de 1622. cccvii AGS E, Inglaterra; 8789,21. Carlos Coloma al conde de Olivares, 14 de enero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8789,39. Carlos Coloma al conde de Olivares, 3 de febrero de 1623. cccviii AGS E, Inglaterra; 8781,3. Felipe IV a Carlos Coloma, 14 de febrero de 1623. cccix AGS E, Inglaterra; 8790,30. Carlos Coloma al conde de Olivares, 28 de marzo de 1623. El embajador informaba al favorito de que el caballero escocés para vencer los reparos ofrecía también enviar a su segundo hijo a España, y reclutar 3000 hombres. cccx AGS E, Inglaterra; 8792,17. Carlos Coloma al conde de Olivares, 11 de septiembre de 1623. El embajador señalaba que Roberto Bordon ofrecía 4000 o 5000 hombres (recuérdense los 1500 originales). AGS E, Inglaterra; 8783,17. Conde de Olivares a Carlos Coloma, 5 de octubre de 1623. cccxi AGS E, Inglaterra; 2516,1. . Estado, Inglaterra; 2516, 1. Consulta del consejo de estado sobre la propuesta de Roberto Bordon de 26 de enero de 1623. cccxii AGS E, Inglaterra; 8792,68. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 29 de diciembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8773,8. Cardenal de la Cueva, a Carlos Coloma, 1 de junio de 1622. El marqués de Bedmar en junio de 1622 contaba a Coloma que la armada de Ostende estaba teniendo éxito en la disminución del comercio holandés, especialmente en las pesquerías. AGS E, Inglaterra; 8773,58. Cardenal de la Cueva a Carlos Coloma, 29 de septiembre de 1622. cccxiii Recuérdese el episodio de los dos galeones que arribaron a Escocia. cccxiv AGS E, Inglaterra; 8788,99. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 28 de octubre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788,100. Memorial de agravios que James Murrey presentó al rey Jacobo contra el capitán Witibol. AGS E, Inglaterra; 8782,3. Ambrosio Spínola a Carlos Coloma, 31 de enero de 1623. El comerciante escocés Jaime Murrey, que veía en barco de Portugal, fue asaltado por la nave del capitán Witibol a finales del verano de 1622, llevándose 700 ducados y vestidos por valor de 50 libras (algo más de 200 ducados). Posteriormente el mercader envió un memorial de queja al Rey

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Jacobo, y éste lo remitió a Coloma. Finalmente, a finales de enero de 1623 Spínola ordenó al veedor de la armada indemnizar al escocés con 621 ducados. No está claro de todos modos si este capitán Witibol era un particular con licencia de corso o un oficial de la armada real. cccxv AGS E, Inglaterra; 8789,63. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 17 de febrero de 1623. En una carta de 17 de febrero de 1623 al cardenal de la Cueva le informaba de que tres naves de Dunkerque se toparon con una flota holandesa que venía de Burdeos cargada de vino, sal y otras mercancías, y que en la Bolsa de Londres se decía que se habían tomado entre 7 y 9 de los barcos holandeses. AGS E, Inglaterra; 8791,61. Carlos Coloma a Felipe IV, 4 de julio de 1623. AGS E, Inglaterra; 8791,72. Carlos Coloma a Felipe IV, 26 de julio de 1623. Coloma advertía a Felipe IV en julio de 1623 que el gobernador de Calais había

encerrado a ocho marineros de Ostende (aunque no tardó mucho en liberarles), y el de Dunkerque había hecho represalia en cinco o seis barcos franceses. AGS E, Inglaterra; 8791,66. Carlos Coloma al conde de Olivares, 16 de julio de 1623. A mediados de julio de 1623 informaba a Olivares que se habían tomado dos naves holandesas, una cargada de trigo y otra de azúcar, y que se habían tomado tres pequeños barcos franceses cargados desde el puerto de Vlissingen. cccxvi Fraser, Antonia; op cit, páginas 53-58. El Rey Jacobo en Escocia había empezado a conceder favores especiales a los católicos. Su esposa la reina Ana se convirtió al catolicismo hacia 1600 y mantendría una activa correspondencia con un encantado Papa Clemente VIII, hablando claramente de la dar una educación católica a sus hijos. Incluso se fomentaban rumores sobre una posible conversión de Jacobo al catolicismo a semejanza de la de Enrique IV de Francia. Tres años antes de su acceso al trono, el gran duque de Toscana, pariente lejano de Jacobo, le ofrecía un franco consejo, “construye un partido en Inglaterra para que te respalde y sobre todo procura conseguir el favor del Papa”. Parker, G.;op cit, página 301. El duque de Toscana tenía muy buenas razones para hacer semejante recomendación, pues 15 años antes (1585) había enviado por orden del Papa Gregorio XIII un agente a Madrid (Luigi Dovara) a tratar de convencer a Felipe II para invadir Inglaterra. Nadie mejor que él para saber la influencia que

Roma (Gregorio XIII, Sixto V) había tenido sobre el soberano español en la cuestión inglesa. Y la que podría tener de nuevo Clemente VIII con el piadoso Felipe III si Jacobo no hacía las cosas con prudencia y habilidad para conseguir el Trono inglés. cccxvii Fraser, Antonia; op cit, página 31. cccxviii Fraser, Antonia; op cit, página 115. cccxix Fraser, Antonia; op cit, página 153. cccxx Fraser, Antonia; op cit, páginas 63-78.

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Miembros de la alta nobleza inglesa que fueron reconocidos católicos vivían su fe de forma discreta y oculta, como una suerte de “Dr. Jeckyll y Mr. Hide”, siendo anglicanos públicamente y católicos en privado. Corazón y mente se disociaban para sobrevivir y medrar. El vizconde de Montague, Henry Howard conde de Northampton, Henry Percy conde de Northumberland, Lord Dacre, sir Thomas Tresham, fueron algunos de los muchos pares ingleses católicos. En época de Coloma, el conde de Arundel, católico y consejero de estado, colaboraría abiertamente con la embajada española. cccxxi Redworth,G; op cit, páginas 34 y 56. Irónicamente, el Rey Jacobo acabaría temiendo mucho más a los puritanos (protestantes radicales) que a los católicos, porque los primeros se oponían a él desde el Parlamento (donde estaba prohibida la presencia de católicos) y podían aliarse con los holandeses y el conde Palatino para amenazar la

sucesión inglesa en Carlos Estuardo. Fraser, Antonia; op cit, páginas 59-64 Estaban prohibidas todo tipo de celebraciones religiosas católicas (sacramentos, misas, fiestas) castigadas con prisión y fuertes multas. Los maestros católicos para los niños estaban prohibidos, los criados también, e incluso enviar a los hijos a Flandes (donde podrían educarse en la fe católica). Contra el clero recaía aún más saña por ser los líderes espirituales y simbólicos de la comunidad de los fieles, ya que se les acusaba de alta traición cuya pena era la muerte. cccxxii Fraser, Antonia; op cit, página 74. cccxxiii AGS E, Inglaterra; 8771,26. Conde de Gondomar a Carlos Coloma, 9 de abril de 1622. AGS E, Inglaterra; 8771,27. Conde de Gondomar a Carlos Coloma, abril de 1622. Pese a la prohibición, la realidad es que al menos en la embajada española si servía un clérigo inglés que pasaba por español, necesario para “las confesiones, casos y disputas que había”. cccxxiv AGS E, Inglaterra; 8788,6. Carlos Coloma a Felipe IV, 19 de mayo de 1622. De todos modos, Coloma advertía a Felipe IV que la quietud espiritual dependía del éxito del matrimonio de Carlos Estuardo, y que no tardaría la persecución en reanudarse en cuanto se desengañaran del casamiento. AGS E, Inglaterra; 8789,58. Carlos Coloma al conde de Gondomar, 13 de febrero de 1623.

AGS E, Inglaterra; 8789,59. Carlos Coloma a Felipe IV, 13 de febrero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8789,64. Carlos Coloma al duque de Alburquerque, 17 de febrero de 1623. El embajador informaba que desde que llevaba en Inglaterra hasta febrero de 1623 se habían convertido al catolicismo 15.000 personas, cosa que le habían asegurado ciertas personas religiosas y graves. AGS E, Inglaterra; 8790,36. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 30 de marzo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8791,41. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 2 de junio de 1623. A finales de marzo de 1623 Coloma escribía al cardenal de la Cueva que recientemente ocho ministros reales se habían convertido, y que no sería mala

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idea que el nuncio en Flandes enviara dinero y dádivas a los ministros católicos para ejemplo de otros que se pudieran reconciliar con la verdadera fe. AGS E, Inglaterra; 8792,2. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 2 de agosto de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,7. Carlos Coloma al duque de Feria, 11 de agosto de 1623. En un despacho de julio de 1623 al cardenal de la Cueva, Coloma reafirma la idea de las conversiones al catolicismo en Inglaterra, y sostiene que "en poco tiempo se hallaran árboles enteros, donde hasta agora han sido yerba". AGS E, Inglaterra; 8790,40. Carlos Coloma al duque de Alburquerque, 2 de abril de 1623. En carta de abril de 1623 se decía al duque de Alburquerque que “lo que yo se, y veo, es que va ganando fuerza cada día la religión Católica”. cccxxv AGS E, Inglaterra; 8788,6. Carlos Coloma a Felipe IV, 19 de mayo de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788,59. Carlos Coloma a Felipe IV, 25 de agosto de 1622. El embajador llega a sostener que en Londres “se vive poco menos que en libertad de conciencia”. AGS E, Inglaterra; 8790,66. Carlos Coloma al conde de Olivares, 22 de abril de 1623. Durante la Pascua de 1623 se celebraron en la capilla de la embajada más de 4000 comuniones, y el hijo de Coloma (don Carlos) había visitado el Jueves Santo más de 40 capillas y oratorios privados en casas de Londres. AGS E, Inglaterra; 8791,70. Carlos Coloma a Juan de Billela, 26 de julio de 1623. Nuestro embajador decía en julio de 1623 con evidente exageración que en cuanto a iglesias, capillas y actos católicos permitidos, “no hay diferencia de Madrid a Londres, sino que todos estos católicos son santos y en Madrid no”. AGS E, Inglaterra; 8792,26. Carlos Coloma al conde de Olivares, 24 de septiembre de 1623. Coloma se lamenta a Olivares a finales de septiembre de 1623 la vuelta sin esposa del Príncipe de Gales porque se habían puestos las cosas en Inglaterra como “jamás se habían atrevido a desear estos católicos”. cccxxvi AGS E, Inglaterra; 8788,29. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 1 de julio de 1622. Concretamente Coloma habla de doce carrozas de tales damas en el patio de su casa. Fraser, Antonia; op cit, páginas 68-78. Antonia Fraser señala en su obra el papel fundamental de las mujeres (y

especialmente de las damas nobles inglesas) en el sostenimiento de la comunidad católica. AGS E, Inglaterra; 8789,31. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 29 de enero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8789,33. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 1 de febrero de 1623. Los obispos anglicanos y los ministros menos proclives a España se quejaron por ello. Se discutió en el consejo de estado sobre ello, pidiendo castigo para los tres músicos. Pero finalmente se les perdonó por intercesión de Coloma, que ya sabía todo lo que ocurría porque el Príncipe de Gales le advirtió de todo el asunto. De hecho, es lógico pensar que los tres músicos del Príncipe no hubieran ido a la embajada española a participar en una celebración católica

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sin el consentimiento al menos tácito de Carlos Estuardo. De todas formas, Coloma confesaría que tendría a su disposición los músicos cuando los necesitara. AGS E, Inglaterra; 8790,8. Fernando de Boischot a la infanta Isabel, 9 de marzo de 1623. Fernando de Boischot, enviado flamenco para negociar la suspensión de armas con el conde Palatino, enviaba un informe de su primera audiencia con el Rey Jacobo en marzo de 1623 en el que se decía “las cosas corren en este Reino con harto menos rigor que yo conocí [contra los católicos], habiéndose quitado los pursivantes, y teniendo el embajador de España una iglesia por capilla en su casa, a donde con publicidad todos entran a oír misa mucha gente a cada misa”. AGS E, Inglaterra; 8792,54. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 20 de noviembre de 1623. En la capilla de la embajada en algunas prédicas se reunían hasta 3000 personas. cccxxvii AGS E, Inglaterra; 8789,26. Carlos Coloma a Antonio de Aróstegui, 15 de enero de 1623. El embajador contaba que entre el 13 y el 15 de enero de 1623 se habían convertido siete personas en su capilla. cccxxviii AGS E, Inglaterra; 8789,1. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 5 de enero de 1623. El libro contenía algunos puntos de la doctrina del Padre Suárez y sostenía que los católicos no podían hacer de ninguna manera el Juramento de Supremacía, por el que juraban al Rey Jacobo como cabeza de la Iglesia de Inglaterra. Por su parte, Coloma hizo detener al portero de la embajada, aunque no pensaba castigarlo porque era muy útil por sus contactos con la comunidad católica. En cuanto a la queja oficial, se trataría de dar satisfacción al Rey Jacobo con buenas palabras. Y este episodio revela algo claro, y es que el gobierno inglés tenía muy controlada a la comunidad católica, al menos en Londres, y es significativo el que el propio Coloma no sospechara nada de algo que pasaba en su propia casa. cccxxixAGS E, Inglaterra; 8792,48. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 6 de noviembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,54. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 20 de noviembre de 1623.

cccxxx Fraser, Antonia; op cit, página 228. cccxxxi Fraser, Antonia; op cit, páginas 275-276. cccxxxii Fraser, Antonia; op cit, página 262 Los católicos no podían ejercer la abogacía, ni acudir a las universidades, ni servir en el ejército y la marina como oficiales, ni actuar como albaceas en testamentos o de tutores de menores, ni votar, ni ser miembros del Parlamento ni tener cualquier cargo público. Es decir, estaban absolutamente eliminados jurídica y legalmente de la vida de su país. cccxxxiii Fraser, Antonia; op cit, página 362.

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El Parlamento de 1613 se propuso que todos los católicos llevasen un sombrero rojo o calcetines de colores, para ser fácilmente reconocibles y objeto de burlas (a semejanza de los ocurrido con los judíos en España en el siglo XV). Por fortuna, la medida no se impuso. cccxxxiv Redworth,G; op cit, páginas 34 y 56. cccxxxv Redworth,G; op cit, páginas 33-38. cccxxxvi AGS E, Inglaterra; 8788,6. Carlos Coloma a Felipe IV, 19 de mayo de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788,59. Carlos Coloma a Felipe IV, 25 de agosto de 1622. El embajador decía que “No oigo quejarse a los católicos de rigores extraordinarios” y que en Londres “se vive poco menos que en libertad de conciencia”. cccxxxvii AGS E, Inglaterra; 8788,19. Carlos Coloma a Felipe IV, 26 de mayo de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788,38. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 10 de julio de 1622. Esta segunda audiencia tuvo lugar en Tibolts, a cuatro leguas de Londres, el 24 de mayo de 1622. Coloma trataría el asunto de la libertad de los católicos en audiencias a lo largo de junio y julio. cccxxxviii AGS E, Inglaterra; 8788,22. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 19 de junio de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788,25. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 28 de junio de 1622. A mediados de junio de 1622 se quejaría a Buckingham y al Rey por las dilaciones. AGS E, Inglaterra; 8791,56. Carlos Coloma a Jacobo Estuardo, 25 de junio de 1623. Un año después (junio de 1623), Coloma escribiría a Jacobo rogándole que cumpliera sus promesas de libertad para los católicos presos por causa de religión. AGS E, Inglaterra; 8792,24. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 22 de septiembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,44. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 27 de octubre de 1623. Tan tarde como a finales de septiembre de 1623, Jacobo liberaría a varios presos católicos, tres de ellos sacerdotes con más de 20 años en prisión. Y un mes después, varios clérigos darían las gracias a los embajadores por su liberación, algunos de ellos ciegos o enfermos, y muy viejos. cccxxxix AGS E, Inglaterra; 8788,48. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 23 de julio de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788,49. Carlos Coloma a Felipe IV, 26 de julio de 1622. Las palabras de Jacobo a los jueces fueron dichas el 22 de julio de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788,60. Carlos Coloma a Felipe IV, 26 de agosto de 1622. Al parecer, el 20 de agosto de 1622 Jacobo hizo publicar un edicto en las iglesias por el que se prohibía predicar en contra del Papa o de ningún príncipe católico (es decir, de Felipe IV).

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AGS E, Inglaterra; 8788,63. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 2 de septiembre de 1622. Coloma en un despacho del 2 de septiembre de 1622 advertía a la Infanta Isabel Clara Eugenia de un edicto de Jacobo a favor de los católicos. AGS E, Inglaterra; 8788,69. Carlos Coloma a Felipe IV, 19 de septiembre de 1622. En otra audiencia el 18 de septiembre de 1622 con Coloma, Jacobo expresaba su frustración ante las nuevas condiciones de Roma para conceder la dispensa papal para el matrimonio del Príncipe de Gales, poniendo al embajador español por testigo de lo que había hecho a favor de los católicos (liberación de presos, encarcelamiento de predicadores protestantes radicales, y si bien no libertad de conciencia por ser algo demasiado arriesgado, si convivencia para los católicos en lo referente a las leyes represoras y multas). AGS E, Inglaterra; 8788,73. Marqués de Buckingham al conde de Gondomar,

26 de septiembre de 1622. En una carta al conde de Gondomar, el marqués de Buckingham le informaba de todo lo que se estaba haciendo en beneficio de los católicos (libertad para clérigos y laicos, prisión para predicadores que hablasen contra el casamiento del Príncipe de Gales, prohibición de que desde academias y púlpitos se criticase al Papa o a la Iglesia). Pero astutamente advertía de que si el casamiento no se culminaba, las leyes anticatólicas se volverían a aplicar con rigor. Es decir, la población católica se había convertido en una baza más en la negociación entre España e Inglaterra. AGS E, Inglaterra; 8788,85. Carlos Coloma a Felipe IV, 14 de octubre de 1622. Coloma advertía a Felipe IV en un despacho de 14 de octubre de 1622 que Jacobo no podría conceder libertad de conciencia, sino sólo convivencia con los católicos (es decir, tolerancia implícita). cccxl AGS E, Inglaterra; 8788,59. Carlos Coloma a Felipe IV, 25 de agosto de 1622. AGS E, Inglaterra; 8789,10. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 8 de enero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8789,31. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 29 de enero de 1623. Al parecer Jacobo había ordenado a los jueces de todos sus reinos que no tomaran casos en los que se acusara a los católicos de serlo (carta de 29 de enero de 1623 al cardenal de la Cueva). AGS E, Inglaterra; 8789,56. Carlos Coloma al conde de Gondomar, 10 de febrero de 1623. Coloma estaba también atento a libros o panfletos que atacasen la Fe, el Papa o al Rey de España. En febrero de 1623 se quejaba a Jacobo por libros que

salían con dibujos en contra del Papa. AGS E, Inglaterra; 8791,10. Carlos Coloma a Felipe IV, 10 de mayo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8791,31. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 22 de mayo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8791,44. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 4 de junio de 1623. Otros los libros que pudieran ser del interés del gobierno también eran objeto de la atención del embajador. En mayo de 1623 enviaría ejemplares a España de un libro de la universidad de Oxford en latín sobre la estancia del Príncipe de Gales. AGS E, Inglaterra; 8791,2. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 4 de mayo de 1623.

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AGS E, Inglaterra; 8791,4. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 4 de mayo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8791,47. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 9 de junio de 1623. En mayo de 1623 Jacobo había reprendido al virrey de Irlanda por perseguir a los católicos de allí, y ordenaría cesar la persecución en Escocia (las medidas de gracia de Jacobo se dilataban más en estos reinos). Y un mes después (junio) prohibió las actividades de los “poursivants”. AGS E, Inglaterra; 8792,1. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 2 de agosto de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,6. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 11 de agosto de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,29. Carlos Coloma al arzobispo de Patra, 29 de septiembre de 1623. En agosto de 1623 Jacobo enviaba órdenes para que los católicos pudieran vivir su religión sin castigos corporales ni pecuniarios. Y en septiembre aseguraba que el perdón general para los católicos no incluía las haciendas confiscadas. cccxli AGS E, Inglaterra; 8792,13. Carlos Coloma a Felipe IV, 24 de agosto de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,18. Carlos Coloma al Nuncio de Francia, 12 de septiembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8772,31. Fray Cosme Morrelles y Juan Bautista Vives a Carlos Coloma, 2 de noviembre de 1623. Coloma recibiría un despacho de Roma fechado el 2 de noviembre de 1622, firmado por fray Cosme Morrelles y Juan Bautista Vives, en el que se le hablaba de la intención de enviar un obispo a Inglaterra para encabezar la comunidad católica a semejanza del “arzobispo filipense en Holanda”. Y tenían buen cuidado de señalar que “El pensamiento del Papa nunca ha sido ni es de mover revueltas en Inglaterra ni poner a los católicos en pendencias con este Rey ni con otros vasallos. Solamente se desea consolar a los cristianos dándoles un pastor, uno sólo, sin darle el título de ese reino”. Además, este obispo sería muy conveniente para el propio Jacobo porque controlaría a los católicos ingleses y evitaría que se revolviesen contra su rey. AGS E, Inglaterra; 8772,27. Duque de Alburquerque a Carlos Coloma, 8 de octubre de 1622. El duque no veía nada claro lo del envío de obispos a Inglaterra, ya que el Papado estaba atento a no irritar a Jacobo, esperando que favoreciera a los católicos y que él mismo envíe nombrados los obispos que hayan de ir. cccxlii AGS E, Inglaterra; 8789,19. Carlos Coloma a Felipe IV, 14 de enero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8789,58. Carlos Coloma al conde de Gondomar, 13 de febrero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8789,72. Carlos Coloma a Felipe IV, 20 de febrero de 1623. Coloma aseguraba en febrero que “el estado de las cosas destos Reinos tocantes a nuestra santa fe es el mejor que en vida deste Rey han de tener”. AGS E, Inglaterra; 8790,8. Fernando de Boischot a la infanta Isabel, 9 de marzo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8790, 43. Carlos Coloma a Felipe IV, 7 de abril de 1623.

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El representante flamenco Fernando de Boischot decía en su primer despacho a Flandes de marzo de 1623 que “las cosas corren en este Reino con harto menos rigor que yo conocí [contra los católicos]”. AGS E, Inglaterra; 8775,20. Gracián de Albizu a Carlos Coloma, 8 de octubre de 1620. En octubre de 1622 el secretario de la embajada en Génova (Gracián de Albizu) escribía a Coloma que había sabido de un aviso de Venecia según el cual el Rey Jacobo “ha dado libertad a los católicos de su reino que vivan a su modo y prediquen”. El mismo hecho de que corrieran por Europa rumores como este ya es ejemplo del buen momento del catolicismo inglés. cccxliii AGS E, Inglaterra; 8789,24. Carlos Coloma a fray Diego de la Fuente, 15 de enero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8789,25. Carlos Coloma al barón Digby, 15 de enero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8789,26. Carlos Coloma a Antonio de Aróstegui, 15 de enero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8789,63. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 17 de febrero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8789,64. Carlos Coloma al duque de Alburquerque, 17 de febrero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8790,13. Carlos Coloma al conde de Olivares, 14 de marzo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8790,14. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 14 de marzo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8790,25. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 24 de marzo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8790,26. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 24 de marzo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8790,64. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 22 de abril de 1623. AGS E, Inglaterra; 8790,66. Carlos Coloma al conde de Olivares, 22 de abril de 1623. El embajador aseguraba tras la ida del Príncipe de Gales a España que los católicos ingleses rezaban para que se concluyese el casamiento y volviese Carlos Estuardo católico. cccxliv AGS E, Inglaterra; 8790,64. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 22 de abril de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,5. Carlos Coloma al duque de Pastrana, 4 de agosto de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,26. Carlos Coloma al conde de Olivares, 24 de

septiembre de 1623. De hecho, Coloma comparaba muchas veces a los católicos ingleses con los primitivos cristianos de los tiempos de los sanguinarios emperadores. AGS E, Inglaterra; 8791,36. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 26 demayo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8791,66. Carlos Coloma a Felipe IV, 16 de julio de 1623. cccxlv Parker, G.; op cit, páginas 301-303. Al menos inicialmente Felipe II rechazó la idea de una invasión de Inglaterra pese a las presiones de los Papas Gregorio XIII y Pío V. El monarca creía que aún sin terminar la guerra de Flandes, era peligroso meterse en otro conflicto. Pero las cosas cambiarían pronto. El desembarco de Francis Drake en Galicia,

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en octubre de 1585 (lo que suponía un ataque directo a la Península), sumado a los ataques ingleses a América y el explícito apoyo inglés a los rebeldes holandeses decidieron a Felipe II. Sin embargo, ¿dónde entraban los sufrimientos que venían soportando los católicos ingleses desde la década de 1560 en los cálculos del Rey Católico? Casi veinte años después, en 1604, España se había “olvidado” de los padecimientos católicos firmando un tratado con Inglaterra que no entraba en asuntos religiosos, dejando a los católicos en la misma situación de marginalidad con Jacobo Estuardo que la que habían vivido con Isabel I. Un año después, en 1605, tras descubrirse la “conspiración de la pólvora”, la principal preocupación española fue que ello no afectara a la reciente paz firmada. El aumento de la presión sobre los católicos tras 1605 no era lo importante (el Parlamento aprobó en febrero de 1606 nuevas leyes anticatólicas). cccxlvi AGS E, Inglaterra; 8791,41. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 2 de junio de 1623. Los católicos “del común” también se quejaban de lo que se daba a los nobles y ministros católicos por parte de la embajada, ya que eran ellos los que padecían las persecuciones. AGS E, Inglaterra; 8792,4. Carlos Coloma al conde de Gondomar, 3 de agosto de 1623. Coloma e Hinojosa avisaban a los católicos (en el verano de 1623) que no abusaran de las gracias y favores que se les concedían, y que debían vivir en Inglaterra como “plantas vegetativas, que crecen insensiblemente”. Pese a las promesas, Coloma no se acababa de fiar porque entre ellos los había extravagantes y descontentos (porque no habían tenido voz en las negociaciones con el Rey Jacobo sobre su futuro status en el reino). De hecho, según el embajador, a los católicos “no les decimos mas de lo que conviene que sepan”. Fraser, Antonia; op cit, páginas 86-89. El propio mundo católico inglés estaba dividido en dos grupos, uno liderado por los jesuitas (que abogaban por la ortodoxia católica y el enfrentamiento con el protestantísimo aún a costa de perder la vida) y otro por sacerdotes denominados “apelantes” que propugnaban el acuerdo con el gobierno en pro de la tolerancia. cccxlvii AGS E, Inglaterra; 8789,58. Carlos Coloma al conde de Gondomar, 13 de febrero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8789,59. Carlos Coloma a Felipe IV, 13 de febrero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8789,72. Carlos Coloma a Felipe IV, 20 de febrero de 1623. cccxlviii AGS E, Inglaterra; 8789,72. Carlos Coloma a Felipe IV, 20 de febrero de 1623. cccxlix Pounds, Norman J.G.; Historia económica de la Europa medieval. Crítica, Barcelona, 1987, páginas 521-535. El comercio de paños ingleses hacia el exterior (los cuales iban en gran parte a Países Bajos) comenzó con fuerza desde finales del siglo XIV. Anteriormente, la lana inglesa era la que alimentaba la industria pañera flamenca. En el aspecto político, la lealtad de los duques de Borgoña zigzagueó durante la Guerra de los Cien Años entre Francia e Inglaterra buscando el engrandecimiento propio. Tras la muerte del último duque Carlos el Temerario en 1477, luchando contra los franceses, los territorios de Borgoña (que comprendían el Charolais,

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el Franco Condado y los Países Bajos) pasaron a integrarse en el Sacro Imperio Romano Germánico, cuando su hija María de Borgoña se casó con Maximiliano de Habsburgo. cccl Parker, G.; op cit, páginas 336-337. cccli Parker,G.;op cit, páginas 87-88. ccclii A imitación del Colegio de los ingleses fundado en Valladolid. cccliii Sería imposible enumerar una lista de los más conocidos, ya que entre ellos hay religiosos, soldados, aventureros y espías. Algunos nombres conocidos son los oficiales William Semple, William Stanley o Hugo Owen, el agente sir Anthony Shirley, el espía Thomas Fitzherbert, y un número indeterminado de jesuitas ingleses que invariablemente pasaron por Flandes,

España o Roma (o por todos estos lugares), como los padres Joseph Creswell, Robert Persons, Oswald Tesimond, Henry Garnet, John Gerard, William Baldwin etc… Fraser, Antonia; op cit, páginas 31, 81-82, 91-94. La carrera de varios de los implicados en la “Conspiración de la Pólvora” de 1605 es muy ejemplificadota del papel de Flandes (y España) como refugio y plataforma para los católicos ingleses. Guy Fawkes, Thomas Percy y Thomas Wintour eran católicos, habían luchado en Flandes y habían viajado a España. Redworth,G; El príncipe y la infanta. Taurus, Madrid, 2004. Pag 75-77. En el momento que don Carlos Coloma ocupó la embajada en Londres, otro personaje con el que trataría numerosas veces, Endymion Porter (protestante aunque simpatizante católico), también había pasado unos años en España, como paje en la casa del conde de Olivares. cccliv AGS E, Inglaterra; 8788,4. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 13 de mayo de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788,30. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 3 de julio de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788,115. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 25 de noviembre de 1622. En mayo de 1622 aparece el caso de Sir Gilbert Resby, caballero católico y de buenas partes, paje de la Infanta Isabel Clara Eugenia durante cinco años seguidos, solicitaba ir a Flandes como capitán de una compañía de 100 hombres que había reclutado. En julio los caballeros católicos Cristóbal Blont, Henrique Ligons, Thomas Marchan o John Hunt, que eran candidatos para comandar dos compañías de soldados para Flandes y que fueron presentados por Coloma a la Infanta. En noviembre se recomendaría al caballero William

Dibes para sargento mayor en Flandes. AGS E, Inglaterra; 8789,57. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 12 de febrero de 1623. Caso especial es la recomendación hecha (en febrero de 1623) de un humanista y escritor llamado Jacques Maxfield, escocés y bien afecto a España, que había escrito numerosos libros a favor de España, el Papa y contra el conde Palatino y que le habían costado prisión. Sin ser católico, Coloma pedía merced para él porque iba a Flandes a convertirse. AGS E, Inglaterra; 8791,6. Carlos Coloma a Ambrosio Spínola, 5 de mayo de 1623.

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En mayo de 1623 Coloma solicitaba una merced para el hijo del caballero católico don Luis de Lucanor, que servía en la Infantería de Flandes. AGS E, Inglaterra; 8791,8. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 9 de mayo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8791,50. Carlos Coloma a Pedro de San Juan, 15 de junio de 1623. AGS E, Inglaterra; 8778,40. Pedro San Juan a Carlos Coloma, 13 de junio de 1623. Coloma en mayo de 1623 informaba a la Infanta de la intención de varias damas inglesas de fundar un convento en Cambray, de la orden de San Benito. Solicitaba diera su licencia, ya que las damas tenían ya el permiso del arzobispo y del magistrado de la villa. ccclv AGS E, Inglaterra; 8788,43. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 18 de julio

de 1622. En julio de 1622 representaría a la Infanta el caso del Barón de Ledinton (Liddington-Loddington?, Inglaterra), cuya hija quería hacerse religiosa en Flandes. AGS E, Inglaterra; 8788, 88. Carlos Coloma a Felipe IV, 20 de octubre de 1622. En octubre de 1622 Coloma solicitaría poder enviar a Madrid para servir como paje al hijo mayor del vizconde de Montague, (uno de los más importantes nobles católicos ingleses), de trece años, llamado Francis Brum. AGS E, Inglaterra; 8770,46. Infanta Isabel a Carlos Coloma, 27 de agosto de 1622. A finales de agosto de 1622 la Infanta Isabel Clara Eugenia pediría a Coloma que hiciera las gestiones oportunas ante Jacobo para que se permitiera la ida a Flandes de un joven noble católico irlandés llamado Constantino O´donnell (cuyo tutor era un caballero protestante inglés llamado sir Vassel Brux) y su madre (Madame Rosa Odocharti). Al parecer el niño llevaba desde pequeño bajo la tutela de este caballero en la villa irlandesa de Donegal, desde que su tío (Hugo O´donnell, conde de Tyrconnell) y padre (Charles O´donnell) se unieron al ejercito de Flandes. ccclvi AGS E, Inglaterra; 8788, 29. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 1 de julio de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788, 75. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 5 de octubre de 1622. Estas damas regresaron de Flandes en octubre de 1622 (habían ido en julio). ccclvii AGS E, Inglaterra; 8789, 47. Carlos Coloma al duque de Feria, 3 de febrero de 1623.

AGS E, Inglaterra; 8782, 51. Duque de Feria a Carlos Coloma, 12 de junio de 1623. Coloma enviaba una carta al duque de Feria en febrero de 1623 informándole de la intención del conde de Montgomery, tutor por orden de Jacobo de la casa de Madame Dormer, de quitar a todos los criados católicos y ponerlos puritanos para criar al joven barón en el protestantismo. Al parecer se trataría de sacar al joven de allí para criarse católico junto al duque. El duque de Feria (en carta de junio de 1623) decía al embajador que tenía grandes obligaciones hacia la casa del barón Dormer (la madre del duque de Feria era la inglesa Jane Dormer) y no deseaba que se criase hereje, por lo que había enviado a Londres a un tal doctor Juan Benett (sacerdote inglés) para informar a Coloma de todo el asunto y que lo tratase con el Rey Jacobo.

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Redworth,G; op cit, página 23. Las relaciones de Jane Dormer, duquesa de Feria, con Inglaterra se mantuvo. Mantenía cierta correspondencia con el Rey Jacobo. AGS E, Inglaterra; 8792, 60. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 3 de diciembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792, 68. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 29 de diciembre de 1623. Caso similar al anterior fue el del joven hijo del septimo conde de Argyll (este joven se llamaba Archibald Campbell). Al parecer, el niño fue a Londres con el enviado de la Infanta Isabel Clara Eugenia, don Diego de Mejía. Coloma estaba preocupado de que el niño se criase con parientes no católicos, por lo que le intentaría poner un ayo católico y estar cerca de él para vigilarle.

AGS E, Inglaterra; 8787, 34. Infanta Isabel a Carlos Coloma, octubre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8787, 39. Infanta Isabel a Carlos Coloma, 1 de noviembre de 1623. La Infanta Isabel Clara Eugenia ordenaba a Coloma que nombrara ayo católico para el hijo del conde de Argyll y se criara bajo su protección. También que hiciera instancias ante el Rey Jacobo para que se confirmara en su hijo la baronía de Kintir (Kintour?, Argyll and Bute, Escocia) y que se le restituyera su casa junto a Otlant. AGS E, Inglaterra; 8790, 62. Carlos Coloma a Felipe IV, 22 de abril de 1623. AGS E, Inglaterra; 8790, 72. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 23 de abril de 1623. AGS E, Inglaterra; 8790, 73. Carlos Coloma a infanta Isabel, 27 de abril de 1623. AGS E, Inglaterra; 8791, 17. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 12 de mayo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8791, 27. De Carlos Coloma, Londres 19 de mayo de 1623. Al embajador se le encargó hacer gestiones desde Inglaterra para la liberación del padre fray Miguel Ophonio, preso en La Haya. Tras las oportunas solicitudes a Jacobo (la primera en audiencia del 25 de abril), este aceptó escribir a Holanda para la liberación del fraile. El embajador inglés en Holanda creía que no ejecutarían al clérigo por no ser jesuita. Al parecer, los holandeses pidieron al hijo de Oldenbarnevelt (exiliado) a cambio de la libertad del fraile, a lo que Coloma se negó. De todos modos, en junio de 1623 el asunto aún estaba en el aire pese a las gestiones a través de los ingleses. AGS E, Inglaterra; 8777, 21. Cardenal de la Cueva a Carlos Coloma, 19 de abril de 1623. AGS E, Inglaterra; 8777, 25. Cardenal de la Cueva a Carlos Coloma, 3 de mayo

de 1623. En abril de 1623 el cardenal de la Cueva pedía a Coloma que intercediera ante el Rey Jacobo para procurar la liberación del prior de Santo Domingo de Amberes, preso en Holanda. ccclviii La acogida y educación en España o en otros territorios de la Monarquía de jóvenes nobles y príncipes herederos extranjeros era habitual. He dado algunos ejemplos de nobles ingleses y escoceses que salieron de Inglaterra en época de Coloma (el deseo del caballero escocés Roberto Bordon de enviar a sus hijos a criarse a España también es ejemplo de ello), pero hay muchos más italianos, flamencos, irlandeses etc.…

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Ejemplos de los más famosos podrían ser don Juan de Austria (que pese a ser hijo ilegítimo de Carlos V, hasta ser reconocido podía haber pasado por ser un niño noble alemán educado en España), Alejandro de Farnesio o el archiduque Alberto. Todos nacieron fuera de España, pero vivieron y se educaron allí, y acabarían ocupando altísimos cargos de gobierno y milicia. AGS E, Inglaterra; 8770, 48. Infanta Isabel a Carlos Coloma 27 de agosto de 1622. En agosto de 1622, la Infanta Isabel Clara Eugenia pediría a Coloma que amparase a cierta dama católica inglesa llamada Madame Lovell, que viajaba a Inglaterra por motivos de negocios y no quería sufrir molestias por causa de religión. AGS E, Inglaterra; 8771, 52. Conde de Gondomar a Carlos Coloma, 19 de octubre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8771, 54. Antonio de Naval a Carlos Coloma, 2 de

noviembre de 1622. En octubre de 1622 Gondomar pedía merced para la dama católica Ana Maxwell, que iba a Inglaterra. AGS E, Inglaterra; 8777, 23. Cardenal de la Cueva a Carlos Coloma, 27 de abril de 1623. AGS E, Inglaterra; 8778, 25. Pedro de San Juan a Carlos Coloma, 26 de abril de 1623. El cardenal de la Cueva y el secretario Pedro de San Juan en abril de 1623 pedían al embajador que ayudara a un caballero católico inglés llamado Henry Clifford, huido de Inglaterra por católico hacía 20 años y que vivía en Amberes con su familia. Regresaba a su país por negocios particulares. AGS E, Inglaterra; 8777, 32. Cardenal de la Cueva a Carlos Coloma, 27 de junio de 1623. En junio de 1623 era un fraile capuchino escocés, el padre Archangelo, el que iba a Inglaterra a asuntos religiosos, por lo que se pedía merced al embajador. AGS E, Inglaterra; 8787, 27. Infanta Isabel a Carlos Coloma, 26 de agosto de 1623. La Infanta Isabel Clara Eugenia ordenaba a Coloma que ayudara al caballero católico inglés William Roper, huido de Inglaterra hacía más de 14 años y que tenía que regresar a su país a ciertos negocios. ccclix Albi de la Cuesta, Julio.; De Pavía a Rocroi. Los tercios de infantería española en los siglos XVI y XVII. Balkan Editores, Madrid, página 263. En Mons, ciudad rendida a los españoles el 19 de septiembre de 1572, la guarnición estaba compuesta por soldados holandeses, valones, flamencos, franceses, alemanes e ingleses.

ccclx Albi de la Cuesta, Julio.; op cit, página 244 Allen, Paul C.; Felipe III y la pax hispánica. 1598-1621. Alianza, Madrid, 2001 (edición castellana), página 224. Parker, Geoffrey.; El ejército de Flandes y el camino español. 1567-1659. Alianza, Madrid, 2000 (cuarta edición en castellano), página 87. Las guarniciones de Lier (1582), Alost (1584), Deventer (1587), Zutphen, Gueldres y Geertruidenberg (1589). ccclxi Parker, Geoffrey.; op cit, página 87 ccclxii Albi de la Cuesta, Julio.; op cit, página 247.

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A los ejemplos anteriores de plazas rendidas por medio de sobornos, habría que añadir también que a veces los ingleses organizaban supuestas rendiciones para luego traicionar a los españoles (como el caso de Bergen-op Zoom en 1588). AGS E, Inglaterra; 8792, 8. Carlos Coloma a Felipe IV, 11 de agosto de 1623. Coloma advertía a Felipe IV en agosto de 1623 sobre reclutar gentes de Escocia porque “son los escoceses la mayor parte herejes puritanos”. ccclxiii Albi de la Cuesta, J; op cit, página 283. Vease la actuación de un capitán inglés llamado Torch en el Escalda durante el sitio de Amberes (1585). Allen, Paul C.; op cit, página 224. Oficiales como sir William Stanley o Hugh Owen eran tan renombrados que el embajador inglés en Bruselas, sir Thomas Edmondes, recibió órdenes de pedir

su extradición a Inglaterra aprovechando el descubrimiento de la “Conspiración de la Pólvora”. Naturalmente, se rechazó tal extradición. ccclxiv Parker, Geoffrey.; op cit, página 87 y apéndice A sobre el tamaño y la composición del ejército de Flandes. ccclxv Allen, Paul C.; op cit, páginas 224 - 225. Parker, Geoffrey.; op cit, páginas 87-88. ccclxvi AGS E, Inglaterra; 8788, 117. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 25 de noviembre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8787, 34. Infanta Isabel a Carlos Coloma, octubre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8787, 39. Infanta Isabel a Carlos Coloma, 1 de noviembre de 1623. ccclxvii AGS E, Inglaterra; 8788, 4. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 13 de mayo de 1622. En mayo de 1622 recomendaba Coloma al caballero católico Gilberto Resby, propuesto por Gondomar y Vaux como capitán de una compañía del tercio de ingleses que se reclutaba. Al parecer, él mismo había levantado 100 hombres a su costa, y deseaba llevarlos a Flandes. AGS E, Inglaterra; 8788, 30. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 3 de julio de 1622. En julio de 1622 Coloma presentaba a la Infanta a cuatro caballeros ingleses católicos recomendados por el barón Vaux para ocupar el puesto de capitanes de dos compañías. Debía elegir entre ellos. Los caballeros eran Thomas

Marchan, Cristóbal Blont, Henry Ligons y John Hunt. AGS E, Inglaterra; 8788, 115. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 25 de noviembre de 1622. En otras ocasiones se trataba de proponer para otros puestos militares. En noviembre de 1622, por la muerte del capitán John Blont, había quedado vacante el cargo de sargento mayor del tercio del conde de Argyll. Coloma propuso a la Infanta al caballero William Dibes. AGS E, Inglaterra; 8791, 6. Carlos Coloma a Ambrosio Spínola, 5 de mayo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8782, 15. Ambrosio Spínola a Carlos Coloma, 15 de mayo de 1623.

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El embajador pidió a Spínola que el hijo de don Luis de Lucanor, noble inglés católico bien afecto, fuera puesto al frente de otra compañía del tercio del conde de Argyll (su anterior unidad había sido reformada). AGS E, Inglaterra; 8771,28. Conde de Gondomar a Carlos Coloma, 8 de junio de 1622. Gondomar ya había solicitado a Coloma merced de una bandera en el tercio del barón Vaux para este joven. AGS E, Inglaterra; 8771,30. Conde de Gondomar a Carlos Coloma, 9 de junio de 1622. En junio de 1622 el conde de Gondomar pedía a Coloma que ayudara al caballero católico inglés George Piter, porque quería reclutar una compañía de caballería para servir en Flandes. AGS E, Inglaterra; 8773,52. Cardenal de la Cueva a Carlos Coloma, 14 de septiembre de 1622.

Caso curioso es el de un inglés católico llamado Stephen Ricard, que ofrecía un plan para tomar Breda pasando a sus hombres por el río Ijssel. El asunto no convenció demasiado en Bruselas, por lo que se ordenó a Coloma que lo estudiara bien. ccclxviii AGS E, Inglaterra; 8788,15. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 3 de junio de 1622. Concretamente, hacia junio de 1622 Coloma pedía licencia a Jacobo para que cuatro capitanes fueran a Irlanda a reclutar cuatro compañías de infantería. Finalmente el Rey permitió la ida de tres capitanes. AGS E, Inglaterra; 8789,4. Carlos Coloma a Ambrosio Spínola, 6 de enero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8790, 71. Carlos Coloma a Ambrosio Spínola, 22 de abril de 1623. AGS E, Inglaterra; 8791,35. Carlos Coloma a Ambrosio Spínola, 25 de mayo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8791,69. Carlos Coloma a Pedro de San Juan, 21 de julio de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,36. Carlos Coloma a Pedro de San Juan, 13 de octubre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8773,48. Cardenal de la Cueva a Carlos Coloma, 31 de agosto de 1622. AGS E, Inglaterra; 8782,19. Ambrosio Spínola a Carlos Coloma, 7 de junio de 1622. Coloma proporcionó unos 1890 florines a ciertos capitanes para encaminar las levas a Flandes. Al capitán irlandés John Robertson 1000 florines, al capitán irlandés Patrick Daniel 350 y también a un capitán escocés llamado

Walter de la Hoyd [Hoy?, isla de Escocia] 540 florines. Al parecer, el embajador sostenía que le habían engañado porque no sabe que habían hecho con el dinero. Habla también de otro capitán irlandés llamado Julio Maguir, a quién dio 500 florines para encaminar 300 hombres a Flandes, a quienes también pago de su dinero 1 real diario durante 3 días. Posteriormente, el conde de Argyll diría que Coloma cobrase lo dado al capitán Robertson del dinero para la leva de hombres, aunque finalmente Spínola ordenaría pagarle lo prestado a los capitanes. AGS E, Inglaterra; 8782,7. Ambrosio Spínola a Carlos Coloma, 20 de febrero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8782,8. Ambrosio Spínola a Carlos Coloma, 3 de marzo de 1623.

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AGS E, Inglaterra; 8789,50. Carlos Coloma a Ambrosio Spínola, 9 de febrero de 1623. En febrero de 1623 informaba a Spínola de que ya tenía la licencia de Jacobo para que los reclutas escoceses pudieran embarcarse en puertos de Escocia hacia Flandes. Allen, Paul C.; op cit, páginas 271-273. AGS E, Inglaterra; 8770,6. Infanta Isabel a Carlos Coloma, 14 de mayo de 1622. AGS E, Inglaterra; 8770,46. Infanta Isabel a Carlos Coloma, 27 de agosto de 1622. En mayo de 1622 Coloma recibía órdenes de la Infanta de que pidiera a Jacobo facilidades para la leva de hombres en Irlanda (tropas que engrosarían un tercio de irlandeses mandado por el conde de Tyrone). Los condes irlandeses de Tyrone y Tyrconnell habían huido a Flandes junto a sus familias en octubre de 1607 debido a que en Inglaterra les querían ejecutar por traición (habían ayudado a los españoles en Kinsale en 1601). El archiduque Alberto se negó a extraditarles a Inglaterra, y allí sirvieron al mando de tropas irlandesas. AGS E, Inglaterra; 8788,7. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 19 de mayo de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788,53. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 12 de agosto de 1622. ccclxix AGS E, Inglaterra; 8773,78. Cardenal de la Cueva a Carlos Coloma, 9 de noviembre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8773,86. Cardenal de la Cueva a Coloma, 7 de diciembre de 1622. El tercio de Vaux sufrió fuertes pérdidas al participar en las operaciones del fallido asedio de Bergen-op-Zoom en 1622. En diciembre le llegaron 1200 hombres nuevos de Inglaterra. ccclxx AGS E, Inglaterra; 8788,54. Carlos Coloma al conde de Olivares, 25 de agosto de 1622.. ccclxxi AGS E, Inglaterra; 8788,43. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 18 de julio de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788,44. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 22 de julio de 1622. La reunión entre los tres fue a mediados de julio de 1622 y demuestra que Jacobo no se oponía a la leva de hombres para Flandes, de hecho al final daría permiso para la leva del barón Vaux, pero le preocupaban las tensiones que generaría en su reino entre los más radicales y opuestos a su política (puritanos). ccclxxii AGS E, Inglaterra; 8773,48. Cardenal de la Cueva a Carlos Coloma, 31 de agosto de 1622. AGS E, Inglaterra; 8777,33. Cardenal de la Cueva a Carlos Coloma, 28 de junio de 1623. Al parecer, en junio de 1623 un capitán irlandés al mando de una compañía de 150 hombres, que iban a Flandes, llegaron al puerto de Le Havre. Pese a tener pasaportes del Rey de Inglaterra y patentes del embajador Coloma, los detuvieron allí. El embajador Mirabel y el marqués de la Hinojosa estuvieron tratando el problema, ya que el rey francés y el agente holandés les dieron un

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pasaporte para poder regresar de nuevo a Irlanda, impidiéndoles el camino a Flandes. ccclxxiii En conjunto, se puede decir que el total de tropas reclutadas en los reinos de Jacobo Estuardo entre 1622 y 1624 se acerca a los 4000 soldados. Aparte de las tropas irlandesas, dos tercios británicos eran los que luchaban en Flandes en ese momento, el inglés del barón Lord Vaux y el escocés del conde de Argyll. ccclxxiv Aunque a veces, como ya se ha visto, hubiera problemas con los capitanes por los dineros que se proporcionaban para hacer las levas. ccclxxv AGS E, Inglaterra; 8791,46. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 9 de junio de 1623.

Y se trataba de solucionar las dificultades del transporte, como cuando en los puertos franceses se dificultaba la ida de navíos con hombres para Flandes. Curiosamente, los reclutas franceses que los holandeses enviaban salían desde Picardía sin ningún tipo de impedimento. ccclxxvi Incluso me atrevo a decir que se mantuvo a Coloma conscientemente en un segundo plano, tanto por de Olivares como por parte de Gondomar. ccclxxvii AGS E, Inglaterra; 8788, 1. Carlos Coloma a Felipe IV, 13 de mayo de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788, 2. Carlos Coloma a Felipe IV, 13 de mayo de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788, 3. Carlos Coloma a Baltasar de Zúñiga, 13 de mayo de 1622. Aunque Coloma no lo cite directamente, es evidente que fue informado de él. Y de ello se desprende la preocupación que demostraba al recoger el testigo de una embajada con “materias…llenas de dificultades”, “negocios tan graves y espinosos”, “negocios harto graves”. ccclxxviii AGS E, Inglaterra; 8788, 6. Carlos Coloma a Felipe IV,19 de mayo de 1622. Al menos durante el sarao de palacio, Jacobo habló cinco o seis veces sobre la boda con los embajadores, que le respondieron con “palabras generales”, sin decir nada concreto. ccclxxix AGS E, Inglaterra; 8788, 19. Carlos Coloma a Felipe IV, 26 de mayo de 1622. En la segunda audiencia, el 24 de mayo en Tibolts, el Rey diría que se hiciera el casamiento, y entonces “prometía de juntar sus fuerzas marítimas con las de Vuestra Majestad hasta extirpar todos los piratas de ambos mares [el Canal de la Mancha y el Mediterráneo]”. AGS E, Inglaterra; 8788, 49. Carlos Coloma a Felipe IV, 26 de julio de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788, 69. Carlos Coloma a Felipe IV, 19 de septiembre de 1622. Jacobo asediaba al embajador español con interrogatorios en cuanto oía noticias preocupantes que amenazaran la boda de su hijo. Lo hizo a finales de julio de 1622 cuando oyó al embajador veneciano decir que la Infanta María se habría de casar con el duque de Florencia. Lo repitió el 18 de septiembre cuando un hombre le dijo que había sido testigo del enlace entre la Infanta María y el duque de Lorena. Y también informó a Coloma de que el embajador veneciano le había dicho que la Infanta María rogaba a Felipe IV para no

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casarse con un hereje (aunque Jacobo no lo creyese, el hecho de comentarlo al embajador español es buena muestra de la preocupación escondida tras la calma). AGS E, Inglaterra; 8772, 16. Fray Diego de la Fuente a Carlos Coloma, 30 de julio de 1622. Coloma tenía que apaciguar los recelos de Jacobo ante los rumores que corrían por Londres de que el sacerdote inglés John Benett había dicho al Papa que no había que fiarse del rey de Gran Bretaña en lo del casamiento y sus promesas. AGS E, Inglaterra; 8788, 55. Carlos Coloma a Baltasar de Zúñiga, 25 de agosto de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788, 59. Carlos Coloma a Felipe IV, 25 de agosto de 1622. El 15 de agosto de 1622, durante un banquete en Windsor, Jacobo hizo mil agasajos y brindis por Felipe IV, la Infanta Isabel Clara Eugenia y la Infanta

María. Tras ellos dijo a Coloma “no os escandalicéis que la trato ya como a hija [a la infanta María]” y le prometió que haciéndose el casamiento, “no sea esto sólo [echar a los holandeses de las Indias orientales] lo que yo haré por dar gusto a vuestro rey y ayudarle a castigar a sus vasallos rebeldes". AGS E, Inglaterra; 8788, 63. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 2 de septiembre de 1622. En septiembre de 1622, Coloma diría a la Infanta Isabel Clara Eugenia que “las esperanzas del matrimonio están agora más vivas que nunca [en Inglaterra]”. AGS E, Inglaterra; 8789, 40-41. Carlos Coloma a Diego de Ibarra, 3 de febrero de 1623 Al tratar del ataque inglés y persa sobre la factoría portuguesa de Ormuz, los ministros le dijeron a Coloma “hágase el Casamiento... que después todo se hará como Vuestro Amo mandare”. ccclxxx AGS E, Inglaterra; 8788, 60. Carlos Coloma a Felipe IV, 26 de agosto de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788, 62. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 26 de agosto de 1622. El Príncipe de Gales era de los más preocupados cuando llegaron a Inglaterra noticias de la tardanza del conde de Gondomar en su viaje a España. Era lógico, ya que Gondomar era la clave de su matrimonio. ccclxxxi Redworth,G; op cit, páginas 33-35 y 71-73. ccclxxxii AGS E, Inglaterra; 8770, 10. Juan de Ciriza a Carlos Coloma, 10 de junio de 1622. El embajador extraordinario sir John Digby (el ordinario era Walter Aston) había llegado a Madrid el 8 de junio de 1622. AGS E, Inglaterra; 8771, 31. Conde de Gondomar a Carlos Coloma, 10 de septiembre de 1622. La junta que trataba los asuntos de Inglaterra que traía el conde de Bristol estaba formada por Baltasar de Zúñiga, el padre confesor, el obispo de Segovia (confesor del archiduque Alberto), Antonio de Aróstegui, el secretario Andrés de Prada y el conde de Gondomar. ccclxxxiii AGS E, Inglaterra; 8788, 33. Felipe IV al Príncipe de Gales, 9 de julio de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788, 33. Felipe IV a Jacobo Estuardo, 9 de julio de 1622.

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ccclxxxiv AGS E, Inglaterra; 8770, 66. Felipe IV al duque de Alburquerque (embajador en Roma), 23 de septiembre de 1622. Su Majestad ordenaba a Alburquerque que facilitase todo lo referente al matrimonio de su hermana, pero excusando lo que no puede hacer ni es necesario. AGS E, Inglaterra; 8770, 102. Felipe IV al conde de Bristol, 12 de diciembre de 1622. Felipe IV expresaba su buena voluntad en lo referente al enlace de su hermana, y que enviaría un representante a Roma para acelerar la dispensa, y una vez establecidos los puntos temporales, poder entregar a la Infanta en la primavera de 1623. AGS E, Inglaterra; 8770, 103. Conde de Bristol a Felipe IV, diciembre de 1622. El conde expresaba que el punto de las negociaciones sobre el casamiento

seguían como hacía 7 años, y que George Gage sólo había traido nuevas dificultades de Roma para la dispensa. ccclxxxv AGS E, Inglaterra; 8770, 44. Pedro de San Juan a Ambrosio Spínola, 23 de agosto de 1622. En los círculos dirigentes españoles se tenía claro que si a Jacobo no se le satisfacía en el asunto del Palatinado ni en lo del casamiento, se echaría en brazos de los holandeses. ccclxxxvi AGS E, Inglaterra; 8788, 44. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 22 de julio de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788, 94. Felipe IV al emperador, 24 de octubre de 1622. En satisfacción de una de las demandas inglesas, el asunto del conde Palatino (yerno del Rey Jacobo), Felipe IV envió una carta al emperador fechada el 24 de octubre de 1622, en que pedía que la Liga Católica no sitiase las ciudades de Frankenthal y Mannheim por estar guardadas por tropas inglesas. AGS E, Inglaterra; 8788, 118. Carlos Coloma a Felipe IV, 8 de diciembre de 1622. Un asombrado Coloma señalaría a Felipe IV que el Rey y sus ministros creían que “en caso de resistencia [del emperador y del duque de Baviera en la reposición del conde Palatino] ha de tomar Vuestra Majestad las armas contra ellos, como si pudiera esto ponerse en plática, siendo aquellos amigos naturales”. AGS E, Inglaterra; 8770, 104. Felipe IV al conde de Bristol, diciembre de 1622. Felipe IV le decía claramente que no iba a poner a sus tropas contra el emperador, porque él era “mediador, y no puede hacerse parte en el asunto”. Redworth,G; op cit, página 84.

El propio conde de Bristol advirtió a Jacobo que España jamás iría contra el emperador. ccclxxxvii AGS E, Inglaterra; 8788,65. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 9 de septiembre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788, 67bis. Carlos Coloma al barón Digby, 15 de septiembre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8772,29. Fray Diego de la Fuente a Carlos Coloma, 29 de octubre de 1622. Fray Diego contaba a Coloma que procuró que las nuevas condiciones impuestas por el Papado para conceder la dispensa se dulcificasen, lo que equivalía a reconocer que sabía lo mal recibidas que serían en Inglaterra.

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ccclxxxviii AGS E, Inglaterra; 8788, 69. Carlos Coloma a Felipe IV, 19 de septiembre de 1622. El Príncipe de Gales estaba delante, y también estaba disgustado, ya que “estuvo el Príncipe de Gales poniéndose de mil colores, y mostrando un afecto harto sincero”. Redworth,G; op cit, páginas 81-82. El Rey Jacobo formularía las mismas quejas al embajador en España conde de Bristol (para que las representara a Felipe IV), e igual el Príncipe de Gales al conde de Gondomar. AGS E, Inglaterra; 8770, 64. Felipe IV a Carlos Coloma, 22 de septiembre de 1622. Las condiciones del Papa llevadas a Londres por George Gage causaron también gran disgusto al conde de Bristol, que envió un papel quejándose a Baltasar de Zúñiga. Se ordenaba a Coloma que expresara la sinceridad de Su Majestad en este asunto, y que la dispensa vendría sólo si Jacobo satisfacía al Papa. AGS E, Inglaterra; 8770, 65. Conde de Bristol a Baltasar de Zúñiga, 17 de septiembre de 1622. ccclxxxix AGS E, Inglaterra; 8788, 69. Carlos Coloma a Felipe IV, 19 de septiembre de 1622 AGS E, Inglaterra; 8788, 73. Marqués de Buckingham al conde de Gondomar, 26 de septiembre de 1622 Glyn Redworth sostiene que tal carta fue enviada al conde de Gondomar en la primavera de 1622, pero ello en mi opinión es inexacto, ya que la copia que dieron a Coloma esta fechada el 26 de septiembre, además de que siendo una carta que se quejaba de los nuevos capítulos traídos desde Roma por el agente George Gage en el verano de 1622, es ilógico que fuera enviada meses antes (Redworth,G; op cit, páginas 74 y 80). Lo interesante de la carta es que tanto el Príncipe de Gales como Buckingham escribieron al conde de Gondomar cuando las cosas empezaron a torcerse. En una de las cartas, Buckingham recuerda a Gondomar que fue él el que les convenció para que apostaran por un enlace español (abandonando el matrimonio con una princesa francesa) y que les dijo que no habría muchas dificultades para ello en el terreno espiritual. cccxc AGS E, Inglaterra; 8788, 73. Marqués de Buckingham al conde de Gondomar, 26 de septiembre de 1622. cccxci Redworth,G; op cit, páginas 82-85. AGS E, Inglaterra; 8771, 57. Conde de Bristol a Carlos Coloma, 12 de diciembre de 1622. El embajador inglés anunciaba a Coloma que los capítulos religiosos del matrimonio ya estaban acordados por ambas partes. cccxcii AGS E, Inglaterra; 8789, 6. Carlos Coloma al marqués de Montesclaros, 6 de enero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8789, 8. Carlos Coloma al conde de Olivares, 6 de enero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8789, 10. Carlos Coloma a la infanta Isabel, 8 de enero de 1623.

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También informaba lo mismo al secretario Pedro San Juan y al cardenal de la Cueva en cartas del 6, 8 y 13 de enero. cccxciii AGS E, Inglaterra; 8789, 19. Carlos Coloma a Felipe IV, 14 de enero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8789, 21. Carlos Coloma al conde de Olivares, 14 de enero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8789, 22. Carlos Coloma a Jorge Gage, 15 de enero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8789, 23. Carlos Coloma al duque de Alburquerque, 15 de enero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8789, 24. Carlos Coloma a fray Diego de la Fuente, 15 de enero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8789, 25. Carlos Coloma al barón Digby, 15 de enero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8789, 26. Carlos Coloma a Antonio de Aróstegui, 15 de enero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8789, 27. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 20 de enero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8789, 29. Carlos Coloma a marqués de Mirabel, 24 de enero de 1623. El propio Coloma comentaba que ya sólo faltaba para concluir el matrimonio que la dispensa papal fuera obtenida por el embajador duque de Alburquerque y los buenos oficios de fray Diego de la Fuente. Los hacedores de tan feliz suceso estaban claros para Coloma. En una carta al conde de Bristol, fechada el 15 de enero de 1623, el embajador decía que “tan gran alianza, que se deberá, sin duda a Vuestra Excelencia y al Señor Conde de Gondomar, yo aunque he llegado tarde”. En otra al marqués de Mirabel, las cosas se aclaraban un poquito más, ya que “al Conde de Gondomar se deberá esta gran negociación, de que por verla tan adelante doy a Dios mil gracias... por no haberla yo adelantado un solo dedo”. cccxciv AGS E, Inglaterra; 8789, 63. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 17 de febrero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8789, 64. Carlos Coloma al duque de Alburquerque, 17 de febrero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8783,36. Conde de Bristol a Carlos Coloma, 12 de febrero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8783,37. Conde de Bristol a Carlos Coloma, 3 de marzo de 1623. El conde de Bristol informaba que una vez concluidos los artículos de religión, los temporales se culminarían prestamente. Y sólo quedaría ya la dispensa del Papa para poder efectuar el matrimonio del Príncipe. cccxcv AGS E, Inglaterra; 8789, 15. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 13 de enero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8789, 72. Carlos Coloma a Felipe IV, 20 de febrero de 1623. cccxcvi Redworth,G; op cit, páginas 87-94 y 118-121. cccxcvii Redworth,G; op cit, páginas 87-88. cccxcviii Redworth,G; op cit, páginas 91-98.

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cccxcix Redworth,G; op cit, páginas 98-99. AGS E, Inglaterra; 8783, 24. Conde de Gondomar a Carlos Coloma, 12 de febrero de 1623. Gondomar contaba a Coloma que “La materia del casamiento está ya en tan buen término que sólo se espera la dispensación del Papa conque le daremos el Santiago y buen viaje.” cd AGS E, Inglaterra; 8786,4. Diego de Ibarra a Carlos Coloma, 28 de marzo de 1623. Ibarra comentaba la venida del Príncipe de Gales, y de Gondomar decía que “cogió fruto de sus mieses pues juro del consejo de estado con mucho gusto de los compañeros hoy hace 8 días y es el hacedor de toda esta aventura”. AGS E, Inglaterra; 8786,5. Diego de Ibarra a Carlos Coloma, 6 de abril de

1623. De hecho, se puede afirmar que Gondomar no fue el único en ascender políticamente a costa del viaje de Carlos Estuardo. El marqués de la Hinojosa, al ser nombrado embajador extraordinario en Inglaterra, juró como consejero de estado. AGS E, Inglaterra; 8791,36. Carlos Coloma a la Infanta Isabel, 26 de mayo de 1623. Coloma comentaba que sobre las negociaciones del casamiento “me veo excluido pues no me escriben palabra”. De hecho, comparaba (y no sin razón) su situación en Londres con la del conde de Bristol en Madrid, porque todo se estaba tratando entre el Príncipe y Buckingham por parte inglesa y Gondomar y Olivares por otra. cdi Redworth,G; op cit, páginas 105-116. Elliot, J.H.; op cit, páginas 238-250. AGS E, Inglaterra; 8772, 2. Duque de Alburquerque al conde de Gondomar, 30 de abril de 1622. Alburquerque y Baltasar de Zúñiga temían que por la dilación en las negociaciones sobre el casamiento del Príncipe de Gales aumentaran las sospechas entre los ingleses de que “los engañamos”. AGS E, Inglaterra; 8772, 21. Duque de Alburquerque a Carlos Coloma, 20 de diciembre de 1622. El duque confesaba que no sabía como se podía dilatar más la resolución del casamiento sin descubrir que era mañosamente entretenida. AGS E, Inglaterra; 8777, 3. Cardenal de la Cueva a Carlos Coloma, 11 de enero de 1623. El cardenal dejaba claros a Coloma sus puntos de vista sobre el enlace del

Príncipe. Si el Rey Jacobo no cumplía sus promesas hacia los católicos y de alianza contra Holanda, el matrimonio no debía de celebrarse. Hacerlo sería dar un rehén de sangre real española a un enemigo (como pasaba en Francia con Ana de Austria), aparte de que además eran herejes. Las condiciones innegociables debían ser la conversión de Carlos Estuardo, asegurar la libertad de conciencia en Inglaterra y la alianza contra los holandeses. AGS E, Inglaterra; 8777, 8. Cardenal de la Cueva a Carlos Coloma, 1 de febrero de 1623. “aunque suena bien [lo del casamiento], el peligro es sin comparación mayor que la esperanza, y roguemos a Dios que yo no me engañe”.

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cdii AGS E, Inglaterra; 8789, 85. Carlos Coloma a Felipe IV, 28 de febrero de 1623. cdiii AGS E, Inglaterra; 8789, 86. Carlos Coloma al conde de Olivares, 28 de febrero de 1623. En la de Olivares Coloma muestra estar pensando en lo peor por el secretismo del viaje. AGS E, Inglaterra; 8789, 87. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 28 de febrero de 1623. AGS E, Inglaterra; 8789, 88. Carlos Coloma a la Infanta Isabel, 28 de febrero de 1623. cdiv AGS E, Inglaterra; 8790,1. Carlos Coloma a Felipe IV, 1 de marzo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8777,16. Cardenal de la Cueva a Carlos Coloma, 16 de marzo de 1623. La noticia del viaje del Príncipe de Gales a España causó una enorme y grata sorpresa entre los ministros españoles de cualquier parte de Europa. Al Cardenal de la Cueva, pese a considerar que era asunto muy bueno, creía que lo había hecho Jacobo sólo para enderezar el casamiento y que Felipe IV dejara de presionar para la libertad de conciencia en Inglaterra. No andaba mal encaminado el cardenal. AGS E, Inglaterra; 8778,16. Pedro de San Juan a Carlos Coloma, 15 de marzo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8778,19. Pedro de San Juan a Carlos Coloma, 29 de marzo de 1623. San Juan expresaba su admiración por la resolución del Príncipe y comentaba que en Bruselas se brindaba por tan galante y fino enamorado. AGS E, Inglaterra; 8779,9. Duque de Alba a Carlos Coloma, 18 de abril de 1623. AGS E, Inglaterra; 8779,10. Duque de Alba a Carlos Coloma, 25 de abril de 1623. El duque esperaba grandes cosas del matrimonio del Príncipe porque “Mucho tiene de aventura de Amadis [de Gaula] el haber pasado a España el hijo de Jacobo”. AGS E, Inglaterra; 8780,9. Marqués de Mirabel a Carlos Coloma, 9 de marzo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8780,10. Marqués de Mirabel a Carlos Coloma, 16 de marzo de 1623. El marqués contaba que el viaje del Príncipe a España había causado mala sangre en París. AGS E, Inglaterra; 8780, 63. Conde de Oñate a Carlos Coloma, 6 de abril de 1623. A Oñate le había causado gran maravilla la noticia. AGS E, Inglaterra; 8782, 40. Duque de Feria a Carlos Coloma, 5 de abril de 1623. Feria lo consideraba algo “digno de gran estimación y que merece que en España lo conozcan y hagan dello la demostración que es justo como es sin duda lo harán pues seria hierro muy grande no lograr esta ocasión aventajando las cosas de la religión.” AGS E, Inglaterra; 8783,6. Conde de Olivares a Carlos Coloma, 7 de abril de 1623. Olivares comentaba la buena acogida que se hacía en Madrid al Príncipe, por la consideración de la confianza y fineza demostrada por Jacobo y el Príncipe.

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Su Majestad Se había holgado de conocer al Príncipe de Gales que tiene excelentes partes y Buckingham muy dignas. AGS E, Inglaterra; 8787,4. Infanta Isabel a Carlos Coloma, 15 de marzo de 1623. La noticia había causado gran alegría, y más porque el día anterior se había tenido aviso de que lo habían asesinado los puritanos. cdv AGS E, Inglaterra; 8790,1. Carlos Coloma a Felipe IV, 1 de marzo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8790, 2. Carlos Coloma al conde de Olivares, 1 de marzo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8790, 3. Carlos Coloma a la Infanta Isabel, 2 de marzo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8790, 4. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 2 de marzo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8790, 9. Carlos Coloma a la Infanta Isabel, 9 de marzo de 1623. Coloma creía incluso que el conde de Bristol estaba preparándolo todo en Madrid junto a Gondomar para la llegada de tan importantes invitados. Se equivocaba con Bristol, que ignoraba todo el viaje. cdvi AGS E, Inglaterra; 8790, 3. Carlos Coloma a la Infanta Isabel, 2 de marzo de 1623. cdvii AGS E, Inglaterra; 8790, 8. Fernando de Boischot a la Infanta Isabel, 9 de marzo de 1623. cdviii AGS E, Inglaterra; 8790, 13. Carlos Coloma al conde de Olivares, 14 de marzo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8790, 32. Carlos Coloma al conde de Gondomar, 28 de marzo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8790, 45. Carlos Coloma al conde de Gondomar, 7 de abril de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,4. Carlos Coloma al conde de Gondomar, 3 de agosto de 1623. Coloma sugería una lista de nombres para la casa de la Infanta en Inglaterra. El arcediano Carondelet (limosnero mayor, sumiller de cortina o capellán mayor), Juan Coloma, hijo del contador Coloma (para capellán), el licenciado inglés Lo (capellán). Para cargos no eclesiásticos, el barón Roper, Thomas Somerset, vizconde de Couchester, Luis de Lucanor, el barón Vaux o la marquesa de Onneley, hermana del duque de Richmond. cdix AGS E, Inglaterra; 8790, 9. Carlos Coloma a la Infanta Isabel, 9 de marzo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8790, 10. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 9 de marzo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8790, 12. Carlos Coloma a Felipe IV, 14 de marzo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8790, 13. Carlos Coloma al conde de Olivares, 14 de marzo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8790, 14. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 14 de marzo de 1623. cdx AGS E, Inglaterra; 8790, 19. Carlos Coloma a Felipe IV, 22 de marzo de 1623.

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AGS E, Inglaterra; 8790, 23. Carlos Coloma al conde de Gondomar, 22 de marzo de 1623. Coloma también advertía de que los que esperaban que Carlos Estuardo no llegara a España eran más. AGS E, Inglaterra; 8790, 57. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 14 de abril de 1623. El embajador comentaba que “hay un mayor numero de los que se oponen al matrimonio,...y no el menos granado”. AGS E, Inglaterra; 8786,5. Diego de Ibarra a Carlos Coloma, 6 de abril de 1623. Ibarra quería saber de Coloma el efecto de la ida del Príncipe de Gales a España entre los puritanos, pues “si estuviesen tan fuertes como algunos se creen era ocasión de verse algun movimiento.” AGS E, Inglaterra; 8790, 31. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 28 de marzo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8790, 32. Carlos Coloma al conde de Gondomar, 28 de marzo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8790, 40. Carlos Coloma al duque de Alburquerque, 2 de abril de 1623. AGS E, Inglaterra; 8790, 43. Carlos Coloma a Felipe IV, 7 de abril de 1623. AGS E, Inglaterra; 8790, 49. Carlos Coloma a la Infanta Isabel, 8 de abril de 1623. De Francia llegaban noticias a Inglaterra sobre que se había detenido al Príncipe en España y que el Papa ponía pegas a la dispensa (noticias que en realidad no iban mal encaminadas). AGS E, Inglaterra; 8790, 62. Carlos Coloma a Felipe IV, 22 de abril de 1623. Francia y Venecia ofrecieron a Jacobo entrar en alianza contra el emperador y España, pero él lo rechazó. AGS E, Inglaterra; 8791, 10. Carlos Coloma a Felipe IV, 10 de mayo de 1623. Saboya y Venecia habían propuesto una coalición contra la Casa de Austria. AGS E, Inglaterra; 8791,45. Carlos Coloma al marqués de Mirabel, 6 de junio de 1623. El embajador contaba el caso de un holandés que por las calles de Londres iba diciendo que ellos evitarían tales alianzas por todos los medios posibles, incluido el no permitir que la Infanta llegara viva a Inglaterra atacando la flota que la trajera. El mismo hecho de que se permitieran por las calles tales palabras sobre la futura Princesa de Gales (porque en ese momento no se contemplaba otra) muestra el grado de descontento y de división que se había provocado en el reino. AGS E, Inglaterra; 8778,60. Pedro de San Juan a Carlos Coloma, 30 de agosto de 1623. Pedro de San Juan contaba a Coloma que habían llegado noticias a Bruselas de un tumulto en Londres de puritanos, y que habían derribado el edificio que se estaba construyendo para capilla de la Infanta. AGS E, Inglaterra; 8780,11. Marqués de Mirabel a Carlos Coloma, 23 de marzo de 1623. Los franceses creían que el casamiento no se concluiría. AGS E, Inglaterra; 8780,24. Marqués de Mirabel a Carlos Coloma, 29 de junio de 1623. La reina Ana deseaba ver concluido el casamiento fuese como fuese, porque la volvían loca con tantos rumores y noticias, la última de ellas era que el Príncipe estaba preso en España.

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cdxi AGS E, Inglaterra; 8790, 25. Carlos Coloma a la Infanta Isabel, 24 de marzo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8790, 26. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 24 de marzo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8790, 33. Carlos Coloma al conde de Bristol, 28 de marzo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8790, 66. Carlos Coloma al conde de Olivares, 22 de abril de 1623 cdxii AGS E, Inglaterra; 8778,24. Pedro de San Juan a Carlos Coloma, 19 de abril de 1623. AGS E, Inglaterra; 8778,26. Pedro de San Juan a Carlos Coloma, 26 de abril de 1623. Se envió desde Bruselas a Coloma una relación de la llegada del Príncipe de Gales a Madrid, aunque Coloma desde Madrid ya había recibido otra relación. cdxiii AGS E, Inglaterra; 8790, 45. Carlos Coloma al conde de Gondomar, 7 de abril de 1623. cdxiv AGS E, Inglaterra; 8783, 27. Conde de Gondomar a Carlos Coloma, 8 de abril de 1623. Es ilustrativo el dato de que apenas tres semanas después de su llegada, Gondomar ya advertía de lo poco que en materia de religión estaban haciendo el Príncipe y Buckingham para culminar el casamiento. AGS E, Inglaterra; 8783,41. Conde de Bristol a Carlos Coloma, 6 de mayo de 1623. En un leguaje de exquisita diplomacia, Bristol informaba a Coloma de las dificultades que había en las negociaciones, pues “Aunque los negocios no han tenido hasta ahora lugar de caminar con la prisa que era menester al presente, espero que se efectuara todo bien presto pues la dispensación ha llegado.” cdxv AGS E, Inglaterra; 8790, 64. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 22 de abril de 1623. AGS E, Inglaterra; 8790, 66. Carlos Coloma al conde de Olivares, 22 de abril de 1623. AGS E, Inglaterra; 8791,3. Carlos Coloma a Pedro de San Juan, 4 de mayo de 1623. cdxvi Redworth,G; op cit, páginas 160-164. La dispensa papal llegó a la nunciatura en Madrid el 18 de abril. cdxvii AGS E, Inglaterra; 8791,10. Carlos Coloma a Felipe IV, 10 de mayo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8791,11. Carlos Coloma al conde de Gondomar, 10 de mayo de 1623. cdxviii AGS E, Inglaterra; 8791,22. Carlos Coloma a Jerónimo Pimentel, 14 de mayo de 1623. Redworth,G; op cit, páginas 160-164. cdxix AGS E, Inglaterra; 8791,29. Carlos Coloma al conde de Gondomar, 20 de mayo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8791,32. Carlos Coloma al marqués de Mirabel, 22 de mayo de 1623.

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Coloma se quejaba de que Gondomar sólo le hablaba de “bagatelas…sin que de todas sus cartas se pueda sacar mas sustancia que de un diente de conejo”. AGS E, Inglaterra; 8791,36. Carlos Coloma a la Infanta Isabel, 26 de mayo de 1623. Coloma comentaba que sobre las negociaciones del casamiento “me veo excluido pues no me escriben palabra”. De hecho, comparaba (y no sin razón) su situación en Londres con la del conde de Bristol en Madrid, porque todo se estaba tratando entre el Príncipe y Buckingham por parte inglesa y Gondomar y Olivares por otra. AGS E, Inglaterra; 8791,42. Carlos Coloma a Pedro de San Juan, 2 de junio de 1623. Advertía que en los últimos 12 días no había recibido correo de Madrid. AGS E, Inglaterra; 8791,49. Carlos Coloma al marqués de Mirabel, 13 de junio de 1623. Coloma confesaba a Mirabel que “yo soy algo incrédulo y hasta tener cartas de la corte en que me digan no abro la boca, que al buen callar lo llaman Sancho”. cdxx AGS E, Inglaterra; 8791,50. Carlos Coloma a la Infanta Isabel, 15 de junio de 1623. cdxxi AGS E, Inglaterra; 8791,50. Carlos Coloma a la Infanta Isabel, 15 de junio de 1623. AGS E, Inglaterra; 8791,57. Carlos Coloma a la Infanta Isabel, 29 de junio de 1623. cdxxii AGS E, Inglaterra; 8791,60. Carlos Coloma a Felipe IV, 3 de julio de 1623. AGS E, Inglaterra; 8791,63. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 7 de julio de 1623. Jacobo sabía que en una discusión, Olivares le había dicho a Buckingham que “en vida del Rey que esté en el cielo -Felipe III-, nunca se pensó en la conclusión del casamiento, de que era buena prueba la cláusula del testamento de Su Majestad, en que mandaba se casase la Señora Infanta María con el hijo del emperador”. AGS E, Inglaterra; 8777,36. Cardenal de Al Cueva a Carlos Coloma, 19 de julio de 1623. El cardenal comentaba a Coloma que la única forma de que el casamiento se culminara era que Jacobo y Carlos Estuardo se hicieran católicos, y que luego por ley general toda Inglaterra. Luego criticaba el hecho mismo de estar negociando un matrimonio así, ya que “se ve el mal consejo de comenzar una platica semejante sin intención de llegar a efecto, pues... sería... menor la ofensa y la queja de despedir el negocio al principio que cuando estuviese ya muy adelante, y es gran engaño el de los que piensan sacar provecho de tales artificios”. Los matrimonios de los hijos de los reyes de España habían de ser con la familia del emperador porque así se aseguraba la religión y la sucesión. AGS E, Inglaterra; 8780, 74. Conde de Oñate a Carlos Coloma, 19 de julio de 1623. Para Oñate sólo había dos motivos para aceptar el matrimonio, mejorar en Inglaterra de forma considerable la religión y unir a Inglaterra y España contra todos los enemigos. Si el enlace fracasaba, “quedaremos españoles e ingleses por largo tiempo muy encontrados y por ventura muy declarados enemigos”. cdxxiii AGS E, Inglaterra; 8791,61. Carlos Coloma a Felipe IV, 4 de julio de 1623. Redworth,G; op cit, páginas 189-193.

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El 17 de julio el Príncipe de Gales aceptaba las condiciones españolas, para sorpresa de toda la corte madrileña. Sin embargo, era un acuerdo que no estaba dispuesto a cumplir si la Infanta no volvía con él a Inglaterra. Jacobo ya le había escrito pidiéndole que de cualquier forma se volviera a casa. AGS E, Inglaterra; 8786,12. Diego de Ibarra a Carlos Coloma, 1 de agosto de 1623. Gondomar, al decir de Ibarra, estaba tras el acuerdo del 17 de julio, “contento como una pascua”. AGS E, Inglaterra; 8783, 11. Conde de Olivares a Carlos Coloma, 17 de julio de 1623. Olivares enviaba un despacho el mismo día 17 a Coloma avisando de la conclusión del casamiento al aceptar el Príncipe las condiciones españolas. cdxxiv AGS E, Inglaterra; 8791,68. Carlos Coloma al conde de Oñate, 21 de julio de 1623.

AGS E, Inglaterra; 8791,69. Carlos Coloma a Pedro de San Juan, 21 de julio de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,1. Carlos Coloma a Felipe IV, conde de Olivares y Juan de Ciriza, 2 de agosto de 1623. En las gestiones con los consejeros de estado habían terciado grandes sumas de dinero. AGS E, Inglaterra; 8792,6. Carlos Coloma a Pedro San Juan, 10 de agosto de 1623. El embajador confesaba que se había pagado dinero en los tratos con los consejeros de estado, y sugiere que varios personajes se habían beneficiado, entre ellos señalaba claramente a Richard Weston. AGS E, Inglaterra; 8792,4. Carlos Coloma al conde de Gondomar, 3 de agosto de 1623. Coloma contaba a Gondomar que “algún tanto se ha untado el carro”. Quizá también se hubiera regalado también a John Williams, Lord Keeper (Guardián del Gran Sello de Inglaterra), ya que el embajador hablaba de él muy bien en referencia a los juramentos públicos del 30 de julio de 1623. Redworth,G; El príncipe y la infanta. Taurus, Madrid, 2004. Pags 191-194. El consejo de estado de Jacobo no demostró demasiada oposición a unas condiciones matrimoniales inaceptables en la práctica. Quizá la labor de los dos embajadores españoles tuvo alguna influencia en ello. Se juró en público que ninguna ley contra los católicos se llevaría a efecto, que ninguna otra sería promulgada, que en un plazo de tres años se revocarían parlamentariamente las leyes anticatólicas (aparte de cuestiones acerca de la crianza de los hijos de la Infanta en el catolicismo). En secreto, Jacobo juró que el catolicismo sería tolerado si se practicaba privadamente en las casas. AGS E, Inglaterra; 8792,2. Carlos Coloma a la Infanta Isabel, 2 de agosto de 1623.

Se informaba a la Infanta no sólo de los juramentos, sino de que el casamiento se había terminado en España el 17 de julio (cuando el Príncipe había aceptado todas las condiciones españolas). La Infanta María sería entregada en abril de 1624. AGS E, Inglaterra; 8792,3. Carlos Coloma a Ambrosio Spínola, 2 de agosto de 1623. AGS E, Inglaterra; 8780,29. Marqués de Mirabel a Carlos Coloma, 12 de agosto de 1623. El marqués contaba que pese a estar hechos ya los juramentos, en París se decía que “aun no está consumado el matrimonio, pensando que les han de quedar alguna esperanza de revolverlo”.

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cdxxv AGS E, Inglaterra; 8792,17. Carlos Coloma a Felipe IV, 11 de septiembre de 1623. Ambos embajadores sabían que el regreso del Príncipe sin esposa era muy mal asunto. Redworth,G; El príncipe y la infanta. Taurus, Madrid, 2004. Pags 197, 203-204, 208-210 y 287. Poco antes de partir hacia el puerto de Santander, el Príncipe de Gales firmó los poderes que permitían que Felipe IV o el Infante don Carlos pudieran actuar en su nombre en el enlace con la Infanta María, que debía celebrarse en un plazo de 10 días después de la llegada de la dispensa papal. Sin embargo, desde Segovia, el Príncipe envió una carta al conde de Bristol anulando el poder matrimonial hasta nueva orden. cdxxvi AGS E, Inglaterra; 8792,21. Carlos Coloma al marqués de Mirabel, 12 de

septiembre de 1623. Coloma mostraba sus dudas acerca del desenlace del casamiento porque el último correo había dejado muchas dudas y dificultades pese a señalar que el desposorio se haría. AGS E, Inglaterra; 8792,22. Carlos Coloma al conde de Gondomar, 13 de septiembre de 1623. El embajador se queja de la falta de respuesta desde España a sus despachos. Además, la falta de dinero crónica para enviar a la embajada no podía ser en peor ocasión “ahora que es cuando se da fin a la comedia”. El Rey Jacobo no tenía cartas desde finales de julio, y ello le tenía muy receloso y desconfiado. Como tampoco los embajadores españoles tenían información, no podían deshacer la tensión que había en la corte inglesa. AGS E, Inglaterra; 8777,49. Cardenal de la Cueva a Carlos Coloma, 11 de octubre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8777,48. Cardenal de la Cueva a Carlos Coloma, 4 de octubre de 1623. El cardenal no creía que el regreso del Príncipe a Inglaterra sin la Infanta fuera algo desastroso, ya que el Rey Jacobo había mostrado gran deseo de este enlace, además de que su hijo había jurado cumplir lo pactado en Madrid y dejado poder para los desposorios. Lo que ignoraba el Cardenal es que Carlos Estuardo no cumpliría nada de todo eso. AGS E, Inglaterra; 8782,59. Duque de Feria a Carlos Coloma, 25 de octubre de 1623. El duque también era del parecer del cardenal de la Cueva. AGS E, Inglaterra; 8780, 37. Marqués de Mirabel a Carlos Coloma, 23 de septiembre de 1623. Muchos trabajos tendría Coloma si era verdad que el Príncipe de Gales volvía a

Inglaterra sin esposa ni desposado. AGS E, Inglaterra; 8780, 40. Marqués de Mirabel a Carlos Coloma, 14 de octubre de 1623. “La vida que pasareis vos y el marqués de la Hinojosa con la vuelta del Príncipe de Gales será harto aperrada”. AGS E, Inglaterra; 8786,14. Diego de Ibarra a Carlos Coloma, 15 de septiembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8786,15. Diego de Ibarra a Carlos Coloma, 2 de octubre de 1623. Ibarra acusaba directamente a Buckingham de que el Príncipe no se quedara en España a desposarse. De Buckingham decía “Terrible me parece el hombre

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y sus prisas, yo las atribuyo a los celos y sospechas conque vienen siempre los privados y enamorados”. AGS E, Inglaterra; 8786,16. Diego de Ibarra a Carlos Coloma, 2 de noviembre de 1623. Ibarra, a diferencia de Coloma, no creía que el matrimonio estuviese acabado por el regreso del Príncipe, a quien sólo Buckingham había convencido para la vuelta a Inglaterra. Ibarra tenía más confianza en el Príncipe que Coloma. cdxxvii AGS E, Inglaterra; 8792,24. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 22 de septiembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8783, 19. Conde de Olivares a Carlos Coloma, 31 de octubre de 1623. Olivares no se sorprendía de la preocupación de los católicos al saberse el regreso de Carlos Estuardo a Inglaterra sin esposa. cdxxviii AGS E, Inglaterra; 8792,26. Carlos Coloma al conde de Olivares, 24 de septiembre de 1623. También se volvía a insistir en la desgracia que les caía a los católicos, que habían sido en todo este asunto una suerte de “rehenes” y moneda de cambio a expensas de los vaivenes de las negociaciones. AGS E, Inglaterra; 8792,27. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 25 de septiembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,31. Carlos Coloma a la Infanta Isabel, 6 de octubre de 1623. Coloma contaba que Buckingham venía “irritadísimo” y había cruzado malas palabras con Olivares al despedirse. Al parecer, el Príncipe había enviado cartas a Felipe IV desde Segovia de satisfacción y cortesía, cuyas copias enviaba el conde de Bristol a Coloma. Por supuesto, todo era una maniobra de Carlos Estuardo, porque no pensaba en casarse ya con la Infanta. AGS E, Inglaterra; 8781, 18. Carlos Estuardo, Príncipe de Gales, a Felipe IV, 13 de septiembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8783, 20. Conde de Olivares a Carlos Coloma, 2 de noviembre de 1623. Olivares advertía de que ya iba obrando la poca satisfacción que había mostrado el Príncipe al salir de España, todo culpa de los malos oficios de Buckingham. AGS E, Inglaterra; 8786,39. Conde de Castañeda a Carlos Coloma, 7 de octubre de 1623. El embajador ordinario en Génova preguntaba a Coloma cómo había sido la despedida del Príncipe y lo demás, porque el irse sin desposarse “parece que da a entender alguna novedad, y pardiez que fuera pesada cosa tras todo lo trabajado que volviera con el poco gusto que los ingleses han mostrado”. cdxxix AGS E, Inglaterra; 8792,28. Carlos Coloma a Diego de Ibarra, 25 de septiembre de 1623. cdxxx AGS E, Inglaterra; 8792,33. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 6 de octubre de 1623. cdxxxi AGS E, Inglaterra; 8792,34. Carlos Coloma a la Infanta Isabel, 11 de octubre de 1623.

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cdxxxii AGS E, Inglaterra; 8792,36. Carlos Coloma a Pedro de San Juan, 13 de octubre de 1623. Coloma comentaba que el embajador francés había regresado a Londres a tratar el enlace con la princesa francesa Henriqueta. AGS E, Inglaterra; 8783, 50. Conde de Bristol a Carlos Coloma, 4 de octubre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8783, 52. Conde de Bristol a Carlos Coloma, 2 de noviembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8783, 53. Conde de Bristol a Carlos Coloma, 4 de noviembre de 1623. El conde de Bristol tras la partida del Príncipe hacia Inglaterra, se esforzaba por mantener las apariencias con Coloma acerca de la amistad de ambas coronas y las negociaciones finales del casamiento. El Príncipe había anulado en septiembre los poderes para realizar el desposorio con la Infanta y el Rey Jacobo había enviado despachos en octubre confirmando la decisión, justificándola en la no restauración del Palatino. cdxxxiii AGS E, Inglaterra; 8792,37. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 13 de octubre de 1623. cdxxxiv AGS E, Inglaterra; 8792,39. Carlos Coloma a Felipe IV, 17 de octubre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,40. Carlos Coloma al conde de Olivares, 17 de octubre de 1623. La duquesa de Buckingham y su madre la duquesa de Rutland aseguraban a Coloma que el Príncipe volvía “bueno y enamorado”. Tanto uno como otro sabían o podían al menos sospechar que eso no era cierto. cdxxxv AGS E, Inglaterra; 8792,42. Carlos Coloma a la Infanta Isabel, 27 de octubre de 1623. Al parecer, Jacobo seguía manteniendo que quería el casamiento, mientras que Buckingham si puede, acabaría con el matrimonio. Para mantener la ficción, se había enviado un despacho a Madrid en el que se pedía garantía de que una vez hechos los desposorios, la Infanta María no se metería en religión. Gentil preocupación en quién ya miraba a Francia. AGS E, Inglaterra; 8792,58. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 27 de noviembre de 1623. Tan tarde como a finales de noviembre el Rey y su hijo seguían insistiendo en que esperaban la llegada de la Infanta. AGS E, Inglaterra; 8792,44. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 27 de

octubre de 1623. cdxxxvi AGS E, Inglaterra; 8792,49. Carlos Coloma a Pedro de San Juan, 10 de noviembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,50. Carlos Coloma a la Infanta Isabel, 10 de noviembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,51. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 10 de noviembre de 1623. Coloma directamente calificaba a Buckingham de “gran amigo de los puritanos y sus secuaces” por no querer el casamiento.

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cdxxxvii AGS E, Inglaterra; 8777,53. Cardenal de la Cueva a Carlos Coloma, noviembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8777,54. Cardenal de la Cueva a Carlos Coloma, 8 de noviembre de 1623. Buckingham, visto su mal ánimo e influencia en el Príncipe, hacía mejor que el casamiento no se celebrase, porque tendrían un rehén (la Infanta) para impunemente no mejorar ni la religión católica ni los intereses de Su Majestad. cdxxxviiiAGS E, Inglaterra; 8792,59. Carlos Coloma a la Infanta Isabel, 29 de noviembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8783, 21. Conde de Olivares a Carlos Coloma, 10 de noviembre de 1623. La oferta desde España era organizar un matrimonio entre el segundo hijo del conde Palatino (que habría de criarse católico en la corte imperial) y la hija del emperador. La restitución del Electorado se haría en ese hijo, nunca en el padre. cdxxxix AGS E, Inglaterra; 8792,52. Carlos Coloma a la Infanta Isabel, 17 de noviembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,54. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 20 de noviembre de 1623. Coloma le calificaba de persona de mala calidad. AGS E, Inglaterra; 8792,56. Carlos Coloma a la Infanta Isabel, 24 de noviembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,58. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 27 de noviembre de 1623. “Buckingham no es hombre sino demonio”. AGS E, Inglaterra; 8792,66. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 15 de diciembre de 1623. Aseguraba que tal era el poder del valido que “con temerle el Rey mas que a la muerte hay muchos que le tienen por cierto”. AGS E, Inglaterra; 8792,67. Carlos Coloma a la Infanta Isabel, 22 de diciembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,68. Carlos Coloma al marqués de Mirabel, 29 de diciembre de 1623. cdxl AGS E, Inglaterra; 8777,56. Cardenal de la Cueva a Carlos Coloma, 29 de noviembre de 1623. Al cardenal le parecía extraña novedad lo de mezclar el casamiento con la restitución del Palatinado. AGS E, Inglaterra; 8777,58. Cardenal de la Cueva a Carlos Coloma, 13 de diciembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8777,59. Cardenal de la Cueva a Carlos Coloma, 20 de diciembre de 1623. Para el cardenal, las nuevas demandas del conde de Bristol sobre el Palatinado le hacían pensar que no habría ni casamiento ni concierto. cdxli AGS E, Inglaterra; 8792,60. Carlos Coloma a la Infanta Isabel, 3 de diciembre de 1623. El Rey Jacobo era quién cargaba la responsabilidad en España, y no en el emperador. Redworth,G; op cit, páginas 16-19 y 211-212.

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Tanto el Príncipe de Gales como Buckingham, a su regreso del fracasado viaje, justificaron el fiasco aduciendo la negativa de España a restituir al Palatino y dar satisfacción a la casa Estuardo. De ahí la obligación de Carlos Estuardo de sacrificarse renunciando a una esposa para defender la causa de Inglaterra y el protestantismo. cdxlii AGS E, Inglaterra; 8792,67. Carlos Coloma a la Infanta Isabel, 22 de diciembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,68. Carlos Coloma a la Infanta Isabel, 29 de diciembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792,68. Carlos Coloma al marqués de Mirabel, 29 de diciembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8783,34. Conde de Gondomar a Carlos Coloma, 2 de diciembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8783,35. Conde de Gondomar a Carlos Coloma, 9 de diciembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8783, 54. Conde de Bristol a Carlos Coloma, 16 de diciembre de 1623. El conde de Bristol se lamentaba de cómo había terminado todo, “me pesa ver los negocios tan revueltos”, y se declaraba firme partidario desde siempre de la amistad entre ambas coronas. AGS E, Inglaterra; 8783, 54. Carlos Coloma a la Infanta Isabel, 29 de diciembre de 1623. El Príncipe de Gales estaba resuelto a no hacer el casamiento con España, y él y Buckingham enviaron al capitán de la guardia a París para hacer el casamiento con la hermana del Rey francés sin esperar a la respuesta de Su Majestad a sus embajadores en Madrid sobre la restitución del Palatinado, “tal es el miedo que tienen de que con concederles lo mismo que desean se les quite la ocasión de revolver el mundo y vengarse de las injurias q dicen haber recibido en España. Dios se lo perdone a quien trazó [el] viaje [del Príncipe de Gales a España]”. cdxliii AGS E, Inglaterra; 8792,68. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 29 de diciembre de 1623. Coloma contaba que en Londres “las amenazas que oyen de guerra contra España…son tan grandes y desvergonzadas como desproporcionadas con las fuerzas pues no tienen un real ni de donde sacarlo sin parlamento”. Además, el Príncipe había expresado las quejas por el mal trato que se le dio en Madrid, dilaciones y difugios, no permitirle ver ni hablar a la Infanta, los pocos favores que le hizo la Infanta, el estar periodos de 8 a 10 días sin ver al rey y el no haberle invitado a comer jamás. AGS E, Inglaterra; 8792, 68. Carlos Coloma a la Infanta Isabel, 29 de diciembre de 1623. Coloma contaba a la Infanta que aunque la condición del Rey Jacobo era conocida [favorable], el duque de Buckingham, el Príncipe de Gales y los mal afectos se encaminan a que “se puede casi tener por cierto el rompimiento, y aun acá una muy grande demostración en daño de su propio rey si se mete en mas q en cazar y holgarse, de q tienen por lance forzoso el llegar a la guerra”. cdxliv La información bibliográfica acerca de los Coloma y don Carlos la he obtenido de una página web de historia; www.tercios.org, creada por el investigador Juan L. Sánchez. cdxlv Los Coloma eran de origen converso.

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cdxlvi Felipe II había ordenado a Farnesio que recompensara por sus méritos a Coloma con el mando de una compañía de caballería y 40 escudos de ventaja. cdxlvii Batalla de Aumale y socorro de Rouen (1592), batalla de Douens (1595), sitio de Cambray (1595), socorro de La Fére (1595), conquistas de Calais, Ardres y Hulst (1596). cdxlviii AGS E, Inglaterra; 8769,1. Orden de nombramiento de Felipe III, 22 de junio de 1600. cdxlix Durante su mandato se construyó el fuerte de San Carlos, en la punta de Porto-pí, dominando la bahía de Palma, que aun se mantiene en pie y aloja un museo militar regional. cdl Hugo, Hermann; Sitio de Breda. Balkan Editores, Madrid, 2001, páginas 132, 139, 146. Edición de Julio Albi de la Cuesta (original de Amberes, 1626), cdli Igual que Carlos Coloma, ambos personajes tenían muchas cosas en común. cdlii Allen, Paul C.;op cit, página 52. Zúñiga era capitán de infantería y oficial de Estado Mayor de la nave capitana de la Gran Armada de 1588. Como tal, fue el encargado de transmitir su fracaso a Felipe II. cdliii Elliot, J.H.; op cit, páginas 66 y 67. cdliv Felipe III le nombró Comendador mayor de León y ayo del príncipe Felipe en 1619. Elliot, J.H.; op cit, páginas 66 y 67. cdlv Stradling, R.A.; Felipe IV y el gobierno de España 1621-1665. Cátedra, Madrid, 1989, página 33. Parker, Geoffrey (ed); La guerra de los treinta años. Papeles del Tiempo, Madrid, 2003, páginas 63-67. En 1618 se enviaron 700.000 táleros al emperador, 3,4 millones para julio de 1619. E igualmente tropas, 7000 veteranos en marzo de 1619, 40.000 para marzo de 1621. Un tálero equivale más o menos a un escudo. cdlvi Elliot, J.H.; op cit, página 96. cdlvii AGS E, Inglaterra; 8791, 62. Carlos Coloma al conde de Olivares, 5 de julio

de 1623. AGS E, Inglaterra; 8792, 48. Carlos Coloma al conde de Olivares, 4 de noviembre de 1623. Al morir Zúñiga, los lazos continuaron con su sobrino el conde de Olivares, de quién también se declaraba “hechura” Coloma. AGS E, Inglaterra; 8769, 47. Gaspar de Valdés a Carlos Coloma, 7 de mayo de 1621. De hecho, en una de las actuaciones más destacadas de los nuevos dirigentes en Madrid, la detención del duque de Osuna, Coloma tuvo un papel fundamental, al ser el encargado de su custodia en el castillo de la Almeda. cdlviii Elliot, J.H.;op cit, páginas 88-94 y 97.

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En 1620 Carlos Coloma afirmaba sobre los efectos de la Tregua con Holanda que “Si en doce años han conseguido todo esto, cabe imaginarse lo que harán si les damos más tiempo”. Parker, G.;op cit, páginas 467-468. Para Zúñiga el dilema ante la renovación o no de la tregua con los holandeses era una elección “si se hicieran [nuevas treguas] y no se hicieran, estuviéramos en mal término, porque cuando llegan las cosas a cierto estado, siempre la resolución que sobre ellas se toma se viene a tener por lo peor, no por falta de buen consejo sino porque el estado de las cosas tan perdido no es capaz de remedio, y el que se aplica desacredita a quién las elige”. AGS E, Inglaterra; 8788, 104. Carlos Coloma al conde de Olivares, 12 de noviembre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788, 106. Carlos Coloma a Antonio Aróstegui, 11 de noviembre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788, 107. Carlos Coloma a Juan de Ciriza, 11 de noviembre de 1622. Coloma afirmaba a Juan de Ciriza que pidió el traslado a Flandes desde Mallorca para estar allí cuando el panorama bélico empezaba a clarificarse en Europa (Crisis bohemia, expiración de las treguas con Holanda). Curiosamente, para Zúñiga y Coloma 1617 sería un año clave, ya que uno regresaría a Flandes, y el otro a Madrid. AGS E, Inglaterra; 8792, 68. Carlos Coloma a la Infanta Isabel, 29 de diciembre de 1623. Coloma detalla la nueva estrategia bélica contra los holandeses. No se puede hacer la guerra a los holandeses por tierra y mar. Hay que centrarse en el mar porque los gastos de sitio de ciudades son enormes. Se debería desarrollar el puerto de Mardick, cuya posición es clave frente a Inglaterra y Holanda, creando astilleros y una poderosa armada estacionada allí. La guerra marítima cortará el comercio holandés, perderán la reputación de señores del mar Septentrional y se arruinarán sus empresas en las Indias occidentales y orientales. cdlix AGS E, Inglaterra; 8769, 3. Cardenal de la Cueva a Carlos Coloma, 23 de diciembre de 1620. AGS E, Inglaterra; 8769, 4. Pedro de San Juan a Carlos Coloma, 23 de diciembre de 1620. AGS E, Inglaterra; 8769, 10 y 12. Archiduque Alberto a Carlos Coloma, 15 de enero de 1621. AGS E, Inglaterra; 8769, 13. Pedro de San Juan a Carlos Coloma, 15 de enero de 1621. AGS E, Inglaterra; 8769, 15. Ambrosio Spínola a Carlos Coloma, 9 de febrero de 1621. AGS E, Inglaterra; 8769, 16. Diego Mejía a Carlos Coloma, 8 de febrero de 1621. AGS E, Inglaterra; 8769, 21. Archiduque Alberto a Carlos Coloma, 10 de diciembre de 1621. AGS E, Inglaterra; 8769, 23. Cardenal de la Cueva a Carlos Coloma, 10 de febrero de 1621. AGS E, Inglaterra; 8769, 24. Pedro de San Juan a Carlos Coloma, 11 de febrero de 1621. AGS E, Inglaterra; 8769, 31. Archiduque Alberto a Carlos Coloma, 2 de marzo de 1621.

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AGS E, Inglaterra; 8769, 28. Archiduque Alberto a Carlos Coloma, 24 de marzo de 1621. AGS E, Inglaterra; 8769, 42. Archiduque Alberto a Felipe IV, 30 de abril de 1621. AGS E, Inglaterra; 8769, 41. Archiduque Alberto a Baltasar de Zúñiga, 30 de abril de 1621. Con el comienzo de las hostilidades con los holandeses, el Archiduque reclamaría el regreso de Coloma a Flandes. Ello es muestra de la fama y brillantez de Coloma como un experto y veterano oficial. cdlx Elliot, J.H.; op cit, página 557. El conde-duque, en una sesión del consejo de Estado de octubre de 1635, describiría un tanto despiadadamente a Coloma, entonces maestre de campo general de Milán, como “incapaz totalmente, y sin el discurso entero, y sin memoria, sin poderse tener a caballo”. En 1635 Coloma tenía 69 años. cdlxi Elliot, J.H.; op cit, páginas 449, 531-532 y 611. Ambrosio Spínola moriría en 1630, intentando el asedio a Casale, enfermo y humillado por la desconfianza de Olivares y la falta de apoyo de Madrid. Fadrique de Toledo moriría en prisión en diciembre de 1634, juzgado por negarse a acatar ordenes del Rey en la Junta de Obediencia. Al parecer, el capitán general de la armada del Mar Océano se había negado a encabezar una expedición contra los holandeses en Brasil (similar a la de 1625) en las condiciones que le ofrecía el valido. Tal suceso supuso un terremoto político en la corte, porque la familia Toledo, encabezada por el duque de Alba, salió de Madrid (al igual que harían otros grandes. Quevedo escribiría un soneto a la muerte de don Fadrique. Alabar a una víctima de Olivares era, por supuesto, atacar al favorito. cdlxii AGS E, Inglaterra; 8770, 7. Felipe IV al conde de Gondomar, 18 de mayo de 1622. Gondomar era, aparte de embajador, consejero de guerra, hacienda y mayordomo real. cdlxiii Feros, Antonio; El duque de Lerma. Marcial Pons Historia, Madrid, 2002, página 243. cdlxiv Redworth,G; op cit, páginas 29-30. Finalmente, en julio de 1613 partiría del puerto gallego de Bayona hacia Inglaterra. cdlxv Redworth,G; op cit, páginas 30-33.

cdlxvi Feros, Antonio; op cit, página 446. Gondomar, en una carta a Felipe III, de marzo de 1619, denunciaba el declive de España no sólo frente a sus rivales y enemigos, sino también en el interior (despoblación, crisis del comercio y las manufacturas, corrupción generalizada). cdlxvii Feros, Antonio; op cit , página 450 cdlxviii AGS E, Inglaterra; 8771, 1. Conde de Gondomar a Carlos Coloma, 2 de enero de 1622.

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cdlxix Cargo que a Coloma no parece que le ilusionara demasiado. cdlxx AGS E, Inglaterra; 8771, 1. Conde de Gondomar a Carlos Coloma, 2 de enero de 1622. cdlxxi AGS E, Inglaterra; 2515, 71. Consulta del consejo de Estado sobre lo que escribe el conde de Gondomar para venirse, 12 de noviembre de 1621. El conde había propuesto para sustituirle temporalmente en el cargo a su hijo menor don Antonio, que servía en Flandes, conocía el latín, francés e inglés, y era estimado en la corte inglesa. cdlxxii AGS E, Inglaterra; 8771, 26. Conde de Gondomar a Carlos Coloma, 9 de abril de 1622. AGS E, Inglaterra; 8771, 27. Conde de Gondomar a Carlos Coloma, abril de

1622. AGS E, Inglaterra; 8771, 18. Conde de Gondomar a Carlos Coloma, 28 de abril de 1622. AGS E, Inglaterra; 8771, 19. Conde de Gondomar a Carlos Coloma, 1 de mayo de 1622. cdlxxiii AGS E, Inglaterra; 8788, 1. Carlos Coloma a Felipe IV, 13 de mayo de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788, 2. Carlos Coloma a Felipe IV, 13 de mayo de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788, 3. Carlos Coloma a Baltasar de Zúñiga, 13 de mayo de 1622. AGS E, Inglaterra; 8788, 6. Carlos Coloma a Felipe IV, 19 de mayo de 1622. cdlxxiv AGS E, Inglaterra; 8788, 19. Carlos Coloma a Felipe IV, 26 de mayo de 1622. AGS E, Inglaterra; 8771, 22. Conde de Gondomar a Carlos Coloma, 27 de mayo de 1622. AGS E, Inglaterra; 8771, 23. Conde de Gondomar a Carlos Coloma, 31 de mayo de 1622. Un tal doctor Mor atendió a Gondomar, al parecer con éxito. Gondomar escribió desde un lugar llamado Cowdrie y desde otro llamado Betanton (Bedhampton, cerca de Porstmouth). cdlxxv AGS E, Inglaterra; 8788, 22. Carlos Coloma a la Infanta Isabel, 19 de junio de 1622. cdlxxvi AGS E, Inglaterra; 8771, 36. Conde de Gondomar a Carlos Coloma, 29 de junio de 1622. El conde llegaría al puerto gallego de Bayona a finales de junio, tras 14 días de viaje. Nada más llegar, se comprometió a enviar un tonel de vino gallego a Coloma de la localidad de Gondomar. cdlxxvii AGS E, Inglaterra; 8771, 40. Conde de Gondomar a Carlos Coloma, 18 de agosto de 1622. cdlxxviii AGS E, Inglaterra; 8771, 31. Conde de Gondomar a Carlos Coloma, 10 de septiembre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8771, 32. Conde de Gondomar a Carlos Coloma, 23 de septiembre de 1622.

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AGS E, Inglaterra; 8771, 47. Conde de Gondomar a Carlos Coloma, 4 de octubre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8771, 61. Conde de Gondomar a Carlos Coloma, 22 de diciembre de 1622. AGS E, Inglaterra; 8783, 24. Conde de Gondomar a Carlos Coloma, 12 de febrero de 1623. La junta la componían Baltasar de Zúñiga, el padre confesor, el obispo de Segovia (antiguo confesor del Archiduque Alberto), Antonio de Aróstegui, Andres de Prada y Gondomar. En el consejo de Hacienda intentaba que se enviasen 20.000 ducados, pero pese a la orden de Su Majestad, no había un real. A finales de diciembre Gondomar aseguraba que se habían conseguido ya 20.000 ducados para enviarle, gracias a sus gestiones, por un asiento de 120.000 ducados hecho sobre la venta de alcabalas de la villa de Alburquerque. Por desgracia para

Coloma, el dinero no se mandaría efectivamente hasta el 8 de abril de 1623. AGS E, Inglaterra; 2515,91. Conde de Gondomar a Felipe IV sobre una consulta del consejo de Estado, 18 de agosto de 1622. AGS E, Inglaterra; 2515, 95. Conde de Gondomar al consejo de Estado sobre cartas de Carlos Coloma, 17 de agosto de 1622. Efectivamente, a Gondomar se le consultaban los despachos que enviaba Coloma pese a no ser consejero de Estado. El conde era el mejor conocedor de los asuntos ingleses. cdlxxix AGS E, Inglaterra; 8783, 24. Conde de Gondomar a Carlos Coloma, 12 de febrero de 1623. cdlxxx AGS E, Inglaterra; 8783, 26. Conde de Gondomar a Carlos Coloma, 20 de marzo de 1623. Según contaba el conde, el domingo 19 de marzo había estado recorriendo la calle Mayor en un coche con el Príncipe, Buckingham, el conde de Bristol y sir Walter Aston. Por la noche, en el Prado, había presenciado la conversación entre Felipe IV y Carlos Estuardo, junto a los dos favoritos y Bristol. cdlxxxi AGS E, Inglaterra; 8783, 27. Conde de Gondomar a Carlos Coloma, 8 de abril de 1623. cdlxxxii AGS E, Inglaterra; 8783, 28. Conde de Gondomar a Carlos Coloma, 5 de mayo de 1623. AGS E, Inglaterra; 8783, 29. Conde de Gondomar a Carlos Coloma, 27 de junio de 1623. AGS E, Inglaterra; 8783, 30. Conde de Gondomar a Carlos Coloma, 26 de julio

de 1623. cdlxxxiii AGS E, Inglaterra; 8792,17. Carlos Coloma a Felipe IV, 11 de septiembre de 1623. Al conocer la noticia del regreso del Príncipe sin esposa, Coloma diría que “ni acá la abrazan bien ni nosotros nos resolvemos en creerla de ministros tan atinados como los de allá y que han tenido tolerancia para dejar llegar este negocio tan adelante: dicho habemos nuestro parecer por nuestro descargo”. AGS E, Inglaterra; 8792,28. Carlos Coloma a Diego de Ibarra, 25 de septiembre de 1623.

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Coloma hablaría claramente a Ibarra de los errores que se habían cometido, el haber dado oídos al matrimonio del Príncipe de Gales sin tener entera voluntad de concluirlo, y el haber reparado en una formalidad espiritual (la dispensa papal y el aspecto teológico del enlace), cuando este casamiento tenía importantes consecuencias temporales. cdlxxxiv AGS E, Inglaterra; 8792, 33. Carlos Coloma al cardenal de la Cueva, 6 de octubre de 1623. cdlxxxv AGS E, Inglaterra; 8783, 34. Conde de Gondomar a Carlos Coloma, 2 de diciembre de 1623. AGS E, Inglaterra; 8783, 35. Conde de Gondomar a Carlos Coloma, 9 de diciembre de 1623.

cdlxxxvi Redworth,G; op cit, páginas 203-204 y 213. AGS E, Inglaterra; 8783, 54. Carlos Coloma a la Infanta Isabel, 29 de diciembre de 1623.


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